Seguridad
La presión vecinal logra que el okupa se marche del pueblo
El conocido delincuente huyó la noche del 2 de enero tras una protesta vecinal y no ha vuelto a aparecer
Los vecinos de las calles Bolivia y República Argentina de Umbrete respiran más tranquilos desde hace ya una semana y media. Es el tiempo que lleva sin aparecer por su barrio el delincuente que ocupaba viviendas vacías en las que dejaba perros potencialmente peligrosos como disuasión . Este individuo huyó en una furgoneta en la madrugada del 3 de enero, después de que casi un centenar de vecinos se concentrase durante la noche frente a la vivienda que ocupaba.
Después de que este periódico publicara la situación en la que tenía sumido al barrio y el incremento de la presencia de los distintos cuerpos de seguridad del Estado aumentó la presión sobre el susodicho. Este intentó amedrentar a los vecinos con amenazas que, hartos, respondieron espontáneamente en la noche del 2 de enero .
«Había amenazado de muerte a un padre delante de sus hijos y a una chica le dijo que sabía sus horarios y cuándo estaba sola», declara uno de los vecinos. Fue un punto y aparte. Dijeron basta y organizados mediante un grupo de mensajería móvil decenas de ellos se presentaron delante de la vivienda.
Esta «noche de la ira» , como llaman los vecinos, fue un punto de inflexión. La Guardia Civil desplegó varios vehículos y agentes y, durante la madrugada, los vecinos vieron huir en una furgoneta al delincuente que les atemorizaba. El coraje y unión de aquella noche se ha materializado ahora en una asociación, en proceso de registro, para «defenderse y realizar denuncias de forma colectiva».
Hoy la vivienda que ocupaba el delincuente parece abandonada. Solo queda un perro en el patio tiritando de frío y rodeado de basura y excrementos. Los vecinos lamentan que el otro, que estaba en el interior de la casa, haya podido fallecer.
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