Mi rincón favorito

Ana Bohórquez: «Jerez no se entendería igual sin la figura del caballo»

Ana María Bohórquez Martínez es una jerezana enamorada de su tierra y de uno de los elementos más representativos que tiene, el caballo

Goretti Domecq

El Puerto

Nuestra protagonista de hoy vive dedicada en cuerpo y alma a la cría y venta de equinos de pura raza españoles e hispanos árabes. La ganadera asegura que su profesión es algo muy vocacional y que ha heredado esta afición de su padre y de su abuelo, quien, fue el creador de la yeguada familiar hace más de 150 años. «Hoy en día hay que tener muchas ganas y mucha pasión para dedicarse a esto, que es muy bonito, pero a la vez muy sacrificado porque cada vez hay menos ayuda humana en el campo dispuesta a responder con lo que se necesita. Los animales no entienden de horarios o vacaciones, ellos tienen que comer y es necesario que estemos con ellos para que nada les falte», explica la jerezana, que continúa diciendo que la dedicación que tienen en su casa por los equinos es máxima.

«Trabajamos para que a cada caballo no le falte de nada. Cuidamos mucho la selección tanto de las hembras como de los sementales para poder ofrecer animales únicos. Trabajamos la cría del caballo de pura raza español, una de las razas equinas más antiguas del mundo. Se trata de un caballo inteligente y muy armónico en sus formas, con un temperamento noble y muy dócil capaz de adaptarse a diferentes situaciones. Es un caballo perfecto para el paseo, la doma clásica, la doma vaquera y el enganche. Otra de las razas con las que trabajamos es el caballo hispano árabe. Un caballo noble perfecto para la doma vaquera, pero también para eventos de salto. Su carácter es vivaz y es un animal muy inteligente», ha querido matizar. El encaste de sus caballos es en su mayoría Yeguada Militar, del hierro del Bocado con algo de Zapata y Guardiola. A través de sus perfiles «@anabohorquezm» en Instagram y «Yeguada Ana María Bohórquez en Facebook es posible seguir esta brillante labor que desempeña.

La Yeguada Ana María Bohórquez que también se dedica a la venta de potros, se encuentra a las afueras de Jerez, en dirección a la sierra gaditana de Gibalbín, lo que permite a la ganadera tener un prado sembrado con hierba especial para caballos y que estos cuenten con las mejores calidades para su crianza. Además, la finca es un lugar especial para Ana, ya que se ha convertido en su refugio, el lugar en el que más le gusta estar y en el que suele pasar largas temporadas junto a su familia. «Pasamos allí el confinamiento y fuimos unos privilegiados», no ha dudado en confesar.

La preocupación de Ana es que ella ve que sigue habiendo mucha afición por los caballos, pero a la vez nota el problema generalizado que hay en el campo y es que cada vez más la gente se va a las ciudades lo que provoca que empieza a escasear los profesionales con interés en este sector que se mantiene más por la afición que por otra cosa. Piensa que esto puede agravar la situación de la existencia de las ganaderías. «No tiene nada que ver la situación que vivimos ahora para salir adelante como la que se vivía en tiempos de mis padres».

Cuando llega la temporada de verano, a nuestra protagonista le gusta disfrutar de las playas de El Puerto donde tiene una casa, pero ahí le gusta estar durante los meses de junio y septiembre, cuando no hay tanta gente porque como ella dice, «me gustan los sitios tranquilos alejados del bullicio». Aunque le guste más el campo asegura que le encanta disfrutar de las playas más salvajes que tiene la provincia de Cádiz como Zahara o Bolonia donde pasea por sus largas y paradisiacas playas.

A pesar de que esta época de más jaleo en la costa Ana Mari prefiere pasarla en el campo es habitual que se le vea por El Puerto, sobre todo en casa de su hermana Carmen donde suelen estar sus sobrinos nietos, por los que tiene una gran perdición, al igual que los pequeños con ella. La ganadera es una persona especialmente familiar y le gusta rodearse de «su gente» a la que se siente muy unida.

Cuando está en el campo le gusta implicarse con las tareas que tengan que ver con los animales e intenta montar casi a diario, habitualmente en montura inglesa. «Esos momentos me dan muchísima paz, es como si el mundo se parase y nada importara. Me encantan y aunque lleve toda la vida haciéndolo sigo disfrutándolos como el primer día. Cuando no estoy encima de un caballo me gusta pasear con los perros o dedicarme a cuidar el jardín. Cualquier labor que implique estar en contacto con la naturaleza es algo con lo que disfruto especialmente», cuenta con una sonrisa.

De joven, Ana recuerda que los veranos los pasaba en Jerez y desde allí hacían excursiones a las diferentes playas de la provincia como la del Manantial o Chipiona. «Entonces no había nada construido por esa zona. Se empezaban a ver las primeras casas por la zona y poco más, esto era una maravilla, campo y playa», recuerda. «Ahora El Puerto se ha convertido en un lugar muy divertido y con muchos planes para mis hijas a las que les gusta mucho salir y entrar, aunque cuando están en el campo tampoco paran y les encanta. Ellas también han heredado la afición y el respeto por los caballos», ha puntualizado.

Aunque a la ganadera le guste disfrutar de los planes tranquilos también es una gran aficionada a las fiestas típicas andaluzas como el Rocío o la Feria. «Ya no suelo ir, pero he hecho el Camino con Jerez durante muchísimos años y era una experiencia increíble. Cruzar desde el río desde Sanlúcar y recorrer Doñana hasta llegar a la Aldea es algo difícil de explicar. Los paisajes, las vistas y las noches en el Coto es algo único. Pero tengo muy claro que no haría un Rocío sin ir montada en un caballo», ha querido matizar.

El mundo rural está en sus horas más complicadas, pero mientras queden personas con la afición de Ana no habrá dudas de que seguiremos disfrutando de estas maravillas que nos da nuestra tierra. La ganadera es una gran aficionada al mundo del toro, especialmente de José Tomás, aunque tampoco le gusta perderse a Pablo Aguado o al Juli. Lo que más le gusta de la provincia son los pueblos blancos de la Sierra y es que para ella la naturaleza es vida, y sin duda en Cádiz no le falta. De Jerez dice que no se entendería igual sin caballos.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios