Con 'C' de Cádiz

Javi Lacave: «Desde los ocho años ya narraba partidos en el salón de mi abuela»

Javier lacave muñoz. periodista

Amante de la radio deportiva desde que tiene uso de razón, este gaditano del Columela recuerda una vida cargada de buenos amigos

Javier Lacave es la voz del Cádiz CF en Canal Sur desde hace veinte años. L. V.
Alfonso Carbonell

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Lleva algo mas de dos décadas dando voz al cadismo andaluz a través de las ondas de Canal Sur, una emisora a la que llegó porque tenía que llegar. Y, en parte, lo hizo en honor a su abuela, quien verdaderamente 'lo sufrió' y dio fe de la bendita enfermedad que alcanzaba a su nieto mientras este la dejaba sorda cantando goles y destrozando sofás en algunas de esas muchas tardes noches donde Javier Lacave Muñoz (Cádiz, 1977) hacía de José María García y de Hristo Stoichkov a la vez. Una locura propia de aquellos locos bajitos que pensaban a lo grande.

A lo grande pensó y a lo grande ejecutó. Buen alumno, aplicado y responsable en casa, contaba con loas bases necesarias para preguntar por la mejor facultad donde estudiar Periodismo y que sus padres dieran el visto bueno. Se lo merecía el muchacho. Y para el norte que se fue, no sin antes probar la felicidad de la infancia en el Náutico, la disciplina en Cortadura, espabilar en el Columela y terminar de hacerse responsable en la Universidad. Fue así, paso a paso, como este amante de los deportes fue labrándose un porvenir a caballo de un mundo al que llegó de la mano del entretenimiento. Al eco del recordado Andrés Montes, este periodista se fue haciendo un nombre en una ciudad de la que solo pensó salir para cantar los goles del Barcelona. No fue así y aquí se quedó con su reconocida voz.

Pero Javi no solo es radio, esa que borda porque lo hace desde el divertimento. Ya saben, nada como dedicarse a algo con lo que se disfruta y este maravilloso grandullón es, ante todo, un disfrutón de lo que viene siendo vivir. Y que te toque en el sorteo de la vida un tipo así te hace partícipe de muchos de sus disfrutes y eso no está 'pagao'. Como tampoco lo está el ratito de una entrevista que se desarrolla en su casa, donde ha tenido la excelente idea de reunir a sus amigos y contertulios para disfrutar de la antesala de la Navidad en su terraza convertida en campo de fútbol para dos pequeños que lo tienen embelesado desde que vinieron al mundo.

-Un niño del Náutico.

-Pues mira, sí. Lo que más me marcó de mi infancia fue el Náutico. Recuerdo, primero, ir con mis padres con seis, siete años y a partir de los diez, once ya, hacer allí mi núcleo principal de amigos. Habría que explicar que algunos hacen sus amigos en el colegio, en el instituto, en un equipo de fútbol o en la plaza de tu barrio, en mi caso mis tres, cuatro mejores amigos, y además ellos lo saben, son de la época del Náutico. Y usted los conoce, señor Carbonell.

-Me los puedo imaginar. Ya que está, dígalos.

-Usted ha jugado contra ellos no pocas veces.

-¡Hombre, de los butanitos! No me diga más.

-Efectivamente, de los butanitos. Muchos amigos de esa infancia eran Jesús y Dani de las Peñas, Arturo Campos, Miguel Aguirre, Iván Cervera...

-El ruso.

-Iván el Ruso, el gran ruso, sí señor.

-Y del Sporting, jejeje.

-Sí, sí. Pues esos y otros más que los siguen siendo como el Gusi (Antonio Aizpuru), el Picota (José Luis Cantos), el gran frutero, el Fruta (Juan Diego Ramírez), Miguel Moreno... El problema es que tienen todos motes jaja.

-Hombre, de lo contrario no sería una pandilla de Cádiz.

-Pues los que siguen siendo mis mejores amigos son del Náutico.

-Estudió en Cortadura. ¿Por qué tan lejos viviendo en 'Cádi, Cádi'?

-Bueno, mi familia venía de la Marina y antes, el prescolar de los militares estaba aquí, en el Parque Genovés. Entonces, yo hice el prescolar y para ir a la EGB pasaba de una esquina a otra de Cádiz hasta Cortadura, donde hice la Primaria entera. Y después, al Columela, en un público.

-Eso me lleva a recordar a un profesor mítico como Pepe Pettenghi, recientemente fallecido. Socio también del Náutico. ¿Le dio clases?

-Sí, claro. De hecho, Pepe Pettenghi fue el motivo por el que mis padres deciden sacarme de Cortadura y meterme en Columela; no sé si por cercanía o por lo que fuera. Sin, por supuesto, pedirme opinión, cosa que ahora no haríamos.

-Jajajaja. Ni falta que hacía.

-Ahora necesitaríamos un permiso firmado por el niño diciendo que deja que le cambien de colegio. A mí me dijeron un verano 'te vas de Cortadura y te metes en Columela'. Y yo, encantado de la vida.

-Jajajaja. Qué maravilla, qué educación, qué disciplina. Hábleme de Columela.

-Pues mira, esta es una de las cosas de mi vida que más me gusta contar.

-Nocturno o diurno.

-Diurno, diurno. Pero te cuento, diurno dentro de un sistema que se llamaba la reforma; había cuatro o cinco cursos del BUP normal y una cosa, que era por la que Pepe (Pettenghi) convenció a mis padres, que se llamaba la reforma; era como el paso intermedio entre el BUP normal y la ESO; una cosa que se inventó el gobierno de entonces.

-Pero si yo soy del 79 y la ESO ni la conocí.

-Porque esto que te digo fue un experimento que se hizo. La explicación más clara se supone que era estudiar menos y hacer más trabajos exponiendo más.

-Suena a ruina.

-Yo te puedo decir que llegué a la Universidad, y que me perdone Pepe Pettenghi que en paz descanse, que llegué habiendo 'cogío' muy pocos libros y con muy buenas notas; con matrícula de honor en COU.

-Ahora entiendo cómo acabó de cabeza en el Periodismo. Jajajaja.

-Jajajaja. Totalmente. ¡No estaba 'preparao pa' estudiar otra cosa!

-Jajajaja. ¿Y cómo fue ese paso de un colegio privado a un instituto público?

-Tú vienes de un colegio militar que podría decirse que era bastante pijo, podríamos llamarlo; el Náutico, bastante pijo también. ¿Y qué pasa? Llego a Columela y veo un ambiente bastante distinto a lo que tenía acostumbrado. Qué ocurrió al principio. Yo no conocía a nadie y me junto con los cuatro o cinco que había de Argantonio. [Interrumpo].

-Y esos primeros días, que serían durillos, no se queja en casa diciendo a sus padres '¡no veas la que me habéis formao con el cambio!'.

-Yo tendría que ser un niño 'mu' tonto porque es que no recuerdo ni quejarme en casa. Pero es verdad que esos primeros días me acuerdo pensar 'yo aquí no pega ná con estos cuatro de Argantonio'. Recuerdo que jugaban al rol y a mí eso no me gustaba.

-Jajajaja. Es cierto que se pusieron de moda esos tiempos; algún que otro amigo friki que tengo lo jugaba.

-Pues así estaba hasta que descubrí el mundo del público.

-¿Del público, cojones?

-Del mundo de los institutos públicos, joe.

-Ahhh, jajajaja. Ok, ok.

-A ver, descubrí La Patata, que era el bar famoso del Columela; aquello era un antro. Pues allí que nos íbamos a pasar los recreos algunos; era un sitio muy oscuro, pero escúchame, La Patata era lo auténtico del Columela. Los que estuvieran de la época se acordarán de La Patata.

-O se estaba en La Patata o no se era nadie en el Columela, ¿no?

-Claro. Si no habías pisado o jugado al futbolín en La Patata, o a la máquina de fútbol esta que era plana... que había que jugar siete partidos para llegar a la final.

-El Butragueño.

-¡Esa! Pues lo que te decía, si no habías hecho nada de eso en La Patata no eras nadie.

-Jajajajajaja.

-Allí fueron mis primeros escaqueos de clase; el primer día pensé que me iba a detener la policía en la calle.

-Jajajajajaja. ¿Ya se fumaba y tal?

-No, no. Por aquel entonces refrescos y poco más. Yo empecé a fumar en Segundo de carrera. ¡Tiene delito! ¡Haber salido de La Patata y no haber bebido ni fumado tiene delito!

-¿Cómo eran esas rabonas?

-Tengo una grabada con Pablo Medina, su hermano Jesús, el Gallo, y tres o cuatro personajes más que me empezaron a llevar, tras escaquearnos de una clase, por los bloques detrás del Columela. Me dijeron: 'Vamos a empezar por aquí andando por los bloques y vamos a salir por la Catedral'. Pero tú veías bloques planos por el camino; yo no sé si eso se puede hacer ahora, pero desde luego no se lo recomiendo a los niños. Desde que salías de Columela hasta la altura de la Catedral ya se empezaban a separar los bloques, tenías que saltar de uno a otro, empezaba a haber bloques 'inclinaos'; ibas por los famosos bloques del Campo el Sur viendo el mar desde en frente del Columela a en frente de la Catedral hasta que tenías que salir por una escalerilla que estaba 'pegá' a la pared. Yo no he 'pasao' más miedo en mi vida.

-Jajajajjajaja

-Yo es que te juro que era el típico adolescente pardillo y esta gente me espabilaron. Y aún los tengo, mis amigos del Columela. Fue una experiencia muy bonita. Es más, me hacían hasta pasodobles de Carnaval metiéndose con mis amigos del Náutico, con eso de lo pijos que éramos; y de llegar allí al Náutico con mis cinco amigos del Columela, alquilar una pista. [Interrumpo].

-¿Los colaría, no?

-Hombre, por supuesto. Con los famosos Ángel, Pepe el marinero, Miguel...

-Grandes todos ellos. El otro día estuve con Pepe, que no me deja entrevistarle dice.

-Pues sería una gran entrevista.

-'¡Hoommeee!'.

-Pues eso, me veían mis amigos llegar con los de Columela y casi que no querían ni jugar ese día; después ya fueron todos amigos comunes, claro. Para mi gusto fue una experiencia magnífica; los cuatro años del Columela son de los que mejor recuerdo de mi vida.

-¿Año por año?

-No me maté a estudiar, pero tampoco había que matarse.

-Bueno, tampoco se quite mérito. Siempre un instituto podía costar más que un colegio.

-Yo, la verdad, siempre he sido buen estudiante y ni siquiera esas nuevas amistades del Columela me quitaron esa responsabilidad. Siempre me he considerado un niño muy responsable, 'mu' bueno, 'mu' tontito, muy responsable.

-Supongo que de Letras desde un primer momento.

-Sí.

-¿Cuándo ve que le gustaría estudiar Periodismo para ejercerlo?

-Desde muy pequeño, no sabría decirte si ocho, nueve o diez años; he vivido muchísimo con mi abuela y siempre recuerdo las tardes en su casa con esos cuadernos de anillas escritos enteros con las eliminatorias de la Copa de Europa o de la UEFA antigua; 30-40 partidos con los horarios puestos desde las cinco a las seis, siete, ocho de la tarde; y ahí estaba yo, narrándolos y jugándolos como si fuera José María García; daba paso (a un supuesto comentarista en otro campo donde había gol) y cada vez que entraba otro desde un campo yo cantaba el gol mientras lo imitaba en el sofá de mi abuela o en el salón.

-Jajajajaja ¡Coño, ya éramos dos los que hacíamos el cocacola de pequeño!

-Imagínate la de cuadernos de este estilo, [y muestra el cuaderno que tiene sobre la mesa]; libretas y libretas repletas de anotaciones y partidos que tuve. Pero también los tenía con cosas de baloncesto; con la Copa Korak de entonces...

-Lo que era una escaleta de un carrusel escrito por un niño

-Eso es. Y cantando los goles. Desde entonces ya tenía claro que quería hacer Periodismo. Y con los años me enteré que la mejor universidad, a ver, tampoco quiero fardar.

-No, no. Sé por dónde va porque, de hecho, yo iba a estudiar en Pamplona, pero solo aceptaban aprobados en junio y no en septiembre, por lo que acabé en Madrid.

-Es verdad que hacía falta nota y todo. De hecho, recuerdo que hice la entrevista con Antonio Pérez Sauci hijo, que finalmente no entró.

-Gran amigo. Otro al que quiero hacer pasar por aquí. Gran conversador. Acabó estudiando en Salamanca, ejerció un poco y como tantos otros vio más luz fuera del gremio, jejeje.

-Eso es. Pues con él que hice la entrevista en Navarra. Yo tenia tan claro que quería ser periodista y cuando me dijeron que la mejor facultad de Periodismo era Pamplona se me metió en la cabeza estudiarla allí y gracias a Dios mis padres me lo pudieron permitir. Pero vamos, a tu pregunta, desde los diez años tenía muy claro no que quería ser periodista, no, quería ser periodista deportivo.

-Pero hizo Periodismo estando ya Comunicación Audiovisual.

-Eso fue curioso, si. Estudié periodismo escrito y pude cambiarme a Comunicación Audiovisual y no lo hice.

-¿Y eso? ¿Le gustó más la prensa escrita?

-No.

-¿Y entonces? Ah, claro, claro, que era 'mu' tonto recuerdo que me ha dicho.

-Jajajajajajajaajajaja Claro, claro. Si es que te lo he dicho. Algún gracioso dirá que con los años lo seguiré siendo. Jajaja.

-Jajajajajaja. Un poco de seriedad, por favor. Hágame un resumen de esos cuatro años en Pamplona. Años aún complicado con la Eta... ¿Vivió algo de ese ambiente?

-Sí, sí, he vivido cosas. A nosotros nos cuentan en el colegio mayor que si una cosa tiene de maravillosa la Universidad de Pamplona es que hay cuatro colegios mayores.

-Todos del OPUS.

-Sí, tanto la facultad como el colegio mayor de mis dos primeros años.

-Y también el Hospital universitario.

-También. Pues como te contaba, en medio del campus hay cuatro colegios mayores de niños, en los que podrían estar viviendo unas 400 personas y dos o tres colegios de niñas porque, claro, allí no son mixtos. Ni lo eran antes ni lo son ahora. Y a esos colegios, súmales todas las facultades principales. Para entendernos, aquello era la típica universidad americana, era la releche.

-¿Y el ambiente?

-¿Qué ocurre? Que en mi colegio mayor coincido con uno de mis mejores amigos, Javier Igartua, que a su tío lo había secuestrado Eta; también estaba el hijo de Ardanza.

-Que fue ledankari muchísimos años.

-Ese. También estaba, no recuerdo bien, un hijo o un sobrino de Álvarez Cascos, que era ministro de Interior o Fomento.

-Con Aznar, sí. Vaya mezclita me tenía, eh. Este era asturiano y después montó Foro Asturias.

-Asturiano, correcto. Lo más bonito de todo eso era que allí estábamos andaluces, y aunque se diga que Andalucía es de izquierdas, allí coincidí, no diré nombres, pero dos o tres compañeros de Sevilla y Córdoba a los que hoy se les llamaría fachas por ser muy de derechas, con otros de pueblos pequeños de San Sebastián y que nos contaban que en sus pueblos se podían esconder terroristas tranquilamente que no le iban a detener ningún guardia civil en la vida por ser zonas independentistas o directamente proetarras. Pues imagínate los debates que allí se formaban.

-Partiendo de la base que la propia iglesia vasca era la que más terroristas escondía o socorría. Una monería aquello, eh. ¿Nunca saltó una chispa?

-A mí aquello me abrió muchísimo los ojos, Alfonso. El hecho de tener a compañeros muy independentistas con otros de otras ideas muy contrarias pues, a ver, a veces se notaba cierta tensión.

-Normal que empezara a fumar, picha.

-Jajajaja. Yo tenía horario de tarde y de las cosas que más he podido disfrutar eran esas mañanas en las que jugábamos nuestro partiditos de fútbol y tal; alguno dirá: ¿y cuánto estudiaba? Pues poco y mal.

-A ver, por contextualizar, que estaba haciendo Periodismo, no Medicina, joe.

-Claro, es que ese era el tema; nos pasábamos horas, horas y horas hablando, discutiendo y en algunos casos teniendo que separar a estos que te digo que, claro, para una persona llegada de Andalucía y de derechas, que le viniese un chaval de 19 años, de tu misma edad, a decirte que no justificaban un asesinato, pero... Yo era la primera vez que escuché aquello de 'es que Franco ha tenido muy oprimido al pueblo vasco'. Y claro, la primera vez pensé 'pfff, ya estamos con los independentistas', pero a medida que los ibas escuchando, y si lo hacías con la mente abierta, pues entendías que, por supuesto no se puede justificar lo que ha pasado con Eta, pero ellos lo contaban desde lo que habían vivido en esos pueblos del País Vasco y desde lo que le habían enseñado sus padres, sus hermanos mayores y sus amigos. Evidentemente, yo seguía teniendo mi propia mentalidad sobre que Eta era una salvajada, pero lo hacía con la madurez suficiente de escuchar a la otra parte; eso es lo bonito de mis años en la universidad: madurar mientras escuchabas horas y horas de debates con gente preparada. Como si mi año en la universidad dependiera de esas agitadas conversaciones que se daban días y días! Todo eso al final te abre la mente, que es lo principal para lo que se va a una universidad creo yo.

-Y la sangre, en su caso, no llegó al río.

-Tengo una que por poco. Recordarán tus lectores 'Gesto por la paz', una asociación u ONG contraria a Eta que se dio en esos años en el País Vasco. Bueno, pues nosotros íbamos, poco, pero de vez en cuando íbamos a estudiar a la biblioteca, que estaba a 500 metros de nuestro colegio mayor. Pues un día convoca una manifestación 'Gesto por la paz' a eso de las doce de la mañana. ¿Qué hacemos todos? Pues, evidentemente, a esa hora salimos a manifestarnos en la puerta de biblioteca. Y en eso que aparece un grupo de 30, 40 o 50 abertzales con una ikurriña enorme y con la cara tapada; y se colocan en frente de la manifestación de 'Gesto por la paz', que se disuelve pacíficamente. Y se quedan ellos, no sé qué estaban diciendo porque lo decían en euskera, con una bandera de Euzkadi enorme como protesta a la manifestación de 'Gesto por la paz' en una universidad del OPUS. A mí se me quedó grabado para siempre, con el miedo que había a Eta y a ese entorno de los abertzales que había, que uno de los que estaba concentrados con nosotros en la puerta de la biblioteca se acercó andando hasta ponerse justo delante de la ikurriña y del grupo de radicales; a mí me recordó a la imagen esa del famoso tanque chino en la plaza roja.

-Tiananmen.

-Esa, esa imagen. Pues se puso justo delante mientras los otros estaban hablando; se posicionó callado, pero desafiante y tú veías como los mismos encapuchados bajaban un poco la bandera como para mirarlo y admirar, al menos, 'los huevos del tío este que se ha puesto aquí delante de nosotros'. Ante eso, espontáneamente, la gente se puso a aplaudir [y aplaude sonoramente como el que lo está viviendo de nuevo] y, claro, lo que era miedo se convirtió de repente en un aplauso a ese tío que se había puesto delante de esa gente. Y esa es la historia que siempre cuento respecto a Eta porque el rato ese que el tío se separa de nosotros y va andando hasta pararse delante de los otros nos hizo pensar a todos que se iba a liar parda y que íbamos a vivir en solo una mañana todo lo que nos habían contado durante ese tiempo en Pamplona.

-Jajajaja. 'Ta' bueno, 'ta' buena la historia. Y ahora vayamos a esa vida universitaria al margen de la política.

-Yo siempre le digo a mis hijos, el mayor tiene doce años, que es a partir de ahora cuando llega la mejor etapa de su vida; que la aproveche al máximo porque, para mi gusto, desde los doce, trece años, lo que es el instituto hasta que terminas la carrera, el que la haga en cuatro, cuatro hasta el que la haga en ocho, ocho.

-El que la hace año se pasa el juego.

-Por supuesto, se lo pasa mejor que nadie, pero hay que tener responsabilidades también te digo. Pero esos cuatro, cinco años de instituto y esos mismos de universidad, son los mejores. Y son los mejores porque después ya tienes la obligación de buscar trabajo, de ganar dinero... y hasta los más tontos nos echamos novia. Todo ese tipo de cosas.

-Jajajaja

-Para mí Pamplona fue una gran experiencia.

-¿Cómo es un colegio mayor del OPUS?

-La gente no se imagina lo que es un colegio mayor del OPUS.

-Esto no sé si forma parte de los mitos y leyendas, pero cada vez que sale el tema lo tengo que preguntar. ¿Es verdad que echan bromuro en las comidas para que no se la toque mucho el personal?

-No tengo pruebas.

-Pero no se levantaba. Jajajajajaja

-Jajajajajajajaja. No, no, espera. Iba a decir que no ha sido precisamente la etapa más erótica de mi vida ni con la lívido más alta, pero no tengo pruebas. Más allá de las bromas, es verdad que la fama, los comentarios y las bromas esas de 'hoy se les ha ido las manos con el bromuro' siempre estaba entre los estudiantes del colegio mayor. O 'he quedao con una y no le he dao ni un beso; no es que no haya querio es que el bromuro...' ¡O sea, tú no triunfabas por el bromuro! ¡Vamos, no me jodas!

-Jajjajajajajajajajaja

-¡El problema no era que había gatillazos, el problema era que ni había posibilidades de gatillazos!

-Jajajajajajajaja

-Lo que sí tengo pruebas, y lo cuento muchas veces, es que nos llega una compañera de Periodismo y que estaba en uno de los colegios mayores de niñas del OPUS. Y nos cuenta que 'a nosotras nos ponen de postre los plátanos cortados para que no tengan forma fálica'.

-¿En serio?

-Eso le dije yo: '-Tú te vas a quedar con tu primo el de Cuenca. -Te lo prometo'. Entonces no había móviles o estaban empezando y no los había con fotos. ¿Qué ocurre? Que le digo que sin foto yo eso no me lo creo. Y la chavala tuvo que hacer la foto, revelarla y, a la semana, llega y dice: 'No te he traído un plato con un plátano cortado para que lo veas porque te vas a creer que lo he cortado yo'. No, trajo una foto del comedor entero con una serie de platos con plátanos cortados. Vamos, que se pudo jugar una expulsión o vete a saber. Pues era verdad el tema. Me lo tuve que creer.

-Jajajaja

-Por ponerte otro ejemplo. Tú llegabas de Cádiz, con 17 años y venías de salir por las noches hasta las cinco, seis, siete de la mañana y en el colegio del OPUS, si no nos daban permiso, teníamos que estar a las doce de la noche; y con permiso, a las dos. Claro, eso provocaba que algunos más espabilados que yo, como nuestro buen amigo Carlos Ríos, se escapara bastante del colegio y sus normas.

-Venga, ya. ¿Pero qué me está contando?

-Carlos era bastante más 'espabilao' que yo; es que el concepto que tenemos ahora de Carlos Ríos es muy distinto al de su juventud.

-Jajajajajaja. Hábleme, hábleme de ese tándem que formaron por Navarra.

-Pues, mira, yo con Carlos no había coincidido, ni nos conocíamos siquiera; y mira que éramos los dos de Cádiz. Bueno, no, miento. Habíamos coincidido algo en Roche, pero no éramos amigos, ni tan siquiera conocidos, si acaso algo de vista.

-Es verdad que Carlos era un tío guay.

-¡Era muy guay! Primero, era un puto crack del baloncesto; te diría que podía ser de lo mejor de la provincia de Cádiz. Y coincidimos en el mismo colegio mayor ese que te he contado. Nuestros padres también se conocían algo de vista y nos vimos allí en el colegio mayor el primer día.

-Lo de Carlos fue un visto y no visto allí en Navarra. Estudio Derecho, ¿no?

-Que eso es bueno 'pa' la espalda, sí.

-Jajajajajajajajajaja

-Y aún así se escoñó la espalda. Jajaja. No, pero en serio, es verdad que él en Primero ya era más juerguista que yo y le dijeron que se fuera del colegio mayor; se fue a un piso y fue peor.

-Jajajajajajajajajajaja

-Pero la verdad es que, juergas aparte, conozco a un tío espectacular. Porque yo lo tenía como el típico guay, chulito; este que juega al baloncesto...

-Que va, hombre.

-Ya, ya, pero mi concepto entonces era ese. Pero conozco a una persona con un corazón muy grande como tú bien sabes que tiene y que es como es. Amigo de sus amigos, para nada prepotente. Un tío cojonudo.

-Tal cual, un regalo del cielo.

-Y da la casualidad que coincidimos en el colegio mayor con un buen equipo de baloncesto al que se suman en el mismo año un tío de 1,95 como Carlos, un armatoste como yo de 1,87 y que jugaba relativamente bien, más otro chaval de Málaga que era muy bueno. Creo que conseguimos la mejor clasificación del colegio mayor en un campeonato que es el Trofeo Rector y en el que juegan todas las facultades y colegios mayores, todos juntos; unos 60 equipos.

-¿Lo ganaron?

-No, pero llegamos a las semifinales. Nos eliminó Periodismo en semifinales. En la Liga esta jugaron gente de la ACB, que estaban en el Baskonia y alguno que otro más. Vamos, que fue un año tremendo en baloncesto y Carlos te lo puede decir. Es más, de lo mejorcito en ese campeonato era Carlos. Fueron años muy buenos pero igual que en el instituto me espabilaron los del Columela, aquí, cuando salí del colegio mayor en tercero me destrozó el cambio.

-¿En qué sentido?

-En todos los sentidos.

-Jajajajajjajaja. Pero la carrera la terminó en sus cuatro años, ¿no?

-Cuatro y medio. Imagínate. Periodismo en cuatro años y medio puede ser una de las mayores deshonras de la historia de un estudiante universitario.

-Jajajajajajajaja

-Me ocurrió que en los dos primeros años que estuve en el colegio mayor fui muy bueno y apruebo prácticamente todo, pero en Tercero me desmadro porque en Pamplona se salía todos los días.

-Y sin hora...

-Yo recuerdo que, desde que llegué aquel septiembre a finales de ese octubre, era muy raro el día que me quedaba en el piso. Y el día que no salía, fiesta en casa o se montaba algo en el piso. Es que de no salir apenas o de salir con permiso hasta las dos, porque no era yo de los de escaparme, pasé a irme a un piso y salir mucho más, una vida muy distinta. Para colmo, un compañero mío de piso salía con una chavala que a su vez tenía un piso con más amigas y claro... Ya empiezas a mezclar muchos salidas, entornos, más gente. Me desmadro.

-Poniendo en una balanza colegio mayor o piso, ¿dónde se lo pasó mejor?

-Son diversiones distintas; no es la juerga nocturna callejera, pero en los colegios mayores se pasa muy bien también. Eso sí, en el piso dejo prácticamente de ir a clase, tan solo iba a las prácticas obligatorias. Segundo, me harté de salir y no estaba ni acostumbrado a eso. Y tercero y peor, yo, que ya era anchito, desde septiembre a noviembre, diciembre noté que se me estaban rompiendo los pantalones.

-Jajajajajajajajaja

-Pero, claro, como estaba con tres salvajes como yo, pues ni te dabas cuenta ni nadie te lo decía. Cogí 25 kilos porque dejé el deporte por completo después de dos años apuntado al equipo de baloncesto, de fútbol once, de fútbol sala, de balonmano y creo que hasta el de tenis de mesa. Fue irme al piso, dejar el deporte y comer a todas horas sin orden ninguno. 25 kilos cogí.

-El tema ha venido solo. ¿Ha supuesto un problema personal su peso a lo largo de su vida?

-No. Eso se convirtió en un problema de salud hace unos cuatro años aproximadamente. Yo estoy operado de cirugía bariátrica, que no es lo del balón gástrico sino que es una reducción de estómago que me ha salvado, posiblemente, la vida. Porque yo pesaba 187 kilos antes de operarme.

-¿Y puede decirse que los orígenes de ese sobrepeso fueron en Pamplona?

-No. Te cuento. Yo desde Pamplona hasta que he tenido 40 y pocos años era una persona gorda o muy obesa, como hay que decir ahora, de 125, 130 kilos, pero podía hacer deporte, jugar al pádel y andar sin ningún problema. Vamos, que contigo me he pegado jugando al pádel desde hace muchos años y puedes confirmarlo.

-Así es, ¿pero cuándo se le va de las manos?

-Coincidiendo justo antes de la pandemia, que tengo un accidente en el trabajo al caerme de unas escaleras y tengo que estar seis meses de baja. Y aquello pasa de 130 kilos y haciendo mucho deporte a 150, 160 sin poder moverme; y con el paso de los años llega a 185, pero para mi mentalmente seguía en 150 hasta que me voy a hacer una revisión con mi médico de cabecera; me pesa y cuando me veo 187 me tengo que sentar porque, aparte de que estaba cansado, me caía de la impresión. Imagínate ver en un peso 187 kilos.

-O sea, me dice que mentalmente no estaba mal.

-A ver, yo me veía hecho un puñetero oso, con perdón.

-Jajajajajajaja ¿Perdón a quién ahora? ¿A los osos también?

-No, no. Perdón por el puñetero.

-Ahhh.

-Lo que te decía. Yo, antes de pesarme, pensaba que quizás me hubiera pasado un poco más de los 150, que ya era una barbaridad para mí, pero claro, cuando veo 187... ¿Qué ocurrió? El médico me dice que me tengo que poner a dieta, pero cuando pesas 187 kilos a dieta es muy complicado. Así que, a través de mi madre, doy con un crack como el doctor Vallo, en San Rafael, que me dice: 'Mira, yo te podría dar coba con diez dietas distintas, pero lo tuyo si no es con cirugía bariátrica va a estar muy complicado'.

-Recuerdo que en esas fechas me llegó a decir tras un partido de pádel, jugado ya de aquella manera..., que deseaba que la vida le diera un sustito para tomarse en serio el tema.

-Me acuerdo. Yo es que hubo un momento en que era un monstruo, pero, claro, eso la gente no te lo dice. Yo no podía estar en una reunión de pie, tenía que sentarme, o sentarme antes de una cuesta porque llegaba arriba asfixiado. Vosotros lo habéis visto [dice ya ante Pablo Medina y Carlos Ríos que se acaban de incorporar a la conversación por el frío que hace en la terraza]. La idea de ponerme a régimen...; yo es que necesito hacer ejercicio para perder peso y no podía moverme, ¿cómo iba a hacer ejercicio? De hecho, para operarme tenía que perder veinte y pico kilos y tuve que empezar nadando cinco minutos, diez minutos... Hice elíptica, que yo estaba acostumbrado con 120, 130 kilos a hacer una hora y media a 'toa' leche y aguanté solo seis minutos, despacito. Yo no estaba preparado para hacer ejercicio. Y ese susto que te dije un día que quería tener fue cuando vi 187 kilos en el peso.

-De hecho, me dijo también que cuando se pesaba en casa el peso le ponía una raya intermitente, como que colapsaba.

-Los que hemos pasado por ahí sabemos que a partir de 150 esos pesos ya no responden; por eso te digo que a partir de ahí perdí la noción de lo que pesaba, pero como mucho pensaba que algo más de 150. Imagina cuando vi 187.

-¿Cómo es la operación?

-Es una operación que con más de 160 kilos te dicen que puede haber problemas.

-¿Y con cuánto entró?

-En mi caso se tuvo que pedir permiso para hacerlo con más porque no suelen permitirlo; aun con esas, en tres meses perdí 27 kilos y la hice con 160. Pero puede tener muchísimos riesgos la operación. Me dijeron que duró cerca de cuatro horas.

-Y todos felices. Acaba Periodismo en Pamplona y qué hace. ¿Tenía algo pensado?

-Algo tenía porque todos los veranos había hecho prácticas a través de Augusto Delkáder en la Ser con Theo Vargas, Antonio Hernández Rodicio y con Carlos Alarcón. Y ahí empiezo con un pequeño programa deportivo de media hora mientras Theo estaba de vacaciones; un día a la semana hacía una tertulia en la que venía, entre otros, Pablo Medina y algunos contertulios con los que lo pasábamos muy bien.

-Confirma que lo suyo era la radio deportiva.

-Sí, pero como yo era del Barça quería narrar el Barcelona y, por tanto, quería irme a Barcelona a trabajar, pero en Tercero de carrera conocí a mi novia de entonces y cambio la idea porque ella estaba en Cádiz haciendo Medicina y yo, la verdad, también estaba de pm en Cádiz. Así que mi idea desde ese momento era ya trabajar en Cádiz. Y empiezo a trabajar a los dos meses de acabar las prácticas con Theo Vargas, que es gracias a él que empiezo en Onda Cero. Y ahí ya descubro lo que es trabajar por mi mismo, hacer la radio que quería, ponerle motes a los jugadores; Abraham Paz era HeMan, Velázquez era el Pitbul, Terciopelo amarillo era Palacios, Sergio Iglesias, el de la factoría Disney; Raúl Martín, un delantero que vino de Sevilla que tenía un peinado así como un príncipe, era el príncipe de La Algaba,... Ese fue el año de Orúe.

-¿Cómo le llamaba a Benito, joe?

-¡Caviar Benito!

-Jajajajaja ¡Eso!

-Todo era completamente copiado de Andrés Montes, que llamaba a Alberto Herreros Caviar Herreros. O sea, Andrés Montes es mi ídolo y hay muchos motes copiados; Terciopelo azul era Danny Manning, Gladiator, ahora que está de moda la película, era Sambruno; el león de Sopelana, por supuesto, era Armando. En esos años hago muy buena amistad con Ignacio Moreno Bustamante, entonces el periodista de Deportes de Diario de Cádiz.

-Me suena jeje.

-Jaja. Él cubría también el Cádiz y coincidimos que de los periodistas que había éramos los dos más jóvenes quizás y, también, los que teníamos más 'feeling'. En las prácticas de la Ser conocí a José Grima y nos hacemos muy buenos amigos. Y entre las prácticas de la Ser y después trabajando en Onda Cero, le hacía entrar a Ignacio en el programa un par de veces por semana, lo que hace que establezcamos mayor relación. Llevaba dos años en Onda Cero cuando se estaba creando La Voz y surge la posibilidad de irme de segundo de Deportes con Ignacio, que me lo propone. Vamos, recuerdo las reuniones antes de que abriese el periódico que salía tu nombre y yo decía 'coño, a ese chaval lo conozco yo del Náutico' y que sabías que andabas trabajando por Ciudad Real. Sale tu nombre, el de José Mari (Aguilera), el de Ana Mendoza; nombres que después ya nos hemos hecho amigos y compañeros de profesión. Pero qué ocurre, que después de estar meses preparando mi fichaje y la apertura del periódico con Ignacio, me voy de vacaciones con mi novia a Cancún diez días y justo a la vuelta, con el 'jet lag' todavía, a la una del mediodía y durmiendo todavía, me llaman por teléfono y la persona que se pone al otro lado me dice: '¿Sabes quién soy?'. Y le empiezo a decir nombres de gente con la que me había reunido ya en La Voz y que seguro te sonarían, pero no las recuerdo.

-Yo el de alguno que otro procuro olvidarlo, jajaja.

-Jajajajaja Bueno, les voy diciendo nombres y me va respondiendo 'no, no, no'. Y al tercero que me equivoco me dice: 'Soy Modesto Barragán, de Canal Sur. Nos interesa que vengas con nosotros. Quiero que te reúnas conmigo'. En quince minutos me convenció. Al fin y al cabo, La Voz era escrito, aunque estaba por ahí la promesa de que cuando abriera Punto Radio, que abrió a los dos años, me ocupara yo.

-Vaya, eso que perdimos.

-Es que, claro. Canal Sur era radio y eso fue un sueño porque, en Onda Cero no viajábamos a todos los sitios y eso lo sabe el bueno de Carlos Ríos, con el que nos pegábamos unas palizas tremendas porque había viajes que se podían hacer y otros que no; los que eran de avión no se podían o los pagábamos nosotros por amor al arte o en coche, que normalmente era irte a Extremadura, Elche o donde tocase y volverte el mismo día. Qué pasa, que con Canal Sur ya viajaba a todos lados y, encima, coincide con el año del ascenso en Chapín y lo que vino después: Espárrago, Primera División y el bajonazo otra vez. Pero con todo y con eso, son años maravillosos porque cuentas con unos medios increíbles y unos compañeros geniales. Empiezo a ser también Carnaval... Y qué más te puedo decir, que Modesto, y que me perdonen todos los demás de verdad, es el mejor jefe que he tenido en mi vida. Y no lo digo por lo que se pueda pensar de que me pueda llevar bien o que tenga buen rollo, no, lo digo porque además es el tío más exigente que hay y el que mejor exprime a los trabajadores; es increíble como te presiona y a la vez lo feliz y lo contento que te hace estar con un tío que motiva tanto.

-Lo mismo puedo decir del mío, eh.

-Pues escúchame, una de las cosas más difíciles de mi vida fue decirle no en la plaza de Asdrúbal, que lo tengo 'grabao'; decirle que no a Ignacio después de tres meses trabajando y de que apostara por mí y de que peleara por mí, porque había que pelear muchas cosas. Y tener que decirle 'mira, me han llamao de Canal Sur y te voy a dejá tirao' no fue nada fácil. Pero él entendió que era mi sueño, que era la radio, que económicamente era mejor y me lo puso muy fácil. Otro hubiera sido bastante más cabrón y me lo hubiera puesto más difícil.

-Doy fe. Sigo dando fe, vaya. De no hacer sido periodista radiofónico deportivo...

-Yo diría que profesor; me encantan los niños y me encanta enseñar lo poco o mucho que pueda saber.

-Es verdad que tiene mucha paciencia. Jajajaja.

[-¡Hubiera sido Herodes!, bromea Carlos Ríos].

-Jajajaja Sobre todo con los contertulios.

-¿Qué le parece si lo dejamos aquí antes de ponernos a hablar de la pereza que da el Cádiz de Vizcaíno y nos metamos en un lío?

-Jajajaja. Me parece perfecto

-Pues nada, sigamos filosofando de la vida entre amigos.

-Venga.

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