Medio Ambiente

La Cachucha, la playa en la que se bañaba Torcuato Luca de Tena y que ahora está cerrada al baño

Junto a la playa se encontraba el balneario Nuestra Señora del Carmen, frecuentado habitualmente por la alta sociedad de la provincia de Cádiz y de Sevilla

En sus instalaciones los clientes podían bañarse en agua de mar, tanto fría como caliente

La reapertura al baño de la playa Cachucha de Puerto Real, a la espera del resultado negativo de un último análisis

La playa de La Cachucha, actualmente cerrada al baño Antonio Vázquez

Jesús Mejías

Cádiz

Esta semana la playa de La Cachucha de Puerto Real ha sido noticia por el anuncio de la prohibición temporal de baño en sus aguas por parte de la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía tras los resultados analíticos de los muestreos realizados en las aguas de la zona de baño por el dispositivo de Vigilancia Sanitaria de Aguas de Baño de Andalucía. Dichos muestreos han revelado la alteración de la concentración de los parámetros microbiológicos enterococos y Escherichia coli.

Las muestras en la que se detectaron la presencia de ambas bacterias fueron captadas el pasado 8 de junio y al conocerse los resultados, la playa se cerraba el lunes por la tarde, mientras que trabajadores del Grupo Energético de Puerto Real adelantaban la revisión del estado del agua, aunque fuentes de la Junta consultadas por este medio señalan que no hay ningún tipo de novedad, por lo que la playa seguirá cerrada hasta que los resultados den negativo.

Desde el Ayuntamiento de Puerto Real se confía en tener nuevos resultados este jueves a primera hora y que se certifique la ausencia de enterococos, ya que en la segunda analítica no había existía presencia de Escherichia coli. Además, este jueves arranca la temporada alta de verano y en el consistorio confían en que la playa pueda estar abierta.

Un balneario único en la villa

 

La relación de los vecinos de Puerto Real con la playa de La Cachucha es bastante peculiar. Los jóvenes, en muchas ocasiones, reniegan de ella, algunos de ellos ni se han bañado y optan por otras playas como la del Río San Pedro, en el mismo término municipal o prefieren ir a Cádiz, Chiclana o Conil a pasar un día con los amigos.

No obstante, hubo un tiempo, cada vez más lejano, en el que la alta sociedad de Cádiz y Andalucía, sobre todo Sevilla, acudía a Puerto Real para bañarse en el agua de La Cachucha y disfrutar de los balnearios de la localidad y beneficiarse de las propiedades del agua de la playa. Recientemente, en el año 2009, un estudio por el catedrático titular de Hidrología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Marave, reconocía el uso terapéutico de sus lodos y limos marítimos.

A lo largo del Siglo XX existieron varios balnearios, uno de ellos «en la zona de la Puntilla del Muelle y que era propiedad del Ayuntamiento, que arrendaba su explotación, lo alquilaba por temporadas», cuenta Manuel Parodi, Doctor en Historia, especialista en Historiografía Arqueológica española y marroquí, en Historia Económica de la Antigüedad y en mundo fenopúnico y con numerosas publicaciones sobre la historia de Puerto Real, su localidad natal.

«Estamos hablando de los primeros años del Siglo XX», contextualiza, y esta instalación municipal «estuvo alquilada durante varios años a Eduardo Álvarez Alfaro». Se trataba de «una instalación pequeña, de metal y madera, una estructura sobre pilares donde la gente para bañarse bajaba por unas escaleras» y en el que «el sistema de seguridad era muy curioso porque la gente iba amarrada a una cuerda porque muchos no sabían nadar. Iban atados a una acuerda y bajaban por unas escaleras verticales a la zona de baño del balneario«.

Junto a la playa de La Cachucha había otro complejo, el balneario Nuestra Señora del Carmen, en este caso privado y que «pertenecía a la familia García». «Estaba situado a la espalda del barrio del Nazareno», a la altura de la residencia para mayores Joaquina Vedruna, en el aparcamiento que hay junto al propio paseo marítimo.

Existía una zona para el baño en la playa y «arriba estaba el pequeño complejo de edificios que conformaban el balneario», relata Parodi. Unas instalaciones a las que acudían personajes «no solo de Cádiz, sino también de fuera como la familia Luca de Tena. El marqués Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC y del grupo Prensa Española era cliente habitual en todas las temporadas de baño del balneario anexo a la playa de La Cachucha, entre otros personajes de prestigio social«.

A Puerto Real llegaban «personas importantes de la sociedad sevillana, venían alcaldes, militares... y uno de los que empezó viniendo alrededor del balneario fue Don Antonio Muro, catedrático de Historia por la Universidad de Sevilla y uno de los grandes referentes en Historia de América de la historiografía española», quien «comenzó veraneando en Puerto Real y acabó afincado en la calle Sagasta». «Es una de las personalidades que vinieron al calor del balneario y se quedaron en Puerto Real una vez que se jubiló y enviudó».

El balneario de Nuestra Señora del Carmen «tenía instalaciones de agua de baño de mar, ya no es que te bañaras en el mar, sino que tenía instalaciones de baño de agua de mar fría y caliente».

«La gente se daba baños de agua salada con el yodo y todos los elementos naturales tanto en agua fría como caliente», afirma. «Era una sistema que lo convertía en algo más que un balneario convencional de la época, eran como unas especies de termas, no es que fueran unas termas romanas, pero tenían esas singularidad de poder bañarte en agua de mar a temperatura natural y caliente«. »Tenían ciertas instalaciones hidráulicas e instalaciones termales que convertían el balneario en un atractivo, era el único que existía en Puerto Real con esas características».

Nuestra Señora del Carmen «no era solo una instalación lúdica, que lo era, también era una instalación con fines médicos, la gente iba a tratarse afecciones de la piel, afecciones cardiorrespiratorias... y por eso era especialmente atractivo un balneario como este, con ese agua termal caliente«, mientras que »el agua de la propia playa se usaba para la medicina en los años veinte, treinta y cuarenta, se recomendaba el baño en esta playa por el yodo».

Con el paso de los años «las instalaciones pasaron de ser un balneario» y se convirtieron en una especie de salón de celebraciones en las que «había bautizos y bodas», cerrando definitivamente a finales de los años 70.

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