con 'c' de cádiz

«La gente ni imagina lo que mis compañeros de Canal Sur han luchado por dar los Carnavales todos los años»

paco castro. técnico de sonido

Iba para militar, o para jugador de básket, pero el destino le tenía guardada una bala que comenzó a utilizar sin saber desde que su hermano mayor le metía debajo de la almohada una radio para contenerlo

Paco Castro, en su estudio de Canal Sur Radio. francis jiménez

Con tal de tener controlado todo en una mesa, Paco Castro es capaz de verter en un minuto dos veces el mismo café, el de un servidor. Se entiende, lleva más de 30 a los mandos de mesas de sonido y no quiere que nada falle porque, en la que estamos, cojea de una pata. Con menos café, aunque con más risas, comienza una entrevista después de despedir a otro grande de la radio gaditana como el gran Quique Lafuente, con quien nuestro protagonista de hoy compartía los momentos previos a mi llegada a La Mirilla.

Francisco José Castro González (Cádiz, 28 de enero de 1963) es una biblia de Cádiz. Por eso, cuando la conversación luego hay que trascribirla, le llamo al orden para que no se me vaya por las ramas, esas por las que me pierdo una y otra vez abandonándome al disfrute de una persona con la que se aprende mucho pero que a la vez divierte. Ir con él por Cádiz es no llegar a casa. Entre amigos a los que se encuentra y conversaciones inundadas de recuerdos que se suceden, quedar con Paco es no fijarte una hora límite.

La vida a Paco le ha tratado, digamos que no muy bien, pero a tenor de su alegría contagiosa y sus ganas de vivirla parece que los palos que se ha llevado no son más que -como él dice- «muescas en la culata». Vividor de los vivido y sufridor de lo sufrido, este gaditano de pro es el mascarón de proa en Cádiz de una radio que llegó con ese aroma sevillano que a todos nos costó quererla de inicio pero que hoy ya es un estandarte del gaditanismo más elegante y callejero. Y en parte es gracias a trabajadores como él, que tiene calle y labia pa un rato. Y aquí que viene uno a disfrutarla.

-¿Hágame un resumen rápido de su niñez?

-Eso es muy fácil. Yo nací en Sopranis, 13. A los dos años me mudé a Sacramento.

-¿Tan independiente desde tan chico?

-Así fue, cogí mis maletas y me fui. Ya tenía espíritu viajero (risas compartidas). Con tres años entré en la Torre Tavira en parvulitos. Me has dicho que vaya cortito y al pie así que no empecemos ya, eh.

-Toda la razón. Prosiga.

-A los seis años pasé a San Felipe Neri de Cádiz y allí hice hasta quinto de Primaria y ya luego pasé al de PuertaTierra a hacer la EGB.

-¿Qué recuerdos le dejó el San Felipe histórico? ¿Sería de las últimas promociones en salir de allí?

-Muy buenos. El colegio está pegado al Oratorio, pero no recuerdo bien en qué año el Ayuntamiento se hace cargo de él para dejar de ser marianista y pasar a ser público. Pero creo que aún quedaron más promociones por salir después mía. Precisamente, hace poco estuvimos allí celebrando los 50 años de la salida de la promoción del 63 y prácticamente está igual. Obviamente, han cambiado las bancas y mobiliario, pero el resto sigue exacto. Es un patio muy gaditano, con las típicas casas rodeando el patio, donde era el recreo, con las clases al lado.

-Algún profesor de la época que quiera recordar.

-Por nombres, porque los apellidos no me acuerdo. Recuerdo a don Aurelio, doña María Isabel, de la cual estábamos todos enamorados; don José, don Eugenio, el célebre don Ciriaco, que nos vendía los lapiceros, los bolis Bics, las libretas... Si hay que hacer un balance, este es bueno.

-Pasa al colegio grande para estudiar la Secundaria. ¿Cómo llevó el cambio siendo usted de Cádi, Cádi?

-El cambio más grande era que tenía que coger todos los días el autobús cuatro veces porque las clases eran de 9 a una y media y de tres y media a cinco y media.

-Qué pechá, ¿no?

-Digo, lo que pasa es que hicimos un grupito de personajes que muchísimas tardes nos veníamos por los bloques del Campo del Sur saltando de piedra en piedra para ahorrarnos un trayecto y quedarnos el dinerito. Algunos de esos eran Florencio Romero, Jaime Senabre, Fernando Suárez, Nicolás Maestro... Gente que vivíamos en el centro y que nos ahorrábamos esas pesetillas aunque alguna que otra vez una ola te ponía chorreando y con la mochila a cuestas.

-Jajaja Y ahora que se ven a los niños con los ruedines. 'Tié' colores la cosa, eh.

-Ya ves. Cuando ya tenía cerca de 30 años y veía a los autobuses que venían a recoger a los niños yo lo flipaba recordando nuestros tiempos en los que cogíamos el de línea o nos íbamos saltando por los bloques.

-Acaba la EGB y qué decide hacer.

-Lo decido yo o me lo imponen mis padres. En fin, esa negociación que se tiene en esos años y tal (risas). Así que con casi 17 años me meto en la Escuela Náutica y salgo electricista naval mayor, una especie de perito. Eso fueron tres años; una especie de FP. Acabo y me encuentro con la Armada, donde estoy casi seis años.

-Acaba en la Armada porque lo uno llevaba a lo otro, entiendo. ¿A qué se dedica dentro del cuerpo?

-El título que yo me saqué en la Armada fue el de electrónico especializado en artillería y misiles. También hice cursos de lucha antisubmarina; me pasé un año destinado en submarinos en Cartagena, en un departamento que se llama el CIAF, Centro de Instrucción y de Adiestramiento a Flote. Después estuve en Fragata, que ya han pasado al desguace la serie F70 y viajando mucho. De hecho, yo iba a ser militar por la Armada, pero una enfermedad me lo impidió.

-Vaya, un golpe duro después de tantos años de formación. ¿Cómo lo llevó y a qué edad le pasó?

-Con 23 años, pero la vida nunca se sabe donde te puede llevar. 'Ni por pienso' podría haber pensado que yo iba a terminar donde estoy ahora mismo.

-Tras ese varapalo, qué hace para levantarse de la lona. ¿Deja pasar tiempo o se recicla pronto?

-No dejo pasar apenas tiempo y explico el por qué. Cuando yo iba a estudiar a Náutica, e incluso un poco antes también, me escapaba y me iba a la cadena Ser, que estaba en José del Toro y estaban Pepe Benítez, Carmen Coya, Manolo Garaboa, mi amigo Ramiro, que es el que me enseña el funcionamiento. Estaba Joaquín Durán de director, Juan Manuel Pedreño en Deportes. Esto de la radio me lo inculcó desde bien temprano mi hermano Rafael el mayor, al que mi madre le encasquetaba mi cuidado. Entonces, él descubrió que metiéndome debajo de la almohada un transistor yo me quedaba frito. A mí la radio me flipaba de siempre y era raro no verme con una cerca durante todo el día. Pues bueno, más allá de que yo entraba como un pibito a ver lo que se cocía dentro de la radio, eso quedaba ahí porque yo estaba con los estudios de Náutica. Era como una afición hasta que lo retomo a los años entrando en un proyecto precioso que fue montar la emisora municipal Onda-DA, que estaba en la Casa de la Juventud, en Cánovas del Castillo. Era una radio municipal, pero enfocado a ser una especie de taller de radio para la juventud y que tuvo muchísimo éxito.

-Y todo esto así, del tirón.

-Bueno, yo antes además había dado varios cursos de radio, entre ellos, uno de seis meses que me pagué en Madrid, en estudios Kirios. Allí tenían las últimas tecnologías y mis profesores eran ingenieros de sonido. En esa época no se podía estudiar regladamente mi profesión actual.

-¿Cuál era su papel en esa emisora municipal?

-Yo le daba cursos de radio, como formador, a la gente. Entre algunos de los que pasaron por allí estaban el Yuyu, Juan Ramón Gómez Cantos, Juan Manzorro... Eran cursos de producción de radio y de locución. Lo que hice fue transportar los conocimientos adquiridos en Madrid a la casa de la Juventud.

-¿Cuántos años se lleva en Onda-Da? Suena a que no era remunerado.

-Qué va, qué va. Ni un duro. Allí estaría del 85 al 87. Y muy bien que lo pasé.

-¿Recuerda alguna retransmisión en directo en esa radio?

-Sí, hombre, por supuesto. El Campeonato de Europa femenino de básket que se disputó en el Fernando Portillo. Lo retransmití con una línea microfónica de entonces. Me hice el campeonato entero y conocí a gente como Aíto García Reneses, Lolo Sainz o Pedro Ferrándiz. Fue muy interesante para mí porque yo siempre había jugado al baloncesto en el colegio.

-Cuénteme sus experiencias en el mundo de la canasta.

-Eso sucedió en el colegio grande, el de PuertaTierra. Ven que por mi altura puedo valer y entro en el equipo de baloncesto donde estábamos siempre el mismo grupito compuesto por Fernando Suárez, Florencio Romero 'Chencho', Nico Maestro, Antonio Marín, hoy día juez de la Audiencia Provincial de Cádiz. La persona que nos entrenaba era, ahora ya amigo, un tal Manolo Herruzo, que era una enciclopedia de baloncesto para la época, un avanzado a su tiempo.

-¿Era antiguo alumno o algo?

-No, no. Lo contrataron en el colegio como entrenador, pero este chico iba pasado. Cuando nadie hablaba de la NBA él ya veía partidos; no sé cómo pero estaba al hilo de todo. Una prueba de su fama era que estaba en todos los staff de verano que se hacían y era muy amigo de esa serie de entrenadores que antes he citado. De hecho, todos los empujaban a entrenar en Primera pero él decía que su dedicación era la base para iniciar a los chavales en el deporte.

-¿Y cómo le fue?

-Pues mira, entonces había dos chicos que jugaban fenomenalmente y que eran mayores que yo, los hermanos Ramón y José Mari Goenechea. Manolo (Herruzo) me ve con posibilidades y me pone a entrenar con ellos. Recuerdo que lloré muchísimo porque Manolo era muy exigente y duro, pero muy buena persona.

-Vamos, de esos que ya no puede haber ¿no?

-De los que ya no puede haber, exacto. Manolo te machacaba una y otra vez hasta conseguir lo que él pretendía, pero era muy, muy bueno. Aprendí bastante.

-Sigamos.

-Para mantenerse en forma Ramón, que jugaba en el CajaMadrid de Primera División, y José Mari, que lo hacía en los junior del Real Madrid, venían a entrenar en vacaciones a Cádiz. Ambos estudiaban en El Pilar de Madrid. Entonces, cuando venían en verano, entrenábamos unos cuatro o cinco con ellos en el viejo pabellón de San Felipe Neri a las órdenes de Manolo. Y en estas que un día entrenando allí miro a la grada, y vuelvo a mirar porque no me lo creía, y me veo sentado viéndonos al Ferrándiz. En aquella época no había mucha labor de scooting, sino que era el mismo entrenador el que iba de un lado a otro a petición de esos contactos que el Real Madrid tenía a lo largo del país. Y entre esos estaba Manolo, que le dijo que se viniera a echar un vistazo a lo que tenía por Cádiz.

-Vamos, que le gustó al mítico Pedro Ferrándiz.

-Así fue. Unos días después vino Manolo a mi casa; mi padre estaba navegando porque era capitán de costa y se dedicaba a la pesca. Mi madre estaba sola porque mis hermanos también estaban navegando en la mercante. Total, que Manolo le dice a mi madre que el Madrid me quiere llevar. Mi madre se acojona, yo me ilusiono mucho, pero en aquel momento mi madre toma la decisión que mejor creía para mí. Y ahí quedó, como una muesca más en la culata. Tendría yo 13-14 años.

-Y de la canasta a la radio, donde volvemos de nuevo. Nos quedamos en la emisora municipal, año 1987. Usted dirá.

-Empiezo a profesionalizarme en Antena 3 Radio.

-Toma ya. La mítica. Palabras mayores. ¿Cómo fue ese proyecto aquí en Cádiz y quiénes eran sus figuras?

-Estaba en Corneta Soto Guerrero y por allí estaban José Antonio Galvín, Salvador Estudillo, que a la postre está con nosotros en Canal Sur, ahora en el Campo de Gibraltar; Juan Manzorro, Eduardo Alonso, que también pasó por Canal Sur, Onda Cero y Punto Radio; y el director era por aquella época un chavalito muy mono...

-¿¡Fernando Pérez!?

-No, hombre, no. No tan mono (risas compartidas). Era un chico que después salió en Canal Sur TV presentando programas. Tenía el pelo rubio, los ojos claros; no me acuerdo bien el nombre. Presentaba programas que hacía Canal Sur por la costa...

-¿Cómo acabó formando parte de esa mítica cadena?

-Pues si digo la verdad, no me acuerdo cómo fue el nexo de unión. El caso es que llego. En Antena 3 estuve del 87 al 88, incluso compaginé un poco durante el proceso de selección abierto que hizo Canal Sur.

-Era la Antena 3 fundada por Martín Ferrand y que tenía como máximos exponentes a José María García y a Luis y Antonio Herrero. Una cadena muy guerrillera y enfrentada al gobierno socialista y al grupo Prisa de la época de Felipe. ¿Cómo afectaba esa tensión en ámbito local?

-Bueno, en aquella época no era tanta la crispación porque había mucho felipista en Antena 3, incluido don Antonio Herrero. Y aquí, con Carlos Díaz, nos llevábamos bien. Quizás, el que peor lo llevó fue Galvín con el Cádiz CF.

-Acabáramos. ¿Por?

-Tuvo muchas amenazas, le pegaron aficionados. Galvín era 'línea García', pero en Cádiz. Le daban fuerte porque atacaba a Irigoyen en algunas cuestiones. Otros recibían y a él le daban (risas)

-Jajajajaja ¿Alguna anécdota en Carranza retransmitiendo que se le venga a la cabeza?

-Digo, y no muy buena. Fue con Canal Sur y estábamos acabaditos de abrir. Íbamos con el logo del huevo frito, el primero de todos. Pues eso, para el estadio que me dirigía todo orgulloso yo con mi logo en las dos maletas para la retransmisión cuando veo que me recibe un clima hostil en tribuna. Todo fue porque la semana anterior, el compañero cámara de la tele no pudo llegar al inicio del partido con la mala suerte de que marcó el Cádiz. Tuvo que ser un problema gordo porque no llegó. Entonces no teníamos la imagen y en los resúmenes de la noche no pudimos emitir el gol.

El primer logo de Canal Sur, denominado el 'huevo frito' cariñosamente.

-Como si lo viera. 'Estos sevillanos pasan del Cádiz y esas cosas...'

-Exacto. Nos la dan mortal y al partido siguiente todo es 'Puta Sevilla, pta capital, puta Canal Sur'... Y yo que para allá que iba con mis dos maletitas y mi huevo frito 'to' orgulloso.

-Jajajajajajaajaja Dele, dele que le van a dar.

-Yo iba de técnico y entraba por tribuna. Para colmo y para calentar más aún el clima, esa semana hubo una persona que había escrito en el Diario en contra de Canal Sur por lo que se ha contado. Y sí, me encontré con momentos muy tensos y agrios en el estadio, dentro y fuera.

-¿Le llegaron a tocar la carita?

-No, no, pero porque hice el ventilador con las maletas.

-Jajajajaja Bien, bien. Además esas metálicas que tienen que doler una mijita.

-Debo decir que ese ha sido el único momento que yo he pasado mal en un estadio de fútbol trabajando.

-Hablando de estadios y de recuerdos. Coincidió con el mejor Cádiz de la historia y viajó trabajando junto a él. Péguese una anécdota, hombre. De esas que ya han prescrito.

-Contaré esta porque ya ha prescrito, efectivamente (risas compartidas). Eran principio de los 90 y recuerdo con mucho cariño el de San Sebastián, donde fui con mi compañero Jesús Amarillo, que entonces era el redactor de Deportes, lo que hoy es Javier Lacave. Jugábamos en el mítico Atocha y en época chunga de lluvias y frío. El viaje fue así. Avión Jerez-Madrid; Madrid-Vitoria y de ahí a San Sebastián en un coche alquilado, un Renault 5 blanco.

-Ya sé yo quien va a acabar ahí...

-Claro, pero porque tú ya te la sabes (risas). Sigo. Llegamos y nos hospedamos con el club en el hotel Costa vasca, al lado de la playa de La Concha. El Cádiz empata en Atocha y era sábado.

-¡Bien, ahí! Buen empatito, hombre.

-Buen empate, buen empate. Algunos de esos jugadores eran Szendrei, la 'vieja' Montero, que ya vino al Cádiz con las rodillas un poquito mal por eso no dio todo lo que era; Mágico González...

-Una tropa...

-Buena tropa, buena (jeje) También estaban los jovencitos, como Barla y algunos más. Con estos que he dicho ya se hace la gente una idea del equipo que era. Total, que con la alegría del empate decidimos ir a bailar. Entonces, unos cuantos, a los que después le costó la bronca con David Vidal como es lógico, nos vamos a la discoteca mítica que hay allí en La Concha.

-Bataplán.

-Esa, algo de blan era, sí, sí. Llegamos allí y todos éramos unos paletos menos ¿quién? Jorge Mágico González. La gente conocía al mago y sobre todo un sector de la afición, el femenino. Todas se iban para él. Allí llegaríamos a las doce, una de la noche porque el partido fue a las nueve creo recordar. Serían las cuatro de la mañana cuando algunos ya dijeron de irse porque al día siguiente temprano esperaba el avión. Alguno que otro se quedó. Así que los que salimos nos metimos todos, incluido Szendrei, que el que recuerde como era Pepe...

-Parecido al policía negro de Loca Academia, ese al que había que quitarle un asiento para que entrase...

-Hightower, ese, ese. Idéntico (risas compartidas). Bueno, pues incluido Szendrei, en el Renault 5 camino al hotel nos metimos nueve. Por supuesto tuvimos que tumbar el asiento delantero para que Pepe entrase, tres atrás con las piernas colgando por el maletero abierto, las cabezas por fuera de las ventanas... Aquello fue una delicia.

-Se llega al hotel y, ¿apareció Vidal con el mazo?

-Nada, nada. Sin problemas. El gallego estaba durmiendo.

-Home, con su puntito de Atocha en el bolsillo como para no dormir.

-Claro, claro. Yo ya no sé qué pasaría al siguiente día o entrenamiento ni cómo acabaría la historia pero hasta donde puedo contar fue muy divertido.

-Más laboral ya, trabajar en aquellos años tirando cable y demás no sería igual que hacerlo ahora, ¿verdad?

-Claro que no. Yo he llegado a tirar, por ejemplo, tres kilómetros de cable, de este rojo y negro mítico, en la Condomina, en la vieja. El motivo era que tenía que ir dando unos giros porque el club no te permitía tirar el cable recto por la escalera; entonces tenía que ir girando 3.000 metros de cable, los que iban desde la cabina hasta la microfónica que había abajo en el campo. Ahí fui con Juan Manuel Pedreño.

-Hemos ido antes a la anécdota que a la historia de cómo entra en Canal Sur. Habló antes de una selección abierta. ¿Cómo fue?

-A finales del 87 se presentan las bases para optar a las plazas de Canal Sur para todo. Desde técnicos a presentador pasando por redactores, realizadores, productores, iluminadores, cámaras... Para todo.

-¿Cuándo abrió Canal Sur?

-La tele y la radio abrieron en Sevilla en octubre del 88. Entonces, a principios del 88 hay que pagar las tasas para presentarse a los exámenes, que se hacían en Sevilla en la antigua universidad laboral, un edificio que se parece a la fábrica de tabacos de Cádiz, con su chimenea, sus ladrillos rojos.

-¿En qué consistía la selección?

-Eran cinco pruebas; las dos primeras eran prácticas, después venían dos escritas y una entrevista personal final. Las dos primeras o sabías o no seguías la oposición porque necesitaban a gente que ya supiera manejar. Allí había gente de la Cope, de la Ser, de RNE, de todos los medios. Una de las teóricas eran 150 preguntas de tipo test y otra de cultura general donde también preguntaban la Constitución o cómo funcionaba una empresa pública. Y la entrevista, hecha por un tribunal, era un tercer grado.

-¿Algún conocido en el tribunal?

-Sí, hombre. José María Durán, el hermano de Joaquín y que fue el primer director que tuvo la radio. Era el director-fundador de Canal Sur 2, porque se salió con dos radios. Una, Canal Sur 1, era musical con realización tipo americana y la de noticias, que era la 2, más generalista.

-¿Es la radio el medio de comunicación que menos ha cambiado si se aprecia a sus hermanos la tele y el papel?

-Yo creo que sí, que es el que menos ha cambiado. El que más ha mantenido el origen de su espíritu, su adn. La radio tiene otra dinámica, otra vida; más inmediata. Hoy en día el periodista puede hacer el programa con su móvil al lado sin necesidad que la empresa le ponga un ordenador.

-Y el tema este de los podcast qué significa. ¿Ha servido más de ayuda o no?

-Todo eso es comercial. Si cuelgas un podcast, antes siempre suena un anuncio. Y ahí está el tema. Y desde un punto de vista más cómodo es como tener una radio a la carta y elegir en tu momento lo que quieres escuchar pese a que no sea en directo. Y para eso viene perfecto.

-Antes hemos hablado del incidente en Carranza, pero no hace mucho se ha criticado desde algunos sectores más reaccionarios a Canal Sur por su trato al Carnaval o no sé qué pamplinas decían dichos detractores. ¿Cómo se tomaba en la casa esta especie de ira, pataleo o como quiera llamarse que vino a coincidir con la entrada de Onda Cádiz en el COAC? ¿Cómo se tomaba esto como gaditano y trabajador de Canal Sur?

-Yo las llevaba muy mal porque yo veía ahí la parte fea de Cádiz. Para mi Cádiz es muy bonito, es precioso, es mi ciudad. Yo he nacido aquí, he crecido aquí y sigo aquí pudiéndome haberme ido fuera. Lo llevé muy mal porque yo, que estuve en el concurso 30 años, dentro y fuera, he sido responsable de llevar el sonido, al margen de las teles, a todos los medios, incluido la Fundación Gaditana del Carnaval. Lo daba mi empresa, pero esta delegó en mí durante 30 años. Y voy a decir una cosa, Canal Sur habrá tenido sus defectos, que no lo dudo, pero puedo asegurar a todo el mundo que desde la gente de Canal Sur de Cádiz se ha luchado una barbaridad para que año tras año el Carnaval siguiera adelante. La gente es que no se lo puede ni imaginar. Porque el Carnaval, a lo largo de las ocho emisoras de provincia de Canal Sur, también tenía sus detractores dentro de la empresa. Y con su razón, porque a lo mejor los de Almería o Córdoba te podían decir 'quillo, ya está bien de Carnaval' y todo eso. Pero claro, también daba audiencia. De verdad que no tengo necesidad de defenderlo porque tampoco he sido mucho de meterme en nada, pero es que yo he visto como mis compañeros lo han dado todo todos los años para que el Carnaval siguiera emitiéndose a pesar de los pesares.

-Le comprendo porque desde fuera, y así lo ven muchísimos gaditanos, se veía y se ve muy ingrata esta forma de 'agradecer' vuestros servicios después de tantos y tantos años poniendo al Falla en el mapa.

-Pues sí. Es más, yo era de los que, cuando hablaba con mi jefe, le decía 'yo creo que deberíamos irnos del Carnaval de Cádiz. Con todo el dolor de mi corazón, pero es que este pago no puede ser'. Es que yo he visto como han amenazado a compañeros míos por la calle o que en el teatro pasasen cosas raras, como que desapareciesen o faltasen cables, o sonidos que se cortaban... Yo lo flipaba porque nosotros ayudamos a todo el mundo dentro de lo que pudimos.

-Al primero que ayudaron fue al Carnaval.

-Por ejemplo, porque pusimos al Carnaval donde nunca se pensó que podía estar. Después tú podrás estar más o menos de acuerdo, pero eso se decide antes de jugar el partido porque luego siempre es más fácil. Y antes todo el mundo quería espectáculo y Canal Sur lo vio, muy bien visto, y lo explotó cuando nadie lo había explotado. Es como cuando yo llegué al Falla, que aquello era un porquería de cómo se escuchaba. Yo puse mi conocimiento ahí para que sonase como un espectáculo de un gran teatro. Y cambió. Está mal que yo lo diga, pero es que es una obviedad.

-Solo hay que escuchar cómo sonaba antaño, con esos micros altos de las radios en lo alto del escenario, a cómo lo hace ahora.

-Claro, claro. Pero lo digo siempre desde la perspectiva que un día llegará un pibe y me va a decir 'Cúxame, Paco. Chate pa allá que tú no tiene ni puta idea de esto'. Y yo diré, '¿cómo? Pues es verdad, no tenía ni puta idea'. (risas) Es ley de vida.

-No sé si habrá sido la pandemia o los años sin Carnaval, pero este pataleo contra Canal Sur ya no lo veo tanto. Es más, salieron muchos autores y componentes a defender vuestra labor.

-¿Tú crees? Yo no lo veo tanto. Pero bueno, es que yo creo que siempre se te echa de menos cuando no estás. Y eso era precisamente lo que yo decía en la emisora cuando defendía la opción de irnos. 'Es que nos van a echar de menos, seguro', decía.

-Habló antes de que Canal Sur ayudó mucho a otros medios y le corté. Dele.

-Nosotros ayudamos mucho en su momento a Onda Luz, inolvidable la manguera amarilla que ponían arriba para la agüilla; ayudamos muchísimo a Onda Cádiz, como hermana mayor y empresa pública que somos. Llegó un momento en el que hubo una simbiosis muy buena entre las dos y que luego se rompió, pero ya ahí no voy a entrar.

-¿Y con qué se queda del Carnaval?

-Pues como yo la llamo, mi familia del teatro, donde se encuentran mis compañeros de todos los medios de comunicación y después está mi familia de la tramoya, que son otra especie y que algún día un biólogo tendrá que estudiar ponerles nombre.

-Que le gusta una tramoya, Paco. Aunque es verdad que desde que le conozco le gusta llevarse mejor con los que están a la sombra. Un ejemplo, los cocineros.

-Por supuesto. Cuando se llega a un sitio nuevo tengo claro que del primero que me tengo que hacer amigo es del cocinero. Eso, para sobrevivir. Y después, para disfrutar.

-Y hablando de cocinas. No sabía yo que había hecho sus pinitos en la restauración y ni más ni menos que resucitando al mítico El candil de la calle Javier de Burgos (donde ahora está el mejicano de Milton). ¿Cómo fue esa experiencia?

-Hubo un vuelco en mi vida y me divorcio. Y ya se sabe lo que traen los divorcios, que te quedas tieso.

-Jajaja Me río por no llorar, claro. ¿Y?

-El Candil tuvo su mayor éxito allá por los 70 y 80, era un mítico. Yo entonces conocí a un chica, vimos el local que estaba cerrado allá por 2006 y pido un préstamo con la que iba a ser mi mujer. Lo abrimos con mucha ilusión y como era El Candil de toda la vida. Cambié la cocina y la hice nueva, más grande. Metí grupitos flamencos, puse un pequeño tablaíto entrando a la izquierda, donde estaba el mural de la matanza. Era comida tradicional. No nos iba mal, pero a los siete años de estar juntos mi pareja fallece y me quedo hecho polvo. Y lo cierro. Fue una pena porque el sitio, tras unos pequeños baches, comenzaba a ir tirando hacia delante. Allí se metió a ayudarme mi madre y ha estado comiendo el comandante de Elcano con todos los oficiales...

-¿Estuvo de cocinero?

-No, pero me metía para ayudar como pinche algunos días. Y aprendí muchísimo de cocina y de cómo se lleva un local de este tipo. Lo disfruté, con sus disgustos y preocupaciones correspondientes, pero me gustó.

-La pregunta es, tras su experiencia, ¿recomendaría abrir un bar o un restaurante a una amistad?

-Si tienen otra trabajo, no. Aquello es estar las 24 horas del día pendiente del negocio y no podía estar por la radio, obviamente. Si tienes un medio de vida ya, no es necesario. Yo lo hice porque a mí no me llegaba con lo que tenía, por mis circunstancias.

-No para de sorprenderme. Algo que se le quede en el tintero.

-En aquella época tuve un estudio de grabación. Allí grabaron Juanito Villar, Toma castaña...

-¿Ahí fue el saludo por bulerías que se viralizó relativamente?

Video.

-No, no, eso fue en Canal Sur y con mi amigo Sebastián Masa, el conductor de los coches de producción. En 2010.

-¿Eso salió a la primera, Paco?

-Eso salió a la primera y se grabó a la segunda. O sea, que salió dos veces seguidas. Fue tan espontáneo como la ola que rompe con una muralla. Entraba yo en la sala de descanso, veo al Sebas y le digo 'Sebás, qué'. Y me dice '¡Paquito!'. Y nos vamos a los dos y lo hacemos tal como sale. Allí había un cámara con su Iphone nuevo que nos vio y dijo de grabarlo por lo bien que había salido (risas). Y salió exactamente igual.

-Hemos hablado ya de dos de las tres C de Cádiz, el Cádiz CF y el Carnaval, y no quisiera yo olvidarme de la otra, la de las cofradías de Semana Santa, que en Canal Sur suena distinta. Las retransmisiones de las procesiones son una delicia. Vamos, es que hay veces que he sentido estar cogiendo palo de lo bien que suena. ¿Cómo se plantean estas retransmisiones?

-Es distinta, sí. Se ha cuidado mucho el sonido. Desde el principio, una de nuestras señales de identidad quisimos que fuera el sonido, que hasta nuestra llegada pocos se habían preocupado más allá de que se escuchase y poco más. Pero nosotros queríamos poner en situación al oyente a través del sonido. Al principio mi jefe me decía: '¿Semana Santa en estéreo; tú estás majara?'. Pero no era hacerlo en estéreo porque no se puede hacer, pero sí se puede dar al oyente una situación a través del sonido. Yo siempre he estado buscando que si el oyente estaba en su cama con sus auriculares puestos se pudiera sentir estar sentado en el patio de butacas en el Falla o en el Palillero 'viendo' como se aleja por Novena una hermandad y como se acerca otra por Montañés.

-Vamos a ir terminando, Paco, por Dios. ¿Le queda planes por hacer?

-Uff. Yo es que... A ver, quillo, tengo 59 años y llevo 33 en la empresa, lo que quiere decir que más de la mitad de lo que llevo vivido lo he vivido en Canal Sur. Yo he hecho de todo. Y he dejado de hacer. Por ejemplo, llegué a tener una oferta importante de Canal Plus en el 93 para que me fuera.

-Ira el tío... No es poca cosa. Ese Plus que comenzaba pujando fuerte por entonces... Con su Día después, sus retransmisiones de gran categoría... Poca broma.

-Digo. Me ofrecieron un puesto bastante importante y llevaba cuatro años nada más aquí. Me lo ofrecieron en el bar de abajo del trabajo (por entonces Canal Sur estaba en la plaza España con Canalejas). Tenían unidades móviles por todos lados y manejaban una tecnología increíble por entonces. Querían un coordinador a nivel de sonido para todo este tinglado que montaban en cada retransmisión. Era irme a Madrid y yo acababa de tener una niña también y dije que no. Y no me arrepiento. Y en cuanto a la pregunta de qué me queda por hacer, pues yo creo que uno en la vida le queda por hacer todo por mucho que haya hecho ya. Lo que sí me gustaría sería jubilarme con tranquilidad; me gustaría que mi empresa siguiera adelante porque creo que no solo es un referente en Cádiz, en Andalucía y en mucho más allá de lo que nosotros nos pensamos. Es muy bueno que Andalucía tenga una radio-televisión regional propia, por la tecnología, por el tejido industrial que hay alrededor de ella. Porque cuando hablamos de Canal Sur parece que solo hablamos de la radio y de la tele. No, no, no. Canal Sur además es cine, producción, programas, documentales... Y muchos trabajadores. Todo ese tejido audiovisual que maneja la RTVA es impresionante. A mí ya no me hace falta hacerle la pelota a mi empresa porque yo ya tengo el pescado vendido, pero la gente tendría que sentirse muy orgullosa de la gente que tiene trabajando ahí. Y no hacer caso a esos voceros que intentan poner palos en la rueda dando una imagen de nosotros que no es ni mucho menos. Hay que sentirse orgulloso de tener una empresa pública que en tecnología va a la vanguardia de España.

-Ahora que nos adentramos en su casa. ¿Se ha notado dentro, no ya a nivel editorial, el cambio de gobierno después de tantos años de socialismo? Me refiero más a un nivel humano y de funcionamiento.

-Yo creo que el PP ha recogido el testigo del PSOE y sigue con la misma política de dejarnos morir por inanición. O sea, aquí la gente se muere, se jubila, se marcha por diferentes motivos y no se cubren esas plazas; se amortizan directamente. Cada vez hay menos gente y más producción. A mí me da muchísima pena porque hemos sido y deberíamos seguir siendo un referente, por supuesto, desde el máximo respeto al resto de mis compañeros de profesión y de medios de comunicación. Pero tenemos una empresa que hemos pagado entre todos, incluido los que trabajamos en ella, de la que sentirnos muy orgullosos por haber montado la que montaron en su momento los señores que la montaron y después los que han seguido porque está muy bien reconocida tanto en España como en el resto del mundo.

-Perfecto. Pues aquí se acabó.

-¿Y esto cuando sale, muchacho?

-Jajajajajajajajaajajajajajajaa

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