CON C DE CÁDIZ

«Hay que avanzar más en la profundización cristiana de nuestra Semana Santa»

Ramón Sánchez Heredia. Abogado y cofrade

Creyente andalucista y andalucista creyente, este gaditano sabe muy bien lo que es el valor de la palabra cuando esta se pone al servicio del bien común

Ramón, andalucista por convicción y creyente por condición. ANTONIO VÁZQUEZ
Alfonso Carbonell

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Uno venía al bar Glorieta de la Zona Franca a charlar con Ramón Sánchez Heredia (Cádiz, 1960) de Semana Santa, pero encerrarse solo en ella con una persona tan formada y de fuertes convicciones sería una deshonra para cualquier buen conversador. Por eso, adentrarse en la vida del hijo de un militar, pero al que a pesar de sus raíces marciales de siempre le tiró la política es hacerlo en el mundo de un abogado que llegó a concejal emprendiendo un camino que no le ha debido ser fácil al quedarse huérfano a mediados de los 80 y con apenas 25 años. La profesión del padre poco futuro tuvo en sus dos hijos puesto que el hermano de Ramón, Antonio, fue un reconocido médico del Hospital del Mar fallecido hace unos años, mientras que Ramón tiró por las leyes, con las que defendió incluso a un insumiso que, como él, se negó a hacer el servicio militar.

No se ha casado pero de compromisos sabe tela este beduino nacido en los 60, «una buena añada», como a él le gusta decir. Abogado, ecologista, político, voluntario y colaborador en asociaciones de mujeres maltratadas, asesor, catequista, educador, cofrade y, ante todo, creyente tal y como atestigua una cruz que lleva colgada al cuello como salvavidas. Hasta dos veces la ha salvado ya a este insigne gaditano que hizo del andalucismo su forma de hacer conciencia, esa que no entiende sin la doctrina social de la Iglesia anclada en la paz.

Don Ramón habla de sus cosas con pasión, mordiendo cada sílaba que pronuncia, paladeando la idea y convirtiéndola en voz. Puede que por eso su discurso no cale ya en una sociedad corrompida y que tiene en los políticos de hoy su verdadero y mejor espejo. Porque este veterano político andaluz no se cansa de llevarse las manos a la cabeza en cuanto ve a uno de ellos perorar en la tele mensajes vacíos pero que encuentran eco en una masa irracional que no levanta la mirada del móvil. Aquí, ante él, hay que levantarla porque no hay afirmación, tesis o comentario que caiga en saco roto salido de la boca de un cristiano andalucista que llegó a ser el concejal más joven de la corporación municipal del ayuntamiento de Cádiz en 1992, un hecho por el que tuvo que portar el pendón de una ciudad que conoce tan bien como los entresijos de la Archicofradía del Ecce Homo, de la que fue hermano mayor durante nueve años en los que, entre otras muchas cosas, hizo volver a la centuria romana para ponerla al servicio del Señor, y de Cádiz.

-¿De qué parte de Cádiz es usted?

-Yo tengo la suerte de vivir donde nací; era de los primeros bloques que se hicieron en Puerta Tierra, así que soy beduino puro. Yo desde mi casa, en un tercer piso, veía la torre y el marcador del estadio Carranza.

-¿Su casa da a la avenida o a la playa?

-Da en vertical a las dos, es Fernández Ballesteros.

-Ahhh, una calle a la que han cambiado el nombre a parte de la calle, por cierto.

-Sí, a la parte mía la han cambiado, ahora es Juan Bartual, que vive allí. todavía. Es un médico, ya muy mayor, muy buena gente.

-¿Cómo era esa infancia en esa parte de Puerta Tierra cuando apenas había edificios?

-Recuerdo que de pequeño me gustaba sobre todo pasear con mis padres por La Laguna, que era una calle donde no había edificios, sino chales. Allí había como una bóveda verde, porque los árboles llegaban hasta arriba y se cruzaban entre ellos, camino hacia el estadio. Era muy bonito pasear por allí; recuerdo ese tiempo muy bonito. No se recuerda lo suficiente que el crecimiento urbanístico de Puerta de Tierra fue explosivo en un momento dado.

-Eso fue a finales de los 50, principios de los 60.

-Sí, cuando se empezó a construir. Date cuenta que desde mi casa se veía por un lado hasta aquí [y señala el estadio] y por la parte de atrás veía el faro y toda aquella parte. Todavía no estaba Isecotel ni nada.

-¿Dónde estudió?

-Yo estudié primero en una academia que había en la calle Brasil.

-Que también eran chalecitos, ¿no?

-Claro, claro, claro. Pues bueno, allí había una academia, la Academia San Luis, que curiosamente el director era don Bernardo Periñán, uno de los cofrades que montó, creo que es El Caído. Date cuenta que El Caído es una hermandad moderna. Creo no equivocarme en ese detalle.

-Pronto empezamos con las cofradías... Entonces, ¿no estudió en un colegio?

-A ver, en aquellos tiempos yo ya sabía leer y escribir.

-¿Qué era su padre?

-Mi padre era militar. Y ya en mi casa me habían enseñado lo básico, ¿no? Igual que a rezar, que antes se enseñaba en las casas. Yo estuve allí y luego hice el ingreso. Jajaja Date cuenta que estamos hablando del catapún. Los sistemas educativos, creo que eran mejores que los actuales.

-Eso no es muy difícil, don Ramón.

-Jejeje. Y entonces, después de la prueba de ingreso, entré en Los Salesianos, donde estuve hasta hacer el COU. Guardo muy buenos recuerdos de mi paso por allí.

-Es abogado. ¿Dónde estudió Derecho y por qué Derecho?

-En Jerez y lo estudio porque, curiosamente, me gustaba la política.

-Tiempos tan oscuros como bonitos para la política de aquella época.

-Vamos a ver. Si para mí hay una cierta decepción hoy en día es porque veo un cambio terrible.

-¿En la política?

-En la política y en toda la sociedad. Antes éramos ilusionantes. En los años 70 y 80 tú estabas ilusionado por transformar y cambiar la sociedad. Cada uno a su nivel. Y de hecho, ¡y de hecho! [y golpea varias veces la mesa para reclamar importancia a lo que se viene], hoy en día, cuando hablamos gente de mi edad o mayores, llegamos a muchas conclusiones en comunes.

-Y todas son malas.

-No, no, a conclusiones de lo que debería hacerse. ¿Por qué? Porque quizás miramos desde otras esferas, y hoy en día la política ha perdido lo que es la utopía, lo que es la ideología. Hoy es un pragmatismo, yo diría que bajuno.

-La política actual son empresas de colocación. Solo hay que verlos.

-Es bajuno, y te digo bajuno porque lo único que interesa son los votos; bueno, te digo, primero la foto y conseguir el poder. Pero una vez conseguido, no se preocupan en transformar la sociedad, se preocupan en permanecer. Yo concibo la política como si fuera un voluntariado. Y como mucha gente que ha habido en el pasado, ¿no? En los años 70 tú puedes ver que entrar en política era costarte la profesión y todo, ¿no? Se jugaba porque se tenían unos ideales.

-Y tanto, basta con ver las eminencias que llegaban a los partidos. Ahora, en cambio, de profesión: político. Y así va esto, don Ramón.

-Exacto, todo eso de aquellos años se ha ido devaluando.

-¿Cómo vive la transición aquí en Cádiz?

-Bueno, yo todavía era joven, tenía 15 años. Yo empecé, curiosamente, a hablar de política con un amigo, que luego fue profesor, es profesor en los Salesianos. Hablábamos continuamente. Además, yo ya hablaba como andalucista sin tener todavía ningún tipo de relación. Estábamos discutiendo constantemente. Incluso algunas veces, por hablar, nos echaban de clase. Y seguíamos en el pasillo hablando de lo mismo. Jajajajajaaja

-Andalucista de siempre.

-De siempre. A veces te preguntan: '¿tú por qué no has ido a este o has ido al otro?' Y yo siempre digo lo mismo, 'porque es lo que siento y sentía'. Y mira, yo siempre llevo lo mismo. Mis señas de identidad son dos. La cruz y la bandera [y muestra la pulserita en la muñeca de la blanca y verde y una cruz de madera que lleva colgada al cuello].

-Grande.

-Es una opción. Para mí la política son dos principios, por desgracia, olvidados. Primero, el servicio público. Y segundo, el bien común. Lo interesante es el bien común, ¿no? Y para mí eso lo refleja los principios fundamentales de lo que es la doctrina social de la Iglesia. Algo muy olvidado. Muy olvidado en todos los ambientes. Incluso por sacerdotes. La doctrina social es la manera de funcionar, ¿no? Y eso hoy se ha perdido muchas veces por, llamémosle, populismo.

-Avancemos. Saca su carrera, empieza a ejercer como abogado, monta su despacho y cómo es ese salto a la política.

-Antes no es como ahora. Antes se suponía, eh, que para entrar en un partido tenías que tener el aval. No es como hoy, que hay que cogerlos a lazo. Antes tú mirabas y veías. Por ejemplo, yo los primeros contactos que hago fue siendo interventor de mesa en unas elecciones, y no es hasta los 86, cuando nada más que me quedaba una asignatura para acabar Derecho, que entro en el Partido Andalucista como militante, colaborador.

-¿Dónde estaba la sede del PA en Cádiz?

-Estuvo en San Francisco, pero en aquel tiempo fue en la calle Santiago Terry, la que da a la Alameda.

-¿Qué suponía en los 80 pertenecer a un partido político?

-Sobre todo, como antes he comentado, supone tener una ideología, ¿no? A ver, para mí tú no puedes reflejar las cosas en el vacío. Tú tienes que tener una ideología. Y hoy lo que falta es ideología. A mí me asombra algunos que se llaman, de un extremo a otro, sobre todo en los extremos, o que programan cosas cuando los mandaría a su casa a leer. Confunden todo. Y si tú ya entras un poquito a discernir en teoría política lo que dicen, no sé qué no sé cuánto y dices tú, bah, en fin... [y hace un gesto como de burla, de desprecio por la de pamplinas que se tienen que escuchar].

-Jajajaja. Hágame un pequeño repaso de su trayectoria en el PA. O mejor dicho, empiece.

-Yo entro en el grupo que había aquí en Cádiz [Interrumpo].

-¿Quién era el cabeza de lista aquellos años?

-Cuando entré fue de número uno Luis Carlos Latorre, abogado también. Estaba junto con su hermano Miguel Ángel.

-¿Qué resultados solía tener el PA en las municipales?

-Muy mala suerte.

-¿Muy mala suerte o muy malos? Jajaja.

-No, muy mala suerte.

-¿Por qué?

-Yo iba en esa de segundo porque era el secretario de Juventud. Y bueno, nos quedamos con cuatro (para sacar un concejal), los datos están en cuatro y pico. Tú sabes que la barrera electoral está en el cinco, por lo cual un concejal se consigue por un tres por ciento. Pero, por lo menos en aquella época. O sea, que uno lo teníamos, pero claro, si no llegabas al cinco no se entraba. El uno siempre ha sido, en las municipales, el más caro. El segundo ya es más barato porque ya puedes salir por uno y pico. O menos, ya dependiendo. En esas nos quedamos, pero vamos 'colgaísimos'.

-¿Cómo fueron los siguientes años tras ese varapalo?

-Había que seguir trabajando, profundizando y, bueno, ya tuve todas clases de cargos, ¿no? Hasta que fui secretario provincial en una asamblea con otro compañero que siempre se presentaba en otras listas y veo que ya había más debate, mucha más apertura.

-Hablamos ya de los 90.

-Sí, sí, sí. Yo estuve de concejal del 91 al 95. Era secretario local y yo iba de cuarto. Habíamos montado una lista fuerte. El primero era José Álvarez Portillo, segundo Ana Sanchidrián y tercero José María García León. Y cuarto iba yo. Eso fue en el 91, que sacamos tres concejales. Dimos un salto enorme. En esa legislatura acabo entrando como concejal por García León, que se fue.

-La última legislatura de Carlos Díaz.

-Fuimos la última legislatura de Carlos Díaz, al cual recuerdo con gran añoranza. Independientemente de las diferencias que podía haber, le dimos una caña enorme, pero siempre, además, buscábamos de una manera que no era como está pasando hoy, que van a los personal, sino era a la gestión. Y él era un caballero, pero con poco respaldo de los suyos. O sea, nosotros le dábamos, pero los que más le daban era desde dentro. Jajajaja. En mitad de esa legislatura hubo un problema, un problema que siempre aquí se ha agrandado mucho en el andalucismo, que son las divisiones. Porque en todos los partidos hay grandes divisiones.

-Años donde Pedro Pacheco era un líder incuestionable dentro del PA e incluso de Andalucía. ¿Cómo era su relación con él?

-Pues, curiosamente, de respeto y reconocimiento a su gran figura como alcalde, que lo ha demostrado, ¿no? Yo he visto cómo Cádiz ha descendido durante todo este tiempo en más de 40.000 habitantes, con lo que eso supone para la economía y para todo. Y he visto cómo Jerez se ha tirado. Era un dirigente, además, querido, ¿no? Como a veces decíamos, en su época grande, le ponían los carteles de un extremo y le ayudaban los del otro. Jajajaja. Vamos, que le ponían los carteles hasta los de la CNT.

-Me hablaba antes de la división en el PA y cómo le afectó al partido.

-Bueno, enfrentamientos personales, pero que eso siempre lo hay. Lo que pasa es que nosotros hemos sido muy andaluces y lo hemos vociferado mucho.

-Jajajaja. Mejor lavar los trapos sucios en casa, ¿no?

-¡No! Yo creo que hay que decir las cosas, ¿no?

-Vale, vale, pero así les fue...

-No, claro, pero porque a nosotros no se nos perdonaba una. Por ejemplo, desde las primeras campañas contra Alejandro Rojas Marcos en las que se le acusaba de traidor y tal. Vamos a ver ahora los libros de historia donde ya aparecen manuales y todo, y ya van explicando. No hizo nada que no es usual hacer en el Congreso. O sea, votar una vez con UCD y conseguir dos centrales térmicas para Andalucía, ¿qué malo hay? Lo que pasa es que, bueno, no hemos tenido el apoyo abierto de los medios de comunicación. Se nos apoyaba cuando criticábamos a uno los del otro lado y viceversa, pero no hemos tenido el apoyo nunca por ser nosotros.

-¿Con quién se ha llevado mejor el andalucismo? ¿Con la derecha o con la izquierda española?

-En contra se nos ha criticado por todos lados, pero sabíamos ser bisagra. ¿Por qué? Porque es intolerable que haya gobiernos que no tengan una mayoría porque no pueden gestionar.

-Sobra decir el poco sentido de Estado que se aprecia en los gobernantes de hoy.

-De eso he escrito bastantes artículos, sobre el sentido de Estado, sobre todo para algunos temas. Y aquí el partidismo lo ha destrozado totalmente. Yendo a otra esfera, la mentalidad, por ejemplo, germánica, donde no hay ningún problema en que uno y otro, siendo la derecha y el socialismo, lleguen a un acuerdo de gobierno por el Estado. Los verdes llegan a acuerdos conjuntamente; han llegado también en temas de Defensa. Y es que si hay ideología, tú analizas la realidad. Yo he sido presidente de una asociación ecologista en los años 80 (Sociedad de Estudios Ecológicos Gaditanos), pero mi postura se ha modificado porque no es lo mismo ahora que entonces, por ejemplo, las centrales nucleares. Entonces, hay que ir analizando y hoy no se analiza. Hoy hay idea-fuerza. Además, tú lo observas en los discursos; yo he escuchado cosas que me han puesto a reírme; cuando dicen esto de la arquitectura feminista o, perdón, urbanismo feminista. Y dices tú: '¿Qué está diciendo? ¿Qué tiene que ver?'

-Jajajaja. Entiendo que hay mucha gente viviendo de eso, el problema es que lo hacen con el dinero de todos.

-Es que nada más que saben aplicar idea-fuerza. A todo le aplican lo mismo: sostenibilidad, feminismo, y no sé qué. Pero a mí me gustaría que vinieran y vieran en asociaciones de mujeres en las que ayudo y que realmente sufren los malos tratos, la violencia de género. Y vean la realidad. La realidad.

-Háblele a esas señoras maltratadas de urbanismo feminista...

-Bueno, esa es otra... Y tú observas la influencia que todo eso tiene en los hijos y todo eso.

-Sigamos con su trayectoria. Llega Teófila.

-Ya ahí yo estuve de secretario provincial.

-¿Cuántos concejales sacaron?

-Cero porque otra vez sacamos un cuatro y pico también. Nos faltó poco. Es que a nosotros siempre nos ha faltado poco. ¿Por qué? Porque la gente, vamos, los ciudadanos, quizá no han llegado a vernos, no sé, útiles, ¿no? Voy a decir una cosa que nadie ha dicho y que he analizado. El 11M tuvo mucho efecto en esta sociedad.

-Y tanto. Aquello ha sido un antes y un después en la sociedad española sin duda alguna.

-Había unas elecciones autonómicas. Según cálculos y según informaciones de un medio que estaba haciendo encuestas, ese jueves, creo fue un jueves el atentado.

-Sí porque el viernes fue el asedio programado a las sedes del PP.

-Pues ese jueves informaron que teníamos en la provincia de Cádiz dos al Parlamento Andaluz y uno en las Generales, que era Antonio Moreno. Nosotros habíamos estado en contra de la guerra. Curiosamente, son unos hechos no aclarados totalmente. Una cosa es la realidad judicial y otra la realidad verídica. Y, bueno, la realidad es que sacamos uno al parlamento andaluz. Y ya está. Con lo cual perdimos representación en Madrid.

-¿Se radicalizó mucho el voto ese infausto día?

-Fueron a votar muchísima gente que no pensaba ir a votar. Y todas votaron en el mismo sentido.

-En el mismo sentido, por cierto, que querían los terroristas para cambiar el signo del Gobierno español.

-Sí. Y algún Estado, también. De ese día me hago muchas preguntas. A ver, nosotros no somos capaces de planear una movida esa de conseguir los explosivos, colocarlos, sincronizarlos...

-Le fallan cosas, ¿no?

-Fallan cosas. Y hay muchos detalles que nunca se han aclarado. El Estado siempre suele callarse cosas, ¿no? Entonces, aquello a nosotros nos afectó mucho.

- ¿Aquellos malos resultados fueron el principio del fin del andalucismo?

-Fue el golpe. El problema es que al no haber representación en Madrid desaparece la imagen pública. Y te digo una cosa, el PA ha tenido una grandeza que no ha tenido ningún partido porque teniendo un número bastante elevado de alcaldías e incluso con mayorías absolutas, decide disolverse. Porque la política es para transformar la sociedad. Si no tenemos apenas voz en el parlamento andaluz y en Madrid no somos nadie, pues habrá que cerrar y decir, 'bueno, ya vendrán otros tiempos y otra gente'.

-Pues sí. ¿Cuándo cuelga las botas en el PA?

-En el 2012. Fui al congreso del PA y entré en el Hotel Macarena. y gracias a Manolo Prado, que ha fallecido, una pena. Él fue parlamentario, director general de Deportes de la Junta de Andalucía y diputado provincial. Además, era doctor en medicina y una bellísima persona y reconocida. Ahora le han puesto en San Fernando su nombre a un pabellón. Total, Manolo Prado fue el que me sacó del hotel y me llevó para el Macarena. Y me daban por muerto.

-Espere, espere.

-Sí, vamos. Yo es que no entré al congreso porque cogí una asepsia, una infección. Y al día siguiente en el congreso se llegó a pensar que yo había muerto y todo, porque me habían dicho que me quedaba pocas horas de vida. Vamos, que la gente estaba planeando cómo volver de Sevilla al entierro. Jajajaja. Yo afortunadamente no me enteré de nada.

-¿Cómo fueron sus últimos recuerdos?

-Yo estaba en una reunión previa, empecé a decir tonterías y me desplomé; me colocaron en el suelo y bueno me estabilizaron en el Hospital Macarena y ya me pasaron al Puerta del Mar. Todo ese proceso fue tres meses. Yo tengo que agradecerle mucho a la sanidad andaluza. Y al de arriba porque si me hubiera dado en mi casa, yo que vivo solo, me hubiera muerto.

-Ya se lo tiene que agradecer dos veces, ¿no? Porque hace no mucho sufrió otro sustito y este en casa.

-Sí, sí. Gracias a Dios este fue leve. Por eso me dice a un amigo mío que me quedan cinco vidas.

-Pasados los tres meses entre el Macarena y el Puerta del Mar ¿cómo va volviendo a la vida?

-Bueno, estuve inconsciente cuando estuve en la UCI, después me pasaron a planta ya en el Puerta del Mar, y allí fui donde me fui enterando de lo que había pasado y de la que había liado, porque yo ya no sabía ni quién había ganado el congreso en el que yo iba apoyando a un gran amigo mío, Manuel María de Bernardo, que fue alcalde de San Fernando también.

-Cierto, un hombre importante en el partido.

-En aquellos años nos veían a los de San Fernando y Cádiz como el núcleo fuerte y nos decían que era porque todos éramos cofrades y catequistas.

-¿Y eso?

-Bueno, date cuenta que Antonio Moreno, no sé si ahora mismo es hermano mayor todavía o no, pero también es una persona de Iglesia en San Fernando, y Manuel Bernardo también es una persona creyente y cofrade. Con lo cual, bueno, teníamos esos puntos en común.

-¿Algo más que una coincidencia o no? ¿Por qué la doctrina social de la iglesia estaba enraizada en tanto dirigente andalucista?

-Era una coincidencia y nada tenía que ver con el partido, pero es que lo que pasaba es que había una corriente que provenía mucho de estos sectores. Vamos a ver, lo que no se ha dicho del franquismo es que... A ver, como muchos capullos dicen 'es que este fue de las Juventudes Falangistas...'. Vamos a ver, primero que no era falangista, sino que era un funcionario, lo mandaron allí y a su padre lo fusiló Franco en Puerto Real. Esto es un ejemplo, pero la realidad es que tú estabas metido en círculos de la iglesia o en círculos de lo que se llamaba el movimiento, ¡porque es que no había otra cosa! ¿De dónde salió la oposición, sino de los círculos de la iglesia? Y en el PSA Primitivo, mucha gente provenía de círculos eclesiales. O la USO, que había nacido de la Iglesia. O Comisiones Obreras, que había nacido de la Iglesia, la infiltraron los del PC y se hicieron cargo.

-Retomemos. Sale del Puerta del Mar y...

-Después de estar tres meses hospitalizado y casi perder la vida entiendo que yo no podía mantener el ritmo de estrés que había mantenido, y entonces yo ya me quito del medio buscando una temporada de tranquilidad. A partir de ahí, llega el Congreso Provincial y lo perdemos por muy pocos votos, a mí me dio mucha pena no haber estado presente porque yo era muy... vamos, que me metía por todos lados hablando con unos y con otros y fueron muy pocos votos de diferencia por los que perdimos. Y tú sabes que, como en el 'furbo'; si el Real Madrid le gana al Barcelona, son tres que le quitas y tres que gano yo. Y son el doble. A mí esas cosas de los congresos me gustaban mucho jejeje. Entonces, pues bueno, hubo un nuevo Congreso y ya no me presenté al Congreso Provincial y me quedé como secretario local en retirada.

-¿De qué año hablamos?

-El 12, en el otoño, octubre más o menos.

-Pero en el 2007 fue alcaldable por el PA. ¿Cómo fue ese campaña?

-Mi satisfacción es que hice una campaña limpia. Ya no pegaba con los tiempos hacer una campaña tan limpia. Tanto Rafael Román como Teófila somos amigos, se puede decir. Nos saludamos. Y además, creo que hablaron bien. Y de hecho, alguno me saludó y me felicitó después de la campaña. Porque habíamos ido hacia los hechos. Lo que pasa es que cada día la política cambia y la nuestra ha cambiado demasiado. En estos momentos, y como la política la llevo en la sangre, colaboro con el concejal popular de oposición en Puerto Real Vicente Fernández; lo hago ya como independiente y fui en su lista porque, como yo, consideramos la política como un servicio público. Él era profesor.

-¿Cómo es su llegada al mundo de la Semana Santa?

-Como dije, a partir de lo de Sevilla yo ya estaba en plan de ir echándome 'patrás' poquito a poco. ¿Qué pasó? Pues yo ya estaba en la Junta de Gobierno del Ecce Homo, pero en un puesto alternativo, vamos, secundario. No estaba muy implicado.

-¿Por qué el Ecce Homo?

-Yo había entrado gracias a gente de los medios. A Carlos (Alarcón), a Fernando (Pérez). Fueron ellos los que me meten. Yo había salido de concejal y ya no tenía cargo. Y dije, bueno, vamos a echarlo, ¿no? Yo siempre he sido cristiano. Antes que nada, soy cristiano.

-¿No me diga que fue el hermano mayor en el año de Dani Robledo y la que se formó en Palillero con la levantá a pulso?

-No, no, no. Ese fue el año del susto.

-Jajaja ¿El susto? ¿Qué susto?

-Ese, ese susto.

-Ahh. Jajaja. ¿Cómo lo vivió?

-Íbamos por la calle Montañés; yo iba en la presidencia del palio. Y eso fue terrorífico. Escuchábamos brrrrrrrr, mucho ruido, murmullos... Y nosotros: '¡Quillo, qué pasa ahí?' Y fue entrar en el Palillero y un silencio...

-¿A la Virgen sí se le respetó, no?

-Sí. Un silencio brutal. De verdad, yo llevaba la vara en plan protección. Porque digo, bueno, como pase algo, aquí vuela a una silla, vamos [dice mientras rememora el momento agarrándose a una imaginaria vara con las manos temblando y los ojos en alerta]. Fue tremendo.

-Entiendo que formaba parte de la junta. ¿Sabían que se podía formar la marimorena?

-Sí, sí.

-¿Y qué opinión le merecía todo eso?

-Pues una intolerancia tremenda. Que es curioso que Cádiz, que tiene una serie de características históricas en el sentido de libertad, de tolerancia y de compartir, las haya ido perdiendo. Y una pena que Cádiz entre en esa esfera. Me acuerdo una magna, y estando yo en el público, comentar una señora 'la han sacado ya al estilo sevillano' [recuerda añadiéndole al tono de voz de la mujer aires de desprecio y altaneros]. Y yo pensaba: '¡No, es que en la puerta tienen que sacarlo como pueden porque no entra si no!' Es que hemos llegado a unos límites...

-¿Qué supone la Semana Santa para usted?

-A mí siempre me han gustado las cofradías muchísimo desde el punto de vista de lo que es su pata cultural andaluza, de nuestro barroquismo, de los sentidos; para mí es la máxima expresión de los sentidos. De hecho, Isidoro Moreno, el antropólogo de Andalucía, el padre de la antropología andaluza, hablaba de cómo en el tiempo de Tartessos también había procesiones en la primavera y se llevaban plantas que se colocaban luego encima de los edificios, de las casas. Lo cual puede explicar algo de las azoteas nuestras y 'to' eso. Es que no creemos que todo empezó con nosotros y no. Muchas cosas vienen muy de atrás, Lo que pasa es que se desconoce, se ha perdido.

-¿Qué labor tuvo en sus primeros años en Ecce Homo?

-Yo estaba allí como miembro encargado principalmente de la formación, de la evangelización. Pero a los años, resulta que después de haber dado el paso ya atrás en política, en el 13, no salgo en la procesión porque acababa de salir de esos tres meses en el hospital, que parece mentira, pero tres meses en la cama te deja físicamente fatal. Así que presento por escrito mi renuncia a estar en la junta de la hermandad. El hermano mayor me pidió que lo presentara al final de la reunión. La reunión no acabó por problemas de carga y se quedó para otro día, por lo que mi renuncia quedó en suspenso. Y en ese suspenso, el hermano mayor (Juan Ramírez) no aguantó las presiones y dimitió. Entonces nos reunimos y yo era el único que estaba en la Junta con las condiciones y sin problemas. Y yo como soy así di el paso para adelante. Presenté mi renuncia a secretario local a Alfonso Caravaca, una persona a la que yo añoro porque creo que ahora se puede valorar el gran trabajo que hacía y la autoridad que tenía, no solamente de cara a los cofrades sino incluso de cara a las cofradías y al Obispado. Y me dijo que tenía un año. Por supuesto, conmigo siempre estuvo perfecto siempre. Él me dijo que tenía un año y yo dije que no. Que yo iba a ir simplemente porque a mí no me había votado nadie ni nada y que, bueno, yo iba a estar un año como hermano mayor y ya está. De hecho salí, lo cual no gustó a alguna persona de la prensa.

-¿Por qué?

-Salí en la procesión no con la vara dorada sino con un bastón de peregrino que me dejó un hermano de la hermandad porque yo entendía que lo que estaba prestando era un servicio.

-Pero delante del Cristo, ¿no?

-Sí, sí, sí, por supuesto. Y... Bueno, pues ha acabado el año tú sabes, las cosas de las cofradías...., la persona que tenía que haber dado el paso no lo había hecho bien precisamente y yo ya tenía una piña de gente.

-Y se queda de hermano mayor.

-Porque simplemente para mí lo fraternal era fundamental y es lo que hay que recuperar en las cofradías, la hermandad. Eso supone que te tienes que callar muchas cosas, aguantar mucho, pero es la manera. Entonces... Nada, monté la lista y fue única.

-¿Y cuántos años de hermano mayor?

-Nueve años. En la última legislatura ya al final estaba agotado. No se puede uno perpetuar, por lo menos en mi manera de entender, en un cargo de esto. Es difícil porque tienes que tratar, aunque sea una cofradía no excesivamente numerosa, a muchas personas, tienes que tener y solventar muchos problemas cotidianos que son normales, el temas económico.... Que es un milagro. Yo cuando entré y vi... dije riéndome 'Esto no es viable'. Pero todos los años salimos perfectamente. Es el milagro.

-¿Cómo ve la hermandad desde fuera aun siendo hermano?

-El problema que tienen todas las cofradías es que hace falta relevo en las juntas de gobierno porque hoy en la sociedad el nivel de compromiso y responsabilidad ha disminuido. Y algunos que son los que están dispuestos más vale que no lo estén jajajaja. Afortunadamente, yo siempre he hecho una apuesta por la gente joven. Me ha costado mucho sufrimiento también. Pero bueno, a Dios gracias, estoy contento. Hubo una transición donde se ha cambiado y yo fui en esa lista, pero que iba solamente con el tema de caridad. Y al año y pico, pues lo dejé. Había que dar paso, Y estoy contento porque la actual Junta la veo joven, con mucha ilusión, con mucha fuerza. Tendrá los mismos errores que nosotros hemos tenido todos.

-¿Cómo era como hermano mayor y cómo le gusta que sea un hermano mayor?

-Yo lo que valoro, además, es lo que he intentado es no ser el hermano mayor que está detrás 'pa da cosquis' como superior. Hay que comprender de que todo es dinámico. Para mí ser hermano mayor es ser un administrador temporal de una cofradía.

-¿Cómo ve la Semana Santa como gaditano en general?

-Yo veo que hay aspectos muy positivos y otros en que no se ha avanzado tanto.

-¿Como en cuáles?

-Por ejemplo, en la profundización cristiana y quizá no sea toda la culpa de los cofrades. Los cofrades, después de siglos, estamos actualizados, pero aquí no nos hemos enterado de lo que es la sinodalidad.

-Háganos enterarnos.

-La sinodalidad es creernos que la Iglesia la formamos todos y que hay que escuchar a todos. No es generar un parlamento, ni votar las cosas, ni nada de eso. Pero es escucharnos a todos, ver la realidad de las comunidades, de la gente, de la gente sufriente, de ver a las personas que se han alejado, se han apartado de la Iglesia y escucharlos y tenderles la mano. Poner por delante el amor y el servicio y la doctrina social de la Iglesia por delante. Como cofrade añoro más unidad y un proyecto común como un economato social al modo de la doctrina social de la iglesia, que fue empezada por León XII en su Encíclica Rerum Novarum, no muy leída por los obispos.

-Salgamos de las cofradías. ¿Cómo ve Cádiz?

-Hay que pensar que no hay que echarle solamente la culpa a los políticos, sino a los ciudadanos también. Hay una frase de Mandela sobre los malvados y en la que viene a decir que los culpables son los que no hacen nada, los buenos que miran 'pa' otro 'lao'. Pues en las ciudades pasa lo mismo. Cádiz lleva un declive de población y que yo denunciaba en las elecciones esas que me presenté. Que son 40.000, que son gente joven la que se ha ido. Eso supone automáticamente un gran palo para la economía. Cuando yo estudiaba se decía que hacía falta para tener proyección económica un 2% de crecimiento de población. Y aquí vamos perdiendo.

-¿Dónde está la solución?

-Bueno, las soluciones son muy difíciles. Se han perdido oportunidades. Quizás el gran fracaso, ya no de Cádiz aunque tenga su papel, ha podido ser el no haber desarrollado suficientemente la mancomunidad. Y luego el atraso histórico que tenemos aquí con la infraestructura. Ahí vienen esos dos problemas. Ahora mismo es difícil. Y hace falta un análisis de todo porque hay que ver los pro y los contra. Porque ahora parece ser que se ataca al turismo por todo, pero por desgracia, es una de las fuentes de la ciudad.

-Dígame como cadista una de las etapas más bonitas que ha tenido el club.

-Para mí, los años que se ha disfrutado fue cuando el Cádiz ha estado en Primera estos últimos cuatro años. Y sobre todo cuando el Cádiz ha conseguido ganar a grandes equipos ¡como al Barcelona! Jajajaja

-Jajajaja. Pues con ese me quedo, don Ramón. Todo un placer.

-Lo mismo digo.

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