South Series
El crimen del churrero de Chiclana, por Carles Porta: «Los hijos, las víctimas, necesitaban ser escuchados»
El director de 'Luz en la Oscuridad' confiesa que se encontró una historia «muy intensa»; «yo estoy seguro de que la familia Romero, cuando esto se emita, recibirá muchos mensajes de apoyo»
Carles Porta presenta 'Luz en la oscuridad': «Detrás de cada crimen hay una gran historia»
El crimen del churrero de Chiclana conmocionó a la sociedad gaditana y dio ese salto desde local a la prensa nacional. Aglutinaba suficientes ingredientes para captar el interés. Un asesinato a golpes y doloroso, a una persona muy querida en la ciudad; rastro de sangre e investigaciones sin destino claro; una familia destrozada y hasta puesta en entredicho. Y con detenciones 13 años después de la agonía.
Carles Porta ha enfocado por primera vez hacia Cádiz para detenerse en esta historia. Contará para ello con los testimonios de los hijos de Antonio, además de abogados y periodistas que cubrieron este caso. Porta quería estrenarlo en esta tierra, en el South International Series Festival, pero no ha llegado a tiempo. Sigue perfilando este documental ficcionado, hasta tal punto que el miércoles se perdió el primer gol del Barcelona ante el Bayern repasando detalles y detalles.
Es una noticia dura, escabrosa, pero que necesitaba ser contada sobre todo por la familia. «Es donde yo hablo de socialización del dolor», comenta Carles Porta a este medio. Hace 20 años, tuvieron que hablar, con periodistas, abogados, investigadores... y de repente se apagó la grabación. Y ellos se quedaron allí. Estas víctimas se quedan solas, sin gente que les acompañe en su dolor, más en una sociedad que lleva mal el tema de las víctimas, que siempre le quiere buscar un motivo para explicar lo sucedido. «¿Qué habrá pasado? ¿Qué habrá hecho para merecerlo?».
Por eso, aparecer ante las cámaras y contar esta vida les sirve de terapia. «Esas víctimas están solas» y por vez primera topan con alguien que les escucha. «Esa gente comparte ese dolor sin saber realmente que lo está compartiendo. Son conscientes que lo cuentan en televisión y eso se comparte. Eso llega a ese entorno, que hasta ese momento les había mirado raro, cómo diciendo: ¿han sido los familiares? Porque en el caso del churrero de Chiclana les cuestionaron mucho si habían sido los familiares«, recuerda.
«¿Qué han hecho los hijos durante todos estos años para buscar justicia? ¿Ellos sacaron algo de esto? ¿sufrieron? Entonces lo ven en un reportaje, lo ven todo junto en una historia como nosotros contamos y eso provoca un retorno», continúa. «Yo estoy seguro de que la familia Romero, cuando esto se emita, va a recibir una cantidad enorme de 'inputs'. Porque lo hemos visto en otros muchos casos de gente de su barrio de su entorno incluso de más lejos, que les dirán: 'no sabía que habíais sufrido tanto'. Para mí, eso es la socialización del dolor«.
El crimen del churrero
Este crimen le atrapó «por la fuerza narrativa de los hijos del churrero, de José Manuel y Bernarda, que lo cuentan muy bien y con mucha pasión. Y luego porque es un crimen que se resolvió 12 años después de cometerse«. Corrieron ríos de tinta porque era algo inexplicable, no encajaban las piezas.
«Se ubica en un barrio de Chiclana, en la calle Álava, donde nunca pasa nada malo. Y allí que maten a golpes al churrero, que era un señor muy querido, y a su mujer (ella no murió enseguida sino al cabo de 20 meses), eso sorprendió mucho. generó mucha alarma social. En Chiclana no pasan estas cosas».
«Luego se vio que ese señor era un chatarrero también y que podía tener dinero negro, y eso habría la posibilidad de que tuviese dinero en casa. Pero en este crimen coinciden: la sorpresa, por un crimen incomprensible, por cómo lo matan, por dónde lo matan, porque no se sabe absolutamente nada porque la Guardia Civil en ese momento no tiene nada. Sí que tienen ADN de uno de los autores que se corta al entrar en la casa, y eso le parece a todo el mundo que se va llevar a una solución muy rápida».
«En cambio, eso se complica muchísimo porque hay declaraciones falsas. Hay autoinculpaciones falsas, hay una investigación intensa, pero absolutamente infructuosa y esto narrativamente tiene fuerza», reconoce.
Además, «tienes a una familia de gitanos que además son muy queridos, pero a la vez se les acusa a ellos. Hay muchos ingredientes narrativos que hacen que sea una historia interesante de contar». Porta asegura la elegancia, la honestidad y el respeto. Porque es lo que merecen los afectados.
«Hemos tenido la suerte y quiero agradecerles que lo hayan hecho así de contar con los hijos de las víctimas, que nos han entregado su historia con una honestidad enorme. Y eso te hace aproximar a lo que vivieron y a esa historia, no solo al dolor, sino la intriga de esa familia Te convierte eso en una película, en una historia narrativamente muy interesante».
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