teletrabajo

«El futuro de los jóvenes de Cádiz no puede ser abandonar la ciudad para trabajar en Madrid»

Javier Brizuela es el único gaditano trabajando en remoto para Product Hackers, una startup que hace crecer digitalmente a marcas como Zara, Havaianas, Heineken y otras

Javier Brizuela en una cafetería de Cádiz. francis jiménez.

Esther Macías

Cádiz

«En mis descansos, me pongo el bañador, bajo a la playa de La Caleta a darme un baño, subo a casa y continúo trabajando». Ese podría ser un día cualquiera en la rutina de Javier Brizuela, el gaditano que trabaja en remoto desde su ciudad natal: Cádiz. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Cádiz. Entonces ya tenía claro que la comunicación y todo lo que va relacionado con lo digital y la innovación era lo suyo. No quiso estancarse, así que prolongó su formación en Sevilla, donde realizó el Máster en Dirección en Comunicación. Eso sí, cada día activa su modo 'en construcción', pues está en constante aprendizaje. No pierde el norte en el sector de la comunicación que se está extendiendo a un ritmo acelerado. Sin tener la necesidad de perder su sur, claro. 

Este gaditano vive en La Viña, a escasos minutos de La Caleta, con una temperatura media de 20 grados y con su familia, a tres calles de él. Pero, al mismo tiempo, trabajando para una empresa que destaca en el mundo digital. Ha probado diferentes trabajos –algunos también en remoto– y tras diferentes experiencias, Javier lo tiene claro: «No cambio el teletrabajo por nada en este mundo. Esto es vida, esto es simplemente salud mental». Suena esperanzador. 

El publicista está detrás de marcas como Zara, Sony Music, Havaianas, Heineken, Sanitas, Mundo Deportivo, El Confidencial o La Razón, entre otros. Es Growth Manager en Product Hackers, una start up que ayuda a sus clientes a crecer tecnológicamente. El principal lema de la empresa es 'para crecer no todo vale', porque para ellos la creatividad está por encima de todas las cosas. Impulsan el crecimiento del negocio o del producto digital con el objetivo de multiplicar los resultados en cada etapa. 

Su despertador suena todos los días a las ocho de la mañana. Para Javier, saber organizarse es la herramienta primordial para el teletrabajo. «Si tú tienes una buena organización y unos objetivos marcados, el flujo de trabajo se hace más ameno», explica. Y es que para este gaditano, el estar trabajando en su ciudad, (a la que por cierto, tanto quiere y tanto le aporta), era algo impensable, casi que no estaba en sus planes.

Normalizar el vivir lejos

Explica que «nuestras madres, desde que decidimos con 18 años qué queríamos estudiar, tienen en sus mentes que nos íbamos a ir fuera. Asimilan y normalizan que vamos a vivir en otra ciudad, exactamente a 600 kilómetros, como poco».

Javier es el único gaditano dentro de la creciente startup en la que trabaja (donde comparte espacio virtual con nómadas digitales de Sevilla, Canarias, Málaga, Madrid o Barcelona) y asegura que «si algún día tengo que cambiar de trabajo, no pasará nada porque lo que estoy aprendiendo ahora mismo no está pagado. Confirmo que este modelo de trabajo me mantiene motivado para trabajar y para lo más importante, seguir aprendiendo».

El cambio de tendencia en el mercado es fuerte. Esta mutación es una clara amenaza a lo conservador, al estilo de trabajo de toda la vida. Javier insiste en que no hay que tenerle miedo. «Hay que temerle más a la salud mental de los jóvenes que se ven obligados a marcharse de su casa y de su tierra para buscar mejoras laborales, que no mejoras personales». «Cádiz no puede ser el paraíso de junio a septiembre y el resto de meses del año estar inmersa en miserias y precariedad», analiza. Tener cerca a la familia, amigos y parejas es una situación que cada vez entorpece más a los jóvenes. Sin ir más lejos, el gaditano tiene al 60% de sus amigos viviendo lejos de Cádiz. Y el motivo no es otro que por trabajo. «No podemos seguir soportando este desarraigo impuesto por la vida laboral. Estoy seguro que todos mis amigos ansían poder volver a casa, a Cádiz».

Acompañamiento digital

Si hay algo que se debate mucho es lo asocial que puede llegar a convertir al trabajador en remoto. «El teletrabajo te hará todo lo asocial que en tu vida personal seas», sentencia Javier. En su caso, cada viernes hay una pequeña reunión para exclusivamente abordar el bienestar del trabajador. Una convivencia online en la que cada uno comparte sus inquietudes o malestar. Porque si algo se ha aprendido durante estos años de pandemia es que a través de la pantalla también se logra transmitir esa cercanía y acompañamiento. De hecho, a las 12 de la mañana a todos los trabajadores de esta empresa les llega una alerta para, a través de iconos y mensajes escritos, puedan exponer cómo se sienten, cómo están llevando el día o algo tan simple como si alguien necesita ayuda.

«Desde mi primera experiencia como trabajador remoto, tenía claro que no había otra opción que esta. He ganado en salud mental«, asevera. Cada seis meses hay un encuentro donde los casi 70 trabajadores de Product Hackers se reúnen en un punto de España para trabajar en conjunto y conocerse. Nómadas digitales que llegan desde Sevilla, Canarias, Málaga, Madrid, Barcelona u otros destinos. Javier es el único gaditano dentro de la creciente startup y asegura que «si algún día tengo que cambiar de trabajo, no pasará nada porque lo que estoy aprendiendo ahora mismo no está pagado. Confirmo que este modelo de trabajo me mantiene motivado para trabajar y para lo más importante, seguir aprendiendo».

El cambio de tendencia es fuerte. Esta mutación es una clara amenaza a lo conservador, al estilo de trabajo de toda la vida. Javier insiste en que no hay que tenerle miedo. «Hay que temerle más a la salud mental de los jóvenes que se ven obligados a marcharse de su casa y de su tierra para buscar mejoras laborales, que no mejoras personales». «Cádiz no puede ser el paraíso de junio a septiembre y el resto de meses del año estar inmersos en miserias y precariedad», condena.

Tener cerca a la familia, amigos y parejas es una situación que cada vez entorpece más a los jóvenes. Sin ir más lejos, el gaditano tiene al 60% de sus amigos viviendo lejos de Cádiz. Y el motivo no es otro que por trabajo. «No podemos seguir soportando este desarraigo impuesto por la vida laboral. Estoy seguro que todos mis amigos y amigas que viven en Madrid ansían por bajarse a casa, por hacer una vida que no te garantiza más que ser un poco más feliz».

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