sentencia
«Me han destrozado la vida con una denuncia falsa en la que me acusaban de violador»
El activista de la Casa de Cádiz en Barcelona, absuelto por la Audiencia Provincial catalana tras ser denunciado por supuestos abusos sexuales. «Han sido tres años de calvario»
«Estuve a punto de quitarme la vida tirándome a las vías del metro pero mi perro, Ronny, tiró de mí, me salvó y me dio fuerzas para seguir luchando»

Han sido casi tres años de calvario pero, finalmente, la Justicia ha dado la razón al activista L. D., el líder del colectivo que okupó en noviembre de 2018 la Casa de Cádiz en Barcelona y que impulsó el proyecto de albergue autogestionado en estas instalaciones.
Lagarder ha sido absuelto por la Audiencia Provincial de Barcelona tras la denuncia por presuntos abusos sexuales presentada en 2020 por un joven de 19 años, B.B.O., con el que mantuvo una relación sentimental y que también vivió en la Casa de Cádiz en la localidad barcelonesa, de la que es copropietario el Ayuntamiento gaditano junto a una entidad financiera.
El tribunal sostiene que la relación entre ambos era consentida y que ha habido una serie de contradicciones por parte del denunciante durante este proceso.
Así, el tribunal entiende que el testimonio de la supuesta víctima «carece por completo de la verosimilitud que pudiera justificar la atribución al acusado de la autoría de delitos tan graves como los que les imputan las partes acusadoras, caracterizándose el mismo por una patente incoherencia interna y entrando en diversos aspectos de su declaración en franca contradicción con lo declarado por otros testigos».
Añade que incluso los testimonios ofrecidos al tribunal por personas que convivieron con ambos en la Casa de Cádiz «dejan bien a las claras que entre ellos existió una relación de naturaleza sentimental en el seno de la cual se manifestaron con muestras mutuas de cariño». Asimismo, «han quedado desvirtuados plenamente otros varios hechos que relató la presunta víctima, con base en los cuales, trató de hacer ver que estaba ante una situación como de sumisión del acusado».
Aunque contento con la sentencia, asegura que lo ha pasado muy mal. «Me han destrozado la vida con una denuncia falsa. Me han etiquetado de violador, de acosador y de agredir sexualmente a este joven y a una mujer de 50 años. Y es todo mentira», relata.
El activista afirma haberse sentido muy solo durante todo este tiempo y sospecha que el denunciante estaba apoyado por otras personas cuya única intención era hundirle. «Conociéndole, no me puedo creer que haya hecho esto solo. Es imposible», subraya.
Su relación con B.B.O. duró unos seis meses y se rompió «cuando estalló la pandemia y nos confinaron». Asegura que durante ese tiempo de encierro, no fue fácil lidiar con los conflictos que dieron en la casa ya que había personas con adicciones y surgieron algunos problemas. De hecho, del proyecto colectivo que nació en la Casa de Cádiz ya no queda prácticamente nada y allí hay unas cinco o seis personas viviendo.

Su perro Ronny, su salvación
Tras ser denunciado en mayo de 2020, se fue de la Casa de Cádiz y fue acogido por una señora en su casa de Barcelona. «En ese momento quería hasta quitarme la vida, intenté tirarme a las vías del metro pero gracias a mi perro Ronny, que tiró de mí y me salvó, estoy aquí. Ha sido Ronny el que me ha dado fuerzas para seguir adelante».
Luego se fue a un pueblo de la comarca barcelonesa de Maresme, donde trabajó limpiando escaleras, paseando a perros y cuidando a una señora mayor que ya ha fallecido «una de las personas que más me ha ayudado y más ánimo me ha dado. Se llamaba Lola y teníamos una relación muy especial acompañándome en los momentos más duros».
Poco a poco y en estos años, ha contado con la ayuda de trabajadores sociales, de psicólogos y de su abogado, Alejandro Gámez Selma, al que agradece todo el apoyo y la labor prestada. Pero sobre todo, de su perro Ronny, su gran aliado y compañero de viaje.
Cuando estalló la guerra de Ucrania, participó en un proceso selectivo para trabajar en un centro de refugiados. Trabajador social de profesión, Lagarder ha estado varios meses trabajando como personal interino en este centro dependiente del Ministerio de Inclusión, Migraciones y Seguridad Social aunque asegura haber sufrido «acoso laboral» por parte de algunos compañeros «por esta denuncia falsa que estaba en los medios de comunicación y de la que he sido absuelto» provocando la pérdida de este empleo.
«Ha sido terrible», asegura el activista que en estos momentos se encuentra de baja laboral.
Ahora, tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, está a la espera de conocer si se recurrirá o no por la otra parte. Además, su próximo paso podría ser llevarle a los juzgados por denuncia falsa.