Con 'C' de Cádiz
Juan Limón: «De Cádiz no me iría ni por todo el oro del mundo»
Juan Limón Domínguez. Locutor de radio jubilado
Gaditano a prueba de ofertas, este funcionario del Estado entró en la radio para quedarse gracias a esa manera de ser que le ha servido para ganarse una familia tan bonita como su carrera en las ondas
Juan Francisco de Padre Damián Limón Domínguez (Cádiz, 1951) es una caja de recuerdos que destapa para que perduren en el tiempo gracias al boca a boca de una ciudad que tuvo en él a una de las voces que cantó la década prodigiosa del mejor Cádiz de todos los tiempos, el de Irigoyen. Ya desde joven le cogió gusto al micro y a saber qué hubiera ocurrido en los 70 si llega a colarse en el programa 'Gente Joven' de Televisión Española, un espacio de música de donde salieron no pocos cantantes. A pesar de no poder asistir, este funcionario del Estado jubilado hizo sus pinitos por la provincia, por la que se paseaba tocando una guitarra, cantando los temas de la época y todo, con un camaleón en su hombrera.
Echarse un rato con este entrañable locutor de radio es asegurarse unas risas, que son las que salpican constantemente una conversación que va desde que era un mochuelo hasta su nueva y adorable vida como abuelo de Héctor, su primer nieto fruto del amor entre su hijo Nacho y una belleza llegada de Elche, de nombre Carina. Hombre de palabra y fiel compañero solidario, Juan ante todo es una buena persona que con el paso del tiempo se emociona al sentirse culpable -sin culpa- de no haber caído en las necesidades que pasaban otros niños con los que él jugaba por el Corralón de los Carros, donde se remonta una niñez en la que solo le preocupaba lo que le tiene que preocupar a un niño por ley, pasarlo bien.
Este histórico comunicador gaditano disfrutó del periodismo cuando la profesión levitaba por las nubes y no arrastrándose por los suelos, como anda ahora. Además, se honra de haber gozado de trabajar con la independencia que siempre le ha dado estar respaldado por su carrera como funcionario del Estado, un trabajo que siempre compaginó con la radio hasta que pidió finalmente una excedencia al entrar de motu proprio en Radio Nacional de España. Juan tiene historias para no aburrirse, un verbo que no encontrará en esta entrevista.
-Al lío, Juan Limón... ¿y qué más?
-Domínguez. Y, escúchame, te voy a 'contá' una anécdota.
-¿Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa? Pronto empieza. Bien, bien. 'Pa' eso estamos.
-Sí. Porque en mi fe de bautismo pone Juan Francisco del Padre Damián. Juan, ¿por qué? Porque era el nombre de mi padre y de mi abuelo; Francisco, por el padrino. Y del Padre Damián, porque mi madre era muy devota y le pidió que mi padre no fuera a la guerra de Ifni, que cerca estuvo. Por eso, mi madre le prometió que si tenía un niño le pondría de nombre Padre Damián. Yo era el pequeño de cuatro, todas hermanas. Y así figura en mi fe de bautismo: Juan Francisco del Padre Damián Limón Domínguez.
-¿Cómo recuerda esa infancia en ese Cádiz?
-Pues mira, como mi padre era militar, recuerdo que teníamos derecho a economato y en mi casa nunca faltó de nada. Nosotros vivíamos en una casa sola por la zona del Corralón, era una casa que no tenía ni letra en la calle Martínez Campos, por la antigua Plaza de la Reina, donde estaba la antigua Audiencia; en frente de mi casa estaba Rocalla, que era una empresa familiar que se dedicaba al suministro de todo los materiales para la construcción (arena, cemento, cal, etcétera). Recuerdo que se rotulaba con L.A, que era el nombre del propietario: Luis Arroyo. Creo que sigue todavía porque yo la última vez que pase por ahí seguía el L. A. puesto jeje.
-¿Cómo era vivir en esa zona por entonces?
-Como era pequeño, no recuerdo muchas cosas, pero sí, por ejemplo, que nuestra cocina daba a una casa de vecinos de detrás, y como había mucha gente necesitada y nosotros teníamos economato, pues cada vez que llegaba alguien me acuerdo que mi madre le daba arroz, garbanzos... También recuerdo de chico, tú no lo conocerás porque tú eres 'mu' joven, pero bueno; me acuerdo de hacer rodar el bote de la leche condensada, que era así más o menos [y mide con sus manos la distancia de medio brazo], por el pasillo de mi casa. Jajaja.
-¿Dónde estudió?
-Te cuento antes que mi padre dejó el servicio militar una vez que a los militares le ofrecieron destinos civiles y a él le tocó irse a la Hacienda de Ciudad Real.
-¿Llegó a vivir en Ciudad Real?
-Qué va, qué va. Nosotros nos quedamos aquí, pero me acuerdo que cada vez que nos escribía nos metía dentro de la carta, a mis hermanas y a mí, una peseta de papel; ojalá tuviera todavía esas cartas. Mi madre no se cansaba de escribir al ministro de Hacienda para pedirle que lo destinasen a Cádiz; todo eso me lo contaron con el tiempo mis hermanas porque yo entonces era un chiquillo y estaba ajeno a todo. Y fue así como a mi padre lo acabaron destinando a Cádiz. Y ahora sí, en el primer colegio que yo estuve muy de pequeño fue el de La Palma, que aquí te voy a contar otra anécdota.
-Bien.
-Había una monja que se llamaba sor Isidora y yo era, por lo que se ve, tremendo.
-Tremendo trasto.
-Claro, jajaja. Y resulta que se encabronó tanto que un día me da con la chasca en la cabeza.
-Jajaja. ¿Qué era la chasca, Juan?
-Una especie de madera de roble que hacía clac, clac, clac [y gesticula como el que hace funcionar una pinza] y que solían llevar los profesores de la época. Entonces, me pega con la chasca en la cabeza y se le parte. Mira, se encabrona y me mete en la carbonera diciendo que era el cuarto de las ratas. Jajaja.
-Jajajajajaja. Para que le hablen de bullying...
-Total, que me quedo allí un rato y me pongo a inspeccionar hasta que me cansé y le pegué una 'patá' en la puerta, partí el cerrojo y salí. Pero, escúchame, hasta que mi madre no llegó a pagar el cerrojo no me dejaron salir del colegio.
-Jajajaja. ¿Cómo salió de aquel colegio? Bueno, previo pago del cerrojo.
-Jajaja. De allí pasé a San Felipe, el de Cádiz antiguo.
-¿Cómo era ese San Felipe?
-Espléndido. Allí había un profesor, que no era marianista y que se llamaba don Manuel. Pues bien, yo me pasaba los recreos cantándole.
-¿Qué le cantaba?
-Los niños del Pireo, que eso tú ni lo recordarás. Entré en el coro de San Felipe como uno más y, al año, era el solista del coro; yo he cantado en muchísimas comuniones aquí en Cádiz.
-Vamos, que le flipará la película de 'Los chicos del coro'.
-Hombre, claro jajajaja.
-¿Qué quería ser en la adolescencia?
-Pues mira, yo en aquella época nada más que quería divertirme, ser feliz y jugar mucho a fútbol.
-Buena filosofía, la mejor. Y que no se pierda.
-Sí, sí. Porque en aquella época yo no tenía ningún problema; era un niño que, en mi entorno. Mira, te lo voy a contar ahora porque hace cosa así de un año me encontré a uno que jugaba conmigo y que me dijo: '-Juan, tú no vea la envidia que te teníamos nosotros en el barrio. -¿Por qué, joe? -Porque te llamaba tu madre y te decía de ir a merendar y nosotros nunca merendábamos.' Quillo, me entró un dolor, Alfonso [me dice haciendo un parón y con los ojos brillantes, como culpables sin haberlo sido]. Yo no era consciente de esa situación porque siempre viví en mi zona de confort y no era consciente de que había otras limitaciones en mi entorno. Muy fuerte.
-¿Cómo se lo pasaba bien en la juventud?
-Tuve mi época de conjunto, quillo.
-¿Cómo que de conjunto?
-Claro. Yo toqué en un grupo cuando tendría 16 o 17 de años; te puedo decir que era la época buena de los grupos en Cádiz.
-¿Por dónde se tocaba?
-Tocábamos en La Bolera, en el Cortijo de los Rosales, en el Club Alameda, en Chiclana en el Oasis...
-¿Y qué tipo de música era? ¿Boleros y demás?
-Claro, la música de entonces. Nosotros no teníamos producción propia.
-Y usted era el que cantaba.
-Sí, yo era el solista y llevaba la rítmica.
-Mucho ligoteo ahí, ¿no?
-Buenoooooooooo... ¡Que te voy a 'contá'! ¡Y más en aquella época!
-Jajajajajajajajajajajajajaja 'Vamo', que no me va a 'contá ná'.
-No, no, no. Jajajajajajajajajaja.
-Tiempos de guateques...
-Sí, sí, sí Además, había una canción de aquella época, que era el 'Susi Quiu' [y se pone a canturrear mientras hace como que toca la guitarra]; esa canción podría durar tres minutos. [Interrumpo]
-Le estoy viendo y me está pareciendo ver a Michael J. Fox en Regreso al Futuro, jajaja.
-Jajajajajaja. Pues con con el 'Susi Q' me podía llevar 10 o 12 minutos.
-Jajajajajaja
-Y las pibas 'embobás' mirando. Jajajajajaja. Qué poca vergüenza. Y otra anécdota que tengo fue con una canción que montamos de un día para otro de un grupo que estaba de moda y como no me sabía la letra, en la cara de los bafles por detrás, estaba apuntada la letra.
-Vamos, que de ahí salió el primer teleprompter, ¿no?
-Claro, claro. Vámonos que nos vamos. Jajaja.
-¿Cómo se llamaba el grupo?
-The Camaleons; los camaleones en inglés.
-Ohhhhh, qué bastinazo. Su inglés y todo.
-Sí. sí. Jeje. Una de las veces tocamos en una azotea en la calle Hospital de Mujeres con otro grupo que eran Los Resson (The Reason). Yo cantaba con un camaleón aquí [y se señala su hombro izquierdo], que se llamaba Federico.
-Jajajajajajaja
-Aquello, increíble. ¿En aquella época? Increíble.
-Jajajajajajaja
-Hazme caso. Sí, sí, sí. Yo lo pienso ahora...
-Eso era aún con el franquismo, ¿no?
-Franquismo, franquismo, sí. Después estuve cantando en el Falla en un festival que hizo Confecciones Mónaco donde fui de solista con una canción mía. Más tarde escribí al programa de la Televisión Española 'Gente Joven' y me dijeron que me admitían pero tenía que ir 'pa'llá', pero como no tenía recursos, lo dejé. Tengo todavía guardada la carta de que me escribieron.
-Te cortaron las alas en TVE. Pero, mira, no consiguieron matar ese gusanillo de tener un micrófono en la mano, ehh... [y le hago señas con el dedo índice y medio para ver si ha pillado el chiste malo]
-No, no, no Jajajajajajajajaja
-Bien 'hilao', eh.
-Jajajaja. Muy bien, muy bien. Muy bueno. Muy acertado, Alfonso. Jajajajaja.
-Jajaja. Siga, siga.
-Pues eso, hago dos cursos de Graduado social, pero no era lo mío. Se impartían en el edificio de Trabajo y los daba el padre de Emilio de la Cruz; eran a través de la Universidad de Granada y se daban a distancia. Bueno, a todo esto, tengo el periodo de la mili.
-Cierto. Vayamos a ella. ¿Dónde la hizo?
-Fui voluntario en Camposoto porque yo tenía una úlcera de estómago y, entonces, mi madre tenía que ir todos los días al campamento a llevarme la comida. Después, mi padre habló con el mayorista de frutas de Camposoto y a través del maestro de cocina me preparaban los platos.
-Alguna anécdota, pero no todas. Por favor.
-Miles, jajaja. Te cuento una de tantas que hace poco me ha recordado un compañero de aquellos tiempos por la calle. Por lo que se ve, yo iba todos los días al CIR 16 en moto, con mi chándal y el traje de faena debajo. Entonces, había que saltar la tapia para no entrar por la puerta principal del cuartel y poder escaparte. Entonces, una de las veces que salté la tapia me encontré con un policía militar que me dice '¿aonde va usté?'. Le enseño los galones de cabo primero y le digo: '¿Usted sabe lo que es eso? -Sí. -Po póngase firme en el primer tiempo del saludo y cuando vea usted salí una moto de ahí, descanse'.
-Jajaja. Bien ahí. Vamos, que no era uno más por lo que cuenta.
-A ver, yo era cabo primero porque mi padre quería que yo siguiera su carrera de militar [Interrumpo].
-Y me da que con un camaleón en lo alto el hombro como que poco había ahí que rascar relacionado con la marcial...
-Aaaaaaaroooo. Pero yo era 'sí, sí, sí. No te preocupes que yo voy a...'.
-Jajajaja
-Y empecé de cabo rojo, después cabo primero... 'Totá', que estando una semana como suboficial de compañía conocí al que más tarde sería que director de Radio Nacional de España, Pepe Gutiérrez, que estaba haciendo la mili como 'soldao' de la tercera compañía. Me viene y se me cuadra: '-A sus órdenes, mi cabo primero. -Dime'. [Y pone cara como extrañado de que le hablase así, con esa jerarquía inferior] Porque yo apenas lo conocía.
-Jajajajajajaja
-Claro, claro. A mi su cara me sonaba de la gente de Cádiz, pero poco más. Y yo. -¿Qué pasa? -No, es que me han dicho que usté hace muchos favores a la gente de Cádiz y mira lo que me ha pasao. -Qué le ha pasao. -Que me han quitao el pase pernocta y que no me dejan salir y que (no sé qué, no sé cuánto más). -No te preocupes. Vente pa acá. ¿Quién te lo ha quitao? -El cabo primero tal. -Vamo pallá'.
-De su mismo escalón.
-Claaaaro. Y le dije a mi compañero: 'Quillo, homeee, que este es de Cádiz, picha. Hombre, por favor'. Y así fue como conocí a Pepe Gutiérrez. Y, al tiempo, Pepe Gutiérrez me viene a buscar a mí, que ya había empezado a trabajar como administrativo en Muface tras aprobar la oposición como funcionario del Estado. Entonces, me lo encuentro un día por la calle a la altura de Radio Juventud.
-¿Que estaba por dónde?
-Al lado de la cafetería Miami (en la avenida, frente al edificio de Sindicatos); lo que era el Gobierno Civil, al lado. Entonces me lo encuentro allí y me dice -Quillo, Juan. Te estoy buscando -Picha, aquí me tienes. -Mira, es que estamos buscando un locutor para el deporte; que está Rodrigo Mateo buscando a alguien y he pensao en ti- Po quillo, venga. Vamo a probá'.
-Y el deporte le molaba de siempre.
-Hombre, aparte es que yo jugaba a balonmano y hasta llegué a árbitro nacional.
-Lo sé, lo sé. Ya llegaremos a la parte deportiva y a nuestro amigo Quique Lafuente.
-Total, que hablo con Rodrigo y me dice '-mira, yo lo que quiero es a alguien que me hable de balonmano. -Vale, de acuerdo'. Eran diez minutos a la semana y el primer día me llevé un tocho así [y mide con sus manos otro medio brazo, ahora de imaginados papeles].
-Jaja. ¿'Pa' qué, joe? 'Pa figurá', ¿no?
-'Aro'. Jaja. Y me pongo delante del micrófono y cuando se enciende la luz roja. ¡Mira, cada vez más roja! [Y vive el momento con la misma nerviosa intensidad como si estuviera volviendo a ver la luz roja en mitad de la mesa] Yo miraba el reloj y el reloj no se movía. Y la luz más roja. 'Ira'. Y Pepe, que era técnico de control, se quita de en medio y yo, sudando y sudando hasta que ya dan las cuatro -era de tres a cuatro el programa- y salgo del estudio y le trinco por el pecho. 'Me cago en tu m. Hijo de ..., blablabla'. Y me dice: 'Juan, es que esa es la prueba que hacemos aquí a 'to' el mundo'. Qué sudores, quillo. Que fatiguita más grande. Pero bueno, así fue como empezó mi vinculación a la radio. A partir de ahí ya Rodrigo me fue dando más cancha.
-Bonitos tiempos de radio. ¿Le cogió la muerte de Franco?
-No, el 20 de noviembre de 1975 estaba en Muface, que estaba donde está Deportes Romero. Recuerdo que estaba desayunando en el bar Central, que estaba en frente y vi la noticia en la televisión. Me quedé impactado. Yo estaba colaborando; por la mañana era funcionario del Estado y por la tarde me dedicaba a lo que más me apasionaba, que era la radio, y el deporte sobre todo.
-A la radio ya me he enterado cómo entra, pero ¿y a árbitro de balonmano?
-Pues mira, es muy fácil. Pero todo empieza con el fútbol porque cuando estaba en San Felipe, viene a buscarme Juan Bejarano, que era el coordinador de las secciones inferiores del Cádiz. Entonces, captaba a los chavales de San Felipe, no sé qué ojo tendría, pero se fijó en mí jejeje. Y me fui de infantil al Cádiz. Estaba el terreno de juego y nosotros entrenábamos en el estadio, no sé si te acordarás [Interrumpo].
-Sí que me acuerdo, sí. Entrenaban detrás de las porterías que es lo que me iba a preguntar.
-En efecto, en esa zona de tierra amarilla donde también estaban las banquetas de la Policía Nacional para que sentasen allí los domingos de fútbol los agentes. Pasé a cadete y después a juveniles y tuve de entrenadores a Manolo Lapi, a Willy Delgado, entre otros. De aquellos tiempos tengo varias anécdotas; una es de mi último año de juvenil, donde tenía de entrenador a Alfonso Vargas, que siempre nos hacía empezar el entrenamiento con un calentamiento de carrera continua; entonces, nos dijo Alfonso, 'lo siento por los madridistas'. Y se abre el chándal y aparece con la camiseta del Barcelona; la mayoría, que éramos del Madrid, empezamos a abuchearlo. Jajaja. Y no veas el cabreo que se coge: '¡¡¡¡¡¡Sprint, sprint, sprint!!!!!!', se pudo a gritar como un loco jaja. Hasta que no nos reventó no paró, picha. Y otra fue en una pretemporada que hicimos con Manolo Lapi en San Felipe, que llegamos y nos encontramos un vasito de plástico y una pastilla, al fondo, naranja. Y nos dice 'echarle agua y tomarla'. [Y hace un silencio].
-Jajajaja.
-Vitamina C. Redoxon se llamaba.
-Claro que me acuerdo de esas pastillas efervescentes.
-Y así fue como yo empecé [Interrumpo]
-En el mundo de las drogas, jajajaja.
-Jajajajajajajajajaja. No, no. Escúchame, que ahora viene lo del balonmano. Así fue como empecé a jugar en juveniles, pero una vez terminada esa categoría vi que no tenía futuro y me dediqué a jugar a balonmano, que era por lo que me preguntabas. Éramos un equipo de chavales, amigotes todos. En aquella época había dos grupos de Segunda, aquí en Cádiz capital. Pero entonces, dejé el balonmano y me fui de segundo entrenador con Juan Luis Conejo, al Balón de Cádiz, de balonmano. Se jugaba en La Bolera, en el Pabellón Portillo. Y me da la 'picá' de meterme a árbitro. Hago el curso y salgo de árbitro. Mi compañero normalmente de pareja de arbitraje ha sido Maía, José María Moreno Salazar, que era más bien rellenito, y ahora te voy a contar una anécdota de un arbitraje.
-Homeeeeeeee. Me tendrá que contar diez mil. Jajaja. Otra la de Quique en el Portillo.
-Sí, sí, con él también he pitado mucho.
-Me recuerda siempre que le salvó de una buena toallina.
-Jeje. Sí, sí. Pero primero te voy a contar la anécdota de Maía. Nosotros pitábamos por toda Andalucía; y llegamos a nivel nacional. Entonces, pitando una fase de ascenso de sector en Almería se iba llegando al descanso del partido, que iba perdiendo el equipo local de Almería.
-Malo.
-Contra un equipo que era muy bueno, uno de Madrid. Y empieza la gente a gritar: '¡Gordo, cabrón! ¡Gordo, cabrón!' Y, mira, si tú vieras al Maía, con una sonrisa de oreja a oreja, ponerse al lado mía camino al túnel de vestuarios y diciéndome: 'Juan, lo de gordo es por mí. Pero lo de cabrón es por ti'.
-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
-Jajajajaja 'Ay, me cago en tus castas', le dije conteniendo la risa. Arte de Cádiz. Esas son las cosas de Cádiz, quillo.
-La de Quique de árbitro.
-Te cuento. Yo vivía en García Escámez, que estaba al lado del pabellón. Con lo cual, muchos domingos, cuando no tenía nada que hacer, pues me iba al Portillo a ver balonmano. 'Tota', que termina el partido y entro en el pasillo de los vestuarios para ir a saludar y veo que el portero de un equipo, que era 'ajín' de grande [y hace como el que dibuja un armario 'empotrao'], tiene 'cogío y levantao' del suelo a Quique.
-Jajajajajajajajajajajajaja
-Lo tiene en alto 'pa' darle una piña [y levanta el puño en dirección a un supuesto rival] y entonces, yo me tiro en lo alto del portero y le digo ¡¡¡¡¡¡que qué haces!!!!!! gritando su nombre. Ante esto, suelta a Quique y me hace 'buuuuuuuumba' [y hace como el que golpea un rostro, en este caso, el suyo]. Cuando abro los ojos, (silencio), en urgencias del hospital. Te cuento la historia porque la he recompuesto con lo que me han contado. Yo nada más que recuerdo la suspensión en la que tenía a Quique. Me produjo una conmoción cerebral. Y después, a mi mujer, que venía a recogerme con los niños, porque siempre solíamos quedar en el pabellón, le dijeron que a su marido se lo habían tenido que llevar en una ambulancia.
-Vaya tela. Sigamos si le parece con su progresión en la radio.
-Yo ya hacía el deporte en Radio Juventud al mismo nivel que Rodrigo Mateo. También hago Carnaval, que te cuento otra anécdota de los concursos de popurrí que se hacían de los primeros años en La Viña. Yo presentaba al público y cuando estaba presentando a una agrupación noto que me están trasteando en el zapato; miro 'pabajo'... la Uchi, que me estaba quitando los cordones, quillo. Aparté el micrófono y me cagué en sus castas, jajaja.
-Jajajaja.
-Te estaba contando mi trayectoria. Resulta que un día recibo una llamada de Andrés Luis Cañada, director de Cope Andalucía y de Cope Jerez. Y, entonces, se cita conmigo y me dice: 'Mira, Juan. Manolo Ladrón de Guevara está a caballo entre Cádiz y Jerez haciendo el deporte. Entonces, nosotros hemos pensado en ti pa que te hagas cargo del deporte en Cádiz'.
-¿Dónde estaba la Cope en Cádiz, ya en el Paseo?
-No, estaba en la plaza Argüelles, a aquella emisora le llamaban 'el palomar' por donde estaba. Era una casa antigua a la que había que subir andando. Horroroso. Y me hace la oferta y le digo: 'Mira, Andrés Luis, lo tengo que consultar con mi mujer porque estas cosas...' De aquella época eran 115.000 pesetas, todos los gastos pagados y por cada día que yo estaba fuera de Cádiz me daban 10.000 pesetas.
-Sí que mandaba tu señora, jajaja.
-Hombre, tenía que hacer paripé, picha. Jajaja. Total, que quedo otra vez con él y nos vamos a comer a El Faro 'pa sellá' el acuerdo. Le estrecho la mano con vista a la temporada siguiente. Estaba en mayo.
-¿Estaba el Cádiz en Primera o Segunda?
-Había ascendido a Primera ya.
-De lujo, ¿no?
-Ahora te cuento. Dos o tres semanas después de esta reunión me llama Antonio Yélamo y me dice que a ver si nos podemos ver. Yo ni había empezado con Cope; yo aún seguía en Radio Juventud. Y esta es la conversación que tenemos: '-Mira Juan, Juan Manuel Pedreño se va a Canal Sur y hemos pensado en ti para que te hagas cargo del deporte en Radio Cádiz. -Antonio, lo siento mucho. Hace dos semanas que he cerrado un acuerdo con Cope, con Andrés Luis Cañada y como tú comprenderás. -¿Tú has firmao algo? -Antonio, yo no tengo que firmar nada, yo he dado mi palabra y le he estrechado la mano a ese hombre y eso pa mí es un contrato verbal'. A los dos días me llama Rafael Plaza, el director de Radio Cádiz. 'Juan, quillo. Qué me ha contao Antonio esto. Quillo, vente pacá, que esto es una familia' que no sé qué, no sé cuánto. Y lo mismo. 'Que yo me he comprometio con Andrés Luis Cañada' y me insiste en lo mismo. -¿Tú has firmao algo? -Que no, Rafael, que yo no tengo que firmar nada. Que yo le dao la mano a ese hombre y para mí… ' Y ahí fue porque vino Theo Vargas aquí a Cádiz.
-Cierto, que lo trajeron de Algeciras.
-'Aro'. La historia de Cádiz.
-¿Y cuántos años se pega en Cope?
-Un año. Un año en Primera División. Y de entrenador, David Vidal. Recuerdo que jugamos la mítica liguilla de la muerte. Yo todavía tenía muy buena relación con David Vidal. Y me acuerdo que en el partido en El Sardinero, porque al gallego, por lo que se ve, le gustaba mucho observar los campos antes de jugar. Estábamos en el hotel y me dice: '¡¡¡Limón, joder!!!!, ¿qué tienes que hacer?' [y lo rememora con ese tono de voz gallega cerrada tan característica del que fuera entrenador del Cádiz en aquellos años]
-Jajajajajajaja
-'Nada, joe ¿Qué quieres que haga, David? -Acompáñeme, joder'. Y fuimos para el Sardinero y vimos que estaban con los aspersores y el personal del club clavándole cuchillas al campo para embarrarlo. Me llamó mucho la atención. 'Mira, Juan, lo que está ocurriendo aquí. ¡¡¡¡¡¡Limón, joder, esto no hay derecho, joder!!!!!' [y vuelve a imitar con mucho arte el acento tan peculiar del entrenador gallego].
-Jajajajajajajajajaja
-Recuerdo que empatábamos a uno allí con gran gol de Barla tras jugada personal de Mágico González, que se fue de todo.
-Tengo entendido que en el fútbol, en los banquillos, tiene también una respetable trayectoria a nivel cantera.
-Estás bien informado, Alfonso jeje. Te cuento. En efecto, también he tenido mi época de entrenador; yo tengo el segundo nivel de entrenador nacional; siempre me he negado a entrenar más arriba de infantiles, y con los alevines del Tiempo Libre somos el único equipo de Cádiz que consiguió un campeonato a nivel autonómico al ganar el Campeonato de Andalucía de fútbol 7. En aquella temporada el equipo no perdió nunca. Ni en la fase local, provincial y autonómica. De aquella época como entrenador guardo dos recuerdos o anécdotas: una con un jugador que tuve y que era hijo de un exfutbolista del Cádiz; y cada vez que jugaba el niño se ponía el padre a decirle cosas desde la banda; que 'si por aquí, que si por allí' durante 'to' el partido; total, que en aquellos años había tiempos muertos en fútbol 7 y pedí uno y le dije al chaval: 'Mira, fulanito. De la raya pa fuera, lo que diga tu padre y de la raya pa dentro, lo que diga yo'. Esa es una, pero lo más importante para mí me pasó hace cuestión de unos meses que me encontré a uno de mis niños, un hombre ya, Jesús Brenes; él iba con su pareja y cuando nos cruzamos le dice a su novia: 'Mira, te voy a presentar a... mi... iba a decir entrenador, pero no, te voy a presentar a mi educador'. Eso se me quedó grabado y me llena de orgullo.
-Grande Brenes, muy buen chaval. Formado en el Atlético de Madrid, por cierto.
-Correcto. También tuve a Pablo Sánchez, otro que llegó a profesional.
-Olé. Tras este pequeño inciso, retomemos su carrera en la radio. Le he dejado en la Cope, donde estuvo solo un año. ¿Por qué tan poco?
-Pasaron cosas, pero la más importante fue que Ángel Luis Cañada se fue y ya no fue lo mismo. Así que vuelvo a Radio Juventud, donde hacía deporte y Carnaval, como 'to' quisqui. De ahí pasé a Onda Cero, donde estuve diez años. Termino mi capítulo de Onda Cero, y vuelvo otra vez a Radio Juventud, que es cuando se produce la transición de Radio Juventud a Radio Nacional y se pasa del edificio antiguo adonde sigue estando, en frente de las Esclavas. Es ahí cuando ya pido la excedencia en Muface para dedicarme íntegramente a la radio, ya que cuando se jubila Rodrigo Mateo es cuando me hago cargo del deporte; cubro todo lo que es información deportiva en Cádiz y provincia. Fórmula Uno, motos, golf, Campeonatos del Mundo de Vela…
-¿Y con esporádicas apariciones, entiendo, también en Televisión Española?
-Sí, de vez en cuando hacía alguna conexión.
-No fue su única aproximación a la tele...
-Correcto, jeje. También tuve mi época en Canal Cádiz Televisión, que era la única televisión local que había entonces; después se convirtió en CRN (Canal Regional de Noticias). Yo tenía dos programas, uno que era 'Cádiz Mágico', dedicado al Cádiz Club de Fútbol y otro 'Polideportivo', donde se abarcaban ya todos los deportes.
-Dígame algunas coberturas importantes que ha realizado.
-Pffff.
-O esa a la que le tenga especial cariño.
-Mira, hay una que significó mucho porque me aportó para mi vida personal. Yo estuve en la Volvo Masters de Valderrama y en la Ryder Cup (1997), en el primer año que salía de Estados Unidos y se jugó en Europa para jugarse en Valderrama. Pero un año, cubriendo la Semana Náutica de El Puerto, que nos invitaban toda la semana, hubo una una edición en la que llegó un señor. [Interrrumpo]
-Ufff, Juan, ¡cómo se han perdido esos grandes gañotes, eh!
-Jajajajajajajajajajajajaja
-Yo ya olí 'mu' poquitos cuando llegué, pero vuestros tiempos cuentan que eran maravillosos, eh. Jajajajajajaja.
-Jajajajajajajajaj. ¡Yo me 'jarté'! Jajajajaja.
-Jajajajajajajaja ¡Buenos están! Siga, siga.
-Pues eso, que nos llega un señor un día, con unos 'sobresitos'. [Interrumpo de nuevo]
-Joder, Juan. Juro que me voy a deprimir. ¿Unos sobrecitos? ¡¡¡¡¡¿Unos sobrecitos de qué!!!!!! ¿De qué, picha, de qué!
-Jajaja. Espera, espera. Que no es 'pa' tanto. Eran unos sobres para cada medio con una invitación para la inauguración de Montecastillo. El señor era el belga que había comprado aquellas instalaciones y nos invitó a comer un día para enseñarnos una clase práctica de golf.
-No está malote, eh.
-Jajaja. No, no. Te cuento. Nos ponemos de acuerdo unos pocos y nos vamos allí a comer y, en los postres, llega el profesional del campo y nos empieza a explicar el deporte y tal. Y digo yo: 'Eso es muy fácil'. Y se dirige a mí. '¿Usted cree que es fácil? Pues ahora le invito a dar una práctica y verá usted lo fácil que es'. Vámonos que nos vamos, jajaja. Ahí va Juan Limón de Cádiz. 'Vámono'. Jajajaja [Y hace como el que se pone a patear de salida una pelota de golf y nada, que no da una]
-No le daba ni a la bola, ¿no?
-A ni una. Fue a lo menos 18 o 19 vez fue cuando la impacté. Quillo, esa sensación, Alfonso. Ese primer golpeo, la cara de satisfacción... [Y me mira como el que se le ha aparecido la Virgen]. Y el monitor, conmigo. '-¿Qué? -Que tiene usted razón. -¿Usted quiere aprender a jugar al golf? -Claro que sí.-Yo le invito a que venga usted dos días en semana y no tiene que pagar nada'.
-Andá con el 'sobresito'.
-Y así fue como aprendí a jugar al golf. Estuve tres meses ensayando y practicando con él.
-¿Y qué hándicap me tiene?
-¡¡¡¡Yo era el 'emboscao'!!!!.
-¿Cómo que era el emboscado? Explíqueme eso que yo de golf ando tan verde como los campos.
-Claro, porque yo no podía jugar los torneos que se jugaban los fines de semana al tener que trabajar en la radio yendo al estadio. Yo tenía hándicap 28, y por eso gané el Volvo Masters de la prensa nacional cuando se jugó aquí en Montecastillo en 1999. Aquel El Volvo Másters se jugó en Montecastillo, pero el torneo de prensa fue en Costa Ballena (Rota). Jugábamos todos los medios acreditados a nivel mundial. Y cuando se celebraba en Valderrama, los medios acreditados usábamos un recorrido de 9 par tres, que tenía mucha dificultad y era un diseño que se desarrollaba alrededor de la mansión del señor Patiño padre, que era el propietario de las instalaciones. También he jugado varias veces en el profesional de Valderrama. Y te digo que era una gozada. Pero, claro, por mi trabajo yo era el 'emboscao' porque practicaba pero no jugaba campeonatos.
-Ahh, como un furtivo, vamos.
-Claro, el hándicap se baja cada vez que juegas, y así se ve si estás mejorando. Y claro, yo no podía bajar del 28 porque, como te dije, cuando se jugaban los torneos de la provincia eran los fines de semana donde yo trabajaba cubriendo al Cádiz. Por eso, al estar 'emboscao' era un hándicap 28 que nos correspondía a mi nivel de juego y así se pudo comprobar en aquel Volvo Masters de la prensa. Por cierto, el premio consistía en un reloj de cristal que aún lo conservo en casa.
-Dejemos el golf a un lado y volvamos a la profesión donde fuimos y seremos colegas. ¿Cómo ve el periodismo actual?
-Muy mal, muy mal. Mira, cuando yo empezaba estaba todo por conquistar. Era todo 'mu' bonito, quillo. Es que era todo una aventura; era digno, muy digno. ¿Y qué ocurre? Bueno, pues que con las nuevas tecnologías todo empieza a cambiar, las empresas a racanear, la precariedad en los trabajadores y vámonos que nos vamos.
-Mis inicios en esto coincidieron con sus últimos coletazos en la profesión.
-Yo me prejubilé porque tuvimos una oferta de Radio Nacional de España, de Radiotelevisión Española, donde pudimos prejubilarnos.
-Esas ofertas ya venían por algo... Vamos, que ya iban enseñando el camino tan negro que se comenzaba a emprender.
-Claro, claro. Es que había mucha gente, quillo. Es que en el ente éramos casi 8000, y lo han reducido más o menos unos 3000.
-Y a pesar de por dónde iban a ir los tiros, le salen sus dos hijos periodistas. ¿Qué me dice a eso?
-Mi mujer me lo dice, 'quillo, es que es normal'. A mi hijo, ya desde chico, se veía que tenía...; porque le regalamos un artefacto de esos con micrófono y se ponía ya él solo así como a radiar partidos y tal. Y mi hija, también. Es que, como dice mi mujer, 'lo han mamado desde chico, que te han visto a ti, y tú has sido un claro ejemplo para ellos'. Lo que pasa es que yo en ese momento, tú sabes, con la dinámica que llevaba con el trabajo, no era consciente de eso. Yo estoy muy orgulloso de mis dos hijos.
-Es para estarlo porque no le han salido nada mal. Oye, ya que estamos. ¿Qué se disfruta más, siendo abuelo o padre?
-Mira, yo te hablo como padre, y cuando fuimos padres yo nada más que me preocupaba del bienestar de la familia. Entonces, nada más que tenía tiempo para trabajar. Y sin embargo, ahora que tengo tiempo libre, se lo dedico a Héctor, que es mi nieto.
-Grande. Hablemos un poquito de Cádiz, ¿no? De la Semana Santa, por ejemplo.
-Me gusta que me la recuerdes porque también tengo mis anécdotas de mi vinculación a ella, que llegó a través del fútbol, de cuando yo jugaba en el Maca y parábamos en la cafetería Andalucía; allí nos llega una noche Manolo Periñán, que era el hermano mayor de El Caído diciéndole al presidente del Maca, José Luis Rodríguez de la Fuente, que a su vez era uno de los propietarios de la cafetería Andalucía. Total, que dice que no tiene dinero 'pa pagá' a los profesionales que cargaban entonces los pasos. Entonces, nos pidió que cuántos de nosotros podíamos cargar y los que estábamos allí ese día decidimos cargar y, además, pagándole el control de salida. Y eso fue durante diez años, los que aporté a la Semana Santa. Los capataces de los pasos eran el Poleo y Ramallo.
-Hombre, el gran Mayeto.
-Correcto. Recuerdo de aquella época que en el primer año de recogida por el Parque, dirección Campo de las Balas, hicimos una levantá a pulso que tuvo sus consecuencias porque estaba prohibida hacerla. De hecho, nos castigó el Consejo de Hermandades, pero es que la hicimos de forma inopinada y sin venir a cuento. El Poleo estaba de los nervios, jajaja. Con lo que era el Poleo, picha.
-Jajajajaja
-Me acuerdo que el espejo nuestro era Manolo Cuevas y delante mía iba Juan Vega. La verdad es que éramos muy jóvenes, quillo. Yo creo que nos salió hacerlo más que nada por la emoción de ver llegar a El Caído de frente a recoger a su madre; fue un simple instinto por lo que levantamos a pulso. En aquel momento no éramos conscientes de lo que suponía aquello y por eso al año siguiente, por no estar de acuerdo con la sanción que se nos puso y como represalia, pasamos por Palillero a paso horquilla y sin pararnos donde era preceptivo hacerlo, en la tribuna de autoridades.
-Antes me ha comentado que como profesional formó parte del Carnaval. Ok, pero ¿y como componente?
-También, también. Yo salí en el coro de La Guillotina (1978) porque los que estaban en el Maca conmigo se acordaron de mi para salir con Los Dedócratas. 'En el pasado octubre una gran fiesta se celebraba...' [canturrea desde la memoria el principio del tango].
-Le estaba preguntando por Cádiz y se me ha metido en sus fiestas, cosa que le agradezco, pero ¿cómo ve a la ciudad?
-[Hace un prolongado silencio]
-A ver, no me la recuerde desde la nostalgia que me va a decir, con razón, que la ve de pena.
-Claro, claro. Es que Cádiz... para mí... [más silencio]. Es que no sé qué decirte, quillo. Me pongo a pensar y eso me lleva a una cosa que se me ha olvidado contarte.
-Está a tiempo.
-Cuando estuve en Antena 3.
-¡Coño! ¿En la mítica de los inicios con la a en rojo y el 3 en blanco?
-Clarooooo.
-¿Y eso cuándo fue, Juan?
-Antes de irme a la Cope, que yo estaba libre. Te cuento.
-Cuénteme. Por cierto, ¿dónde estaba la emisora?
-Al lado de Diputación. 'Pa' que te sitúes, Manolo Cardo era el entrenador del Cádiz (1986/87) cuando yo empiezo en Antena 3. Entonces, había un torneo de baloncesto, el Héctor Quiroga, que se jugaba en Puerto Real, que venían los mejores equipos de baloncesto.
-Hombre, 'mitiquísimo'. Que venían los Tkachenko y compañía. Grandes gigantes de la Unión Soviética para jugar contra otros como el gran Fernando Romay.
-Correcto. En aquel momento, yo tenía la programación habitual, pero también había una compañera de informativos, que venía de Sevilla. Llega el torneo de baloncesto y entra en la radio una publicidad por importe de 500.000 pesetas para hacerla. Entonces, a esta compañera mía de informativo la despiden porque venía de Sevilla y había llegado tarde. Entonces, me niego a hacer el baloncesto hasta que no se readmita a la compañera. Y Antonio Vinuesa, que era el de publicidad, me dice: '¡Juaaaaan!'.
-A ver, a ver, para no perderme. ¿Qué tiene que ver esa publicidad de medio kilo que había entrado en la radio?
-Porque era la publicidad para la retransmisión del campeonato.
-Aaaaaaah, vale, vale.
-Y, entonces, yo me negué. Y digo a la dirección: 'mira, aquí hay una cosa fácil. O se incorpora las chavala o yo no hago el baloncesto'. ¿Y qué ocurre? Que me mandan a la calle. Me echan a mí también.
-Jajajajajajajajajajaja Perdón, perdón.
-Jaja. Cabrón 'ere'. Entonces, vuelvo otra vez a Radio Juventud y ya después me llama Cope.
-No me termina de decir cómo ve a Cádiz, eh.
-Bueno, yo siempre. Es más, es que te he contado esta historia de Antena 3 porque me ha venido a la memoria cuando has pronunciado la palabra nostalgia en una frase con Cádiz. Cuando pasó eso del torneo de baloncesto y mi despido, me puse en contacto con Pepín Cabrales, que era el mano derecha de José María García. Entonces le cuento lo que ha pasado y José María García me invita a Madrid. Así que voy a verlo, me recibe en su despacho y me dice: 'Juan, tú no te preocupes, que te voy a tener en cuenta'. Después, pasados los meses, vino aquí a Sevilla a hacer un partido con la selección y me entrevisté con él en el hotel Los Lebreros, al lado del Sánchez Pizjuán. Y me vuelve a decir: 'Juan, tú no te preocupes, que estoy interesado en lo tuyo'. Y volvemos al porqué de mi nostalgia de Cádiz. Me llama un día y me dice: 'Juan, hay dos plazas; una en Burgos y otra en Sevilla. ¿Adónde te quieres ir?' Todo esto antes antes de la Expo. Y le digo: 'Mira, José María. Yo ni he robao ni he engañao a nadie en Cádi y yo no me voy de Cádi'. Y así fue como se acabó mi relación con A3. Tuve el problema, me dieron una solución y yo no la admití. Por eso te digo que yo de Cádiz no me iría ni por todo el oro del mundo. Por mucho que cambie para bien o para mal. Eso es lo que hay.
-Sus 'coone' ahí. Juan, un abrazo y un verdadero placer.
-Olé ahí.
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