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Abren investigación sobre el primer gran apagón de la historia de Cádiz
El Archivo Histórico acoge unas jornadas que recuperan datos de la ciudad en los siglos XV y XVI, que se consideran perdidos por el atroz asalto de los piratas británicos a la ciudad
Todas las ciudades tienen apagones informativos en términos históricos. Siempre hay un terrible terremoto, un horrible incendio, varias guerras, una epidemia mortífera, una inundación o varias. El fenómeno se llama historia de la humanidad y tiene lagunas, vacíos, propiciados casi siempre por desgracias colectivas que complican la tarea de documentar la memoria y dañan, o destruyen, documentos insustituibles.
En la ciudad de Cádiz, ese gran apagón tiene una fecha concreta: 1596. Fue el año del asalto de los piratas (bien respaldados por gobiernos y coronas) anglo-holandeses con Francis Drake (nombrado sir por méritos como éstos) al frente.
El número y la crueldad de asesinatos, violaciones, saqueos y destrucción de edificios fueron tales que el rey de España «se planteó cerrar Cádiz, dar la ciudad por irrecuperable, abandonarla y ordenar que se fueran los pocos que quedaron. Afortunadamente, al final, no lo hizo», recordaba al amanecer de este viernes el director del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, Santiago Saborido.
Hubo un daño muy menor -comparado con el de vidas perdidas y mutilados- que con el tiempo ha alcanzado más trascendencia. Es la pérdida de documentación, de registros de todo tipo, de historia, bajo las llamas, las espadas y el vandalismo.
En aquel tiempo, y casi hasta el presente, los documentos con los que se puede montar el rompecabezas de la historia, con el que se puede reconstruir número de habitantes, sus nombres y andanzas, paisajes y ambientes, operaciones o actuaciones tenían dos orígenes: los parroquiales con sus certificados de nacimiento, enfermedad, muerte y matrimonio, entre otros, y los ligados a la gestión de inmuebles, templos, palacios, castillos o viviendas, «los notariales» como fueron definidos: construcciones, compras, ventas, alquileres, herencias, zonas habitadas... Lo más parecido a la administración pública, aristocracia y monarquía, de entonces sería la tercera y última pata.
Casi todos esos papeles desaparecieron en Cádiz con el abordaje salvaje. «Siempre se ha dicho que por eso en la ciudad no hubo documentación de esa época ni de las anteriores», detalla Saborido en la presentación. Y, con ser cierta una merma enorme, eso no quiere decir que no existan en otros lugares. Ese es el objetivo de las jornadas Fuentes Archivísticas para el Estudio de la Historia de Cádiz (siglos XV y XVI) que se han celebrado este viernes en la sede del Archivo Histórico Provincial.
Con un público formado por futuros historiadores, en su mayor parte, la cita arrancó con las intervenciones del propio director del centro, del experto en Historia Medieval y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Granda Daniel Ríos Toledano, además del delegado de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta en Cádiz, Jorge Vázquez Calderón.
El Cádiz «no tan conocido»
Todos resaltaron lo importante de esta cita para completar «la historia que está pendiente de hacer» gracias a fuentes descubiertas en los últimos años, gracias al trabajo de algunos empecinados y apasionados, en lugares como el Archivo Municipal de Jerez, la Real Chancillería de Granada o el Archivo General de Simancas. En esos espacios hay una notable documentación referida a Cádiz, de forma parcial o total, con la que se puede aspirar a cubrir el hueco, el apagón de 1596.
El material potencial es tanto que los presentadores admitieron que la cita de este viernes puede adquirir «carácter anual» por lo que esta primera edición puede ser «el germen para descubrir y documentar ese Cádiz no tan conocido», como adelantó el delegado de la Consejería de Cultura.