Con 'C' de Cádiz
Fernando Pérez: «El Carnaval de Cádiz ha evolucionado cien millones de veces más que la Semana Santa»
Fernando Pérez Cabrales. Periodista y cofrade
Llegó a la radio gracias a la Semana Santa, dos pasiones de un gaditano que toma el pulso a su ciudad desde la crítica mordaz y el verbo elegante
Con 'C' de Carnaval

Escuchar a Fernando Pérez Cabrales (Cádiz, 1965) es escuchar a una persona que se viste, y bien, por los pies y que, por lo tanto, interesa porque no habla para borregos. Desde el respeto y la elegancia, ofrece su opinión al que quiera escucharla y eso, en los tiempos que corren, es todo un acto de valentía. Puede que le ayude no estar en el barrizal de las redes sociales, pero se esté o no con él en sus posicionamientos, resulta todo un placer hablar con gente de verdad tanto en la barra de un bar como en antena, donde muchos prefieren esconderse bajo un discurso plano, correcto y acorde a esta era de la cancelación.
Como gaditano que es ha vivido desde pequeño las fiestas de su ciudad; en el Carnaval saboreó los tangos de Julio Pardo -inolvidable aquel de 'Vamos a la ópera'-, coro del que fue componente para la plaza, mientras que en la Semana Santa ha sido desde monaguillo a hermano mayor del Ecce Homo, archicofradía en la que gestionó no pocos problemas. Siempre de frente, a Fernando se la he conocido y respetado por la franqueza con la que expone sus ideas, no exentas de esa retranca con la que acompaña sus siempre discutibles opiniones. Porque de eso trata esto, de disentir, de discutir, de opinar y escuchar. Siempre escuchar y saber decir.
Hace dos años maravilló al Gran Teatro Falla con un pregón de Semana Santa para enmarcar y con el que dio lustre a una ciudad que muchas veces cierra las puertas a la riqueza de tanto chovinismo que derrama. De vocación tímido, la radio ha sido su mejor aliada y compañera para expresarse a un mundo que agradece contar con personas como él, de bandera, como el nombre en plural de la taberna que resucitó para darle más vida si cabe a la Viña, un barrio que ya se prepara para vivir otro Lunes Santo de una Semana que tiene en la voz de Fernando una de las mejores para poder seguirla como solo se sienten cuando se vive la radio como la vive y transmite él.
-Infancia.
-Mi infancia son recuerdos de un patio de Cádiz, en este caso, el de la calle Ancha número 23, donde sigo teniendo la casa de mis padres, que ya no están. Y ahí crecí. Después, en las calles Sagasta izquierda, Santa Inés derecha, que es donde crecí durante mi infancia en San Felipe Neri de Cádiz, Marianistas.
-Le cogió el cambio al de las Puertas de Tierra. ¿Cuándo?
-Allí estuvimos hasta quinto de la EGB; hice párvulos y hasta quinto. Y ya en sexto nos hacían ir al infierno, que era ir a Puerta Tierra. Entonces, nos trasladamos en sexto de EGB y empezamos a coger el autobús y allí que nos íbamos.
-¿Cómo llevó el cambio?
-Pues lo llevamos 'regulá', porque me sentaba fatal el autobús. Que el autobús era de Plaza de España a San Felipe y la vuelta. Pero es que eran cuatro viajes, porque teníamos el turno partido. Quiero decir, que salíamos a la una y media y después teníamos que volver a las tres y media. Eso durante sexto, séptimo, octavo, primero, segundo y tercero de BUP, hasta que ya ahí yo me desmarqué.
- Que se empezó a ir andando o por su cuenta.
-No, empecé a derrotar porque no estaba yo muy convencido de mis estudios. Es decir, que empecé a pegar bandazos y le dije a mis padres que no me pagaran más colegio privado.
-Y se fue en tercero de BUP. ¿Adónde?
-Sí, al Columela.
-Que ya estaba más cerquita, ¿no?
-No, no, jeje. Bueno, estaba más cerquita, pero tampoco mucho. Lo que pasa es que ahí descubrí el mundo, el verdadero mundo. Yo venía de una cápsula y en Columela conocí; aprendí a vivir.
-¿Cómo era?
-Ese Cádiz del Columela era canalla, era canalla; había gente de todo tipo y había, como diría Reguera, actividades diversas en las clases incluso [dice bromeando mientras hace que se lía en su cigarrillo]. Yo me quedaba sorprendido. Yo llegaba a clase con mis pantalones de tergal de pinza y evidentemente me llamaban el facha, el pijo…
-Ya se llevaban esos términos entonces.
-Bueno, claro. Era la época de finales de los ochenta, principio de los noventa. Incluso, uhhh, qué va, qué va; eso era mediados de los 80, por ahí anda la cosa. Incluso un poco antes, porque yo después del Columela sí me acerqué más a casa porque el Instituto del Rosario antes era femenino y cambiaron; lo hicieron mixto para que pudieran ir chicos también.
-Vamos, que tercero y COU se le complicó.
-Sí, sí, me los pasé pegando botes y bandazos, que es como se le llama a eso, y algunos flirteos. El modelo estudiantil en ese momento no me interesaba mucho.
-Jajaja. ¿Llegó a hacer la selectividad?
-Llegué a hacer la selectividad, pero opté por la UNED, que no te pedían selectividad.
-¿Y qué estudió?
-Ciencias Políticas y Sociología. Y estuve tres años. Y más o menos iba bien, pero de repente apareció en mi vida… la radio.
-¡La radio! [digo al unísono] Ahora nos pararemos en ella, pero sigamos hablando si le parece de ese Cádiz, de esas noches, de esa juventud. ¿Cómo era esa marcha, qué barecitos se frecuentaban?
-Ahh, pfff. Pues mira, en mi época más juvenil estaba, en invierno, El Altillo, que era un bar que montó José Ramón Rioboó, que era empresario de bares de copas y al que le llamábamos José Ramón Pringuina, porque estaba siempre con mucho fijador.
-Jaja. Muy de la época, sí señor.
-Y con José Ramón estaba Antonio, uno muy alto y que le decían el Pescue. Eran personajes de Cádiz.
-¿En qué zona estaba El Altillo?
-Eso estaba en la cuesta de San Carlos, en la muralla de San Carlos, pues para abajo. Había otro sitio que se llamaba Los Faroles, que era de los Téllez, que era un sitio de copas también.
-Grande la familia Téllez.
-Si, sí. En fin, era de la familia, pero lo llevaba Carlos Rodríguez Téllez porque el padre tenía una taberna ahí. Eso en invierno, que también había una zona alternativa, que a mí me gustaba ir mucho, porque yo, aunque aparente ser muy conservador, sin embargo me gustaba siempre lo alternativo. Había otros sitios que se llamaban El Cómic, El Crash...
-También por la zona de San Carlos, cierto.
-Exactamente, y también por la zona de Manuel Rancés, por donde también me gustaba parar mucho. Había otros sitios como El Búnker, el Harpo, La Sal, que también lo montó un buen amigo que está con nosotros, Mario el Rubio, que estaba en San Felipe. Todos esos sitios frecuentábamos y eran de la zona de invierno. Y ya en verano, pues nos trasladábamos al Paseo Marítimo y ahí estaba el Buri Buri, el Taxi... Eran bares montados en chalés antiguos que daban un toque muy de los años 80, y como muy de California, muy de surf. También hice mis pinitos en los bares, es decir, me puse a recoger vasos y después a poner copas. También estaba el Flipo, que estaba antes del edificio Caramelo.
-Eran unas noches muy divertidas, y sobre todo, largas, ¿no?
-Buenooo, muchísimo más que ahora. Yo me acuerdo que se terminaba muchas veces en Casa Eusebio, que me acuerdo de la publicidad que había en el Carranza, 'Siempre Casa Eusebio. ¡Gloria Bendita!', que lo decía un locutor de radio muy antiguo [recuerda con voz de locutor añejo y levantando el dedo para mayor notoriedad y lustre de las chuletas que saciaban al trasnochador].
-¿Ahí es donde ponían chuletas a la brasa para los que salían de los bares?
-Ahí ponían chuletas 'pa to' los que salíamos medio piraos de todos los bares de copas, incluido la famosa discoteca de la avenida, de cuyo nombre ahora me acordaré porque lo cantaba la chirigota de 'Época Vergüenza' aquello que decía 'Linare, Linare, ya te metiste gol, mira que te advertimos, ¡nos vemos en el Metropol!' [canta para hacer memoria la mítica chirigota que Erasmo Ubera y el Selu sacaron en el 91].
-Jajajajajajaja. El propio Chico Linares me contaba que también acababa en Casa Eusebio muchas noches. Por ahí, por el Metropol, ya andaría el negro de las Pérgolas, el gran Raynold.
-El Negro, sí, estaba empezando. Pero estaba en Las Pérgolas, lo que pasa es que yo no iba mucho a Las Pérgolas porque me daba un poco de claustrofobia; yo era un poquito claustrofóbico. Era entrar ahí, en un antro, y me costaba más trabajo, pero sí, claro que estaba, hombre.
Ah, bueno, tengo que recordar también el Belo Horizonte, que era un sitio, una discoteca que había en La Laguna, donde empezábamos a bailar lentos y boleros con las chicas, que era la manera de arrimarnos lo más cerca posible. Así que, bueno, así era esa época. Tengo que decirte, Alfonso, que yo no sé ahora cómo es la noche de Cádiz, aunque según por mi hijo, como no se metan en la punta no tienen 'na' que hacer. Yo, realmente, me quedo con esas noches de los 80-90 que fueron bastantes intensas.
-Ya me hago una ligera idea de a qué se debían esos bandazos con los libros, jeje.
-Bueno, no te creas del todo, Alfonso. Yo también tenía un carácter un poco... Era muy introvertido, era muy tímido, me llamaban el callao. ¿Y sabes por qué? Porque era una época como rebelde y también porque mi personalidad es así un poco. Y eso provoca que, aunque no lo veas claro, provoca que la gente tímida pasamos por ser como distantes, pasamos por ser...
-¿Como soberbios?
-Como soberbios, efectivamente. Y me pasaba mucho que incluso hasta me metía en ese papel cuando en realidad yo creo que era tímido. De hecho, mi profesión, que la descubro precisamente por esas dotes de...; en fin, me di cuenta que podía hacer un programa de radio, que puedo comunicar. Pues esta profesión como que me hace un poco de terapia, ¿no? Decir, oye, 'soy capaz de salir y hacer un programa, hablar con la gente, entrevistar...' Y eso, a diario. Aunque lo uno con todo porque me hace pensar que todos los días me levanto y tengo un reto. Que es, bueno, vencer esa timidez, ese corte y lanzarme a los peligros de presentar, de hacer televisión, radio, hacer cosas en público. Y, en cierto modo, veo que por ahí van las cosas.
-Y llegamos a la radio. ¿Cómo se le presenta la oportunidad?
-Estoy en ese estudio que se me hace eterno y me pregunto qué voy a hacer cuando termine Ciencias Políticas; a ver dónde me meto. O Sociología, porque la carrera era combinada. Los tres primeros años eran conjuntas.
-¿Qué salida ofrecía esa carrera, Fernando?
-Pues difíciles, difíciles. Eran difíciles porque, bueno, sociólogos sí se contrataban..., pero yo lo veía todo un poco disperso. Pero sí es verdad que te daba una cultura general enorme porque te daba unos conocimientos de historia, de pensamiento político; en el caso de Sociología, de conocer un poco al ser humano.
-La carrera tiene que ser bonita, ¿no?
-Oye, no es mala, no es mala carrera. Ya te digo, me quedaron un par de ellas de primero, llegué a tercero, pero de repente estábamos en esa vorágine donde un amigo de la cofradía; porque, claro, teníamos muchos contactos a través de la cofradía.
-¡Ah, pero ya estaba metido en el mundo de las cofradías?
-Bueno, en el mundo de la cofradía yo me metí muy joven, desde niño.
-¿Siempre Ecce Homo?
-Siempre Ecce Homo.
-¿Por algún familiar, tradición o la querencia propia de ser vecino de la calle Ancha?
-Por la calle Ancha. Mis padres me apuntaron, e hicieron la labor, sobre todo mi madre, de que yo empezara a salir de monaguillo con ocho años con la dalmática y ya después, claro, cuando éramos chicos ya nadie quería ir de monaguillo porque todo el mundo lo que quería llevar ya es el hábito de su hermandad, el capirote y todo eso. Y ya con diez, once años salí con el hábito de mi hermandad. Estuve hasta los quince, dieciséis, y ya ahí estuve un periodo de tres o cuatro años en mi mundo rebelde del que no quería ni salir, ni nada. Pero después ya volví a los diecinueve, veinte años a la cofradía; llegamos con mucha fuerza.
-¿Del tirón a la junta de gobierno?
-No, no, a la junta no. Llegué primero ofreciendo una cuadrilla de hermanos.
-¿La de Dani Robledo?
-Noooooo, esa es la que tú saliste, no, no, no. Eso fue muchísimo después; a la que me refería era una cuadrilla con gente de San Felipe.
-Vale, vale. Debo decir que ensayé, pero no terminé de salir ese complicado Martes Santo, jeje. ¿Esta primera cuadrilla de la que habla qué año sería?
-Estamos hablando del año 88. Me encargué de buscar gente porque queríamos hacer una cuadrilla como muy peculiar y sobre todo muy de Cádiz; queríamos hacerla con gente de San Felipe, porque eran los contactos que teníamos y estuvieron allí muchísima gente que tú seguramente, si no tus hermanos, conocéis.
-¿Dos cuadrillas para Cristo y Virgen?
-Sí, empezamos con el Cristo, y para ello contamos con la ayuda de un capataz que había en Cádiz y que sacaba Sanidad, que era Juan Lobato, y después ya nos dieron el paso de palio. Estuvimos varios años con ese tema. Ya después sí entré en la junta, primero como consiliario, después como secretario, después como teniente hermano mayor y después como hermano mayor.
-¿De qué año a qué año estuvo como hermano mayor?
-Pues estuve los años 97, 98 y 99. Y en el 99 pasó lo que nos pasó con la cuadrilla de Daniel Robledo y en ese año dimití meses más tarde.
-¿Eso fue un motivo de peso para dimitir?
-Sí, fue el motivo principal porque yo ya no creía mucho en el sistema. Además, no consideré que la Iglesia tuviera un trato lógico con el asunto. En aquella época, un sacerdote, Sebastián Llanes, que en gloria esté, tomó partido muy 'calentao' por la gente; decía que si nosotros queríamos cambiar la forma de carga, que si era muy sevillano, blablabla...; eso, por un lado, el Consejo, que tampoco ayudó en ese momento, y por otro, la hermandad, que tenía una fractura porque algunos querían, otros no, hasta que dije 'bueno, yo no voy a seguir insistiendo con esto, si no puede ser, no puede ser'. Entonces dimití y se quedó de interno como nuevo hermano mayor en aquella época José Manuel Suárez Rubio, que era una persona que, bueno, que no se metía en esos berenjenales.
-Recuerdo de aquellos años que el Ecce Homo era de las pocas cofradías que no admitían mujeres entre sus hermanos. ¿Cuándo se acabó esa prohibición?
-Pues fuimos de los últimos en admitir la mujer porque había tres opciones que daba el Obispado, una era salir con el hábito, otras participar en juntas, y otra era una participación global, y bueno, pues terminaron saliendo como en todas. Estoy hablando de a mediados, finales de los noventa.
-Otro tema peculiar del Ecce Homo, los romanos. ¿Qué opinión le merece esta figura que dio mucho que hablar en los 80, se quitaron en los 90 y se volvieron a recuperar en los 2000?
-Bueno, nosotros vivimos los romanos de una manera, en un principio intentamos... [Interrumpo]
-Entiendo que esos escándalos los vivió ya dentro de la hermandad y siendo adulto, ¿no?
-Sí, sí, claro. Incluso ya teníamos mando. De hecho, nosotros, en el año 94, decidimos que los romanos no salgan más porque era motivo de mofa y befa. Los que salían (de romanos) eran grandes personajes de Cádiz, gente muy conocida, pero su espíritu no era precisamente muy acorde con el sentido de la procesión. ¿Qué ocurre? Que uno y varios más que teníamos allí mando, nos llevábamos 'to' el año comiéndonos el coco 'pa sacá' dinero y 'sacá' una cofradía; dimos grandes pelotazos con la caseta de la Velada de los Ángeles, la de 'Aquí, romano', que funcionó muy bien durante muchos años; hacíamos la fiesta en el Casino Gaditano, tanto la fiesta de Navidad como la de Fin de Año y ahí también hicimos mucho, mucho dinero para la cofradía. De hecho, se pudo hacer muchas cosas con ese dinero para que la cofradía cambiara un poco su dinámica, pero los romanos llegaban y 'to' el mundo estaba esperando a los romanos.
-Jajajajajajajajajajaja
-Claro. Y te ves al Cristo del Ecce Homo, una talla de 1730, de Montes de Oca, una maravilla del Barroco, y de repente, pasaba desapercibida. Bueno, si los romanos se hubiesen portado bien, dices tú: 'vale, es una característica de la cofradía, pero...'
-Jajajajaja Le echa la culpa de los pitotes que se formaban a los romanos, pero también la calle tenía trisnina e influía lo suyo.
-Hombre, claro, la calle influía, pero los romanos se prestaban.
-Jajajajajajajaja
-He visto cosas tan tan 'maravillosas' como romanos que se ponían, por ejemplo, una mella en los dientes para hacer reír, se daban con las baquetas en el casco, ehhh y se emborrachaban. A partir de ese momento, ya si ves a un tipo dando tumbos en una procesión, el decoro y la dignidad se pierde. Entonces, en ese momento, dices 'esto no tiene sentido'. Quiero decir, que lo que hacen ahora es magnífico; son menos, pero van en acorde con el sentido profesional y van vestidos de una manera bastante más digna que los trajes de aquella época, que eran de raso, estaban muy gastados, venían de una película que se habían comprado, o sea que no eran tampoco...
-Como si fueran del Millonario, vamos.
-Exacto, exacto. No se prestaban a la solemnidad, no. Entonces, dijimos, 'esto, de momento, hay que quitarlo'.
-Jajajajajajajaja. Cerrado ese tema, abramos uno mucho más solemne. Se cumplen ahora dos años de su magnífico pregón, que de solo recordarlo se me ponen los vellos de punta. Mire.
-Buenoooo, me emociona más tu emoción que la mía.
-Pues se lo digo de veras, eh. Debo decir que no acostumbro a escuchar pregones de Cádiz, pero el suyo lo disfruté muchísimo y lo recomiendo con otros como el de Banderas en Málaga, Barbeito en Sevilla y alguno más. ¿Se inspiró en algún pregonero a la hora de hacer el suyo? O dicho de otra manera, ¿qué pregones tiene como predilectos y, entiendo, suponen un poso de conocimiento para levantar después la que fue su obra?
-Hombre, vamos a ver, me gustan pregones como tú dices; me gustó, como no puede ser de otra manera, de los míticos, el de Rodríguez Buzón, de los años 50; o más cercano, el de Carlos Herrera o el de Rafael González Serna. Esos, en Sevilla. De Jerez me gustan mucho los pregones de Andrés Cañada, de Antonio Moure, de Aguilocho, de Tacho García... Entiendo que todo eso va haciendo un poso, pero realmente lo que hice en el mío fue recordar mi vida, y a partir de ahí, tiene todos esos elementos que tú viste y escuchaste, añadiendo también el elemento radio, porque para mí la Semana Santa es mucha radio porque es gracias a la radio y a la Semana Santa que tengo esta profesión. También a la Semana Santa le debo muchos enemigos, pero a la vez también muchos amigos y mucha gente con la que me siento identificada. Y entonces, lo que hice fue narrar eso, mi vida ¡con sonido!, que fueron los que acompañaron a ese pregón y que al fin y al cabo es lo que hago en la radio, sonido. La música cofrade: corneta, agrupación musical, banda de música, la saeta y el canto de un coro al que le tengo mucho cariño, como es el de Julio Pardo.
-Y si me permite, no tuvo una mejor manera para despedirse públicamente de su señora madre en lo que fue un momento culmen del pregón. ¿Se lo esperaba? [Fernando bajó del escenario del Falla en pleno pregón para dedicarle unas sentidas palabras a su madre, que seguía el acto en la primera fila de butacas]

-No, no se lo esperaba. De todas formas, ella ya no era muy consciente. Inevitablemente, sabía que en cualquier momento podía suceder lo que sucedió hace unos meses, en junio, y bueno, gracias a Dios me permitió decirle algo, que es verdad que yo no había pensado que llegara tanto sino simplemente bajé, porque como sabía que ella no me iba a escuchar ni se iba a dar cuenta, dije 'voy a bajá y le voy a decir esto lo más cerca posible para que se entere'; sí es verdad que causó mucha emoción, pero no era mi idea el impacto sino simplemente era para que me escuchara. Pensé 'me voy a acercar a la pobre mía que ella está allí y no se va a enterar'. Y por eso lo hice.
-Jejejeje. Pues lo bordó, pregonero. Vayamos, ya sí, a sus inicios en la radio. ¿Cómo fueron?
-Pues los inicios de la radio, de repente, esto es como todo, buscan a alguien para hacer Semana Santa en Antena 3 Radio, en la calle corneta Soto Guerrero estaban los estudios de Antena 3 Radio.
-Mítica. ¿Con qué compañeros compartió esos inicios?
-Pues mira, empecé con Gabriel del Río, que está con nosotros en Canal Sur; él está en Sevilla, Gabi. Antes de llegar yo estaba Juan Manzorro, casi coincidimos, pero Juan ya lo fichan aquí y yo llego justo después a Antena 3.
-¿Y cómo se entera de lo de Antena 3?
-Pues, mira, Alfonso, antiguamente, en los años 80, la explosión de medios de comunicación privados hace que no haya profesionales para cubrir ese tipo de necesidades y eso es lo que permite el acceso por la tercera vía, que es lo que se suele decir a los que no hemos estudiado la carrera de Periodismo. Sin embargo, si teníamos actitudes o condiciones..., oye, pues llegaban esas oportunidades y si tenías continuidad y valías pues podías entrar. Y entonces, en uno de esos momentos que pasaba en la cofradía dice uno 'me han dicho que buscan a alguien en Antena 3' y yo me presenté claro; sabía del tema y entonces me pusieron a hacer el programa de Semana Santa.
-Grande. ¿Cómo era ese programa, lo recuerda?
-Bueno, eran reportajes; yo iba por la calle con un radiocasete y me iba a las hermandades. 'Estamos hablando con el hermano mayor de tal cofradía; papapapapapa' [y escenifica lo que hacía, grabadora en mano, entrevistando al cofrade de turno]. Y, después por la tarde, había un magazine, de 7 a 8 creo, que era ya el programa. 'Pues Fernando Pérez ha estado en tal hermandad con equis cofrade y el hermano mayor ha dicho esto'. [y vuelve a recordar dichos momentos dentro del estudio] Y le daba al play.
-¿Cuántos años estuvo en Antena 3?
-Nada, eso fue muy poco; esa primavera y poco más. Estuve unos meses hasta que salen unos talleres de radio que organizaba el Ayuntamiento de Cádiz; antiguamente había una emisora en Cádiz que se llamaba Onda Da, que estaba en Cánovas del Castillo, en la Casa de la Juventud; aquello lo llevaba Pepe Lodeiro, también para mí inolvidable, que era el jefe de prensa del Ayuntamiento de Cádiz durante muchos años y fue director de Canal Sur. Entonces, me dijeron esto de los cursos de radio y mi madre también dijo que por qué no me iba formando ahí. 'Mira, está bien'. Y me apunto a esos talleres, así que vamos a empezar a trabajar con eso, pero me llaman de la Cadena Ser porque habían cambiado toda la redacción deportiva porque había llegado un señor de Algeciras que se llamaba Theo Vargas y necesitaba gente de Cádiz a su alrededor; estaba en aquel momento Carlos Alarcón, que yo lo conocía de la cofradía, y me llama y me dice: 'Quillo ¿tú quieres hacer esto?' Y digo 'venga'. Y en vez de hacer el taller de radio me metí en la Ser y en una semana estaba haciendo el inalámbrico en Carrusel Deportivo con Antonio Martín Balbuena, que fue predecesor de Paco González en el Carrusel Deportivo, donde yo estaba haciendo entrevistas a pie de campo a jugadores de fútbol; en ese momento no había mejor manera de aprender la profesión que así. O lo hacías bien, o te caías con 'to' el equipo.
-Además, con el Cádiz de Irigoyen en Primera.
-Efectivamente, el Cádiz estaba en Primera, y entonces de repente me veo en una cabina, la cabina 15, que es la cabina de la Ser en el Santiago Bernabéu. Theo se queda, a la media hora, sin voz y tengo que retransmitir un partido sin haberlo hecho nunca en mi vida. Imagínate, en el Bernabéu, Real Madrid-Cádiz, que le marcamos dos goles en el Bernabéu... Jugaban Hugo Sánchez, Butragueño y tal, y nosotros teníamos a Mario Husillos, que marcó dos golazos en el Bernabéu, aunque le anularon uno que era totalmente legal.
-Vaya estreno.
-Cuando llegué a Cádiz me dijo un señor de la radio que se llamaba Guerrero Caramé, y que le decían el Piojo, padre del comparsista. Este hombre trabajaba en la Ser y me dijo: 'Chaval, tú sirves para esto'. Pues me lo voy a creer y a partir de ese momento 'papapapapapapapa'... Estuve en la Ser un tiempo, con Carlos; eran tiempos felices, hacíamos lo que nos daba la gana, nos pagaban poco, no había contrato porque era todo un poco de aquella manera en aquellos tiempos, y ya después, cuando llegó el momento me llamaron... Pero antes, estando aún en la Ser, entro en el coro de Julio Pardo, donde tocaba la bandurria Pepe Cervantes.
-¿Qué era?
-Pepe era el director de Canal Sur Radio y me solía decir: '-¿Algún día te tiraré los tejos? -Yo, encantado, cuando tú me digas, pero yo estoy muy a gusto en la Ser'. ¿Qué ocurre? Que en la Ser hay un conflicto entre Theo, Carlos y yo; Theo se cabrea. '¡No podéis estar juntos, que sois unos golfantes, no sé qué, no sé cuánto!'
-Jajajajaja. Seguramente, con razón.
-Sí, sí, con casi razón. Entonces, pues bueno, salí de la Ser y me llamó Pepe Cervantes
-¿Año?
-90. Hasta hoy.
-Haciendo de todo.
-De todo, de todo. Empecé haciendo inalámbrico, como hay que empezar. Hacía entrevistas, Carnaval, Semana Santa y fútbol. Ahí empecé a formarme, a adquirir conocimientos y a hacer prácticamente de todo a la hora de cubrir noticias.
-También televisión.
-Televisión empiezo a hacer en el 98, aunque en el 97 me mandan a Canal Sur Jerez para hacer el Xerez Deportivo, que fueron unos momentos un poco complicados.
-A hacer amigos, también en el fútbol...
-Imagínate, que me decían '-¿tú de dónde vienes? -Yo de Sevilla, de Sevilla. -Pero yo te he visto a ti en el Falla. -¿Yo? Será otro que se me parece'.
-Jajajajajajaja
-Además, en aquella época había mucha rivalidad a mediados de los años 90.
-Y tanto. Fueron los años duros de Segunda B y ese grupo IV.
-Había mucha rivalidad, muchas movidas, mucho ultra y era muy complicado. También pasé ese examen y después, ya en el 99-2000, es cuando me piden que presente los informativos provinciales de aquí porque un compañero se fue y me dice Pepe Lodeiro. '-Tienes que hacerlo tú. -Yo lo hago'. Porque esto en la vida funciona así; no es que tú vayas metiéndote, no. Tienes que hacerlo, tienes dos opciones, o dices que sí, o dices que no. Si dices que sí, a partir de ahí vas haciendo cosas. A partir de ese momento empiezo a hacer los informativos provinciales, con el Carnaval, la Semana Santa, los magazines en la radio, directos en la tele, todo lo que me echaban. Ya en el 2004 me ofrecen la posibilidad de irme a Sevilla a presentar los informativos matinales de la tele.
-Le iba a preguntar que con qué se queda, pero entiendo que prefiere la radio a la televisión. Así que le cambio la pregunta. ¿Por qué prefiere la radio?
-Radio, radio, siempre radio. Porque la radio no tiene tantos intermediarios; el problema de las cosas, cuando hay tantos intermediarios, es que se van deteriorando o se van deformando. Yo aquí me siento delante de un técnico y soy yo mismo y en la televisión, al fin y al cabo, tampoco interesa mucho lo que digas. En la televisión tienes que tener una imagen que guste, que no caiga mal, que la corbata esté bien puesta y que el pelo esté bien, como todo eso falle lo que tengas que decir en la televisión no importa absolutamente nada.
-Jajajajajajaja
-Es así de claro. ¿Qué pasa? Que la televisión te da caché, prestigio y te conoce la gente y la radio es un trabajo mucho más lento. Pero claro, cuando tú vas por la calle y alguien te conoce por ser de la radio te da más alegría que él que te dice '-Ah, mira. Tú has salido en la tele, tú das el tiempo. -No, el tiempo no lo doy yo'. O '-Tú eres el del programa tal. -No te ha 'equivocao'. Pero le suena la cara y ya con eso te enmarcan, Por supuesto, el Falla es lo máximo.
-Ha hablado antes de los ultras. ¿Cuáles son más llevaderos o más soportables. Los del fútbol, la Semana Santa o el Carnaval?
-Es una magnífica pregunta y siempre me la he hecho. En mi época eran llevaderos todos, porque los más complicados eran los del fútbol ya que además había antecedentes, implicaciones de disturbios y cosas de esas; pero cuando aparecen las redes sociales da igual porque cualquiera de los tres te puede desear la muerte por haber hecho una pregunta que no le ha gustado o te puede decir que tú no sirves para esto, o te puede decir que 'vaya mamarracho de tío' y todos los insultos se juntan en las tres vertientes. Yo siempre digo que, como además me muevo en lo profundo de todo y lo profundo es Carnaval, Semana Santa y fútbol, la gente tiene a veces poca visión y poca mira y, bueno, lo tengo interiorizado, no pasa nada, me tengo que enfrentar a ello, pero te diría que antes eran más difícil los del fútbol y ahora son muy difíciles los tres porque todos se esconden en las redes sociales.
-Cuando se habla de esto me viene a la memoria lo que decía Nacho Carretero, autor de Fariña y periodista que cubría la información del Deportivo hace años. Total, que este compañero, que había investigado e informado sobre narcos gallegos y toda la pesca, aseguraba que temía más las reacciones a sus publicaciones de los aficionados al fútbol que de los propios narcos y su entorno.
-Los aficionados al fútbol, te tengo que decir, y aunque sea un problema decirlo es una realidad, a veces pierden un poco la visión de la realidad. Por eso también me da mucho coraje que en la profesión muchos periodistas se conviertan en ultra o aficionados, que nos pasa, eh, que se nos suele ir un poco la pinza.
-Debo decirle que escucharle este concurso del Falla ha sido un oasis por sus críticas ácidas a un concurso de letras que ya, para muchos coetáneos, ha dejado de ser lo que fue. Entiendo que será cosa de la edad.
-No sé si es bueno o malo eso que me dices, jajaja.
-Jajaja. Bueno, también le he leído en LA VOZ y me han gustado mucho su línea opinativa. ¿Le han llegado muchas críticas o como está fuera de las redes apenas recibe 'feedback'? Toda una paz, por cierto.
-Lo de siempre, lo de siempre. Yo tengo una máxima, ni tengo redes sociales ni me pongo a ver lo que dicen de mí. Pero sí es verdad que, por ejemplo, por el último artículo que escribí en LA VOZ, y que se titulaba 'A esta es', he ido por la calle y me han felicitado. Posiblemente, el que no me felicita es que piensa que no le gusta, pero tampoco me preocupa porque nosotros no estamos, y tú lo sabes bien, no estamos 'pa contentá' a todo el mundo porque sino seríamos comerciales y esa no es la idea. La idea es decir lo que pensamos, identificados y controlados. Y, oye, ese es el trabajo de un periodista.
-Volvamos para acabar a la Semana Santa de Cádiz. ¿Qué evolución ha tenido a ojos de un gaditano que ha formado y forma parte de ella desde que tiene uso de razón?
-Pues mira, siempre pongo el ejemplo de la Semana Santa con respecto al Carnaval de Cádiz, que hoy en día ha evolucionado cien millones de veces más que la Semana Santa.
-Me sorprende. Soy todo oídos.
-La Semana Santa se ha quedado parada. Dicho lo cual, volvemos al tema de siempre, pero te lo tengo que decir porque si me pides sinceridad, tú sabes que voy a responder con sinceridad. Creo que estéticamente la Semana Santa de Cádiz ha evolucionado, pero creo que le falta esa evolución en el sistema de carga porque creo que impide que la Semana Santa sea más vistosa y más rápida.
-Con lo bien que íbamos, Fernando...
-Jeje. Sigo diciendo. Yo no abogo en absoluto porque se retire todo lo que es Cádiz y su esencia, la horquilla, pero sí creo que habría que permitir que en determinados momentos, y hablo de Puerta Tierra, plantearse la posibilidad de que se pudiera optar por otra herramienta para que la Semana Santa de Cádiz tuviera, primero más viveza, más ritmo, más velocidad, y segundo, porque creo que Puertas de Tierra es el gran vivero de las cofradías hoy en día y muchas de ellas no se plantean Puerta Tierra por el tema de la carga, porque es muy difícil. Por eso, habría que permitir eso para que se puede abrir un poco más la Semana Santa de Cádiz. Esa es mi idea.
-Y ha sido un verdadero placer escucharla y seguro que será más interesante debatirla. Le deseo una gran Semana Santa y estaremos, un año más, enganchados a la magia de la radio andaluza.
-Será un placer y gracias por esta entrevista, que para mí ha sido una terapia.
-Jejeje. Bueno, ahora a ver si gusta. Muchas gracias.
-A ti.