EMPLEO
«Es bueno que nos contraten en verano, pero ¿y qué pasa con el resto de meses?»
Muchos jóvenes aprovechan la temporada fuerte del sector para encontrar trabajo. Al mismo tiempo, cuestionan los contratos atemporales y alertan de la «inestabilidad» en la hostelería

La hostelería gaditana, pese a ser la profesión más demandada, no quiere polémicas. Sin ir más lejos, el pasado año se mostró a favor de contratar camareros procedentes de las escuelas de hostelería de Marruecos, y provocó mucha revuelta en Cádiz. El presidente de Horeca, Antonio de María, fue objeto de críticas por esta medida ante la imposibilidad de cubrir y reforzar plantillas de cara al verano.
Basta con poner «camareros en Cádiz» en Google y las búsquedas hablan por sí solas: 'se necesita con urgencia camareros', 'Tenemos carencia, sobre todo de gente joven', 'El verano ya está aquí: necesitamos camareros'. Porque la realidad es que, a pesar de que el sector turístico está en alza, por motivos evidentes, todavía se sigue necesitando a camareros.
Alicia Pérez es una joven de 25 años que trabaja de forma temporal. Aprovechando la necesidad de camareros, se incorpora al mercado laboral mientras lo alterna con los estudios. «Durante el año, estudio la carrera de veterinaria y para sacarme unos ahorros, trabajo en verano», señala. De su profesión le cuesta encontrar porque «no tengo mis estudios terminados y me tengo que conformar con lo que hay, que es la hostelería». Diríamos que en este caso, a Alicia le salva el sector. Pues gracias a ello, vuelve a la Universidad con una cantidad de dinero que le permite «no tener que pedirle dinero a mis padres».
Incertidumbre
«Es bueno que nos contraten en verano, pero ¿y qué pasa con el resto de meses?», se pregunta Diego Marchante, joven camarero que sí lo es de profesión. Hostelero desde los 20 años, de hecho. Ahora, con 31, señala que la situación está «igual o peor» desde que comenzó. «He ido de contrato en contrato. En verano me llaman mucho más, claro. Pero eso sirve de poco. No podemos dar por hecho que de abril a octubre vamos a tener trabajo, pero el resto del año no. Si acaso te vuelven a llamar en Navidad. Pero vuelvo a lo mismo, ¿nos sirve de algo trabajar de forma temporal?», continúa cuestionándose.
Diego trabaja en uno de los chiringuitos que está en la playa Victoria. Todavía no es ni medio día pero el volumen de trabajo se palpa. «Muchos de los que vienen aquí son turistas, sí. Pero la gran mayoría son gaditanos. Al final, la gente que viene de fuera es porque alquilan pisos, por lo que muchos prescinden de comer en restaurantes o chiringuitos», destaca.
El contrato que tiene este joven gaditano dura hasta el 15 de septiembre, cuando la temporada de playa comienza a mermar. Después, «Dios sabrá», apunta. «Aquí tenemos a dos compañeros, chavales de apenas 20 años, que lo llaman para reforzar la plantilla. ¿Nos vamos a seguir lucrando de la precariedad para que el trabajo siga más o menos hacía adelante?», concluye.