Festividad
La tradición que evita los dolores de garganta en Olivares
Los vecinos llevan 400 años celebrando San Blas, que bendice roscas y palomitas
Olivares ha vivido este viernes, 3 de febrero, uno de los días más especiales del año para el municipio, la festividad de San Blas. Abuelos, padres y niños se han acercado hasta la iglesia de Santa María de las Nieves para que sus roscas y palomitas fuesen bendecidas y esquivar así las enfermedades de garganta durante todo el año.
La tradición, que cumple 400 años, es un motivo de celebración, y también de unión, en el pueblo. «Es el único día que consigo reunir a todos mis nietos para venir a misa» , comenta Carmen, que tiene «más de 80 años» y lleva toda la vida dedicando el 3 de febrero a honrar a San Blas. Eso sí, si hay unos protagonistas indiscutibles en Olivares este día son los niños, que portan cestas sus palomitas con ilusión. Como Fernando, de apenas 5 años, que ha asistido acompañado de su hermana, un bebé que jugueteaba con su respectiva palomita , su madre y su abuela. Esta última aseguraba que «el día de San Blas es innegociable», a pesar de que algunos años ha sido lectivo para los menores. «Aunque soy de Albaida del Aljarafe, llevo muchos años viviendo aquí y es una tradición que se ha hecho toda la vida. Fíjate si ha pasado tiempo que ahora vengo con mis nietos», bromea mientras, al fondo, las campanas tocan a misa y las familias se apresuran a entrar para dejar sus cestas a los pies del altar.
Origen de la tradición
Desde hace días, las panaderías del pueblo y algunas casas particulares se han afanado para hacer roscas y palomitas. Después, las trasladan en cestas adornadas con numerosos lazos de colores : rojo y blancos, por San Blas, y azul y amarillo, de la bandera de Olivares.
El origen de la tradición se remonta al año 1617, cuando el Conde Duque de Olivares, preocupado por la grave enfermedad de garganta que sufría su hija María de Guzmán, y desesperado por que la medicina no funcionaba, se encomendó a San Blas para que la curase.
Días después, María de Guzmán, hija única y a la que más tarde se le daría el título de Marquesa de Heliche, se recuperó completamente . En agradecimiento, el Conde Duque ordenó que se instituyese como festividad religiosa el Olivares el día de San Blas. Además, hizo pintar un cuadro de grandes dimensiones para que quedase constancia de la curación de su hija. La pintura se encuentra en la capilla del Sagrario de la Colegiata y en él se puede observar cómo San Blas da la bendición a dos mujeres orando: son la Condesa de Olivares y su hija, María de Guzmán.