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Ruta del Agua por Alcalá de Guadaíra
Dos trayectos por monumentos, fuentes, molinos y parajes que tienen el recurso hídrico como hilo conductor
La primavera acecha y en la provincia de Sevilla encontramos algunas de las respuestas sobre lo que podemos hacer un sábado de sol. Ha llovido poco durante los últimos meses en Alcalá de Guadaíra, pero las dos rutas del agua que proponen desde Emasesa no han perdido su atractivo. Así atravesamos la boca del Puente del Dragón que mira a la arquitectura de Gaudí y protege la entrada al pueblo que en este día vamos a visitar.
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Existen, como hemos señalado, dos rutas: la roja y la celeste . Ambas tienen el agua como hilo conductor y a través de este elemento recorren monumentos, parajes, molinos, fuentes, iglesias y otras construcciones y enclaves naturales. La primera se extiende alrededor de una distancia de 1,5 kilómetros , mientras que el trayecto de la segunda casi llega a los 6 kilómetros . Dos paseos cargados de patrimonio e historia idóneos para la estación que asoma su rostro.
Ruta roja
El argumento central de este itinerario es la triple función histórica de los Alcores con respecto al agua: abastecimiento, elaboración del pan y defensa . Tres aspectos que definen parte de las tradiciones alcalareñas y que se ven condicionados por la orografía del terreno. Esta ruta, por ello, enlaza localizaciones que se encuentran dentro del casco urbano , partiendo del Molino de las Eras en dirección al castillo.
El molino está en la margen derecha del río y fue construido a principios del siglo XVII junto a un ramal que generaba la fuerza necesaria para mover sus piedras. Desde la arboleda en la que se sumerge, nos dirigimos hacia las siguientes paradas del trayecto: las fuentes del Perejil y de la Plaza del Duqu e . La primera de ellas está en la plaza del mismo del nombre, donde las mujeres acudían con sus cántaros a por agua. A su lado, un abrevadero de 26 metros de largo era el punto de encuentro para los hombres, que venían con el ganado. La Fuente de la Plaza del Duque, por su parte, luce ornamentada en cerámica y preside unos cuidados jardines.
El Convento de Santa Clara , en la calle Alcalá y Ortí, es conocido por su rica repostería, aunque la sobria fachada de cal y el remanso de paz que se encuentra en su interior también lo convierten en un destino sugerido. Apenas a dos minutos a pie, bajo el Teatro Gutiérrez de Alba, se oculta el Molino de la Mina . Un tesoro desconocido que aprovechaba los manantiales del subsuelo para lograr la rotación. Antes partir hacia la villa medieval, Emasesa recomienda visitar la Iglesia de Santiago, un templo del siglo XVI que se convirtió con el tiempo en núcleo neurálgico de la ciudad renacentista.
En el cerro donde se ubica la vieja villa , la Compañía de Agua de los Ingleses creó un depósito que hoy es un centro de interpretación. Las estampas más bellas de Alcalá se toman desde esta loma a través de la cual llegamos al castillo , corona de la población. Aljibes, murallas y baños árabes se dan cita en uno de los grandes monumentos de la provincia.
Ruta celeste
Lo urbano se hace agreste en esta ruta en la que conocer en profundidad el río del que Alcalá toma su apellido. La Estación de Adufe , donde se almacenaba el agua que surtía a Sevilla, es el punto de partida hacia los molinos que se reparten por los alrededores. Los primeros son el de Realaje , que conserva todos sus elementos, la casa del molinero y un característico torreón, y Vadalejos , al que llegamos por el camino del Bajo Vivero.
La riqueza paisajística de la zona atrae a numerosas familias con niños, sobre todo los fines de semana. La Fuente de la Judía , además, cuenta con una bóveda y un manantial que se ha hecho monumento. Cerca de ella, el Puente de Carlos III aparece como otro espacio imprescindible durante el recorrido. Siete arcos de piedra dejan vía libre a los peces, patos y diferentes aves que llenan de vida el entorno .
Otros de los molinos históricos que se distribuyen por estas lindes son el de La Tapada, Algarrobo, San Juan, Benarosa y La Aceña . Cada vez son más los que deciden acudir a ellos antes de almorzar en cualquiera de las ventas cercanas en las jornadas de los sábados y domingos. La Tapada, por ejemplo, es uno de los más conocidos y emblemáticos. Un pequeño acueducto reconducía el agua desde la Fuente del Piojo hasta esta pequeña construcción. Y el lugar, que encierra leyendas de presencias y fantasmas , ha inspirado una de las novelas del escritor José María Gutiérrez de Alba.
La ruta celeste termina en una harinera , donde hoy podemos descubrir mucho más acerca de Alcalá de Guadaíra y su relación con el recurso hídrico. Entre los meses de octubre y junio, se organizan visitas guiadas con un historiador en grupos de 25 personas. Una actividad gratuita que requiere una inscripción previa en las oficinas de turismo.