inclusión social
Se busca familia colaboradora en Cádiz, razón: niños que lo necesitan
Se presenta la campaña que persigue aumentar el número de personas dispuestas a acoger en su casa durante fines de semana y vacaciones a menores en protección
«No hay que pensar qué va a pasar con ese niño en un futuro... hay que pensar qué está pasando ahora. Así es como de verdad se le ayuda». De esta forma tan clara se manifestaba uno de los técnicos que este lunes acudía a la presentación de una campaña impulsada desde la la Asociación Andaluza de Centros Católicos de Ayuda al Menor (ACCAM) en la delegación del Gobierno de la Junta en Cádiz: La iniciativa está subvencionada por la administración andaluza. Al encuentro acudían también la delegada del Gobierno de la Junta en Cádiz, Mercedes Colombo, y el delegado territorial de Inclusión social, Juventud, Familias e igualdad, Alfonso Candón, quienes junto al presidente de la asociación, José Alberto García, ponían en valor el compromiso y la finalidad que persigue esta campaña: 'Se busca Familia Colaboradora'.
Así lo destacaba la delegada Mercedes Colombo. «Cuando eres cargo público y tienes ciertas responsabilidades es muy gratificante poder hablar de un trabajo que ayuda a tantos niños y niñas», afirmaba. Y continuaba: «Es vital que estos chicos puedan tener quienes les den una normalidad, que sientan que hay familias donde se van a sentir seguros, bien, sin problemas».
«Todos los niños tienen derecho a crecer y desarrollarse en un entorno familiar», exponía Alfonso Candón, que destacaba que Cádiz es la provincia andaluza que tiene el mayor porcentaje de acogimiento de menores en protección, sin embargo hace falta más. «Más de 300 de ellos, de entre 12 y 16 años, están en centros y también tienen el derecho de tener esa nueva oportunidad».
Y con este fin se idean campañas como la que quiere fomentar las familias colaboradoras, una figura que no llega a ser ni adopción ni acogimiento pero que, como expuso el presidente de ACCAM, ayuda a muchos de estos chicos a poder integrarse y tener una vida más normalizada. «Hay muchos casos de niños que por sus características no están en condiciones de ser acogidos pero hay que darles alternativas». De ahí este programa, cuyo compromiso es que estos menores puedan pasar con estas familias fines de semanas o periodos de vacaciones.
«Les ayuda a tener un respiro, les demuestra además que es viable y que pueden tener una familia normal y además nos sirve como semillero para posibles futuras acogidas», afirmaba José Alberto García. «Lo peor, el momento más difícil es cuando un chico llama a mi puerta y me pide una familia y le tengo que decir que no hay y él me pregunta que por qué otros sí...». «Necesitamos que haya más».
Un respiro
De los beneficios de esta figura de inclusión también hablaba una técnico que lleva media vida como asistente social en centros de protección. «Para ellos es un respiro y para nosotros es una ayuda porque en parte empiezan a entender que las normas y los límites no solo es algo del centro sino que es algo normal que tienen que cumplir». «Hay que darle mayor amplitud, es un gran apoyo».
Y así lo certificaba también Mariluz, una madre que durante años ha convertido su familia en colaboradora cuando su propia hija le habló de la iniciativa y entonces decidieron abrirles las puertas a Rafa. «Era muy pillo, sí, pero bueno, no pasa nada, cada uno tiene sus necesidades. Y no tuvimos ningún problema. Al revés. Era mucho más educado que mis hijos, se levantaba a recoger la mesa, siempre ayudaba y todo lo hacía con gratitud».
«Rafa ha cumplido 24 años ya. Tiene un hijo y vive en Madrid». «Se acuerda de mí el primero cada cumpleaños», cuenta Mariluz, «y me envió una foto de la niña y aunque él tiene su madre me dijo que yo también era la abuela...». «De verdad que se sepa que existe la familia colaboradora, que hace mucho bien y que estos niños puedan acceder a ella».
Un mensaje que comparte y que también expuso José María, policía local y padre colaborador que comenzó a recibir en su casa a Manuela cuando a los 9 años y él siendo rey Melchor la vio bailar y cantar entusiasmada en un centro de Puerto Real hace ahora dos navidades. «Pregunté por ella y cada vez ha ido pasando más tiempo en casa. Ya somos su familia y ella lo sabe».
O Musta, Mustafá, otro verdadero sentido de este encuentro y esta campaña y quien relató cómo había llegado a España con tan solo 9 años escondido en los bajos de un autobús y como una familia colaboradora le ayudó a encontrar esa oportunidad que estaba buscando.
Contacto para interesados en ser familia colaboradora:
ACCAM:
www.asociaciónaccam.org
www.accampa.org