con 'c' de cádiz
«Me fui a China dos meses y con una maleta y volví a los seis años con 25, dos hijos y una mujer rusa»
pablo garcía miralles. ingeniero
No venía a Cádiz desde la irrupción de una pandemia que le obligó a encerrarse en un país en el que ha escrito su propia vida
A la gente que vale se le nota en cuanto abre la boca. No en cómo viste, ni cómo figura, ni cómo posa, ni en si tiene o no percha, corbata o similar. No. A la gente que vale se le comienza a sentir desde el primer momento en que te da la mano, o te abraza. Pablo García Miralles (Cádiz, 1982) pertenece a este grupo.
Nos medio conocíamos del colegio, pero ha sido un amigo común el que nos ha puesto en contacto años después. Y Pablo, con su relajada y parsimoniosa forma de ser, un tanto pasota con el wasap y como el que anda en otro mundo, es uno de estos elegidos y lo es porque en cuanto se te presenta te desarma. La vida es justa. Pablo vale lo que es y no se cansará de crecer. Un tipo de ley, honesto, sensato y valiente. Y con esas armas, aunque sin pulir en su día, se fue a China siendo un imberbe para conquistar el mundo y a una mujer que le ha regalado dos niños y diez mil vidas.
Cuando uno se pone a su lado tiene la impresión de que ha perdido el tiempo. En parte es lógico, con el nuestro hizo el suyo. Y que siga porque lo merece; además, qué diablos, la sociedad es mejor con gente como esta tirando del carro. Este ingeniero químico nació en Cádiz pero tan pronto como se le presentó la ocasión se fue echando alas, como las de los aviones que tan bien conoce. Aterrizó sin maletas en China para un mes y a los años ha vuelto con una mujer, dos niños y cien mil maletas en las que descansan sus sueños, esos a los que aspira sin pretensión alguna pero con conciencia, que la tiene. Y mucha. Llevaba cuatro años encerrado en China y ahora ha vuelto a su tierra a disfrutar de los suyos. Y su tierra, de él.
-Antes que acabar en China. ¿De qué parte de Cádiz es?
-Soy de Cádiz, de la Plaza España. Estudié en San Felipe, donde terminé los estudios antes de hacer Ingeniería Química en la Universidad de Cádiz. Viví aquí hasta los 28 años. Ahora estoy en Airbus en China y creé una red social a modo de proyecto personal.
-Muy rápido, muy rápido va. Empecemos, si le parece, con su primera experiencia laboral.
-Comencé trabajando en una empresa pequeñita de El Puerto de Santa María, se llamaba Carbures.
-¡Acabáramos! ¿Y qué tal?
-Pues muy bien porque aprendí mucho. Empecé de becario y fui creciendo. Recuerdo que en mis inicios éramos tres en la empresa y me fui cuando la empresa tenía cien empleados. Ascendí a dirección de operaciones, monté la planta que está en Jerez.
-¿La que está junto al aeropuerto?
-Esa la diseñé yo entera. Estuve dos años trabajando en el diseño y con los proveedores. Un arquitecto llevaba la parte del edificio y yo llevaba la parte industrial; las máquinas, los espacios que había que tener para cada uno de los equipos, los productos que íbamos a fabricar allí...
-¿Eso qué año fue?
-Eso sería 2005, cuando termino mi carrera en la UCA.
-Recuerdo que Carbures fabricó el primer estoque de fibra de carbono. ¿Lo recuerda?
-Uff, yo de eso no me acuerdo, pero no me extrañaría con lo comercial que son esta gente. ¿Un estoque de torero?
-Sí, sí, seguro. Vamos, que vino José Mari Manzanares a presentarlo.
-Ok, ok. Yo lo que sé es que empecé en Easy Industrial Solution, que estaba en El Puerto y viene a ser como la matriz de Carbures, que ahora es Airtificial. Y lo que decía, empecé con Rafa Contreras y Manolo García, que era el fundador.
-Entiendo que recién salido de la Universidad.
-Sí, sí, claro. Entré casi de becario y solo. Yo hacía las piezas de fibra de carbono, las cortaba y las entregaba en Airbus. Hacía todo el círculo entero, desde la fabricación a la terminación de la pieza hasta la entrega al cliente. Todo.
-Vamos, que se curtió de maravilla.
-Digo. Llegaba a mi casa lleno de fibra de carbono, que eso pica un montón cuando la cortas. Llegaba y me decía mi madre. '¿Pero tú no has estudiado Ingeniería, chiquillo? ¡Que me vienes como un mecánico!'
-Jajajaja Le faltaba el mono de trabajo.
-Claro, claro. Es que llegaba como el que sale de un taller. Yo le decía que era una oportunidad. '¡Que esto que hago es para aviones, seguro que vamos a crecer!', le respondía a mi madre.
-Y no se equivocó.
-Aposté y aposté y me salió bien. Fui ascendiendo en la empresa, ya tuve a un equipo, que de estar solo a eso ya era muchísimo. La verdad es que estoy muy orgulloso de la experiencia y la utilizo muchas veces cuando doy charlas en las universidades o en el trabajo sobre desarrollo y liderazgo.
-Nada como empezar desde la base para poder explicar todo a todos.
-Exacto. Puedes gestionar mejor a un equipo cuando sabes y conoces la tecnología desde la base.
-¿Y hasta cuándo está en Carbures?
-A veces me lio con las fechas, eh. Pero creo que en Jerez estoy de 2005 a 2010, y continuo con ellos en 2011 porque me proponen comandar el siguiente paso internacional que van a dar en China. Me dicen que si me quiero ir a montar un Carbures en China, con un equipo chino.
-¿Pilotaba ya el inglés?
-Lo empecé a estudiar por derecho en 2010 porque me quería cambiar de empresa y veía que ya me lo pedían en las entrevistas.
-¿Cómo fue su aterrizaje en China?
-Aterrizo mal porque el primer día que llego me dejo las maletas en el taxi y me quedo allí solo en mitad de un polígono industrial.
-Eso está muy bien. ¿Iba solo?
-Iba con un compañero de Carbures, pero no veas el viaje. Íbamos en clase turista y tardamos en llegar a China casi dos días porque nos cogían los vuelos más baratos. Costarían 500 euros ida y vuelta. Imagínate.
-Jajajaja Ya que estamos, cuente ese viaje con escalas.
-El primer viaje fue Jerez - Madrid - París - Tokio - Beijing - Harbin, que está en el norte de China, en la frontera con Siberia. Las temperaturas allí en invierno son -35, -40 grados. Así durante seis meses.
-Está bueno. Y sin maletas. Qué bien todo, ¿no? ¿En qué mes le tocó ir?
-Yo creo que fue un mes de mayo. No, no, no me tocó lo peor. Hacía un poco de frío, pero no esas temperaturas.
-Vamos, que se podían perder las maletas que no pasaba ni media.
-Jaja Tengo que decir que el taxista volvió.
-¿Dónde fue la reunión?
-Del aeropuerto fuimos a un polígono donde era la reunión. Fue al bajarnos para reunirnos que vimos que el taxi se fue con nuestras maletas. Imagínate en mitad de la nada, sin documentos... A la media hora volvió el taxista y volvimos a nacer, tío.
-Jajajajajajaja
-Es que te juro que creíamos que íbamos a desaparecer del mundo.
-Jajajajaja ¿Cómo fue esa reunión y con quién era? Lo suyo, en ese momento, es que fuera con 'Rastreator'...
-Jaja La reunión fue en inglés pero teníamos un traductor al español. Eran cosas muy técnicas y ellos (los chinos) tampoco controlaban demasiado así que nos tradujeron del español al chino y viceversa. Ellos representaban a una unión de empresas y lo que queríamos hacer era una empresa común con dos inversores. Básicamente, lo que queríamos hacer era reproducir lo que habíamos hecho en Jerez en China para producir piezas de aviones para todo el mercado chino. Entonces, como Airbus tiene una planta de fabricación de piezas de aviones en Harbin, lo que nosotros queríamos era situarnos al lado de esa planta para darle servicio de piezas pequeñas de avión en fibra de carbono. Ese fue también el concepto de Jerez, el de dar soporte al CBC, el Centro Bahía de Cádiz, un centro especializado en fibra de carbono que está en El Puerto de Santa María. Y Easy Industrial Solution era una empresa muy pequeñita que estaba pegada a Airbus de El Puerto de Santa María. Allí hacíamos las piezas pequeñitas que ellos no podían hacer porque se especializaban en hacerlas más grandes. La planta que abrimos en Jerez era un reto más grande pero para seguir haciendo lo mismo.
-Ok. Pero estábamos en China.
-Sí, sí. Cuando yo fui a China fue para montar una planta pequeñita pegada a la que Airbus tiene en Harbin donde fabricábamos todas las piezas pequeñitas para las colas de los A-320 y A-350.
-¿Qué edad tenía?
-Cuando me fui por primera vez tenía 28 años. Eso sería 2011-12. Allí llegué con una maleta nada más para estar unos meses y lanzar ese proyecto. Mi trabajo era hacer lo mismo que hice en Jerez: buscar una superficie donde montar la planta, hacer las negociaciones con el fabricante chino para firmar el contrato, elegir los equipos que se iban a poner...
-Vamos, igual de 'sencillo' como en Jerez pero un pelín más complicado por el sitio, el idioma y la soledad en China. Y a esa edad, ojo.
-Sí. Igual de sencillo industrialmente pero algo más duro en lo personal. Yo estaba soltero. Me fui con 28 años, una maleta y con la idea de estar dos o tres meses y al final estuve seis años y me volví con 25 maletas, con dos niños y una mujer rusa.
-Jajajajajaja Buen resumen. ¿Mujer rusa? Ah, claro, por eso que vivía cerca de la frontera con Siberia.
-Claro. Yo estaba en la frontera con Rusia y allí hay mucho ruso. Y al final los dos meses se fueron al año. Y claro.
-Vamos, que le fue bien.
-Sí, sí. Pero pasó que estando en el proyecto con Carbures, éste iba muy lento, entonces el general manager de la planta de Airbus me dijo.
-(Interrumpo) ¿Era el único español allí?
-No, no. Tuve suerte porque en aquella época este general manager de Airbus era español, de Sevilla.
-Ah, qué bueno.
-Sí, sí. Además, había un equipo de cuatro o cinco españoles más.
-Para situarme. Entiendo que trabajaba en Carbures pero se relacionaba mucho con la planta de Airbus.
-Claro. Yo trabajaba en Carbures, pero andaba a caballo con Airbus. Por eso, un día me dijo el general manager. 'Oye, Pablo, ¿por qué no te vienes a Airbus a tiempo parcial? Por las mañanas estás con tu proyecto de la planta de Carbures y por las tardes te vienes aquí y llevas la producción al tener un montón de experiencia con la fibra de carbono'. Y es verdad que eso ya lo había hecho aquí en El Puerto de Santa María y allí no había nadie con experiencia en saber cómo se fabricaban. 'Venga, vamos. Lo hacemos así', le dije. Al final me engañó porque era todos los días en la planta de Airbus y por la noche y los fines de semana me ponía con el proyecto de Carbures. Así estuve casi un año hasta que salió una oportunidad de tener una plaza fija en Airbus como director de la producción de fibra de carbono para piezas de aviones allí en China, en Harbin.
-Le engañó para bien, ¿no?
-Me engañó para bien, sí, sí. Luego se portó bien, pero claro, claro. Me engañó para bien.
-¿Y qué le decían en Carbures?
-La verdad es que no había mucho control en el proyecto; no había mucha prisa por lanzarlo, no llegaba nunca la inversión e iba muy lento todo. Hablé con Rafa (Contreras) y con Manuel (García), les conté que me había salido un contrato de tres años en la planta grande de Airbus y lo entendieron. Así que dejé Carbures y ya me dediqué cien por cien a Airbus.
-¿Año?
-Sería el 2013. Para las fechas es que soy muy malo, pero sí, creo que esa es la fecha aproximada.
-Firma un contrato de tres años en China. Poca broma para alguien que creía iba a estar un par de meses. ¿Sabía que iba a echar raíces allí ya?
-Es verdad que en mi cabeza mi primera idea era la de volverme una vez acabado el proyecto de Carbures. Y efectivamente, esto ya era un contrato de tres años y con unas condiciones muy buenas.
-¿Por qué de tres años?
-Porque son los contratos que te puede hacer Airbus. Date cuenta que tienes que estar desarrollando tecnología y transferir conocimientos, y si estás menos tiempo como que deben asegurarse un mínimo de tiempo para no tirar el dinero en formación. Por eso lo que suelen hacer es contratos de tres a cinco años. A cinco porque como son contratos con muchos beneficios, en cuanto pasas de los cinco ya es como si te quisieras quedar en el país. Entonces, Airbus te dice que si te quieres quedar en el país ya te hacen un contrato más sencillo, más de allí, más local.
-Y no como expatriado, entiendo.
-Eso es. Como expatriado hay mejores condiciones; tienes bonus por movilidad y todo eso. Pero si te quieres quedar ya no te bonifican por el esfuerzo.
-Lógico, lógico.
-Entonces, cambio mi mente y ya sé que me voy a quedar entre tres y cinco años como mínimo en China. Vivo en Harbin, una ciudad con -35 grados en invierno y 30 en verano.
-¿A cuánto quedaba su casa de la fábrica?
-Hora, hora y media.
-¡Coño! ¿En coche?
-En un autobús chino de la empresa que tenía que ir así [y se agacha para explicar la estrechez y bajura del autobús]. Antiguo, con una calefacción de todo o nada, o sea, en invierno te asas y en verano te congelas... No son autobuses como los de aquí; van botando por la carretera, muy malas condiciones.
-Jajajaja Y ahí metido casi tres horas al día para ir y volver a trabajar.
-Casi. Además, donde están las plantas industriales son sitios muy, muy, muy locales en los que no se habla ni pizca de inglés. Pueblos muy pequeños, con gente de allí, originaria...
-Una especia de China profunda.
-Sí. Un pueblo de aquí es infinitamente mejor que aquello. China profunda total, que no tiene nada malo, eh, pero no hay ningún restaurante, ni un supermercado donde poder comprar productos normales, las casas dan pena...
-¿Nunca se planteó vivir en uno de esos pueblos con tal de estar más cerca de la planta y ahorrarse el incómodo trayecto en bus?
-Nunca, nunca, nunca. Ni siquiera ahora, que he vuelto a los años.
-Jajajaja Después llegaremos a eso. Estamos en Airbus, director de producción.
-Pues mira. A los meses de firmar mi contrato, yo estaba saliendo con una chica rusa...
-'Verá'...
-... se queda embarazada.
-Andá. ¿Vivía en Harbin?
-Sí. Yo estaba con ella e hicimos continuar la relación.
-¿Cuánto tiempo llevaban?
-Llevaríamos cerca de un año.
-Buenoooooo... Podría haber sido peor.
-Sí, sí. Podría haber sido peor (jejeje). Le dije que eso en España no era muy normal pero que por mí seguía y ella igual. Decidimos tener nuestro primer hijo.
-¿Qué edad tenía ella?
-Nos sacamos diez, así que tendría 19.
-¿Cómo y cuándo se lo dice a su familia? Lo de que va a ser papá, eh, no lo de Airbus.
-Pff, cuando llego aquí ya con ella embarazada.
-(Interrumpo) Espere, espere. ¡¡¡¡¡¡¡Cuándo llega embarazada ha dicho??????
-Jeje Bueno, bueno. Mi madre en realidad ya lo sabía, pero mi hermana se echó las manos a la cabeza. Me dijo lo típico. 'Te han dao coba, te han metío el gol, no sé cuanto...'
-Jajajajajaja A ver, el gol lo metió usted.
-jajaja Se lio un poco, la verdad. Pero hoy en día es espectacular.
-Lógico que se liase una mijita. Una mijita 'na má', eh.
-Jajajaja Claro, claro. Los principios no fueron fáciles. Y era normal. La conocía más bien poco, era de un país diferente. Y claro, cuando la traje por primera vez a Cádiz vino embarazada.
-Es que ese detallito...
-Jajaja Claro, claro. Fue comiendo en casa cuando lo dijimos. 'Tenemos que daros una noticia', dije. Jejeje. Mi madre se lo tomó bien, pero mi hermana ufff. La que me dio. Y bueno, tuvimos el primer niño y nació en Harbin. Se llama Óscar y hoy tiene 9 años. Nació en 2013.
-De esa fecha no se olvida, ¿verdad?
-No, no. Jajaja. Esa, la del 31 de diciembre de 2013, no se me olvida. El tema es que felizmente continuamos con la relación y todo ha ido bien. Viajes a Rusia para estar con la familia de ella y vuelta a Harbin para trabajar con algunas visitas a Cádiz. Así estamos como cinco años, del 2012 que empiezo a 2017, año en el que me dice la empresa que me vaya al sur de China, cerca de Shanghái, que vamos a transferir unas piezas que fabricamos para la 'barriga' del A-350. Así que me voy al sur de China, con mi mujer y mi hijo Óscar, a vivir dos años.
-Suena mejor el sur. ¿Me equivocó?
-Es mucho mejor, sí. Mejor clima, sobre todo.
-¿A qué ciudad?
-Changzhou, que está a unos 300 kilómetros de Shanghái. A una hora en tren. Lo bueno es que nos íbamos a una ciudad mejor, pero lo malo es que nos alejábamos de Rusia (la familia de su mujer), nos movíamos con un bebé y dejábamos Harbin, donde teníamos una comunidad de españoles con la que hacíamos mucha vida social. En cambio, en Changzhou nunca había vivido nadie de Airbus; no había una comunidad internacional allí, nosotros éramos los primeros.
-¿Y eso?
-Porque a diferencia de Harbin, en Changzhou no había una planta sino que lo que tenía Airbus era un suministrador. Entonces, nos vamos totalmente fueeeeeeera de la red que teníamos para empezar de cero.
-¿Qué puesto desempeñó en esta nueva aventura en Changzhou?
-Voy como responsable de industrialización. Mi labor era estar en contacto con Fescher, un fabricante gigante que pertenece al gobierno chino; como los productos de esquí Fischer, pero con E. Pues esa misma marca tiene una planta de fabricación en China. Entonces voy como responsable industrial de todas esas piezas para la barriga del E-350. Allí estoy casi dos años. Allí, en Changzhou, nace mi segundo hijo. Ya este sí fue planificado.
-Jajaja Bien, bien. No esperaba menos de un responsable de industrialización.
-Nace en 2017. Es decir, tengo dos niños chinos, uno del norte y otro del sur, y una mujer rusa. Y yo, que soy de Cádiz.
-Y de Changzhou a...
-En Changzhou estoy hasta 2018 que me dice la empresa que ya se me ha terminado mi periodo en China.
-¿Ya tenía contrato como local?
-No, no. Seguía considerado expatriado porque al final, entre contrato y contrato en otro sitio, los fui extendiendo.
-Mejor, ¿no?
-Sí, sobre todo es porque cuando hay puestos muy claves hacen excepciones. Así que sigo teniendo contrato con Airbus España. Además, la empresa tenía algo nuevo para mí.
-Ajam. ¿Qué cosa?
-Estuve en Dubái para un proyecto.
-¿Y cuántos años se pega en Dubái?
-Pues en principio iba para tres años. Estuve yendo y viniendo (Madrid - Dubái) pero nunca me llego a ir del todo. Así me llevo un año. Ese proyecto estaba 'linkado' a una compra grande de aviones de Emiratos a Airbus. Porque el país que te compra los aviones también te requiere que fabriques en su país una parte de esos aviones para darles carga de trabajo, tecnología y conocimiento. Ese fue el acuerdo. Ante esto, Airbus revisa la cooperación industrial y decide quitar la transferencia con Emiratos. Así que me quedo en Madrid y casi que en fuera de juego un poco porque estaba atemporal. Y esos seis meses se convierten en dos años.
-Bien, ¿no? Un par de añitos en España.
-Sí, pero claro, el problema es que yo había cogido un colegio temporal para seis meses. No lo planifiqué bien porque cogí el colegio que estaba al lado de casa, un coche alquilado para seis meses, la casa más cercana al colegio. En definitiva, me hice una vida para seis meses y cuando nos quedamos dos años ¿qué pasó? Pues que la casa no era la que más nos gustaba, el colegio tampoco, la zona de la casa igual, el coche me tuve que comprar otro... Se te complica todo. Esos dos años, a nivel laboral, me reengancho a algunas posiciones de liderazgo locales y llevo la dirección de ingeniería del programa que iba a transferir en Getafe.
-Y todo eventual entiendo.
-Claro. Además, mi objetivo era irme al extranjero por todo un poco y porque mi mujer y mis hijos son de fuera. Así que en 2019, un director de Procurement de compras de Airbus me comenta que tiene otro proyecto en Beijing (Pekín) y que si me apetece irme con la familia y aunque no era lo que tenía planificado, viendo la situación, decido volvernos a pesar de que no era lo que más deseábamos porque ya habíamos estado seis años en China.
-¿Y de qué va?
-Me voy a Beijing como responsable de toda la cadena de 'suppliers' (suministradores y fabricantes) de piezas de fibra de carbono para toda China y el Este asiático (Taiwán, Tailandia, Japón...). Llego en octubre de 2019 y en febrero de 2020 aparece el Covid, que para colmo coincide con mi madre allí, que nos estaba visitando.
-¿Y allí que se quedó todo el confinamiento?
-No, no, pero se tuvo que volver de urgencia porque cancelaron todos los vuelos. Esa es otra historia porque yo siempre le cojo vuelos directos porque ella siempre va sola y para que no se pierda en los aeropuertos. Se tuvo que volver con un vuelo con escala en Dubái.
-¿Llegó?
-Llegó, llegó, pero sufrió la pobre.
-Y se queda en China con su mujer y dos hijos. ¿Cómo lo pasaron?
-El país se cierra en febrero de 2020; aquello llego mucho antes que a Europa. Y fue una conmoción. Todos con máscaras, todo cerrado; yo llegué a pensar que íbamos a morir. Date cuenta que cuando vosotros lo recibís en Europa ya teníais el conocimiento de lo que había pasado.
-Cierto. China nos quedaba lejos pero cuando de verdad comenzamos a verle las orejas al lobo fue con Italia, donde se presentó una semana antes que en España.
-Eso es. Por lo tanto, estabais preparados mentalmente, pero nosotros no. No sabíamos qué estaba pasando.
-¿Cómo comenzó a funcionar el país?
-El país quedó cerrado, pero la industria reactivó pronto; a los dos, tres semanas ya estábamos yendo a la oficina de nuevo. Yo casi que no recuerdo parar. Lo que fue más impactante fueron ver cerrados los restaurantes, los hoteles y los colegios, que era lo que motivaba que las calles estuvieran vacías, pero lo que era la actividad industrial se reactivó pronto. Íbamos con máscaras a la fábrica.
-Al margen de cerrar las fronteras, nunca pareció haber en China una sensación de psicosis colectiva. ¿Por qué?
-Es que realmente allí hubo pocos casos. Había casos contados; no sé si era la verdad pero es que no había. Quizás un caso, dos así que conocieras.
-O sea, que no sufrieron las imágenes que sí se vieron aquí de morgues colapsadas o pabellones repletos de féretros.
-No, no. Para nada. De hecho, es lo que te decía; han pasado años sin conocer a nadie que tuviera Covid.
-Ya no muertos, ¿pero positivos?
-Lo de los positivos eso ya ha sido el final. Pero al primer, segundo y tercer año no se escuchaba ningún caso ni conocías a nadie que hubiera tenido positivo. Aparte, eso allí era súper discriminatorio. Si tenías eso era como si tuvieras...
-... el sida en los 80.
-Algo así, sí. Para un chino coger el covid era pffff. Pero ya te digo que esos primeros tres años ni me creía que existiera porque no lo tenía nadie ni veías ni conocías a nadie que lo hubiera cogido.
-Joder, pero las calles estaban vacías. Digo yo que algo de temor habría, ¿no?
-Sí, pero es que había un control súper estricto. Volviendo a mi trabajo sin salir de la pandemia, me quedo liderando China y el Este asiático sin poder viajar. Yo no salía de mi oficina; todo el día sentado, con las reuniones virtuales. Así, un año. Aburridísimo de silla - casa - silla - casa y sin salir de la oficina. Por lo tanto, le digo a la empresa que necesito una posición más dinámica y me responde uno de los directores que por qué no me vuelvo a Harbin de nuevo, a la planta en la que empecé, pero en vez de llevar la producción cojo la dirección de las compras de toda la planta; se llama procurement. Hablo con mi mujer y acepto, pero ella y mis hijos se quedan en Pekín porque están allí los colegios y yo me voy al norte cogiendo una nueva posición, la de 'chief procurement' de la planta de Airbus en Harbin. Esta es una posición muy dinámica, y con un equipo muy grande; es también muy operacional porque se está comprando siempre mucho material y dando muchos servicios. El problema es que a nivel personal es muy duro porque me tengo que ir todos los lunes a Harbin, que son siete horas de tren o avión -lo que pasa es que ahora los vuelos están carísimos-. Pero vamos, puerta a puerta es lo mismo porque salgo todos los lunes de casa (de Beijing) a las cinco de la mañana y llego a la fábrica (de Harbin) a las doce, una del mediodía. Los viernes igual, lo que pasa es que salgo un poco antes para llegar a mi casa a las siete, ocho de la tarde.
-¿Y así lleva?
-Desde 2022.
-¿Y bien todo o empieza a cansarle a uno ya tanto ajetreo?
-De momento, bien.
-¿Y por qué no se muda la familia al completo?
-Porque en Harbin no hay colegios internacionales. Eso es un problema técnico porque tendrían que estudiar los niños en chino y aunque hablan en chino, no lo hacen a un nivel tal. Para Oliver podría ser porque tiene seis años pero para Óscar sería muy complicado.
-¿Ellos hablan chino?
-Sí, sí. Ellos hablan chino, ruso, inglés y español.
-¿Y usted?
-Yo hablo español e inglés. Y chino muy poquito.
-¿Y sabe dibujar en chino? Bueno, escribir jejeje
-Que va, que va.
-Vamos, que se puede vivir en China con el inglés. Al menos, en su caso, claro.
-Sí, sí, puedo. Como mi mujer habla y escribe chino entonces tampoco lo he aprendido porque personalmente me vale. Mi trabajo es inglés, entonces realmente el chino no me hace falta. Lo hablo un poco, para sobrevivir. Comprar, pedir algo... Pero muy poquito.
-¿Qué tiene pensado de aquí a unos años?
-Mi idea es cambiar de país. Yo tengo un contrato hasta 2025 en China y que lo puedo extender hasta 2027, pero creo que ya China lo tenemos superado jeje. Queremos un lugar con más naturaleza porque China en eso está bien, pero es un país con 1.500 millones de personas, muy poblado, muy poco verde, pocas cosas naturales; echamos de menos el verde, el agua. ¿Qué nos cuadraría ahora? Pues como nuestros niños hablan más inglés que español, nos apetecería ir a Estados Unidos, Alemania, Canadá...
-¿Y España 'pa' cuándo?
-España me encanta. Y a mis hijos también, les encantaría vivir aquí. Estarían encantados.
-¿Y a la que manda?
-Mi mujer lo que cree, y con su razón, es que aquí le sería complicado encontrar un trabajo.
-¿Qué es ella?
-Ella ha estudiado la Licenciatura en Historia y Lengua china. También hizo un master en emprendimiento e innovación cuando estuvimos los dos años en Madrid.
-Veo que en su casa se hablan muchos idiomas de los que usted solo domina dos. ¿Cómo lleva eso?
-Todos menos yo hablan ruso, chino, inglés y español. Y sí, sé por donde va. Cuando quieren ponerse de acuerdo entre ellos yo no me enteró de 'nà'.
-Jajajajaja
-Cuando se ponen a hablar en chino o en ruso yo me quedo en fuera de juego por completo. Totalmente. Yo les hablo en español, mi mujer en ruso y entre ellos hablan más en inglés que en español.
-Ahí los controla.
-Ahí, sí. Y con la 'ahiya' hablan en chino.
-Jejeje Está bueno. Hemos pasado casi que de refilón por el coronavirus, pero me ha dicho que no venía a España desde hace casi que cuatro años. ¿Cómo han sido estar encerrado en un país?
-El país se cerró entero; o sea, se podía salir, pero no se podía entrar sin hacer una cuarentena de 30 días.
-¿Dónde se hacía ese cuarentena?
-En un hotel designado por el gobierno, en una habitación para cuatro personas durante 30 días sin poder salir y con una alarma en la puerta que si la abrías pitaba y tenías que volver a empezar la cuarentena.
-Joder. Eso se lo han comentado conocidos porque entiendo que no lo hizo, ¿verdad?
-Eso es, amigos. Yo nunca lo he vivido porque así lo decidí. Si no hubiera tenido niños lo hubiera vivido, pero con los niños creo que hubiera sido un 'shock' psicológico para ellos. Además, no eran 30 días exactos. El último año, cuando se reabrió la frontera, comenzaron a darse casos de positivos. Y mucha gente que venía de Europa tras dar negativo en el test, le daba positivo aquí. Y entonces se montaba una tremenda porque entonces te podían mandar a un niño solo a ti solo a un centro de cuarentena que ya no era un hotel, sino un centro con personas contagiadas y con más enfermedades. Allí lo mejor que podías coger era el Covid, para entendernos. Eran miles de personas hacinadas con cantidad de enfermedades (neumonía, hepatitis...). El riesgo era tan grande que ni me lo pensé; podía aceptar quedarme en una habitación de hotel un mes, pero si a la vuelta nos da positivo y me mandan a mi mujer o a mis hijos sin ropa y sin nada a un centro de esos pffff. Y eso le ha pasado a compañeros míos. Preferí quedarme tranquilo en casa a pesar de no poder ver a mi familia. Otro problema que había es que había muy pocos vuelos.
-Lo mejor que hizo. Ha vivido en tres zonas de China; norte, sur y capital. ¿Con cuál se queda?
-Nos gustó mucho el sur, aunque era una ciudad poco poblada y con muy poquitos extranjeros, también era muy tranquila, muy nueva y estábamos muy cerca de ciudades como Shangai, a una horita en tren. Y como segunda opción, Beijing, pero es súper cara. De las más caras del mundo. Y ojo con Cádiz, eh.
-Ya le digo. Vivir aquí es carillo. Esto va a ser Manhattan de aquí a nada.
-En serio, pero ya no es vivienda solo, eh. Me he quedado loco con los precios de la hostelería en general. Hace unos años venías de Madrid y disfrutabas con los precios que pagabas aquí por una tapa o una cerveza, pero eso ya ha cambiado. Me ha sorprendido como ha subido la vida aquí.
-Toda la razón le doy. Pero volvamos a Pekín para no amargarme, al menos yo. ¿Cuánto de caro es la vida allí?
-Pues un apartamento con tres habitaciones vale alquilarlo 6.000 euros al mes.
-Ahí, ahí. Dolor, dolor.
-Bueno, y los colegios al año son 30.000 euros por niño. Es una ciudad extremadamente cara y te limita mucho porque al final quieres meter al niño en clases de piano, por ejemplo, y no te llega. O son 50 euros la hora de piano. Menos mal que la casa y los colegios lo cubre la empresa. Yo tengo un presupuesto y lo que he hecho es tener un piso no tan bueno en Pekín y otro pequeñito, pequeñito, de soltero, vamos, en Harbin.
-Hablando de Rodríguez. ¿Cómo es su vida de lunes a viernes allí?
-Pues la verdad es que no paro. Yo entro en la fábrica a las ocho.
-Uff, con el autobús infernal.
-Bueno, bueno, ahora voy en taxi jejeje.
-Olé.
-Ahora me he ido a vivir un poquito más cerca que en mi primera vez. Han hecho una zona nueva y estoy a 45 minutos aproximadamente. Entonces, voy en taxi. Pero, ojo, los taxis allí son baratos, no como aquí. Allí vale 10 céntimos el kilómetro, por lo que una carrera de una hora pagas a lo mejor cinco euros. El taxi allí es un transporte público, no como aquí, que es un lujo.
-La gasolina está bien allí veo, ¿no?
-No, no es eso. Date cuenta que allí hay millones de personas y los taxis están todo el tiempo rotando. No paran. Además, o te mueves en taxi o no hay otra forma.
-Imagino que es duro alejarse entre semana de la familia, pero ha vuelto a conectar con las amistades españolas que dejó en Harbin. Algo bueno ha tenido el cambio.
-Que va, ellos se fueron. Yo soy el único extranjero que hay en la planta.
-Vamos, que poca vida social.
-La vida social es muy baja. Aparte, como te dije, yo monté una startup en 2020 cuando estuve en Madrid.
-(Interrumpo) Vayamos a ella. ¿En qué consiste?
-Es una plataforma, la primera red social del mundo donde se pueden hacer campañas de crowdfunding. La peculiaridad es que somos la única plataforma del mundo que el dinero que se recauda en esas campañas, en vez de darlo en mano, en metálico, lo transformamos en un cupón de compra automática en toda la red de empresas que están conectadas a la plataforma.
-¿Cómo se llama la app?
-Supernet Heroes.
-Veo que habla en plural, pero la montó usted solo.
-La monté solo cuando estuve en Madrid y vi que la situación en España era complicada, con muchas familias que no llegaban a final de mes, casi que el 50% de la población y un 25% está en riesgo de pobreza y exclusión social. Estamos hablando de doce millones de personas. Por eso, quería hacer una plataforma con la que poder dar un pequeño empujón a esas personas con micro aportaciones que para ti puede ser muy poco pero que si somos muchos puede suponer un gran impacto. La gran ventaja es que como no se ingresa el dinero en la cuenta bancaria de las personas que abren la campaña, estas personas no necesitan abrirse ninguna cuenta y por tanto no le pueden embargar ya que muchas de estas personas tienen deudas y están vigiladas. Así que de esta manera pueden acceder a una financiación o pedir ayuda sin ese riesgo de que se lo quiten.
-¿Qué gana el altruista que da dinero?
-Por ejemplo, si tú das cinco o diez euros vas a saber que ese dinero no va a una cuenta bancaria que a saber dónde se va a gastar, sino que te vamos a decir que esas personas han comprado en Carrefour, en Día o en otro supermercado inscrito porque lo que hacemos es dar a las personas que reciben el dinero un cupón. Te avisamos de lo que pasa con tu dinero para saber cómo, dónde y cuándo se gasta.
-¿Y cómo está funcionando la app?
-Va bien, va bien. Trabajamos con Carrefour y Día en España y tenemos 5.000 tiendas conectadas. Los usuarios se van duplicando cada mes.
-Entiendo que incrementan más los necesitados.
-Incrementan los dos, tanto los necesitados como los que aportan dinero, pero como es normal crecen más los que necesitan ayuda. Ahora estamos colaborando con la Fundación WolfVision, con Asociación Progestión y con muchas más ong's para crear nuevas campañas. Estamos buscando financiación y aunque está terminado el producto seguimos avanzando.
-Debe ser muy gratificante ayudar a los demás, pero aparte de eso, ¿qué le saca a esta idea?
-En realidad no es una ONG, porque al final, de lo que recaudamos, un 5% va para la empresa; para seguir con los desarrollos, pagar a los trabajadores.
-¿Cuántos trabajadores son?
-Ahora mismo somos un equipo de quince personas, externalizadas todas. Trabajo con una empresa que lleva parte del software, otra que lleva la parte de comunicación, otra lleva el marketing, otra asesoría legal y ahora estoy internalizando la parte de marketing y comunicación. Es pequeñita porque lo hemos lanzado al mercado este 2023 tras dos años con el desarrollo de la aplicación. Hace dos semanas he estado en un evento de inversión en Madrid y allí hemos presentado la startup, hemos conocido inversores y otras ong's y colaboradores.
-Me dijo antes que ha dado charlas. ¿Dónde?
-Las he dado sobre todo en España. Con Airbus he ido a universidades españolas para dar charlas un poco inspiradoras enfocadas a que los alumnos que van terminando la carrera muestren un interés por Airbus y que luego apliquen a plazas que la empresa tenga abiertas. Suelo ir con las personas de Recursos Humanos.
-¿Cómo ve Airbus en la provincia de Cádiz?
-Creo que la planta de Puerto Real se va a destinar ahora a investigación y proyectos tecnológicos y toda la producción se lleva al Puerto de Santa María. Se ha hecho una gran planta que con la que ya había en El Puerto de Santa María que se llama Centro Bahía de Cádiz y se ha unificado con la que estaba en Puerto Real resultando una super macroplanta. Yo esto lo veo muy positivo.
-¿Y nunca le ha dado por pedir una posición aquí?
-Sí, hombre. Además conozco al director jeje. Para mí sería un buen sitio donde trabajar pero cuando pasen unos diez años porque el problema es que o entras con un puesto ya elevado o no hay muchas posibilidades de seguir creciendo. Porque, claro, lo suyo es jubilarte en un buen puesto. Aquí, como es normal, no hay muchas rotaciones; en cambio si estás en Madrid, Francia, Alemania, China... hay muchas más rotaciones porque la gente llega, está tres años y cambia. Aquí los puestos buenos son menos y cuando se cogen suele ser para jubilarse.
-En definitiva, que se quiere jubilar en Cádiz.
-Hombre, claro. Me encantaría jubilarme en Cádiz. No jubilarme estrictamente, pero sí acabar aquí. Y he tenido muchísima suerte porque pensaba que se iba a cerrar Airbus Puerto Real pero no se ha cerrado, lo que se ha hecho es unificarlo y hacerlo más grande. Para mí es una noticia súper positiva. Y espero también que la planta de Sevilla también terminen trayéndola.
-Pues que sus deseos se cumplan. Un placer y disfrute de su tierra hasta partir al lejano Oriente.
-Muchas gracias. Nos vemos estos días con nuestro común amigo Emilio Trigueros.
-Será un placer.