CONGRESO DE LA LENGUA

El Fesser que vino por la herencia del abuelo y dejó un cargamento de risas y palabras

El periodista madrileño y Paco Reyero protagonizaron un encuentro en la APC para hablar de la situación del español en Estados Unidos

Guillermo Fesser, José María Aguilera y Paco Reyero en el acto cultural. ANTONIO VÁZQUEZ
Andrés G. Latorre

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Cuando se convoca un acto cultural en Cádiz, se produce el curioso fenómeno de que, en ocasiones, hay más personas en el escenario que entre el público. Si además coinciden varios actos culturales, lo más probable es que el vacío sea casi total. Por eso fue tan especial que en este martes, el coloquio de 'Estados Unidos: El español se despierta' consiguiera reunir a un público que, literalmente, llenó el salón de actos de la Asociación de la Prensa de Cádiz. La calidad de los ponentes, Guillermo Fesser y Paco Reyero, fue la clave para que la tercera cita del ciclo 'Periodismo con ñ' fuera un éxito.

El acto fue presentado por el jefe de Área de LA VOZ de Cádiz José María Aguilera, que comenzó dando las gracias tanto a la Asociación de la Prensa, organizadora del evento, como a los distintos patrocinadores. Antes de dar paso a los ponentes, recordó que el germen de que el IX Congreso Internacional de la Lengua Española se celebrara en Cádiz estuvo en la APC.

Guillermo Fesser arrancó la ponencia con su arma predilecta, el humor. Tras su presentación afirmó que «esto es una prueba piloto, que el currículo sea más largo que la propia conferencia». Risas de un público que ya estaba en el bolsillo. Fesser confesó que no había venido nunca a Cádiz capital pese a que «el primer Fesser que vino a España, desde Hamburgo, fue cónsul en Cádiz». Fesser ironizó con que había visitado el Archivo Provincial, junto con Paco Reyero, por si en el testamento de ese primer Fesser «hubiera dejado alguna cosa, una cómoda que estará en Diputación».

Paco Reyero también se hizo con el auditorio con la anécdota de la visita de ambos a la Taberna de la Manzanilla. «El título es El español se despierta en EEUU y nosotros a punto de no despertarnos tras visitar la taberna».

«Guillermo ha querido probar la resistencia del roble y luego... su propia resistencia. Y el sueño americano está muy bien, pero la siesta española está de puta madre». Reyero continuó con la curiosidad del lenguaje de mezcla, del gran koiné nueva en la que un repartidor de mercancías decía que estaba «deliberando grocerías» (un calco de 'Delivering groceries').

Entrando en el mundo hispano, Fesser ha desgranado que una gran masa de hispanos trabaja en las fábricas y, sobre todo, en el campo, con un gran aislamiento. Indicó que, visibles, hay tres núcleos muy claros de población hispana en el país: los dominicanos, en NY; los cubanos en Florida y los chicanos en Texas y California. Y cada uno ha ido llamando a su comunidad. Y dentro del los hispanos, también diferenció tres clases: el blanco que está emigrado por una gran compañía o buscando un empleo, el que trabaja que viene de sitios modestos («a los que diabolizas y no les das papeles para tenerlos siempre sometidos») y la población de los hispanos negros, que pocos se dan cuentan que existen. «No hay una hispanidad clara, cada país comparte sus prejuicios. Ahora, por primera vez, se buscan esos lugares comunes entre gente que habla español».

Reyero habló del crecimiento exponencial del mundo latino en EE UU, que pasa de los 60 millones. Sobre ese crecimiento, también en lo cultural, el periodista sevillano indicó que canales en español como Univisión e Hispamundo tienen más audiencia que el resto de cadenas. «Hay una gran demanda de contenidos en español», resumió.

Interrumpe Fesser con el fenómeno creciente del interés por el flamenco en Nuevo México y Reyero añade que la enseñanza de este arte tiene grado universitario. Prosiguió Reyero con el hecho de la creciente demanda cultural de los hispanos, que ha provocado que grupos como Hombres G pueda llenar el Madison Square Garden. «La definición exacta de lo único que nos pone de acuerdo es la legua, eso es lo que abre la puerta en la comunidad hispana, buscar acuerdos en la fuerza del idioma».

Aislamiento hispano

Fesser ahondó en el problema de que al ser un territorio tan grande («tardo más tiempo en ir a ver a uno de mis hijos en Seatle que a ver a mi madre a Madrid») ha provocado que los hispanos vivieran tan aislados. «Eso provocó que pudieran mantener el español en sus casas, que no se perdiera con el paso de las generaciones». Profundicó Fesser en que los medios de comunicación cada vez apuestan más por el español no como contenido traducido, sino propiamente para los hispanos. «Decían que no les gustaban los contenidos doblados... pues La Casa de Papel se la han comido doblada y no ha pasado nada, la han visto más que en España».

Aguilera preguntó por cómo los norteamericanos de pura cepa ven ese crecimiento del español. Fesser indicó que los americanos han hecho todo lo posible para que la gente hable inglés, no otra cosa. «Es muy reciente el fenómeno de hijos de inmigrantes que ya han llegado a la universidad y han creado cultura y exigen contenido en español de calidad. Es una revolución muy interesante. «En la Universidad de Nueva York, el español no se enseña como idioma extranjero, sino como parte de los estudios de gramática», detalló el periodista.

Sobre el español que más se habla, Fesser indicó que está muy mezclado con el inglés. «La pelea no es entre el español y el inglés, es por el bilingüismo». En tono serio, ahondó en que un idioma «no es saber dos palabras, es entender que se puede hacer las cosas de distinta manera. Los idiomas te permiten entender las emociones de otra gente y eso es lo que puede unir a la gente».

«En Estados Unidos estamos en buscar los lugares comunes, las emociones comunes. Cuando vives en Nueva York no echas de menos la tortilla de patatas y el jamón, sino que pase tu hijo por detrás de ti y el parroquiano que se toma una cerveza a tu lado. El mundo anglosajón es Sancho Panza, el bussiness plan, y el mundo hispano, don Quijote. Es la lucha entre lo ideológico y lo pragmático. Cuando esto se une, todo explota», fue terminando Fesser. Y puso un ejemplo de la mezcla perfecta entre el talento hispano y el aprovechamiento del negocio americano: José Andrés.

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