con 'c' de cádiz
Fede Fuertes: «Mientras unos van a la playa nosotros ya estamos cantando al niño Dios»
Federico Manuel Fuertes Fuentes. policía portuario y flamenco
Este gaditano comanda los Flamencos de la Tata, un grupo repleto de arte que en Navidad suele ir repartiendo alegría por todos los rincones de la provincia donde son llamados
Federico Manuel Fuertes Fuentes (12 de febrero de 1979, Cádiz) es una enciclopedia viva de los artes de Cádiz. Lo mismo te explica el paso horquilla que te recita los palos del flamenco. Le da lo mismo. Y todo lo hace con un entusiasmo y una generosidad que puede apreciarse en cada una de las actuaciones de los Flamencos de la Tata, un grupo que dirige y con el que va repartiendo alegría en Navidad sin olvidar las fatiguitas que hay que hacer en verano para que ahora todo funcione.
Fede Fuertes lleva por bandera a su grupo y si por él fuera aquí deberían aparecer todos los rostros que hacen posible que año tras año los Flamencos de la Tata puedan seguir evolucionando en el panorama musical de una ciudad absorbida por el Carnaval, del que por supuesto también ha sido parte.
Carnaval, Cádiz y Cofradías, las tres C. Y Fede maneja a la perfección las tres teclas claves que le dan a esta ciudad un sentido especial. De las tres habla y se deleita con cada una de ellas. Jugó en el mítico Complejo defendiendo los colores del Esperanza, cantó y canta sobre el tablao del templo de los ladrillos coloraos y dio compás a muchos pasos de la Semana Santa de Cádiz. Cada respuesta es profunda y argumentada. Y habla con seguridad, esa en la que gira su vida laboral. 'Amo a escuchá'.
-¿En qué barrió pasó la infancia?
-El barrio donde viví mi juventud fue la Barriada de la Paz, concretamente en la Avenida del Perú. Pero al ser un culo inquieto de toda la vida casi nunca estaba por allí; solo para jugar a la pelota como antes decíamos. Casi siempre estaba por el casco antiguo con la música como motivo principal. Desde pequeño he estado liado con los ensayos, si no de flamenco, de carnaval. Porque, ¿quién en Cádiz no ha sido carnavalero? En plena adolescencia mis padres decidieron ir a una casa más grande puesto que somos tres hermanos. Y por cierto, un beso muy grande a mi madre María Concepción Fuentes y a mi padre y también, cómo no, a mis hermanas Inma y Nuria, puesto que sin ellos mi música no tendría sentido. Actualmente vivo en la calle Pasquín, calle humilde pero de arte compás y bien arraigada al barrio de la Viña.
-Mucho más cerca ya de todo el embrollo carnavalero y flamenco supongo.
-Pues sí, aquí ya ha sido más fácil adaptarme. Vivir en un patio vecino es una maravilla porque se comparte la vida de todos como si fuese la de una familia. Ciertamente, estoy muy orgulloso de mi calle y de mi barrio; aquí me encuentro súper feliz.
-Ya que ha cantando en Carnaval nos detendremos una mijita en él. Entiendo que comenzó en la cantera, ¿pero qué le tiraba más la chirigota o la comparsa?
-Yo me siento carnavalero en toda su totalidad. Como bien dices siempre estaba en grupos de la cantera con mis amigos, a los que también les apasionaba el cante. Estuve, en mi niñez, parando en San Antonio con los niños de 'Nuestra Andalucía' o con una comparsa de la que me llevé un gran recuerdo, 'La tropa', en la cual no llegué a salir porque no era buen estudiante y mis padres me castigaban, que todo hay que decirlo (jejeje) Eso sí, ahora ya puedo decir que lo soy. También estuve en agrupaciones musicales y de Semana Santa.
-Vamos, que no le hace ascos a ninguna modalidad.
-Y tanto que no. A mí me encanta un buen tango añejo para escuchar. Yo siempre digo que si no suena el tango gaditano para mí no es Carnaval. Y en cuanto al cuarteto, tan necesario, pero en el que nunca he salido aunque nunca se sabe... Bueno, mejor no (jajaja). La chirigota fue en la que comencé primero porque donde estudié la EGB siempre hacíamos chirigotas para después cantarlas en distintos colegios. La verdad es que me apasionaba. No se puede perder ni la picaresca ni la crítica necesaria para el Carnaval. Ya siendo un poco más adolescente me encontraba más identificado cantando pasodobles. Es por ello que me identifico más con la comparsa, donde estuve varios años con diferentes autores y componentes; compartí tablas con lo que hoy en día son grandes de este mundo. El caso es que tuve que dejar de salir, cosa que me apasionaba. Eso sí, tuve la suerte que en lo laboral trabajé para el COAC, pero me era imposible estar en las tablas y trabajando a la vez en un mismo sitio, en el Gran Teatro Falla. Allí estuve trabajando quince años de mi vida como ayudante del regidor de escena, al que desde aquí le envío un monumental abrazo y un gran beso por ser un gran profesional como la copa de un pino.
-Y qué hace cuando llega febrero y el concurso.
-Si me quiero quitar la espina pillo una guitarra y me pongo a recordar coplas antiguas y de mostrador... Eso o me monto una callejera en un mes (jajaja).
-No dejaré pasar la oportunidad de preguntarle por algunos autores que le quedasen marcados.
-Estuve con Manuel Clavaín, Sevilla Pecci, Juanma Romero Bey... De todos los autores y grupos guardo mucho cariño de mi paso por los grupos de Manuel Clavaín Jacome, nieto del prestigioso autor del que hoy en día se siguen cantando sus pasodoble ya catalogados como antológicos. Grande don Antonio Clavaín. En esos ensayos, que hacíamos entre amigos en los bajos de la mismísima Caleta con la edad de 20 años, respirábamos un Carnaval puro, sin competición, donde lo único que nos importaba y queríamos era cantar y cantar. Algunas de esas comparsas eran 'La rosa de los vientos' o 'De la Caleta a la Viña'... Fue un poco más adelante que recibo la llamada del renombrado autor Francisco Javier Sevilla Pecci, hijo de unos de los grandes intérpretes y componentes de las agrupaciones de don Paco Alba. Puedo decir que tuve el honor de salir con grupos como 'Los picaítos gaditanos', 'Los canallas' o 'El batallón de Salvochea'.
-¿Qué recuerdos le quedan imborrables de esos años?
-Aún recuerdo cuando abríamos telón y la gente de Cádiz nos jaleaba por tener en semifinales a un grupo joven y con garra; algunos compañeros de entonces son hoy en día grandes comparsistas y muy famosos en sus grupos. Mi Sevilla Pecci, como lo llamo yo cada vez que lo veo y lo abrazo, es un crack. Si lee esto él sabe que le debo un grupo y eso queda pendiente. Y eso que hoy en día ya está coronado y con varios premios a su espalda en la modalidad de coros. El año más loco y más atrevido con mi Romero Bey, que era el creador de varios grupos que hoy en día suenan mucho entre jóvenes cuando se escucha carnaval por la calle , fue con motivo de las grandes presentaciones de 'Los cenicientos' o 'El chaparrón '. Recuerdo también que con mi Juanma fui componente de 'Cupletet' y salí con grupos ilegales que aseguro que más de un grupo oficial le hubiera gustado haber tenido ese repertorio. Algunas agrupaciones eran 'Las cocas', que íbamos de novias del coco, o ¡Los luneros', de hombres lobos. También nombraré a mis grupos ilegales, como nos decimos entre nosotros, mis 'watamericonsu', y mi sonada y añorada antología que sacaba con mi hermano David Gavira; formamos un grupo que nos apasionó y con el que recibimos a autores renombrados. Con este grupo de 'Los gaviritas' íbamos a concursos de antología en los veranos y nos solíamos llevar siempre primeros o segundos premios y terceros también.
-Antes comentó que fue mal estudiante pero ahora no. ¿Qué estudió y por qué experimentó ese cambio?
-Alfonso, vaya pregunta y a su vez interesante (jajajaja).
-A ver, es es que me quedé en malo. Así que me interesan esos avances (jeje).
-Pues nada, fíjate cómo empecé. Antes, con la EGB, como sabrás querido Alfonso, había ciclos. Pues bien, el ciclo medio fue para mí la gran pesadilla. Además, era una edad muy mala por estar en los años de los descubrimientos ya que mi pasión era cantar, jugar al fútbol... Porque aunque no lo creas jugaba al fútbol y en un equipo modesto que tenía un nivel exigente, el Esperanza CF. Y la verdad es que todo no se podía llevar adelante; aunque también he de reconocer que no era buen estudiante porque eso de ponerme delante de un libro no me gustaba.
-¿A quién le iba a gustar eso a esas edades, hombre?
-Me saqué en el Telegrafía el título de técnico en delineación y hace poco, a la edad, me dio por volver a ponerme a estudiar ya que mi vida laboral gira en torno a la seguridad y defensa; me apasiona tanto que hice dos carreras universitarias. La carrera de Seguridad, hoy Grado en seguridad, y de Derecho, también grado. Ahora estoy en proyecto de masterizarme porque pienso que una vez conseguido tu objetivo laboral hay que preocuparse en llegar a la excelencia.
-Digo. Ha dicho antes que jugó en el Esperanza. Míticos clubes había entonces. Estaba el Santo Cristo, Casa, Safa Puerto de Santa María, Avante, Sacramento, Olimpo, La Gaditana, Deportes Romero, Fabripan...
-Uff, qué tiempos. Menudas batallas campales (jajaja) Recuerdo que me llamó el Deporte Romero CF para que fichara; entonces te convencían con un chándal y la equipación (jeje), pero yo era fiel a los de Manolo y Alfonso Mesa. El Esperanza tenía su sede en la calle Hércules de toda la vida.
-Esto sonará rancio, pero ¿cree que con los años se ha perdido esa idiosincrasia de los clubes en el fútbol base o aún se mantiene?
-Bueno, hoy en día algo ha perdido el fútbol base. Veo que más que hacer unión entre niños se fomenta como si ya fuesen adultos aunque el camino o el motivo sea el mismo. Cuando yo me ponía las botas en el Complejo para mí el día antes era como una Noche de Reyes. Yo salía a jugar para disfrutar porque así me entrenaban. Ahora se entrena a esas edades para competir o eso creo, pero para competir está la vida que es muy larga y ella se encarga de ponerte a prueba.
-Para zanjar el tema del carnaval, ¿cómo lo ve ahora tanto en la categoría de adultos como cantera?
-En el Carnaval se ha creado un formato tan exigente que hace que se confunda la calidad a la pureza. A ver, me explico. La calidad en sí es cuando un autor lleva un pasodoble y, pongamos por ejemplo, lo presenta al grupo y gusta. Pero se supone que lleva pureza si el vello levanta al grupo y después al respetable. Sin embargo, ahora tengo que ceñirlo todo al concurso y es cuándo empieza a perder lo que nuestro carnaval necesita, la pureza. El concurso, al ser tan exigente y al verse grandes obras, hace que a muchos nos confunda ya que es demasiado atrevido o demasiado directo; no es cuestión de copiar porque todo me suena a lo mismo, es cuestión de ser diferente, puro. Será con un estilo propio constante el que hace que tarde o temprano suene la campana. Dos ejemplos claro de haber creado un estilo propio son el grupo del Jona o los de mi amigo el Tomate. De hecho, los grandes se destacan por eso, por tener su estilo. Eso sí, sigo diciendo que hace falta en las tablas un grupo que sirva como ejemplo mojándose en la modalidad de comparsa. Es decir, ocho componentes y cantando por Cádiz. Seguro que si lo hace bien a el jurado le solventa muchas dudas cuando tengan la necesidad de evaluar y se les presente varios grupos que elegir sonando igual y prácticamente con la misma idea. La cuestión sería que pasaran a la siguiente fase los que enfoquen mejor su obra. Repito, Cádiz y su carnaval necesita un grupo con ocho valientes que sepan hacerlo y cantando por Cádiz; canasta al brazo y al cante como única verdad. Sobre la cantera concluyó diciendo que hoy en día está en muy buenas manos porque hay un gran equipo de trabajadores, padres, componentes, adultos e incluso autores de renombre que protegen que el día de mañana del carnaval esté garantizado con una categoría excelente.
-Vi en su perfil del wasap que la banda que lleva es de la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid. ¿Estudió allí?
-Observador, sí señor. El motivo de estudiar en esa prestigiosa universidad Nebrija de Madrid no es más que la carrera que quería hacer. Por aquel entonces Seguridad y Defensa solo la ofrecía dicha universidad y muy pocas más en la geografía española. Buscaba algo interesante con lo que desarrollar mi profesión actual y de ahí también el enlace al que accedí después por el sistema de créditos a el grado en Derecho. Aún tengo contactos y buenos amigos en Madrid. Eso sí, al ser semipresencial tuve que compaginarlo con idas y venidas a Cádiz o incluso pasar alguna temporada en la gran urbe.
-¿A qué se dedica ahora?
-Actualmente soy policía portuario. Antes también fui seguridad privada durante 22 años en los grandes almacenes de la firma El Corte inglés. También serví como militar en la gloriosa Infantería de Marina. Estuve varios años como profesional y actualmente soy RV cabo 1 en la Policía Naval. Como ya comenté, también estuve quince años como ayudante de regidor de escenas para el Gran Teatro Falla.
-Bueno, ha comentado antes que dejó el COAC por tema laboral, pero entiendo que el cante y demás siempre siguió en su vida. ¿Cómo va abriéndose camino el grupo? Y también, cuéntame un poco la historia.
-Uff... Ya me tocó la fibra (jajaja) con mis Flamencos de la Tata, pero antes de nada quiero hacer alusión a una persona del cante flamenco que fue la que me envenenó y me enseñó este bendito arte, mi Manoli de Gertrudis. Yo ya con 12 años más menos debía estar callejeando y jugando por la Avenida del Perú, pero casi nunca estaba porque siempre me encontraba buscando una guitarra, un pito de carnaval o un cajón para cantar. Entre más de una copla que cantábamos entre amigos en la plaza Mina o en cualquier lugar al aire libre, eso que parece que ya se ha perdido, conocí a el que considero un hermano porque siempre me ha tendido una mano cuando estoy mal, ha sufrido conmigo al mismo tiempo que también ha celebrado mis triunfos. Él es mi hermano Gavira, hijo de Manoli de Gertrudis, cantaora y defensora del cante flamenco de Cai, de la familia de los Ginetos. Él hizo que entrara en su familia como si fuera un hijo más; allí en su casa tenía un puchero y nos cantábamos unas bulerías por mi Manoli como aliento a los malos días. Aún recuerdo los 24 de Nochebuena hasta las tantas cantando al niño Dios. De ahí algo me llevé. Y ya después, con la Asociación San Lorenzo de El Puntal, al cual recuerdo con añoranza llegar allí por circunstancias de la vida. Y es que fue allí donde en un día de fiesta de la asociación me eché el cajón, una guitarra y mucho cante hasta que nos dijimos: 'Oye, y por qué no hacemos un grupo flamenco de villancicos y vamos a cantar a las distintas asociaciones'. Así empieza esta historia. Nos reunimos un septiembre con los socios y con intención de unir lazos entre todos e hicimos el primer grupo de Los Flamencos de la Tata, donde cada tarde nos reunimos como una fiesta de familia. Porque allí se encontraban padres, abuelas y nietos; todos juntos con un mismo objetivo: cantar por Navidad.
-¿Cómo ha ido evolucionando el grupo?
-Poco a poco, año tras año, los socios se iban haciendo mayores e iban causando baja por circunstancias de la edad. Y por otro lado, los más jóvenes exigían algo más difícil de cantar ya que en el panorama musical interpretan grandes grupos como el 'Toma castaña', que fuimos a los pocos años apadrinados por ellos en una presentación en el colegio Salesianos. Eso sería en 2008-2009. El grupo iba cogiendo un categoría sorprendente que ya incluso empezamos a tener contrataciones. Y claro, ya se exigía más ensayos, más disciplina, por lo que empezamos a experimentar con la incorporación de instrumentos que antes era impensable hacerlos sonar en estilo flamenco. Metimos el saxofón, percusión latina, teclado, bajo eléctrico, guitarra eléctrica...
-¿Tienen temas propios?
-Sí, en su mayoría del repertorio. Sin darnos cuenta empezamos a hacer temas propios de diferentes autores. Fue sorprendente el primer CD, un trabajo discográfico. Ir en el coche y que te pararas en un paso de peatones y escucharas tus temas en un coche. O entrar en El Corte Inglés y escuchar tu disco en la sección de música. Eso era impresionante e impensable. Esa risa nerviosa me delató y dije '¡ostras, donde hemos llegado!' Sacamos tres discos a la calle y espero que el año que viene venga el cuarto con temas inéditos.
-¿Sólo os enfocáis en temas navideños o cantáis en más bolos a lo largo de todo el año?
-El grupo siempre está activo, pero cuando más actúa es en la temporada de Adviento y sus ensayos. Mientras algunos van a la playa en septiembre nosotros ya estamos ensayando para el niño Dios.
-Jajaja Ahí está el titular. ¿Qué actuaciones más célebres han tenido?
-Hicimos bolos interesantes con la Niña Pastori o Poveda. Hemos cantado para diferentes hosteleros, bodas... Tuvimos, bajo ese enfoque, una actuación en el Gran Teatro Falla. Eso hizo crecer mucho al grupo, tanto en número de componentes como de actuaciones. El escaparate del Falla hizo que la ciudad nos reconociera aún más. En nuestra página de Facebook (Flamencos de la Tata) se puede ver muchas de nuestras actuaciones así como nuestras experiencias.
-Bueno, Fede, la pregunta es impepinable. ¿Zambomba o zambombá?
-Jajaja. Te la hago a ti mejor. ¿Grupo de villancicos flamencos o pastorales?
-Usted dirá.
-Si voy a Jerez es zambombá, pero como estamos en Cai es zambomba. De broma solemos cantar esto. '¿Zambomba? ¿Zambombá? En Cádiz es como taperware es fiambrera; aquí son villancicos flamencos'.
-¿Ha ido los Flamencos de la Tata a tocar en Jerez?
-Bendito Jerez. El grupo fue a Jerez hace tiempo y este año repetimos en una fiesta privada. Allí se empieza de una manera, pero lo que nunca se sabe es cómo vas a terminar. Allí no se actúa; allí se comparte, se disfruta, se trasmite; eso es otro mundo. ¿Cómo lo explico? En Jerez se contrata quizás a alguien para amenizar y para que no se vaya la reunión o la fiesta abajo, pero sólo es la chispa para que arda en arte y compás. Por eso digo que se sabe cómo se empieza pero no como se termina. En nuestro caso, no sé cómo pero siempre terminamos con una berza en una mano y en la otra una cervecita. Y cada vez estamos menos libres para tocar las palmas (jaja).
-Forma parte de un grupo de Cádiz, donde no está tan enraizada la zambomba y la Navidad como en Jerez. ¿Se siente un poco de envidia o se lo pasa uno igual de bien en Cádiz pero cambiando el concepto?
-Nosotros nos lo pasamos igual de bien porque el motivo es el mismo, cantar y bailar. Lo único, diferenciando a uno de otro, es que en uno es más intenso y más familiar y el otro, el de aquí, es más una actuación cara a cara con el público aunque después se termine igual (jeje). En Jerez el público es mínimo porque todos los asistentes participan. Son diferentes pero con un mismo objetivo: cantar, bailar y disfrutar.
-¿Por qué cree que la Navidad, ese ambiente de zambombas y demás, se vive menos en Cádiz que en Jerez?
-Creo que las fiestas navideñas y sus costumbres están en el cante y el baile en familia. Dicho eso, en Cádiz se fomenta más este estilo mientras que en otras provincias son fiestas más sociales y más participativas como ejemplo en Jerez o nuestra querida Algeciras, con sus pastores y pastorales que por cierto es digno de ver por su historia y por su estilo propio e instrumentación que para nosotros desconocidos. En Cádiz hoy en día se están formando más grupos de nueva creación que hace que haya muchas más actuaciones en varios puntos de la ciudad, pero pienso que es de especial obligación que algunos de los grupos nuevos estudien y ensayen más para ofrecer más calidad. Y en cuanto al tema de ¿por qué no se ensaya enfocado en la Navidad? Pues creo que nos encontramos en una época del año -al final del verano- que es cuando los grupos carnavaleros son más exigentes en sus ensayos para crear y desarrollar las obras que dentro de un mes presentarán en el Gran Teatro Falla y casi siempre estos grupos de Navidad también están formados por componentes de los grupos carnavaleros que van al COAC.
-Navidad, Carnaval... y antes ha mencionado que hizo sus pinitos en Semana Santa. Cuénteme su aportación a otra de las grandes fiestas de la ciudad.
-En cuanto a lo musical dentro de la Semana Santa respecta me viene desde muy pequeño y gracias a mi padre, que junto al afamado autor y compositor de marchas de Semana Santa, don Luis Alfonso Miraut, autor de Misericordia isleña y fundador también de la que hoy sigue siendo Agrupación Musical Ecce Mater; y a don Rafael Corbacho, crearon la afamada banda de la Luz y Agua, que se hizo con la cantera que se traía del prestigioso batallón infantil. Fue la primera banda que rompió barreras y sonó en Sevilla por primera vez en un concierto de Santa Cecilia dejando al respetable boquiabierto. Los ensayos eran todos los días y yo con una corneta intentando hacerla sonar. Ya se disolvió esa querida agrupación, pero en el mismo lugar de ensayo, en el colegio Campo del Sur, años más tarde, ya en mi adolescencia, me puse en contacto con María Jacome, hija de don Manuel Jacome, maestro musical y director de la antigua banda de los bomberos. Allí me comprometí a ensayar duras tardes de invierno y caluroso de verano y aprendí a tocar la corneta; ya después empecé a dar melodías con la trompeta. Adquirí conocimientos musicales y fui fichado por la Agrupación Musical de los antiguos colegios de la Guardia Civil, conocida cariñosamente como Los Polillas. Bajo la dirección de Ángel Ruiz, quien de forma voluntaria nos daba antes del ensayo con la banda, clases de solfeo. Bajo la gestión de la Junta directiva nos educaron don Francisco Moya y don Antonio Letrán. Ellos nos enseñaron la disciplina que hay que seguir para dar una música con lógica. En relación a agrupaciones musicales tuve la suerte de grabar dos trabajos discográficos. Así que mi relación con la Semana Santa, entre las dos bandas, sería de 20 años.
-Vaya historial, Fede. Como aficionado que es, con qué se queda: ¿con una agrupa o con una banda de corneta y tambores?
-Sí que hablas con propiedad (jejeje) A ver, siempre he sido de cada cosa en su lugar y en su momento. En los años 80, incluso 90, la música cofrade que está en auge, hasta incluso acompañando a pasos de palio, era la agrupación musical. Antes, la agrupación musical era más sencilla en cuanto a composición y voces y las marchas eran casi todas alegres y en escala mayores. ¡Quién no recuerda marchas como 'Alabaré'! A esto se le sumaba la sencillez y la magia al causar ese efecto tan importante como es la fusión con los cargadores, que hacía que se encontraran más cómodos por la ejecución del golpe de aro, que era más rápido o como se le dice 'al paso granaíno'. Antes las agrupaciones iban con solo trompetas, fliscornios, bombardino y una alegre tamborá cabía en cualquier cofradía. Ya en la mitad de los 90 las agrupaciones en Cádiz se preocupaban más en formalizar y aprender de la Semana Mayor por excelencia de Andalucía, nuestra queridísima Sevilla. De ahí, al igual que nosotros en el Carnaval, hablando musicalmente van por delante tanto en riqueza como en grandes obras y profesionales ejecutándolas. De hecho, en Agrupación Polillas hubo un tiempo que estuvimos bajo la dirección contratada de don Manuel Herrera Raya, que fue director de la afamada agrupación musical Santa Marta de La Algaba, Sevilla. Herrera Haya fue autor de marchas como 'Transitus Dominis' y compuso varias marchas para Polillas. Desde aquí le mandó un saludo a don Manuel.
-Vaya lección de historia contextualizada...
-Retomando el tema las agrupaciones. Iban creciendo en incorporación de instrumentos y con el tiempo han ganado tanto que la excelencia en la melodía está garantizada con la entrada de instrumentos tales como la trompa, bombardinos, tubas y un largo etcétera. Siguiendo la cronología, ya en los 90 sonaban la banda de cornetas y tambores Ciudad de Cádiz, pero fue casi a finales de los 90 cuando empieza a tener más cabida las bandas de cornetas y tambores. De ahí vemos en el panorama musical y detrás de nuestros cargadores la banda de Humildad y Paciencia, que desembocó en la afamada y prestigiosa Banda del Rosario, la que nos representa a Cádiz por bandera por su nombre y en homenaje a nuestra patrona. Rosario es ahora mismo una de las mejores de Andalucía. Y ajustándome a la pregunta de ¿agrupa o cornetas? Pues mira, a mí me encanta la música en todos sus estilos y definiciones pero para cada momento y para lugar. Una banda de cornetas y tambores bien ejecutada y bien andada con los cargadores es excelente. Al igual que una agrupación musical tocando Cádiz cabe siempre. ¿En un concierto? Pues cualquiera es buena si son buenas ambas. Cornetas y tambores se ejecutan con tamborá y cornetas en tonalidad Do- re y de ahí la melodía. Mientras que la agrupación lleva más instrumentos y la cornetería en si- bemol. Pero lo que ya antes hablamos; ahora hay bandas de cornetas y tambores con bajos con peso músical y agrupaciones con cornetería más definida donde cabe también el Do -re.
-Es usted un libro abierto del gaditanismo y esta entrevista podría no tener fin así que vayamos enfilando nuestro templo, nunca mejor dicho. ¿Cómo se avecina esta Navidad de actuaciones con los Flamencos de la tata?
-No paramos. Como referencia puede servir este ejemplo. Decir que tal como bajamos de un escenario se nos viene el presidente de la peña de turno o el hostelero e incluso algún representante pidiéndonos fechas y presupuesto. Vamos de un lado a otro sin parar repartiendo alegría por toda la provincia y la capital. Tenemos casi todo el mes de diciembre copado. Tengo que decir que sin mi gente esto no sería posible. Y los nombraré porque lo son todo para mí. Silvia del Río, Yoli Álvarez, Rosalía Torres, Celia de Manué y la Curra son las cantaoras; Iván Cachorro, José Ángel Rodríguez y servidor somos los cantaores; los músicos: al teclado está Javier Shankara, a la guitarra eléctrica Falu 'El niño de los deos', a la española Luis Alberto Martín 'Luigi' y Falu 'El niño de los deos'; a la percusión, Mario 'el buhito'. La dirección, la autoría, la composición e idea original es mía. La tesorera y la que lleva la administración del grupo es Silvia Guerrero Martínez. Sin todas estas personas nada de esto sería posible puesto que en su día fueron los que recibieron mi llamada y no dudaron en ponerse manos a la obra desde el mes de septiembre. Y cómo no, a todos los colaboradores que hizo que el estreno de este año pusiéramos el 'No hay billetes' con la artista al baile Ana González EFA Anita de Cai y Juan de la Morena, hijo del afamado Fernando de la Morena, familia reconocida del barrio de Santiago de nuestra querida Jerez de la Frontera. Decir que a estos componentes y amigos míos se lo debo todo porque mientras algunos están en la playa, ellos están ensayando duro y cuidando con esmero el repertorio para que hoy en día suene como suena para cantar al niño Dios.
-Con el respeto debido a todos los lugares y escenarios donde actuáis, dentro de todos, ¿cuál es uno donde más os pone cantar por su solera?
-Por supuesto, siempre la peña que nos vio nacer, La Perla de Cádiz. Allí nos acogen con mucho cariño y siempre tenemos lleno absoluto. Desde estas líneas aprovecho para agradecer a la peña de La Perla y a su presidente don Paco Real y su familia.
-Viéndole actuar el otro día con su grupo en Puntales dijo que los flamencos de la Tata van desde la Viña a Puntales. ¿Cómo es eso?
-Más o menos es lo que dije antes. El grupo nace de una asociación y entre amigos y familiares en Puntales. Desde ahí hemos viajado con el paso de los años hasta que el actual local de ensayo lo tenemos en la calle Sagasta frente al colegio Capuchino. De una punta a otra hemos vivido trece años.
-Pues nada, feliz Navidad y a cantar se ha dicho otros trece años más.