CÁDIZ

«Ahora ya no se compra por kilos, se hace por unidades»

CONSUMO

Los alimentos se han encarecido un 15%, su precio más caro desde que hay registros, y esta circunstancia se nota en los hábitos de consumo de los gaditanos

La renta 'per cápita' gaditana juega en desventaja para combatir la inflación

Un cliente conserva con un carnicero en el gaditano mercado de la Virgen del Rosario. ANTONIO VÁZQUEZ

Álvaro Mogollo

Cádiz

El precio de los alimentos se ha disparado. Es algo notorio para cualquiera que haya acudido a hacer la compra, pero el dato oficial del IPC de este martes confirma que, pese a la bajada de la inflación en algo más de un punto y medio, el coste de los productos alimentarios se ha puesto por las nubes. De hecho, la subida del 15,4% en octubre es la mayor escalada desde que comenzó la serie histórica en el año 1994. Queda por saber si este será su techo o continuará subiendo.

El alza del precio de suministros básicos para la producción como el gas, la electricidad o el carburante ha afectado al valor de unos alimentos que son más caros que nunca. Además, la demanda pierde pujanza porque ha disminuido la capacidad adquisitiva de una mayoría de consumidores que con un mismo sueldo está enfrentándose a un mercado que exige pagar más por los mismos productos que anteriormente eran más asequibles.

Esta situación es palpable en la mayoría de establecimientos, aunque se agudiza en el caso de los pequeños y medianos comerciantes, que ven cómo el grueso de la clientela opta por acudir a grandes superficies con capacidad para hacer ajuste y reequilibro con los precios de cara al público.

Los mercados de barrio son un fiel reflejo de la situación actual del consumo. En el de la Virgen del Rosario, entre Varela y la calle del Pueblo Gitano, se puede dar fe de ello. A las 12:00 del mediodía, una treintena de personas divaga observando los productos ofrecidos en los distintos puestos antes de tomar una decisión. Y por encima de todo, el precio. Ahora mismo, el archiconocido tándem calidad-precio cae a plomo por el lado del bolsillo a la hora de comprar.

Y esta situación afecta no solo a quienes compran, también a quienes venden, ya que ven cómo sus costes se incrementan pero sin embargo la cuenta de entradas cae porque la gente compra menos. Menor cantidad y con menor regularidad.

Manuel Avecilla en su puesto de frutas y verduras. aNTONIO VÁZQUEZ

«Hay menos alegría a la hora de comprar» es una frase repetida por varios vendedores del mercado. Manuel Avecilla, frutero, asegura que las ventas han caído considerablemente: «El que antes se llevaba un kilo, ahora se lleva medio. Ahora más que por kilo, se vende por unidades». «La gente se decanta más ahora por el yogur, que es más barato, que por la fruta. Y si tienen niños, encima lo aceptan mejor y es más fácil dárselo».

Frente al puesto de frutas, comprando, Jorge Rodríguez dice que los precios han subido «un bastinazo», por lo que compra movido por lo que esté más barato. Cuando se le pregunta por sus hábitos de consumo y si está comiendo menos fuera de casa, hace un amago a su afirmación inicial y comenta que «a veces me sale hasta más barato que en casa, porque ayer comí en El Punto en Valdelagrana y por ocho euros me pusieron un plato de menudo, un sanjacobo, mi postre y una cerveza».

Pescadería El Bola. ANTONIO VÁZQUEZ

Tras el mostrador de la pescadería El Bola, José Manuel López Nieto, asegura que «la cosa está muy mal porque hay muy poco público y se vende menos». Explica que cada vez se consumen menos productos de gran calidad por su precio y si lo hacen es en cantidades muy pequeña: «La mayoría del pescado que se vende es sobre todo para freír».

«Estoy muy negativo, pero es que la gente no tiene dinero y hay mucha competencia de los grandes supermercados», expone. «Hay veces que vengo a mirar y hablar, nada más», le responde un cliente al tiempo que precisa que ahora aguanta más los productos que consume: «Antes, si pasaba algún día y no había acabado lo que hubiese comprado, lo tiraba». Este mismo consumidor se lleva de regalo un par de salmonetes y unos mejillones porque el pescadero reparte algo de género entre sus clientes habituales porque no llega a venderlo todo y, además de llevarse parte a su casa, tiene que regalar a familiares y amigos.

José Manuel prioriza ahora en la pescadería el producto más asequible que la calidad, porque es lo que se demanda: «Yo traigo acedías de Sanlúcar, pero las tengo que vender a un precio alto porque a mí ya me cuestan carísimas. Pero ya voy trayendo productos más baratos, porque ahora a la gente no le importa de dónde viene la dorada ni que sea de primera, sino el precio que tiene y la de piscifactoría cuesta menos».

Mari Carmen Franco, asidua del Mercado del Rosario, explica que está mirando mucho más los precios que antes. Gasta lo justo tras buscar lo que más merezca la pena: «Me llevo lo que como, pero evidentemente tiene que ser bueno». Ahora compra menos pero va más veces al mercado: «Antes venía de sábado en sábado y me gastaba más dinero. Ahora voy más al día, según lo que me hace falta».

Se lleva una ventresca de atún que le dejan lista para cocinar: «Hay que darse algún lujo, porque como además somos cuatro en casa y comer fuera es muy caro, hay que permitirse algo». Como usuaria no es muy optimista de cara a los próximos meses por la Navidad, que asegura que implicará que los precios suban.

El panorama en las carnicerías no difiere demasiado del resto de puestos, cuenta Jesús María Vega, de la Carnicería Jesús: «Lo que más se venden son pucheros porque por poco dinero se sacan muchas comidas. Tienes caldo, pringá, y si te sobra, puedes hacer croquetas, ropa vieja e incluso empanada». La oferta con todos los avíos cuesta 8,50 euros.

Uno de los pasillos del mercado, con motivos marinos. ANTONIO VÁZQUEZ

«Han bajado mucho las ventas, te preguntan mil veces los precios aunque lo indiquen los carteles y la gente viene con miedo. Y gran parte de culpa la tiene la televisión, que no para de asustar». Y critica que algunas de las soluciones planteadas para aliviar esta situación sean ya pensando en 2023 porque va a haber negocios a los que les a costar llegar abiertos a esa fecha.

Y lanza una idea para dinamizar los mercados locales: «Igual que se ha sacado la promoción de Cádiz Vale Más, se podrían hacer unos vales para fomentar las compras en los mercados de abastos». Y cree que el pequeño comercio cae en el olvido cuando surgen dificultades: «Cuando hay huelga de transportistas, se habla rápidamente de que puede haber desabastecimiento en los supermercados. ¿Y nosotros no tenemos ese problema?».

Que haya un menor goteo de gente lo sufre también el puesto de Aceitunas y Salazones Matías, cuenta María del Mar: «Está la cosa un poco floja. Antes había más ambiente en el mercado». Los productos que más vende ahora son las aceitunas de temporada y las que vienen en agua, para aliñar en casa. Abastecer su negocio es ahora más caro puesto que le han subido todos los productos, aunque de momento solo ha aumentado el precio de venta de dos tipos de aceitunas, el aceite y la miel: «La mayor parte del incremento la asumimos nosotros».

«Compro más o menos lo mismo», dice José una vez que es atendido en una de las carnicerías. «Lo que hacemos es ir mucho menos a la calle. Lo justo y necesario porque el dinero dura mucho menos, también por lo que se paga de gas y electricidad», finaliza.

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