TRIBUNALES
Una víctima de maltrato acusa a su expareja de «ir de salvador» cuando era «un halcón»
El varón, que se enfrenta a tres años y medio de cárcel por pegar y encerrar a la mujer en su domicilio, niega todos los hechos y asegura que ella ha tenido siempre «total libertad en todos los aspectos»
La Audiencia de Sevilla ha acogido este miércoles el primer día de juicio contra I.G.P. por maltratar y encerrar a su expareja cuando convivían bajo un mismo techo entre los 2011 y 2013 en dos localidades del Aljarafe sevillano . Él ha negado todas las acusaciones, ella lo ha acusado de «ir de salvador, de Dios» cuando era « un halcón que le controlaba todo y la trató como a un animal en la casa».
La Fiscalía solicita tres años y medio de cárcel para el varón como presunto autor de un delito de lesiones en el ámbito familiar en el domicilio y un delito de violencia habitual en el ámbito familiar. Todo ello por los episodios de maltrato denunciados por la víctima en octubre de 2013, después de dos años de relación, según él; cuatro, según ella.
Primero vivieron en una casa de un pueblo del Aljarafe y después en una parcela en el campo en una localidad de la segunda corona y cerca de Doñana, donde según la Fiscalía «la tiraba al suelo, le pegaba, le prohibía salir de la casa y la dejaba encerrada» .
El acusado, muy nervioso en su declaración, ha negado todas las acusaciones de ella, de la que «por mala suerte se enamoró» . Ella tenía problemas de drogadicción, según ha declarado el varón y ha confirmado ella: « Consumía cocaína dos o tres veces a la semana, como todos los jóvenes» .
En su declaración, el varón ha comentado que quiso dejar la relación varias ocasiones pero ella amenazaba con quitarse la vida, prostituirse o caer en el mundo de la droga. Seguía, según ha confesado, «porque le daba miedo ».
Todo estaba mal, hasta doblar las toallas
«En ningún momento le pegué, le tiré de los pelos, la zarandeé o la arrojé al suelo» , ha asegurado el acusado, quien ha negado que fuera consumidor de drogas. El procesado ha defendido que ella ha tenido siempre total libertad en todos los aspectos, tenía llaves de la casa y nunca le recriminó la ropa que vestía o la alejó de sus amigos y familia . Por contra ella, ha asegurado que no podía ducharse sin su permiso, por ejemplo.
Como era de esperar las versiones de los hechos juzgados difieren entre acusado y víctima. Ni en el tiempo que duró la relación han coincidido. Ella, en su declaración como testigo, ha relatado los distintos episodios de maltrato y el control «y marcaje» al que ha estado sometida por él, «parecía un halcón vigilando siempre» .
«Me cogió en un momento que no era el mejor de mi vida . Iba de Dios y salvador», pero «me tenía en la casa encerrada como si fuese un animal». Tras las agresiones físicas, ella ha relatado que el acusado le obligaba a escribir lo que había pasado «para hacerme sentir culpable». « Todo estaba mal. Hasta doblar las toallas ».
No supo que murió su abuela
La víctima ha lamentado que el acusado «le hacía ver que estaba loca», le quitó todos los ahorros y el dinero del paro, incluso no le llevaba comida a la casa de campo, donde presuntamente la tenía aislada, incluso de su familia , sin saber que su abuela había muerto.
Entre lágrimas y muy nerviosa, acompañada en todo momento por una profesional del Servicio de Atención a las Víctimas de Andalucía (SAVA), la mujer ha admitido que consumía drogas porque él, sobre el que pesa una orden de alejamiento, se la traía, le obligaba a ver porno y después a tener «tocamientos asquerosos».
El abogado de la defensa, durante el interrogatorio a la testigo, ha intentado mostrar las contradicciones en fechas y afirmaciones de la víctimas en distintas declaraciones judiciales anteriores. El juicio continuará este jueves con más testificales.
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