música
Concierto barroco para abrir el curso en Bellas Artes
El programa ha comprendido una selección de piezas entresacadas de obras de dos compositores Maestros de Capilla de la Catedral de Cádiz de finales del siglo XVIII y primer tercio del XIX
Este viernes ha tenido lugar el concierto de música 'Recuperando nuestro Patrimonio Musical' que ha ofrecido la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz en el Auditorio del Archivo Histórico Provincial, siendo cargo de la Orquesta y Coro Barrocos de Cádiz.
El programa ha comprendido una selección de piezas entresacadas de obras de dos compositores Maestros de Capilla de la Catedral de Cádiz de finales del siglo XVIII y primer tercio del XIX. Las partituras han sido brevemente explicadas por el académico y musicólogo D. Marcelino Díez.
En primer lugar, Juan Domingo Vidal, en la que se han podido disfrutar de cinco responsorios del ciclo de la Navidad.
-Hodie in Jordane, a 8, con solo de contralto.
-Beata Dei Genitrix, solo de tiple con fagot.
-Magi veniunt ab Oriente, a 3, con solo de contralto.
-Quem vidistis, pastores, dúo de tiples.
-Illuminare, Ierusalem, a 8, con solo de tenor.
Y finalmente, Nicolás Zabala con tres números del Miserere de 1815.
-Tibi soli pecavi, solo de contralto con oboe obligado.
-Ecce enim, solo de tiple con bajo obligado.
-Tunc imponent, a 8.
Juan Domingo Vidal fue Maestro de Capilla de la Catedral gaditana desde 1788 hasta la fecha de su muerte en 1808. Llegó a Cádiz a sus 53 años, como maestro ya conocido y experimentado, llamado por el Cabildo que le ofreció el cargo de Maestro; procedía de la Colegiata de El Salvador de Sevilla, donde había desempeñado Magisterio de Música durante 29 años.
Su formación musical se produjo dentro de los parámetros del barroco, lo que se refleja en una parte importante de sus obras (contrapunto severo, policoralidad, contraposición de grandes masas sonoras), pero Vidal fue un gran experimentador que evolucionó hasta alcanzar las posiciones claramente clasicistas que reflejan muchas de sus obras en las que abundan las melodías de corte galante y los pasajes solísticos, incluso belcantistas..
Como maestro de capilla de la Catedral su cometido se concretaba en proporcionar las obras musicales necesarias para los cultos: Salmos, Misas, Responsorios, Himnos y también numerosísimos villancicos con texto castellano que se cantaban en el Oficio de Maitines de Navidad y Epifanía. Los villancicos fueron prohibidos en las catedrales españo- las hacia 1880, y en muchas de ellas -entre ellas la de Cádiz- desaparecieron hasta de los archivos; en su lugar se restablecieron los otrora vigentes Responsorios latinos.
En el archivo musical de la Catedral se conservan 199 obras de Juan Domingo Vidal (nada se ha localizado de su producción en su etapa de El Salvador), que constituyen un valioso legado musical merecedor de la revisión y puesta en valor que desde hace no muchos años se viene realizando.
Nicolás Zabala procedente también de la Colegiata de El Salvador, obtuvo por oposición la plaza de organista 1o de la Catedral gaditana en 1796. Después de doce años, no habiendo Maestro por haber fallecido recientemente Juan Domingo, el Cabildo le encargó al organista Zabala la composición de un Te Deum para celebrar la subida al trono de Fernando VIII (tras el motín de Aranjuez de 1808), encargo que cumplió a la perfección y que le valió ser nombrado (sin necesidad de oposición) Maestro de Capilla, cargo que desempeñó desde 1808 hasta 1829.
A su muerte, todos los músicos de la ciudad se movilizaron para unos funerales nunca vistos, como consta en el Libro de Defunciones: «En la mañana del día 14 de enero los músicos de la Capilla de Música de esta Santa Iglesia, en unión con los Profesores Philarmónicos de esta Ciudad celebraron en dicha iglesia unas solemnísimas horas con toda orquesta por el alma del referido Señor D. Nicolás Zabala». Su fama y prestigio sobrepasó los ámbitos de la Ciudad: Saldoni recoge una nota aparecida sobre él en la prensa de Madrid: «El Ayuntamiento de Cádiz ha concedido un nicho gratis para Zabala, maestro de capilla de la Catedral, que fue digno continuador de esclarecidos compositores que llevaron la música religiosa en España a la grande altura que la hace objeto de admiración y envidia de las demás naciones».
Zabala es un músico de la nueva generación, que camina ya por los cauces de Clasicismo reinante en Europa (temas claros y precisos, frases regulares, instrumentación ingeniosa y rica en timbres, diálogos, ritmos y matices), y sus obras suponen un avance estilístico que lo sitúan a la altura de los mejores compositores europeos de música religiosa contemporáneos. En el archivo de la Catedral se conservan 247 obras suyas.