Cádiz

La Bahía de Cádiz, el litoral de la Janda y la Costa Noroeste, las zonas más vulnerables ante la esperada subida del nivel del mar

La Diputación provincial reconoció en 2023 los peligros a los que se expone el litoral gaditano debido al cambio climático y el retroceso de la línea de costa

La subida de marea crea problemas a un chiringuito en Caños de Meca

La borrasca Karlotta sacude los chiringuitos de la playa de Cádiz y cierra parques y pabellones

Bañistas cruzando la playa de Cortadura a la altura de la residencia militar L.V.

C. González González

Cádiz

La penúltima semana del mes de agosto, la playa de Caños de Meca desapareció. Casi literalmente. Un vídeo que se viralizó en redes sociales mostraba cómo un trabajador del chiringuito 'La Morena' veía, impotente, el fuerte oleaje llevarse el mobiliario del bar: sillas, mesas, e incluso los palés que permiten el acceso desde las escaleras. No fue un hecho aislado y, pese a que la anchura de esta mítica zona costera es de las más ajustadas de la provincia, también en la extensa playa de El Palmar el nivel del mar llegó casi a las dunas y hasta en la capital provocó daños en la Playa de la Victoria.

Son varios los factores que confluyen para que las aguas del océano atlántico causaran el estupor de muchos turistas. El alto coeficiente de mareas es uno de ellos, influenciado por la luna que aumenta la atracción gravitatoria y la altura de las mareas, y que alcanzó su máximo exponente las noches posteriores al 19 de agosto con la Superluna de Esturión.

Además, el calentamiento de las aguas superficiales afecta a la mezcla de agua intensificando las mareas. Estas condiciones, combinadas con el relieve de ciertas playas, provocaron subidas bruscas y repentinas de las mareas en la región. Pero el cambio climático no deja de estar presente con la subida del nivel del mar como una de las principales preocupaciones y vulnerabilidades de la provincia de Cádiz.

Balneario de La Caleta en Cádiz

Tal es la envergadura de la problemática que, ya en 2018, la Diputación de Cádiz estableció el Programa para la gestión costera de la provincia de Cádiz. Su objetivo era «establecer criterios para la gestión y ordenación del espacio costero, desde lo local, teniendo presente posibles escenarios futuros de subida del nivel de mar, erosión costera, recurrencia de fenómenos meteorológicos extremos o inundaciones, como efectos esperados del cambio climático».

En aquel momento, los expertos ya consideraban que la tendencia era un aumento «muy probable» del nivel medio del mar a nivel global, «por encima de un 90%», con efectos como «la sumergencia, daños por inundación, intrusión salina, cambios en el nivel freático y erosión costera». Así lo consideraron en el marco del Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), un grupo científico y referencia fundamental en las proyecciones y efectos del cambio climático en escenarios futuros.

Otro estudio perteneciente al Informe C3E de Slangen et al (2014) refleja cómo en la zona del Estrecho y la franja litoral atlántica de la provincia muestran subidas del NMM de alrededor de 0,45 metros y de 0,65 metros para los escenarios moderados y cálidos, respectivamente.

A escala local, estos valores cambian en la zona de la desembocadura del río Guadalquivir, debido a la subsidencia natural por aporte sedimentario, llegando a subidas de alrededor de 0,62 m y de 0,80 metros. Otro estudio (Losada et al., 2014) detalla cómo se vería afectado el Golfo de Cádiz en el retroceso de la línea de costa de 2 metros debido a la subida del nivel del mar y la erosión costera para el horizonte 2040, número que en el Campo de Gibraltar oscila hasta el metro y medio.

Reconocimiento del problema

Existen más y numerosos informes científicos que analizan el drástico cambio y la emergencia que este requiere por parte de todos los actores. En una reunión en La Janda en 2019, dentro del programa de la Diputación de Cádiz, ya advirtieron que «hay zonas urbanas en la comarca a muy baja cota (Los Caños, Zahara de los Atunes), lo que las hace muy vulnerables a efectos como la subida del nivel del mar o la llegada de fuertes temporales». Y estos son tan solo dos ejemplos de las 17 entidades locales pertenecientes a la provincia gaditana bajo la amenaza del litoral atlántico.

Por ello, en 2023 nació la Estrategia de Adaptación al Cambio Climático a partir de la Agencia de la Energía de la Diputación de Cádiz. Hace un año que la institución provincial ha reconocido el riesgo de inundación elevado en diversas zonas de la costa pero también en zonas interiores situadas en la desembocadura del río Guadalquivir. En el estudio sobre vulnerabilidades aparecen la «Costa Noroeste, Janda Litoral y Bahía de Cádiz» como las zonas expuestas a una alta vulnerabilidad.

«El aumento del nivel del mar (hipótesis de entre 20 y 30 centímetros hasta el año 2050 y de 50 a 100 centímetros hasta el año 2100) generará el traslado de la línea de costa tierra adentro, provocando que los sistemas naturales costeros también migren hacia el interior provocando inundaciones del tipo marino. Este riesgo de inundación se verá más acrecentado por el taponamiento de las redes de drenaje natural por infraestructuras y urbanización y la utilización de zonas de marismas para cultivos, evitando así el amortiguamiento de esta subida del nivel del mar», explican en el desglose fechado a 28 de marzo de 2023.

Sin consenso

«En la zona existen zonas catalogadas como de riesgo de inundación en ARPSI, dentro del Plan de Gestión del Riesgo de Inundación de la Demarcación Hidrográfica del Guadalete y Barbate, además de Zona ARPSI Costera, ARPSI Bahía de Cádiz y Caño de Sancti Petri, Pago del Humo y Catarrojilla. Este riesgo se genera tanto en las zonas agrícolas ubicadas en su mayoría en zonas de inundación y marismas desecadas, pero existe también un gran tejido industrial con grandes infraestructuras, astilleros y puertos comerciales y pesqueros. La fuerte actividad turística presente en la zona hace que se pongan en riesgo infraestructuras como hoteles, urbanizaciones y zonas de ocio», detallan sobre la Bahía de Cádiz.

Llama la atención que, en las diferentes reuniones mantenidas con las diferentes comarcas y ayuntamientos involucrados en 2019, la Diputación de Cádiz concluye cómo «se ha puesto de manifiesto la importante necesidad de generar mayor contacto y comunicación entre las tres administraciones con competencias en las zonas costeras: Estado, Comunidad Autónoma y Ayuntamientos quedando patente la falta de contacto».

Sin embargo, todos los actores parecen estar de acuerdo en que la adaptación pasa por un popurrí de «medidas estructurales o físicas, sociales e institucionales».

En primer lugar, «la ingeniería ambiental, la tecnología, las estructuras verdes y la mejora y eficiencia de los servicios municipales en recursos hídricos» son fundamentales en lo físico. Socialmente, la educación, información y concienciación es otra de las prioridades para abordar la problemática. Y por último, legislación y políticas a nivel institucional. Destaca cómo los científicos coinciden en que son necesarias «leyes de zonificación del territorio que incluya adaptación al cambio climático; leyes de estándares de construcción; zonas marinas protegidas; regulación de los recursos hídricos»; y en lo político «planes de adaptación en las tres escalas: nacional, autonómica y local; gestión integrada de zonas costeras, gestión basada en ecosistemas; y gestión sostenible de los bosques».

Habrá que esperar la próxima luna llena del 18 de septiembre y las fuertes mareas típicas de este mes para ver si Los Caños vuelve a viralizarse por la subida del nivel del mar.

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