Una recepcionista de un hotel del Aljarafe denuncia al dueño por acoso sexual
La joven, que puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil al día siguiente, pide una indemnización de 45.000 euros
La empleada afirma que el jefe le prometía casarse con ella y aumentarle el sueldo mientras le abrazaba e intentaba besarle
Una trabajadora de 24 años de un hotel del Aljarafe ha denunciado al dueño del establecimiento por presunto acoso sexual cuando desempeñaba labores como recepcionista el 11 de septiembre de 2016. La joven, de baja por ansiedad, reclama ahora al propietario del hotel una indemnización de 45.000 euros y la declaración de despido nulo con vulneración de derechos fundamentales o subsidiariamente improcedente. El Juzgado de Instrucción 3 de Sevilla ha citado ya a declarar como investigados (antes imputados) al dueño y a su hijo el 8 de marzo, así como a varias empleadas como testigos el 21 de marzo.
En el texto de la denuncia, la trabajadora afirma que entró a trabajar en el citado hotel el 4 de agosto de 2016 y que a la semana una compañera le comentó en la sala de lavandería que «el jefe le había dicho que hablara conmigo para que subiese a su apartamento, que quiere que lo acompañase a una casa que tiene en León con la finalidad de acostarse conmigo», a lo cual respondió que su relación era meramente laboral. Con posterioridad, otra compañera le insinuó lo mismo a petición de su jefe. Varias de esas conversaciones con las compañeras de trabajo fueron grabadas y están aportadas en el sumario.
La joven -defendida por el letrado Francisco de Borja Ortas Luceño, del bufete Bidón Abogados - afirma que a continuación comenzó a recibir llamadas del jefe a recepción desde su teléfono diciéndole que tenía muchas ganas de conocerle en persona y que le saludara por la cámara de seguridad que había en recepción. Siempre según la denuncia, el día 8 de septiembre de 2016 una compañera le dijo que el jefe le había requerido para que subiera a su apartamento, que le preparara un café y que se quedara allí, a lo cual se negó, pero el dueño del hotel insistió, por lo que terminó accediendo a lo que pedía. Cuando subió al apartamento del jefe, «éste me saludó y comenzó a decirme todo lo que tenía de negocios y me propuso que yo fuese su secretaria... y que no me iba a faltar de nada. A esto le comenté que no estaba interesada en nada que no fuera trabajar par lo que se me había contratado. Tras esta conversación me dio un abrazo y salí de su apartamento a mi puesto de trabajo».
Puso dinero sobre la mesa
Sin embargo, el 11 de septiembre, el jefe volvió a pedirle que subiera a su apartamento por la noche en su media hora de descanso para cenar con él, pues tenía que contarle unos temas de trabajo. «Tras subir para mantener esa reunión me propuso aumentarme el sueldo en 600 euros anuales, a lo cual le repliqué que no hacía falta, comenzando a tocarme el brazo y la cara, diciéndome que me tenía que sentir afortunada porque un hombre como él se fijara en mí. Ya empezó a decir que me quería y me casara con él, poniéndome sobre la mesa 150 euros», afirma la denunciante, quien a continuación se levantó para irse. Fue entonces cuando se produjo el momento más tenso, ya que «me dijo que me quedara y que cogiera el dinero, que dejara a mi pareja de lado y a mi familia, comenzando a abrazarme y a pedirme que le besara, tratando de aprovecharse sexualmente de mí. En ese momento y como pude salí de la habitación».
Cuando llegó a su casa, la trabajadora expuso lo ocurrido a su familia, decidiendo poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil al día siguiente, 12 de septiembre. Ese mismo día solicitó la baja médica por trastorno de ansiedad. Ante el juzgado que instruye la causa, la trabajadora afirma que el hijo del dueño le llamó para pedirle que retirara la denuncia si no quería que le despidieran. El 13 de septiembre fue despedida mediante carta y por burofax el día 15 de septiembre con el argumento de que no había superado el período de pruebas. Sin embargo, la empleada señala que el período de 30 días se había completado.
A la joven se le consignó la categoría de ayudante de recepción aunque afirma que realmente ejerció como recepcionista. Asimismo, señala que en ocasiones se le mandó realizar funciones de camarera de piso. En la demanda indica que aunque se le contrató por 20 horas semanales realmente trabajó el doble de lunes a domingo con un día de descanso a la semana, por lo que recibía una salario mensual de 1.027 euros brutos, lo que es igual a 34,2 duros al día.
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