Provincia

Aumenta la desconfianza entre quienes viajan habitualmente en tren: «Si quiero asegurarme de llegar a tiempo, voy en coche»

TRENES

Los usuarios habituales de Renfe asumen con desazón que los retrasos pueden producirse con frecuencia

El final de los abonos gratuitos, unido a la impuntualidad, podría hacer caer el número de viajeros en Cádiz

Renfe descarrila en Cádiz

Un tren sale de Cádiz, llega con retraso a Sevilla, el maquinista se baja en Córdoba y los pasajeros llegan a Jaén en autobús

Una pantalla muestra hasta tres trenes con retraso en la estación de Cádiz. Antonio Vázquez
Álvaro Mogollo

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Cádiz no escapa al deterioro del sistema ferroviario español. Una de las grandes banderas de las comunicaciones europeas, garantía de fiabilidad y puntualidad, continúa cayendo y los usuarios parecen haber perdido la confianza en un medio de transporte esencial para miles de personas en todo el territorio nacional.

Ha sido sonada la situación de caos producida en Madrid durante el fin de semana, tras el descarrilamiento de un tren en el túnel que une las estaciones de Chamartín y Atocha, produciéndose la cancelación de 22 conexiones y afectando a más de 14.000 viajeros. De forma indirecta, esta situación impactó también a los enlaces con otras provincias, llegando con retraso un buen número de personas que viajaban hasta Cádiz.

En las primeras horas del lunes, la evolución del problema que ha copado la atención mediática de toda España era positiva. Quienes llegaban a la capital gaditana procedentes de Atocha en el Alvia lo hacían a las 12:26, con once minutos de retraso sobre la hora prevista, pero asegurando que antes de las 7:30, cuando el tren salía de Madrid, la situación era ya de normalidad: «No hemos notado nada extraño ni distinto a otras veces».

Sin embargo, en el día a día, muchos usuarios han ido aceptando con resignación que es normal que sus trenes, que en muchísimos casos, sobre todo en Cercanías, supone la fórmula de transporte para dirigirse a sus puestos de trabajo o su centro de estudios, lleguen con cierto retraso a su punto de destino.

La horquilla de tiempo no es excesivamente grande, aunque ya pocos confían en llegar a la hora marcada de antemano a la estación de turno: «Hoy ha sido poquito, unos cinco minutos», expone una mujer tras bajarse del Cercanías proveniente de Jerez. «No son grandes retrasos, pero habitualmente suele llegar algunos minutos más tarde».

En las horas punta de las mañanas y el mediodía, la frecuencia de viaje es mayor, habiendo dos desplazamientos en cada sentido, llegando a tres en la franja que va desde las 7:00 y 8:00 de la mañana. La cosa se complica por las tardes, cuando tan sólo pasa un único tren entre Cádiz y Jerez y viceversa, razón por la que hay quienes temen que un posible retraso les haga llegar tarde a sus compromisos. «Cuando no puedo llegar tarde bajo ningún concepto, me voy en coche. No me la puedo jugar. Antes casi nunca había problema, pero ya no me fío», dice Manuel al respecto.

Los Media Distancia tampoco están libres de que el reloj les dé un disgusto. En la vía 6, a las 10:50 horas parpadea en la pantalla con letras rojas un 'salida inminente' para el convoy que ha de ir hasta Jaén. La inminencia dura exactamente 16 minutos, que son los que tarda el tren en ponerse en marcha.

Dos trenes fuera de la estación de Cádiz. Antonio Vázquez

Muchas veces los retrasos se van encadenando. Los trenes llegan a la estación de destino con un desfase horario que posteriormente se mantiene en las siguientes paradas y estaciones, cuando no se aumenta, para perjuicio de quienes viajan en ellos.

Cuando los trenes que han de iniciar viaje en Cádiz están dispuestos con un margen amplio de tiempo, el problema es inexistente. En la vía 1 aguarda un convoy que ha de partir hacia Jaén, pasando por Sevilla y Córdoba, a las 12:40. Y a las 12:40 está ya circulando.

La rara avis en la estación gaditana la representa el Trambahía, que une Cádiz con San Fernando, Puerto Real y Chiclana, que durante toda la mañana funciona como un reloj y clava los horarios de salida y de llegada: «Para coger el tranvía tienes que llegar antes o te quedas en tierra. Con el Cercanías a lo mejor llegas cinco minutos tarde y lo puedes coger porque aún no ha salido».

Diferentes retrasos, aunque menos que en verano

Un maquinista gaditano cuenta a este periódico que los retrasos son más frecuentes en la época de verano que en el resto del año. Y está vinculado a las altas temperaturas. Durante los meses más cálidos se imponen una serie de limitaciones de velocidades por el hecho de que el calentamiento de las vías hacen que estas se dilaten: «Es como si se doblaran, por lo que hay que ir a una menor velocidad».

Este profesional especifica que en determinadas ocasiones, aunque Renfe actúa de paraguas en el que se recogen las diferentes incidencias, los retrasos son ajenos a la responsabilidad de la compañía española de trenes. «La semana pasada hubo un retraso de más de media hora porque se dio un problema con la catenaria y se produjo un corte de luz. Y si no hay luz, el tren no anda. Eso no es solamente cosa de la propia empresa ferroviaria», indica.

Que los retrasos se produzcan en las horas punta tiene su lógica, pues cuando hay una gran afluencia de público, los trenes tardan más en cerrar las puertas en cada parada y en iniciar el viaje, minutos que algunas veces se neutralizan por el camino si hay una marcha fluida y otras no, acumulando retrasos el resto del día.

Un tren de Cercanías con diez minutos de retraso en su salida. L. V.

«Son trenes que están todo el santo día dando vueltas y que recomiendan que tengan su correcto mantenimiento, que por lo general sí que los tienen, aunque a veces no. Y ninguno está exento de que pase alguna cosa puntualmente», afirma.

Otro factor que hay que tener en cuenta cuando se habla de los retrasos de Cercanías es que estos trenes no tienen preferencia cuando comparten espacio con aquellos que conectan diferentes provincias: «Si un Cercanías está llegando a Jerez y coincide que está saliendo un Media Distancia, hasta que no salga, tú no puedes entrar porque utilizamos la misma vía».

Incertidumbre con los abonos gratuitos

A los retrasos que se vienen produciendo en los últimos meses, se une ahora la posible finalización de los abonos gratuitos para quienes viajan en tren de forma recurrente, circunstancia que podría hacer que el número de viajeros decayese de forma considerable.

La eficacia de esta medida ha sido más que evidente, lográndose un número de viajes realizados en 2023 de récord en la provincia tanto en Cercanías como en Media Distancia, superando entre ambos servicios los siete millones de desplazamientos.

En el caso del Cercanías, la cifra sobrepasó los 4,8 millones, más de un 51% de aumento respecto al año anterior, mientras que en el Media Distancia el incremento fue del 40%, superando los 2,6 millones. Quienes sacaron los abonos, tenían que hacer frente únicamente al pago de una fianza, de 10 y 20 euros respectivamente, que es devuelta en caso de realizar un número mínimo de 16 viajes.

Ahora, por lo que se puede deducir de las últimas palabras del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible Óscar Puente, estos abonos, cuya vigencia actual termina el próximo 31 de diciembre, parece que no serán prorrogados, abogando el titular de esta cartera por que los usuarios paguen a cambio de tener más frecuencia de trenes y aumentar la calidad.

Sin embargo, este movimiento, clave en la estrategia de conseguir una movilidad más sostenible, puede suponer una prueba de fuego. Porque teniendo en cuenta la situación actual de los ferrocarriles, si hay que volver a pagar por los viajes recurrentes, cabe el riesgo de que haya quienes se inclinen por otros métodos de transporte como el vehículo privado.

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