INDUSTRIA

El aumento del gasto en defensa permitirá a Navantia abandonar las pérdidas

La previsión es que los astilleros mejoren sus cuentas este año gracias a programas navales propios como las F110, el BAM y el S80

La compañía ha recibido una inyeción con las corbetas saudíes y aguarda ahora un nuevo contrato internacional

La puesta en marcha de la sociedad Navantia Seanergies abriga la esperanza de carga de trabajo en eólica marina

Imagen de la entrega de uno de los petroleros construidos en el astillero de Puerto Real LA VOZ

JAVIER RODRÍGUEZ

CÁDIZ

La dirección de Navantia confía en que el ejercicio económico de 2022, pese a la inflación, sea el de la mejora de sus cuentas. No se descarta que el balance arroje ún ligero beneficio después de una década en pérdidas. La Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), organismo adscrito al Ministerio de Hacienda y que aglutina a las empresas públicas españolas, aguarda con impaciencia el despegue económico de Navantia y abandone así sus números rojos. No hay que olvidar que las pérdidas de Navantia lastran también la cuenta de resultados de la SEPI. Tanto Navantia como Correos son las dos empresas públicas del holding español que presentan el negativo más alto. Entre las dos sumaron el pasado ejercició más de 200 millones de pérdidas.

Pese a todo, los astilleros públicos españoles recortaron sus pérdidas el pasado año y acabaron con un déficit de 82,4 millones de euros. Se trata de uno de los registros más bajos de los últimos cinco años. Navantia encadenó en 2021 catorce ejercicios consecutivos en números rojos. Solo en 2007, el año de la refundación de la antigua Izar a Navantia, logró 159.000 euros de beneficio. La situación se ha agravado en los últimos cinco años (entre los años 2016 y 2020), en el que se ha anotado unas pérdidas totales por valor de 1.061 millones de euros tras marcar un récord en 2017, ejercicio que cerró con un resultado negativo por importe de 296 millones de euros.

Navantia redujo sus pérdidas en 2020, el año de la pandemia, y cerró el ejercicio con un saldo negativo de 137,7 millones de euros. En 2021, la situación mejoró. Cabe recordar que las pérdidas de los astilleros públicos han ido a más en la última década. Navantia perdió 78, millones de euros en 2012 y recortó hasta los 57,7 millones en 2013 y los 29 millones en 2014, sin embargo, los efectos de la crisis y la inactividad le pasaron factura en 2015 con un déficit de 160 millones de euros, que se disparó en el ejercicio de 2016 con 303 millones de euros en pérdidas.

Posteriormente, sumó pérdidas por valor de 296 millones en 2017 y de 224 millones en 2018 hasta situarse en 2019 en 173 millones. La curva desciende hasta los 137,7 millones de 2020 y en 2021 se recorta hasta los 82,47 millones.

Las expectativas de mejora en 2022 son reales. Navantia finalizó el ejercicio 2021 con un incremento de facturación del 20% respecto a 2020, debido principalmente al buen ritmo de ejecución de los programas en curso. Por cuarto año consecutivo, la compañía mantuvo la senda de mejora de sus resultados con la aplicación de las medidas previstas en su Plan Estratégico y pese a los efectos de la pandemia. Navantia, por tanto, debería regresar al camino de los beneficios en los próximos años debido a los grandes contratos de las corbetas de Arabia Saudí y el programa de las fragatas F-110, de más de 4.000 millones. La situación de la empresa es, en todo caso, singular. SEPI acumula 1.624 millones en préstamos participativos concedidos a los astilleros, en la mayor parte de los casos, para enderezar su situación patrimonial debido a las pérdidas acumuladas desde la crisis financiera y que la llevaron a acabar varios ejercicios en causa de disolución.

Ahora los proyectos que pesan sobre Navantia permiten una mirada más optimista sobre su futuro. La construcción de las fragatas F-110 para la Armada española, en Ferrol, el inicio de la obra del séptimo BAM, en Puerto Real, también patra la Armada, el desarrollo de los submarinos S-80, en Cartagena, y el impulso que se ha dado a su nueva área de negocio con la creación de la empresa Navantia Seanergies, presentada el pasado abril en Bilbao para optar a a concursos offshore, sitúan a los astilleros públicos ante un nuevo punto de partida.

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