DUELO PERINATAL

Virginia y su bebé estrella: «El amor que le tengo me salvo a mí»

La periodista gaditana presenta su libro 'La habitación de Uriel. Morir y nacer al día siguiente', que relata su camino de sanación tras la pérdida de su hijo Uriel en la 39 semana de gestación

El dolor de despedir a un hijo antes de nacer

Virginia del Río presenta su libro 'La habitación de Uriel. Morir y nacer al día siguiente'. L.V.
Esther Macías

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«Ojalá la historia de mi hijo se hubiese escrito de otra manera». Una frase con contundencia, y con dolor. Mucho dolor. Virginia del Río estaba a punto de comenzar su nueva vida. Ya pueden imaginar qué supone un recién nacido para una madre. Todo estaba controlado. La visita de los monitores, en orden. La tarde antes, Virginia fue al ginecólogo para una de sus consultas rutinarias. No había nada que hiciera presagiar que algo podría ir mal. Hasta que, al día siguiente, un «no hay latido» le cambió para siempre.

El 23 de enero de 2018, exactamente en la semana 39 de su embarazo, la gaditana llegaba al hospital con un arduo camino que recorrer. «Mi bebé se notaba desde el principio, y un día dejé de notarlo. Me fui a urgencias y allí me confirmaron lo peor», relata. Para esta gaditana residente en Madrid, que había querido ser madre en solitario, fue el día más duro de su vida. «Yo nunca había escuchado un caso similar al mío. Yo lo único que quería era escuchar más voces que contaran 'a mí también me ha pasado'».

El duelo perinatal sigue siendo un tema tabú. Se trata, pero no lo suficiente. «Le he querido dar visibilidad a este asunto oculto. Lo peor que te puede pasar en la vida es perder a un hijo. A este hecho doloroso no se le puede invalidar el duelo. Es un proceso que te marca de por vida», asegura.

Virginia ha sido madre. Y lo seguirá siendo siempre. Ella ha hecho visible el duelo a través de sus redes sociales bajo la cuenta 'Tengo una Estrella'. «Le he dado voz a la muerte perinatal y muchas familias se ponen en contacto conmigo para buscar esperanza, consuelo. Con eso me siento más que satisfecha. Cuando a mí me pasó, eché en falta este tipo de apoyo. Recursos. Sobre todo una comunidad de madres inmersas en este duelo».

Quien sufre la pérdida pasa por toda una serie de síntomas y de cambios a nivel emocional -explica la gaditana- pero socialmente es un dolor que no se valida, otros ni entienden. En muchos casos, se trata de un mutismo que favorece su cronificación, tanto que muchas personas afectadas siguen sin querer hablar del tema. «Aquello de lo que no se habla, no existe, por eso a estas circunstancias tan dolorosas le tenemos que dar mucha voz. Por ello vi tan necesario darle visibilidad al duelo perinatal. Y lo hice basándome en mí, que no hay lugar a la equivocación», sostiene Virginia.

«Mi hijo Uriel ni siquiera consta en el Libro de Familia»

El Código Civil no permite la inscripción en el Libro de Familia -sustituido desde 2021 por un registro digital- de los bebés fallecidos antes de nacer. «Es lamentable que aún no se permita eso. Mi hijo Uriel sigue siendo mi hijo y siempre lo será. Y es justo que yo pueda tener mi Libro de Familia con su nombre y el mío», denuncia la gaditana.

Hasta agosto del año pasado, los bebés fallecidos antes de nacer quedaban recogidos en un apartado llamado 'legajo de abortos'. Pero en el mes de agosto de 2023, entró en vigor la disposición adicional cuarta de la Ley 20/2011 del Registro Civil, que permite que los bebés que hayan vivido al menos 180 días dentro del útero materno puedan inscribirse en un archivo aparte que se llama Nacidos sin vida. «Es un gran paso, pero eso no basta. Queremos nuestro Libro de Familia».

La realidad es que Virginia sigue luchando por darle un giro a la historia. Tiene activa una recogida de firmas en Charge.org en la que hay más de 100.000 apoyos de momento. «Lo único que pedimos es que tenga carácter retroactivo, porque no tiene efectos jurídicos», manifiesta.

La terminología a la hora de tratar el tema también es un asunto a tener en cuenta. Esta ley también pretende conjurar palabras como 'fetos', 'legajo' u otras que hagan daño a las familias. El tabú también se desmonta cuidando la forma en la que se habla de un determinado asunto.

«Las madres y padres que perdemos a nuestros hijos lo que queremos es que se les de un lugar en el mundo, porque existieron y seguirán existiendo en el recuerdo y el amor de sus familias», concluye.

'La habitación de Uriel. Morir y nacer al día siguiente'

El próximo 22 de mayo sale a la venta el libro de Virginia del Río, 'La habitación de Uriel. Morir y nacer al día siguiente'. En esta obra autobiográfica relata cómo tras la pérdida de su hijo Uriel fue haciendo poco a poco ese camino oscuro e intransitable hasta volver a vivir de nuevo, algo que le parecía impensable cuando recibió la terrible noticia de que el corazón de su hijo había dejado de latir dentro de ella.

«Estoy convencida de que este libro ayudará a sanar corazones, pero también lo ha hecho con el mío. Me ha servido para reconciliarme con parte de la vida», asevera la escritora.

Desde que murió Uriel hasta que Virginia se animó a escribir su historia pasaron cuatro años. «Si lo hubiese contado recién pasado el huracán, probablemente el libro habría sido sólo un drama. Años después es sanador, aporta esperanza y se trata de un legado al amor más grande».

En estas 208 páginas, la gaditana cuenta su experiencia como madre, atraviesa el dolor. «De principio a fin, cuento lo que ha sido para mí el haber dado luz a un bebé sin vida. Cómo ha sido todo este proceso. El camino que he hecho para sanar. La senda de la supervivencia. Es un acompañamiento para todo aquel o aquella que me lee. Los libros también son lugares donde encontrar el cobijo que necesitamos en determinado momento de nuestra vida. Y yo espero abrazar a mucha gente a través de mi libro».

«El dolor hay que atravesarlo. No temerle»

El duelo tras la pérdida de un bebé merece ser tratado, no darle la espalda. A la hora de afrontarlo, es habitual escuchar frases como «bueno, ya vendrán más, no te preocupes». «Mi consejo para esas familias que están pasando por una situación similar es que no le teman. Que atraviesen el dolor y que dejen que las heridas sanen. Todo tiempo su tiempo», comenta Virginia.

Virginia ha llorado y ha atravesado momentos devastadores. Pero se ha tomado su tiempo y ella ha decidido cuándo se ha sentido preparada para escribir, divulgar y apoyar. «La realidad es que la muerte de un hijo no se olvida nunca. Se aprende a vivir con ello. El amor que le tengo me salvó a mí».

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