con 'c' de cádiz

Miguel Gómez: «Cádiz es mi casa y es el sitio de Europa que más se parece al Caribe»

miguel gómez paredes. fotógrafo

Lleva veinte años en este rincón del sur de España, un país al que vino desde República Dominicana por amor y para conocer verdaderamente donde está más feliz

Miguel posa para su colega. antonio vázquez

Hace unos años ya, para un servidor fue una inmensa fortuna (de tantas que da cualquier profesión) conocer a un excelente profesional, además de un maravilloso compañero, que siempre será mucho más importante que lo primero. Porque Miguel Gómez Paredes (Mao, República Dominicana. 1968) es de ese tipo de personas con la que cualquier persona que se toma la vida a broma conecta a las primeras de cambio. Y eso, en un oficio donde hace un tiempo se viajaba mucho para cubrir todo tipo de informaciones, era una bendición desde el primer momento. Porque con Miguel se puede hacer todo tipo de chistes, se puede bromear de todo. De todo. Y en el todo está la mejor mezcla para pasarlo bien mientras se trabaja. Algo que no está al alcance ni de muchos trabajos, ni de tanta gente.

Llegó a Cádiz por amor a una genial vallisoletana que también se dedica al bello arte de juntar letras y la que conoció ejerciendo ambos el periodismo en Santo Domingo. Tuvieron un hijo y a la madre le tiró la tierra, por lo que la familia decidió vivir en España y cuando estaban decidiendo entre el norte de España y el sur, no hizo ni falta tirar la moneda al aire porque si de ellos dependía, la cosa estaba clara. Cádiz, que para eso es lo mismo que el Caribe con más salero. Tan claro lo tuvieron y con tanto acierto lo asumieron que ya llevan aquí más veinte años. Y los que les queda.

Sentimientos de vida aparte, a Miguel se le ve, cuando rememora sus andanzas en esto del fotoperiodismo, como que añora lo que le dio la profesión en su tierra y lo que cuesta acercarse aquí. Ojo, no lo cambia ni volvería por nada del mundo, pero sus años dorados en un periodismo gigante en el que se hizo adulto son para enmarcarlos. Ahora, disfruta de la vida en Cádiz, un lugar en el que cayó de pie, ese mismo que le amargó una oposición pero que no podrá amargarle la existencia porque sólo hay que ver su sonrisa y lo que le gusta decir que está en su casa.

-¿Dónde nació?

-Yo nací en abril del 68 en Mao, provincia de Valverde, que está en el norte de la República Dominicana. Hasta los 9 años viví con mis abuelos; allí en Santo Domingo es muy habitual que cuando la gente emigra de una ciudad pequeña a una grande los hijos se queden con los abuelos. Mao es una ciudad muy pequeña, de unos 100.000 habitantes. De eso ya han pasado 56 años. Muchas gracias por decirme que estoy estupendo

-Jajaja. No, no, pero es verdad que los lleva bien, sí señor.

-No hacía falta decirlo.

-Tranquilo, que el que le hace la foto es otro Benjamin Button.

-Y de verdad. ¡Joder con el Antonio! Qué máquina.

-Jajaja Buenos acompañantes de desplazamientos. Cuando se viajaba con los equipos, claro. Jejejeje

-Ya ves. De hecho, siempre recordaré mis primeros años en Cádiz en los que me emocionaba ver al Cádiz en el Falla.

-Pues mira, este año le hubiera ido mejor en el teatro ya que lo dice. Jajaja.

-Jajaja. No, joe, en el estadio quise decir; me emocionaba tanto ver como todo el mundo vibraba con el tema de las canciones que empezó a gustarme muchísimo el tema del 'Me han disho que el amarillo...' [recuerda cantando mientras mueve sus manos a lo director de ópera] que dije : 'yo me tengo que aprender esta vaina, este himno'. Y me lo aprendí, tío.

-Olé. ¿Y no descarta salir en una ilegal, al menos?

-No, no, no. Ni de coña. Jajaja.

-Es verdad, es verdad, que siendo freelance hay posibilidad de trabajar.

-Calla, calla; no me estreses. Jajajaja. Mira, eso es otra de las cosas buenas que tiene Cádiz y que también nos parecemos. Pero digo una cosa, que hay una injusticia. Todo el norte de Europa cree que en España son vagos, todo el norte de España cree que en el sur son vagos y luego los del sur creen que los caribeños somos vagos.

-Jajajajajajajajaja

-¡Y no es así!

-Jajajajajaja ¿Cómo que no?

-Que no, cojones. Jajaja

-Retomemos su infancia y situemos el clima político que vivía su país.

-En los años que nací había allí una dictadura; a la gente de allí no le gusta decir dictadura, pero.

-¿Quién era?

-Era un señor que se llamaba Joaquín Balaguer, que estuvo gobernando hasta lo 94 años. Go-ber-nan-do. O sea. Este era uno de los principales colaboradores de Trujillo, un dictador que causalmente fue muy amigo de Franco. De hecho, Trujillo y parte de su familia está enterrada aquí, en Madrid. Eran unos años muy duros; para colmo, mi padre era sindicalista, entonces, eso complicaba mucho la situación.

-Una mijita.

-Y encima en la capital, que es donde llego a los nueve años tras la muerte de mi abuelo. Políticamente hablando eran unos tiempos muy convulsos; había mucha influencia en Latinoamérica de Cuba, pero Santo Domingo es un país que está muy, muy influenciado por la cultura norteamericana. de hecho, la comunidad más grande de dominicanos fuera está en Nueva York, donde hay más de un millón de dominicanos; y República Dominicana es un país que tiene once, doce millones de habitantes. El sueño de todo dominicano es irse a Nueva York.

-¿Le molesta esa querencia a la cultura yanqui?

-No, no para nada, pero es verdad que muchos dominicanos se creen que el mundo se acaba en Nueva York y que de ahí a fuera ya no hay nada más. De hecho, muchos dominicanos que viven por Europa siguen manteniendo como objetivo final terminar en Estados Unidos, en Nueva York.

-¿Era buen estudiante?

-Me esforzaba poco, pero sacaba buena nota. Jejeje. Confiaba en mi instinto de supervivencia. Tuve la suerte, y esto está relacionado ya con España, que cuando yo estaba en 7º grado o por ahí.

-Lo que venía siendo un 7º de EGB.

-Eso es. En esa época había un gobierno social-demócrata y tenía mucha relación con el PSOE de aquí.

-Ya no había dictadura por lo que veo. ¿Qué año sería?

-Sí, sí, la dictadura había pasado, justo cuando Joaquín Balaguer dejó el gobierno en el 78. Entonces entró la socialdemocracia con un partido que se llamaba el PRD, aliado al PSOE. Se importaron una cantidad de modelos hacia República Dominicana y uno de ellos fue el modelo educativo, pero se instaló solo en algunos centros educativos a modo de prueba-piloto. Y yo tuve la suerte de estudiar el unos de esos liceos o institutos; en Santo Domingo, en la escuela normal se daban siete materias y en estos donde yo estaba se daban catorce. Imagínate con 10, 11 o 12 años estudiar catorce materias, pero claro, eran cuatro literaturas diferentes; o sea, era una locura. En principio y al principio fue muy duro, pero muy enriquecedor. Porque, de hecho, mi último año de bachillerato lo hice en la escuela normal, donde se daban siete; y solo fui a dar dos materias porque toda la tenía convalidada. Salí muy bien formado y con un sistema muy parecido al que había aquí. Yo daba latín, inglés, francés, griego... cuando eso en Santo Domingo prácticamente no se ve.

-¿Y a esa edad qué quería ser?

-Yo quise estudiar Publicidad e incluso hice un año; además, como en el sistema que estudié se parecía al de España, donde los últimos años de bachillerato se hacían como de una especialidad (electrónica, enfermería, un montón de cosas...), pues yo hice dos años de Filosofía porque me gustaba mucho la psicología; así que empecé Publicidad en una universidad privada pero no la terminé. El problema allí es que las universidades públicas, por ejemplo, la UAS (Universidad Autónoma de Santo Domingo) siempre ha estado muy politizada, 'pa' lo bueno y 'pa' lo malo. Allí hay mucha conciencia social y todo eso, pero claro, tú te vas a estudiar allí y una carrera de cuatro años puede durar diez porque cada vez que hay un movimiento político, unas elecciones, una huelga o algo social se paraliza todo por las protestas. Se supone que es un espacio autónomo e independiente entre comillas, pero la policía se mete cada vez que le da la gana y resulta un desastre.

-¿De qué año hablamos?

-Finales de los 80 o por ahí.

-¿Cómo recuerda la transición de su país? ¿Cómo fue? ¿Con qué edad le cogió ese cambio de régimen?

-Cuando sale Joaquín Balaguer, en el 78, yo tenía ocho años. Pero este dictador, a diferencia de aquí, no se fue porque murió, de hecho, falleció en el 2002. Lo que pasa es que luego volvió otra vez al poder porque le permitieron; me recuerda un poco a lo que pasó aquí, hombre, salvando las distancias, con Fraga.

-Que viniendo del franquismo se recicló a la democracia.

-Exacto. Este Balaguer venía de la dictadura, hizo la transición y luego ya le permitieron reciclarse. Se blanqueó tanto que de hecho años después volvió otra vez al Gobierno. El caso es que este tío, cuando perdió las elecciones en el 78 una vez que tuvo que entregar el gobierno por la presión internacional, sacó las fuerzas armadas a la calle abogando para que él se quedara. Este hombre gobernó la primera vez del 66 al 78 y acabó con una generación. es ahí cuando dio paso a la democracia. A ver, a Trujillo lo mataron en el 61 porque, por suerte, en la República Dominicana, como muchos países latinoamericano con la cantidad de problemas que tienen, a los dictadores acostumbramos a cargárnoslos; no le dejamos que se mueran en su cama. Cada vez que un dictador muere en su cama triunfa, ha ganado. Entonces, a Trujillo lo mataron en el 61 y del 61 al 65 se vivieron unos años muy convulsos; de hecho, hubo una guerra civil y una invasión norteamericana, la segunda que se dio años después, y se hizo una especie de acuerdo con la OEA (Organización de los Estados Americanos) y la comunidad internacional para que en el 66, a instancias de los norteamericanos se pusiera a Joaquín Balaguer en el poder. La influencia que tenía Estados Unidos en Latinoamérica en esa época, la sigue teniendo, pero en aquellos años era total; siempre se ha hablado de Latinoamérica como el patio trasero de los Estados Unidos.

-Cierto.

-Entonces ellos ponían y quitaban gobiernos a su antojo. Pero del 66 al 78, que fue el primer periodo de Joaquín Balaguer, se llaman 'los doce años de Balaguer'; históricamente se conoce como 'Los doce años'. Este hombre acabó con una generación de jóvenes, fue una cosa brutal. También es cierto que hay que contextualizarlo porque estábamos en un periodo en el que el comunismo tenía mucha influencia en Latinoamérica; y nosotros más al tener a Cuba al lado. De hecho, se intentaron hacer algunas pequeñas invasiones de pequeños grupos militarizados en Cuba hacia el gobierno de Balaguer.

-¿Por parte del régimen de Castro?

-No era el ejército cubano; eran expatriados dominicanos que estaban en México, en Centroamérica y que se iban a Cuba, donde se formaban militarmente antes de intentar esas invasiones en su país. En la época de Trujillo también se intentó, pero las dictaduras son como son y suelen tener buenos servicios de inteligencia en todos los sitios. Por eso esas invasiones se frustraron siempre, pero este hombre (Joaquín Balaguer) influenció muchísimo en la psiquis del dominicano hasta el punto que, y esto ya es una opinión mía personal, en Santo Domingo hay una cultura generalizada; dentro de la psicosis del dominicano está la cultura del fraude. O sea, siempre existe la sospecha del fraude en cualquier cosa. Al extremo de, y aunque parezca un detalle tan nimio, si tú vas en un autobús en República Dominicana y ves que está todo lleno, muchísima gente de pie, apelotanada y hay un asiento vacío verás que nadie se sienta.

-Jajajajajaja Como que hay algo raro, como que a mí no me la dan, ¿no?

-Claro, claro... Está 'cagao', 'mojao', tiene pis, algo pasa ahí. Y luego, si tú se lo ofreces a alguien ese alguien te dice que no lo acepta. Por eso, en todos los procesos eleccionarios, siempre, siempre circula la sombra, la sospecha del fraude. A mí, por ejemplo, toda esta normalidad democrática que hay en España, con todos los problemas que hay, yo estoy encantado. Aún me sigue sorprendiendo un montón.

Miguel trabajando en la salida del Rocío de esta semana. antonio vázquez

-Una chica bielorrusa a la que entrevisté hace un tiempo me decía que flipaba con la naturalidad con la que aquí se hablaba en la barra de un bar de política porque eso en su país era imposible. ¿Le pasa igual?

-No, no, no. Allí en mi país también todo está muy politizado, lo que pasa es que allí los conceptos de izquierda y derecha están muy diluidos; allí lo que hay son grupos de gente que forman un movimiento, un partido político o como tú quieras llamarlo para llegar al poder. Eso de derecha o izquierda, en la práctica, no existe. Por ejemplo, nosotros somos periodistas y hay unas elecciones el año que viene y decidimos formar un grupo de quince o veinte periodistas y le llamamos 'Por el movimiento de liberación periodística'...

-¿Siendo cada uno de su padre y de su madre?

-Claro, claro, claro. Y nos reunimos con el partido o candidato de turno con el único objetivo de decirle 'aquí tenemos una cantidad de votos para ti, pero ya tú sabe luego...' La gente se va cambiando de chaqueta según le venga.

-Jaja. Todo eso me suena a lo que me dijo otro entrevistado mío que vive en México y que me aseguraba que allí el transfuguismo no se sabe lo que es porque el personal ha entendido que el político viene a ser como un futbolista cuando ficha por otro equipo.

-Totalmente. Así es como funciona Latinoamérica.

-Hablando de fraudes. Cuénteme su añito de Publicidad.

-Jeje. A ver, lo que me pasó es que yo comencé a trabajar desde muy joven; o sea, percibiendo dinero trabajando empecé a los doce años.

-¿Dónde fue su primer trabajo?

-Trabajaba en una tapicería arreglando muebles y eso. Y más tarde empecé a trabajar en la imprenta de un periódico, donde aprendí mucho hasta que con 20, 21 años era jefe de producción de una imprenta enorme que había allí.

-¿De un periódico?

-No, no exactamente. Era un periódico que tenía adjunto una imprenta donde se hacían libros, fichas, facturas, lo típico; todo lo que se hace en una imprenta normal. Pertenecía al periódico pero no era como dentro del periódico, ¿sabes?

-Vaaale, vaale, vale. ¿Y cómo llega a la fotografía?

-A mí de siempre me gustaba la fotografía y cuando empecé a trabajar en esa imprenta cada vez me iba interesando más. Y como entro en el mundo de la fotografía te lo resumo rápido. Yo tenía una novia que conocía a alguien importante en un periódico, que era como El País aquí y se llama Listín Diario, que tiene más de 150 años. Estaban buscando gente para trabajar en la imprenta y fui allí, deposité mi currículum, me entrevistaron; yo también había puesto que hacía fotografía y eso. Entonces, como allí se mueve mucho todo por contactos, este señor, que era importante dentro del periódico, le puso como un sticker, un post-it amarillo, a mi currículum y lo dejó ahí. Y parece que meses después estaban buscando un fotógrafo. Porque en ese primer momento no me cogieron. Yo mandé eso y allí se quedó. Pero a los meses, como mi hojita seguía teniendo el post-it con el nombre del tío importante me llamaron para cubrir unas vacaciones y ya por ahí entré.

-¿Con qué edad?

-Pues mira, yo entré como muy tarde en la fotografía; tenía 29 años, muy tarde. Date cuenta que la gente empieza con menos de veinte y yo tardé muchísimo. Lo que pasa es que yo siempre tenía muchísimas ideas loquísimas; me gustaba inventar cosas en la fotografía y me dijeron: 'Bueno, no hay un puesto en la redacción central, pero te vamos a mandar para la jaula de las locas'. Y yo dije 'qué'. Lo que ellos llamaban la jaula de las locas, un término bastante machista, era el departamento de revistas donde estaban todos los creativos, al gente que se inventaba cosas loquísimas. Creo que me lo pusieron casi como un castigo porque era -me decían- donde estaban los gays; no usaron esa esa palabra porque en Santo Domingo esa palabra no se usa. Pero, vamos, era algo así como 'veta pa'llá'.

-Bueno, pero sonaba guay por el perfil que me cuenta que tenía.

-No, no, claro. Cuando llegué allí y vi que allí podía hacer todas las cosas e ideas locas que yo tenía en la cabeza sobre fotografía dije: '¡Este es el sitio perfecto!'

-¿Qué era como la sección artística de un dominical, no?

-Hacíamos un montón de revistas del grupo. Te estoy hablando de un periódico donde había 2.000 empleados; en el edificio había un consultorio médico, una oficina de un banco; todo en el mismo sitio. Una locura.

-¿Qué año sería ese?

-96, 97. De hecho, uno que siempre se queja de las empresas en la uno trabaja, yo también me quejaba de esa y luego me he dado cuenta que ha sido el mejor sitio donde he trabajado.

-Jajajajaja. Nos ha jodido.

-Ahí quemé una etapa muy bonita porque tuve la oportunidad de hacer todo lo que yo quería y sin gastar material porque estamos hablando de una época en la que se trabajaba con el LED, con diapositivas, con negativos...

-¿Cómo se trabajaba entonces?

-Si tú ibas a hacer fotos normales del día a día te daban el negativo, blanco y negro.

-¿Positivaba sus imágenes?

-No, allí no. Mira, por ejemplo, yo soy un fotógrafo raro porque yo nunca hice laboratorio.

-Esto se pone cada vez mejor. Usted llegaba con la camarita, la soltaba y le traían sus fotitos. Vamos, como si lo viera, que había una sección para eso, ¿no?

-Claro, porque era un periódico tan grande donde había un laboratorio en el que trabajaban diez tíos a los que yo iba y les soltaba mi rollo. Allí cada uno se encargaba de lo suyo.

-Grande el Listín, grande.

-Es que fíjate, Alfonso. Es que en ese periódico te aumentaban un 10% del sueldo cada vez que tú cumplías años. O sea, en tu cumpleaños.

-Me cago en la puta ya, Miguel. Por favor, pare.

-Así, así. Como te lo estoy contando. Tú ibas al cajero, que estaba en el mismo edificio del periódico como antes te he dicho; ibas a sacar dinero el día de tu cumpleaños y si tú ganabas mil euros, pues desde ese día ya eran 1.100. Y así cada año. Vamos, que el que tenía 3 1 años allí se podía ganar una fortuna.

-¿Y cuántos años estuvo allí? Vamos, es que. ¿Qué coño hace aquí!

-Jaja. Allí estuve cuatro o cinco años. Me echaron dos veces y las dos veces me volvieron a recoger.

-Venga, venga, venga. Vamos. Algo negativo, bien. ¿Qué le pasó, hombre?

-Jajaja. Tenía problemas con el editor fotográfico, que es lo normal.

-Jajajaajaja. Me suena, me suena eso.

-Llevarse mal con su jefe, como norma, eso siempre está bien.

-Jajaja. Así me gusta, rebelde.

-Hasta que el jefe se canse y te echa, claro.

-Jajajaja

-Ahí ya no hace tanta gracia.

-Jajajajajajajaja. Recuerdo que no siempre estuvo en ese periódico en la llamada jaula de las locas. Pasó por más secciones y no comunes. Cuénteme un poco más aunque sé que me voy a volver a enfadar.

-Efectivamente, de esa sección cultural salí. Allí, en Santo Domingo, cada periódico, cada medio de comunicación tiene un fotógrafo y un periodista asignado al Palacio Nacional, que es como si fuera el Palacio de la Moncloa aquí. Entonces, tú trabajas constantemente con el presidente y si este hace giras internacionales tú también vas con él.

-E, e, eso. Eso, eso cuánto, cuánto tiempo fue [pregunto ya casi que tartamudeando]

-Yo estuve dos o tres años viajando con dos presidentes diferentes. Lo que pasa es que en el periódico donde trabajaba había 28 fotógrafos y había 17 que solo trabajaban en la redacción ya que había para revistas, para publicidad, había un montón para muchas cosas. Teníamos un calendario de viajes e iba por orden; o sea, los viajes que iban llegando te iban tocando, pero el que estaba asignado con el Palacio viajaba con el presidente; entonces tú ibas por el mundo entero.

-Pero tío, a ver. ¿Cómo le tocó eso? ¿Otro post-it de esos o qué?

-No, no, no, no, nooooooo. Eso fue porque como yo tenía tantas ideas loquísimas, en el departamento de revistas hubo un momento como que yo me cansé de hacer eso. Mira, yo trabajaba para una revista que era como Playboy.

-Lo que viene siendo como Playboy... Ok, ok. Le sigo, le sigo. Qué remedio.

-Y andábamos por toda Latinoamérica y parte de Estados Unidos haciéndole fotos a actrices importantes, gente famosas, presentadoras de televisión; o sea, era una cosa que ahora puede resultar un poco heavy pero entonces era una cosa muy normal. Pues, fíjate, de eso yo me cansé, tío.

-¿Se cansó, no? Normal, normal, eh.

-Íbamos fines de semana a resorts solo para nosotros a hacer reportajes, qué sé yo, a Sofía Vergara, por ejemplo. A muchísimas modelos. Pues yo me 'jarté' de eso y dije que me quería ir para redacción central donde se hacían noticias diarias, reportajes. Y me fui. Además, en el año 2000, me había ganado también unos premios importantes que me subieron un poco el caché.

-No me extraña.

-Y empecé a trabajar con AP (Associated Press), la agencia internacional de noticias. También estuve un tiempo trabajando para Los Ángeles Times, el New York Times.

-Todas esas colaboraciones mientras seguía en el periódico de Santo Domingo.

-Sí, todo a la vez. Fue una época profesionalmente muy buena.

-Ya veo. ¿Y qué ha pasado, qué ha ocurrido para que de buenas a primeras le esté entrevistando yo? Jajajaja

-Jajajajajaja Es verdad, es verdad. Aquí, tomando un café, en el Cerro del moro donde vivo tan feliz. La vida es muy jodida, tío. Jajajaja.

-Jajajajajajajajaja Ahora, ahora llegaremos a ello. Cuénteme lo de trabajar cubriendo el día a día de un presidente del Gobierno.

-Hombre, la ventaja de viajar a este nivel es que en esos viajes se hacen muchas comanditas con los empresarios ya que viajamos todos juntos. Y te enteras de muchos cotilleos, de muchas cosas. Y luego, también, tú viajas a cuerpo de rey. Cuando tú viajas en estas comitivas presidenciales, tú no haces aduanas ni nada; tú llegas a un aeropuerto, te bajas del avión y te vas al hotel directamente, donde ya te llevan a tu habitación la maleta y el pasaporte sellado. Tú no haces 'na'. Claro, eso también se presta a... imagínate. Tú viajas como con valija diplomática. De hecho, tú vas por el salón de embajadores.

-En su labor fotográfica entiendo que influye menos, pero ¿cómo se ejerce el periodismo viajando a cuerpo de rey?

-Bueno, yo te hablo específicamente de República Dominicana y de mis años. La relación que existe entre el periodismo y el poder es bastante complicada, por decirlo de una manera algo suave.

-La libertad en el parque, pero como que no escribiendo.

-Hay mucha autocensura, sí. Pero, a ver, hablamos de países que tienen problemas económicos muy fuertes, el sistema estructural de empleo y eso es muy precario; la gente trabaja muy en precario. Por eso allí, los periodistas que son, entre comillas, independientes son gente que o tienen su futuro asegurado porque vienen de familia poderosa y pueden decir lo que les dé la gana o el que no tiene ese colchón económico se arriesga siempre a estar cambiando constantemente a estar cambiando de trabajo. Desde el poder se juega mucho en el tema económico.

-Y entiendo que también los medios importantes también recibirán sus prebendas en formas de subvenciones y privilegios. Vamos, como aquí.

-Ya ni siquiera subvenciones. Te cuento. Hay redacciones en las que hay listas. Es que todo es muy heavy. Jajaja.

-Jajajaja Miedo me da ya. Me voy a pedir un vasito de agua, Miguel.

-Jajaja. Es que no quiero liarla, pero mira, te voy a poner un ejemplo. Mínimo, eh. Yo fui una vez a hacerle una entrevista a un presidente; en diciembre me acuerdo.

-Presidente del gobierno, ¿no?

-Sí, sí. Fui a hacerle una entrevista con otra periodista y cuando llegamos al Palacio nos dijeron muy amablemente: '-Ah, ¿ustedes vienen a por los regalos? -¿Qué regalos?'. Y nos dijeron: '-¡Vengan!' -No, nosotros venimos a entrevistar al presidente. -Vale, pero cuando ustedes salgan pueden venir aquí y pueden coger lo que ustedes quieran'. Y nos llevaron a una habitación enorme que estaba llena de electrodomésticos; lavadoras, televisiones, de todo lo que quisieras. Además, lo tenían todo de forma ordenada por niveles. Es decir, electrodomésticos clasificados por dirección, jefe de sección, redactores, no sé qué, no sé cuánto; los fotógrafos, por supuesto, éramos los últimos.

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

-Pero como íbamos en ese momento a hacer la entrevista al presidente, pues como que llegamos los primeros y tuvimos el privilegio. 'Elijan lo que quieran', nos dijeron. Y, además, cuando íbamos subiendo por la escalera para entrevistar al presidente venía uno que era un jefe de sección de nuestro propio periódico bajando con una tele.

-Jajajajajajajajajajajajajaajaja

-No, no. Son cosas heavy, eh.

-Yo me lo sé, pero el lector no. ¿Y por qué estando tan bien situado se viene a España?

-Cuando me vine para acá era año 2005. Y en Cádiz llegué en 2007. El motivo del cambio es que mi pareja, Mabel, trabajaba conmigo en el periódico.

-Ella es de Valladolid. ¿Qué le llevó a República Dominicana?

-Pues mira, ella trabajaba en el ABC en Madrid y estaba algo quemada y decidió irse a Santo Domingo después de hablar con una amiga que tenía un padre trabajando allí. en Televisión Española. 'Pues vete donde mi padre, que allí hay trabajo de lo tuyo'. Y eso hizo. Se fue y se buscó la vida como periodista. Y coincidimos. Entonces, estuvimos viviendo allí durante seis años y cuando se quedó embarazada quiso venirse para acá. Se vino ella y luego más atrás, al año, vine yo.

-Por una familia se tira donde haya que tirar, pero independientemente de ello, ¿le apetecía cambiar de aires estando como estaba en su país?

-En un principio no me quise venir por lo que te dije, porque profesionalmente estaba muy bien y trabajaba para medios muy importantes de dentro y de fuera de República Dominicana. En ese momento, trabajaba mucho en Haití; me movía mucho por Latinoamérica. Pero a la vez también quería salir de República Dominicana, quería como dar el salto, no quería seguir allí. Y, bueno, al final terminamos aquí en España.

-¿Y por qué Cádiz?

-Primero estuvimos un poco de tiempo en Madrid. Creo que hubo la oportunidad, junto a lo de Cádiz, de irnos a Santander, pero Mabel dijo Cádiz. Además, Mabel viene del Caribe y ella sabía que esto se parece bastante a lo de allí. Y personalmente también pienso que es así.

-Vamos, que la anfitriona no se equivocó.

-No, para nada. Conozco parte de Europa y yo soy un enamorado de Cádiz, un defensor de Cádiz; de defender cosas que casi hasta me duelen. ¡Es que esta es mi casa ya! Yo cuando voy a Santo Domingo... Es como cuando tú sales de viaje. Te vas a Nueva York y bien, pero tú quieres volver a Cádiz porque Cádiz es tu casa. Esta ya es mi casa, amigo. Yo tengo aquí ya veinte años; me he integrado muy bien y tengo muy buenos amigos. Yo siempre digo que una de las señas de identidad de que tú estás integrado en un sitio es tu lista de 'wasap'. Si tú tienes diez años aquí y la mayor parte de gente de tu lista son dominicanos, amigo, mal; te faltan cosas porque no es normal. Entonces, yo, que he viajado un poquito por Europa, sostengo que Cádiz no es solamente el sitio de España, sino de toda Europa que más se parece al Caribe. La gente aquí se parece mucho a lo cubano, a lo sudamericano, a lo puertorriqueño; hablamos con la mano, hacemos ruido, nos gusta el baile, la rumba, qué sé yo; hablamos alto... Es que nos parecemos demasiado.

-Así es más llevadero no echar tanto de menos la tierra de uno.

-Yo para eso soy muy perro, yo no echo de menos a la República Dominicana. Yo quisiera que la gente que yo quiero de la República Dominicana viva en lugar como este. Porque en esos países uno vive allí pero no son 'pa viví'. O sea, tú no puedes vivir en un barrio donde hay tiroteos 'to' la noche, donde se consume y hay problemas con temas de droga, donde la policía es peor con los delincuentes... No, ese no es sitio 'pa viví'. Yo puedo añorar a mis amigos, a algunos espacios físicos porque son los que yo he vivido de pequeño, pero lo que es el sistema en realidad, no. Yo siempre lo repito: tú no puedes estar contento en un país que tiene 170 años de historia como república y no funciona bien ni el agua, ni la luz, no hay seguridad... No me jodas, yo no quiero vivir ahí. Yo quisiera al revés, que viviera en un sitio como este.

-Volvamos a su trabajo, pero ya aquí. Empezó en LA VOZ de Cádiz y partiendo de cero como quien dice.

-Sí, yo empecé con vosotros y claro, de cero. Yo caí en LA VOZ, entre otros factores, pero uno de los más importantes fue porque hace ya 21 años conocí... A pesar de que Mabel ya trabajaba ahí.

-[Interrumpo] ¿Mabel (Caballero) comenzó antes que usted en LA VOZ?

-Sí, cuando yo entro ella ya llevaba como un año trabajando.

-¿Y dónde está ese año?

-Yo ya aquí, sin trabajar. Atendiendo al niño, como debe ser, coño. Pero te cuento lo de antes. Hace 21 años estuve en Argentina en un viaje de trabajo y de formación en el que conocí a un tío español, que era de Málaga y que conocía a alguien que era de aquí, de LA VOZ.

-No haré más preguntas, señoría. Jajaja.

-Sí, sí. Ya sabes quien es, seguro. Pues este que conozco en Argentina me dice que conoce a no sé quién y entonces se da una combinación de factores por las que termino en LA VOZ.

-Ah, bien, bien, bien.

-Además, yo encantado. LA VOZ fue como mi escuela en España.

-Olé.

-Sí, sí. Porque el método que yo tenía de trabajar en República Dominicana no tenía nada que ver con esto. En República Dominicana, por ejemplo, en un periódico siempre hay un fotógrafo, un redactor y un chófer con un vehículo rotulado. Y todo el mundo con un carnet porque eso abre puertas allí.

-Ojo que aquí llegamos a tener un chófer, eh.

-Sí, sí, pero sin vehículo rotulado. Jaja. Pues ese allí es el equipo que se mueve siempre, no como en muchas partes de Latinoamérica y en Europa, donde tú tienes que buscarte las papas. Tú tienes tu vehículo, ellos te pagan tu kilometraje y tú te buscas la vida; tú llamas, tú haces todo. Yo tuve la suerte que yo trabajé para medios norteamericanos antes de venir aquí y entonces ya tenía el entrenamiento de lo que es ser un freelance. 'Mira, este es el teléfono; tú llama al nota, habla con él, queda con él; tú te buscas la vida'. Porque los fotógrafos, en Santo Domingo, no estamos acostumbrados a eso. Todo nos lo dan chupado; tú vas con un chófer que te recoge, que te lleva y hasta te devuelve a tu casa. Si te toca de turno de noche y terminas a la hora que tú termines, el chófer te lleva a tu casa, tío. Y te estoy hablando de Santo Domingo, una ciudad que puede tener 5, 6 millones de habitantes. ¡Que yo vivía como a una hora del periódico, eh! Y si yo terminaba a la una de la madrugada pues daba igual porque en los periódicos hay chófer siempre; amanecen, 24 horas para mover al personal a donde sea. Y te digo más.

-¿No querrán un corresponsal por aquí, no?

-Jajajajajaja Yo recuerdo de estar llegando tarde al aeropuerto para algún viaje que había y decirle al chófer 'pon las luces, pon las luces'. Y el tío sacaba una luz azul como la de la policía, con una sirena, y 'palante'. No, no. Todo lo que te diga es poco. Es otro nivel tío.

-Y de eso a... ¿Con qué está ahora?

-Estoy de freelance total. Además, colaboro con la competencia del periódico que me vio nacer aquí en Cádiz.

-No somos rencorosos, jeje.

-Jaja. Hasta hace poco también estuve trabajando con una organización que hacía una especie de festival cultural en Berlín, Londres e iba cada tanto allí. Trabajo con varios medios de comunicación (periódicos, revistas) de Madrid, de Holanda, instituciones privadas...

-¿Se puede vivir siendo freelance en la provincia de Cádiz?

-...

-Se puede vivir, ¿no? Porque veo que vivir está viendo. Jajajaja.

-Jajaja. A ver, es duro, eh. Dicen que el periodismo está en crisis, pero es que creo que todo está en crisis, pero las profesiones que tienen una parte liberal son las que lo peor lo tienen. Es muy jodido.

-¿Tan jodido que ha pensado alguna vez en cambiar de aires o de profesión?

-Hombre, yo estuve haciendo una oposición para SVA (Servicio de Vigilancia Aduanera), durante un par de años en los que llegué a pasar el teórico, lo que se supone que era lo más duro porque en este tipo de oposiciones lo que hay es muchas leyes y eso era una locura porque yo nunca había estudiado nada de leyes. ¡Y 25 años después ponerte a estudiar es una locura! Al final, pasé el teórico que era lo más difícil y me quedé en el físico por una fascitis plantar que tengo. Incluso fui a Madrid porque 'mira, después de estar un año estudiando como si se me rompe la pierna en la prueba'. Y fui allí y casi se me rompe la pierna. Y eso coincidió, porque yo seguía haciendo trabajos de fotografías pero pocos, con que empezaron a salirme más trabajos y lo dejé. Esta oposición tiene la ventaja de que no tiene edad; o sea que yo todavía, a los 6, podría tratar de sacarla y jubilarme a los 65 y chapó.

-Jajajajaajaja Pues qué mejor que dejarlo con ese sueño en el aire. Todo un placer, compañero.

-El placer ha sido el mío.

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