96 crucero de instrucción
Cádiz recibe con honores al Juan Sebastián de Elcano, uno de sus hijos predilectos
B.E. Juan Sebastián de elcano
El Buque Escuela completa satisfactoriamente su 96 Crucero de Instrucción en la antesala de la participación de la Princesa Leonor, que se embarcará el próximo año
Fotos: Así ha sido la llegada de Elcano a Cádiz
Vídeo: El Juan Sebastián de Elcano ya está en casa
Como si se tratara de unos padres que no respiran tranquilos hasta que su hijo vuelve a casa, Cádiz ya puede decir que el Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano, uno de sus grandes iconos, está de regreso sano y salvo.
Y con ello una tripulación de jóvenes guardiamarinas que han pasado más de medio año embarcados en el 96 Crucero de Instrucción, recibiendo una formación práctica que se complementa con la inigualable experiencia humana que aporta la camaradería de un viaje de tal calibre y el conocer buena parte del mundo.
En el muelle de Cádiz aguardaban con ansia sus familias, entre pancartas, cánticos y banderas. Centenares de personas que unos veinte minutos antes de que dieran las 10:00 comenzaban a ver en lontananza una embarcación que les devolvía a sus seres queridos, a los que no veían desde hace 190 días, los transcurridos desde que partieron el 13 de enero.
La instrumentación de la banda del Tercio Sur de la Armada ha hecho durante la mañana de hilo musical para familiares y amigos en un arranque de domingo veraniego que ha deparado un calor bastante llevadero para lo que cabría esperar.
El buque ha ido acercándose a la dársena del Puerto en compañía de una veintena de veleros que han disfrutado de una visión privilegiada de un momento señalado. También han sido espectadores de excepción los turistas que estaban en la cubierta del crucero Aida Stella de Génova.
«Viva Elcano y viva España», grita una señora mientras armadores y remolcadores desempeñan labores para que el barco pueda dar salida a los 21 oficiales, 21 suboficiales, 135 marineros y dos maestros civiles que durante mas de seis largos meses han dado prácticamente la vuelta al mundo.
Tras la interpretación del himno de la Armada, que han cantado tanto a bordo como en tierra firme, los representantes públicos, tras el comandante general de la Infantería de Marina (COMGEIM) Rafael Roldán Tudela, han accedido a la embarcación para felicitar a la tripulación y darles la bienvenida. La comitiva ha estado compuesta por la subdelegada del Gobierno Blanca Flores, el alcalde de la ciudad Bruno García, la diputada nacional Macarena Lorente y los ediles Pablo Otero y Mayte González.
El esperado reencuentro
Una vez concluida la parte más protocolaria, llegaba el momento más esperado. Aunque la mayoría ya llevaba un buen rato saludándose a distancia, los marineros han bajado en tromba para correr a abrazar a sus familiares. Un carrusel de besos, abrazos y llantos que reparan las largas semanas de separación, más llevaderas en la actualidad con las videollamadas, aunque nada sustituya al contacto piel con piel.
Abuelas, amigos, primas, novios, hijos, madres. Todo el mundo fundido antes de intercambiar unas primeras y torpes palabras marcadas por la emoción. Ha habido incluso lugar para una primera vez, como la del isleño Juanmi Rodríguez, que ha cogido en brazos a su sobrina, nacida en plena travesía.
«Este es el segundo que hago y yo pensaba que iba a ser igual que el primero, pero no ha tenido nada que ver. Conocemos muchas culturas, gente nueva, visitamos sitios muy bonitos a los que nunca piensas que vas a ir. Para mí es la mejor experiencia que se puede vivir en la Armada», dice el, mientras sus familiares se sueltan la melena y cantan 'Los duros antiguos'.
«Ha venido toda la familia, no se ha quedado nadie en casa», comenta su madre Milagrosa, que aún se seca las lágrimas. «Esto se no puede explicar. Ha sido duro aunque sabíamos que estaba bien, pero son seis meses y medio que se hacen muy largos. Además mi hijo es el cascabel de la familia, muy alegre y chistoso, así que lo hemos echado mucho de menos».
Tras despedirse de sus compañeros, el centro de Cádiz se ha convertido en un ir y venir de guardiamarinas uniformados que iban buscando un sitio en los que desayunar con los suyos. Necesitan tiempo para ponerse al día. Historia que contar no les faltan. Mientras tanto, el Juan Sebastián de Elcano vuelve a La Carraca, en San Fernando, donde comienza la cuenta atrás hasta la siguiente aventura, la que llevará a bordo a la dotación del 97 Crucero que partirá en enero de 2025.
El año que viene, con Leonor a bordo
Una vez que la dotación ha desembarcado, el comandante de la nave, el capitán de navío Luis Carreras-Presas do Campo ha atendido en popa a los medios de comunicación, destacando que ha sido un gran crucero en el que han alcanzando todos los objetivos que tenían marcados.
Entre ellos, el de «contribuir a la formación de los guardiamarinas en el tercer año de una carrera de cinco», habiendo formado a los jóvenes en contenidos académicos, de adiestramiento, naval y también en la parte más humana. «Lo hemos hecho tan bien en la historia que nosotros hemos querido estar a la altura también», afirma.
«El segundo objetivo es apoyar la acción exterior del Estado representando a España y a la Armada en los países que visitamos y también ha sido un éxito», ha expresado, agregando que la dotación disfrutará de un merecido descanso durante este verano.
El próximo año se espera que la princesa Leonor se embarque en el Buque Escuela, que volverá a capitanear Carreras-Presas, aunque el comandante ha preferido no adelantarse a los acontecimientos y centrarse en el presente. «Por ahora, tengo tres princesas ahí abajo», ha dicho en alusión a su familia.
La salud del Juan Sebastián Elcano es robusta cuando se acerca ya a sus cien años: «Está muy bien, la Armada lo mantiene siempre extraordinariamente bien y desde hace unos años estamos inmersos en un plan de mantenimiento plurianual de cara al centenario».
«Es muy seguro estructuralmente. En los últimos años se han renovado los palos y otros equipos y sistemas. En la travesía no hemos tenido ninguna avería significativa ni ningún inconveniente», indica. Durante el periodo en el que el barco está fuera de servicio, se llevan a cabo reparaciones y se realizan recorridos para asegurar que todo esté en perfecto estado.