Amor y control

German Corona

Cádiz

20/10/2024 a las 09:55h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Pese a su veteranía, durante muchos años la compañía vasca Kulunka pasaba casi desapercibida en el panorama teatral español. Parte de esta circunstancia tiene que ver con que en nuestro país el teatro gestual no ha formado parte de una tradición cultural como sucede en otros países europeos. Baste como muestra el recorrido de la compañía alemana Familie Flöz que desde el año 1996 viene explorando el mundo de las máscaras.

Por el contrario, desde 2010, Kulunka ha recorrido medio mundo con sus montajes en los que la conexión con el espectador a través de sus historias emotivas y conmovedoras les ha granjeado un merecido reconocimiento internacional. Dentro del lenguaje del Teatro Gestual esta compañía ha llevado a escena las también interesantes producciones «André & Dorine» y «Solitudes» que el pasado mes de septiembre se exhibieron en el Teatro Español en Madrid junto con «Forever» para celebrar los 15 años de la compañía.

Con «Forever» la compañía se supera a sí misma con un relato demoledor sobre la incomunicación dentro de la familia.

Una plataforma giratoria nos ofrece 3 habitaciones de una casa en la que convive una pareja que se ve obligada a sobrellevar la hemiplejia que padece su hijo. La sobreprotección de los padres y las diferencias en el modo de llevar de la mano al niño y el paulatino deterioro de la pareja arrastran al núcleo familiar a la desintegración.

Con suma precisión y una puesta en escena cuasi cinematográfica (con flashback incluído) vemos delante de nosotros las ilusiones perdidas y frustraciones de sus protagonistas. Somos testigos de cómo el pequeño pasa de la niñez a la adolescencia con las dificultades inherentes a su discapacidad. Los conflictos y desacuerdos en la pareja y la falta de comunicación arrinconarán al niño a un camino en el que tendrá que enfrentarse al acoso escolar, al despertar de su sexualidad, a la contaminación de la pornografía a través de la tecnología y a la soledad entre otros avatares.

Con una progresión dramática muy bien planteada y una sobriedad en el uso de los elementos (tan sólo un par de peluches, un par de mochilas y unas cuantas frutas), la compañía nos hará testigos de las pesadillas, miedos, inseguridades y sufrimiento de sus personajes que terminarán abocados a un aislamiento donde la violencia será un elemento más de la convivencia.

Kulunka nos deja «Forever» forever en la memoria.

Y como dijese el maestro Rubén Blades: hace falta «Amor y control». Eso, Amor y Control.

Ver comentarios (0)

Reportar un error