Cultura

El FIT de Cádiz vuelve a respirar

Pluralidad de géneros y estilos. Voces y acentos distintos

Amor y control

Germán Corona

Cádiz

Miradas acertadas en la mayoría de los casos y propuestas respaldadas casi siempre por su valor artístico o estético.

Mucha expectativa había despertado esta edición que arrancaba con el relevo de la exdirectora Isla Aguilar y que ahora estaba a cargo de una comisión de seis expertos de distintas áreas de las artes escénicas.

Este notable cambio de rumbo tiene origen también en la valiente decisión del Ayuntamiento de Cádiz que ha sabido encarar el problema que venía padeciendo el festival en estos últimos años y que desde esta plataforma periodística advertimos y denunciamos en repetidas ocasiones.

Durante los pasados días hemos podido analizar algunos de los montajes que han formado parte de la programación del FIT de este año.

El mal tiempo se hizo presente desde el arranque, lo que no impidió que los espectáculos programados se llevaran a cabo buscando espacios alternativos. La peor parte se la llevó el grupo colombiano Tchyminigagua con un deslucido pasacalles de apertura debido a las inclemencias climatológicas. A partir de allí, y pese a la lluvia, el FIT despegó y comenzó a recobrar aire y vitalidad.

Nos visitaron los lusos Compañía do Chapitó que nunca dejan de sorprender con su particular estilo clownesco. En esta ocasión parodiando en torno a la figura del emperador romano Julio César. Aunque ágil y divertida, quizás un poco estirada en su duración.

Por otro lado, profeta en su tierra, no podemos dejar de mencionar la elegancia y maestría de Eduardo Guerrero que nos deleitó con su «Sombra efímera».

Desde Cuba nos llegó quizás la propuesta más floja de todo el festival: Argos Teatro presentó «Discurso de agradecimiento», un texto que haciendo honor a su nombre fue más discursivo que dramático y que tuvo una resolución escénica estática y sin estética alguna.

El tándem hispano/uruguayo entre Gloria Albalate y Lucía Trentini hizo un peculiar acercamiento a la figura de Elektra en el que lo que podemos destacar, sobre todo, son los recursos expresivos de ambas actrices. Es una lástima que la propuesta no parezca tener un tono interpretativo definido. Ambas son explosivas pero en ocasiones esa energía no parece nutrir ni a la compañera ni al espectáculo.

Esperábamos mucho más de las granadinas de Histrión Teatro que ficcionan el mediático caso de la exconcejala Nevenka Fernández tras un caso de abuso sexual acaecido hace ahora 20 años. Una propuesta correcta en todos sus aspectos en la que lo que parece primar es la denuncia y la exposición de los hechos sin más.

Desde Ecuador, la compañía Mitómana Artes Escénicas exhibió una deconstrucción fallida pero bien intencionada sobre el personaje de Medea. Mezcolanza de elementos para una apuesta con cierto valor estético pero pretenciosa.

Sorprendente y muy bien articulada: «Origen» de Marco Vargas & Chloé Brûlé. Siete cuadros en los que la composición espacial y coreográfica son magníficos. Una oda, una ceremonia, una fiesta en la que destacó el señorío de Manolo Marín.

En el terreno de la danza contemporánea L'Explose Danza y Paloma Hurtado nos envolvieron con su «ORIGánika», un planteamiento coreográfico contemplativo y pausado sobre el origen y la materia.

Punto y aparte merece la propuesta «Gaviota» de Guillermo Cacace. Tomando como pretexto el clásico homónimo de Antón Chéjov, cinco actrices asumen el reto de poner voz, respiración, carne y alma a una «lectura dramatizada» en la que reluce el mundo interior de unos personajes existencialmente descontentos con sus vidas. Una apuesta en la que se logra llegar al espectador cumpliendo algunos de los objetivos más difíciles de conseguir en el teatro y concretamente en la interpretación: credibilidad en un texto dicho con verdad en el que las interrelaciones y el comportamiento entre los personajes es orgánico y verosímil pese a las limitaciones de movimiento de la propia lectura. Estamos ante un cuidado y delicado trabajo de interpretación actoral en el que sobresale el espíritu generoso y creativo de Muriel Sago en el papel de Masha.

Ya en la última jornada, el público gaditano abarrotó la Plaza de la Catedral para disfrutar de las coreografías aéreas a cargo del Grupo Puja. Por un momento hemos vuelto a sentir esa emoción del público de Cádiz echado en masa a la calle para despedir al FIT tal y como se vivió otrora.

Lástima que el montaje de cierre a cargo de los uruguayos de Marea Teatro haya terminado mareándonos con un texto firmado y dirigido por Sergio Blanco poco interesante y aburrido.

Pero este último desaguisado termina siendo «peccata minuta» si hacemos una mirada en perspectiva del excelente nivel y variedad del conjunto de la programación.

¡Hasta el próximo FIT que coincidirá con su 40º aniversario!

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