Piden a los escolares que lleven mochilas pequeñas porque no caben en clase en un colegio de Alcalá
En el Rodríguez Almodóvar hay más de 400 alumnos cuando su capacidad es de 225
En el Rodríguez Almodóvar hay niños con diez años que nunca han disfrutado de un colegio «normal» . Con tres años entraron en las caracolas de otro centro, porque el suyo no estaba aún construido. Luego pasaron a este, cuando sólo se había edificado la primera fase. Hoy están en Primaria pero reciben clases en aulas de Infantil.
Crecen los niños y los problemas. Como las obras no comienzan y cada año entran más escolares, el espacio es cada vez menos y los problemas más. Los números lo evidencia. El centro tiene capacidad para 225 alumnos y va por más de 400. El año que viene serán más. Hay seis clases en caracolas. No existe ningún tipo de dependencia común, ni gimnasio, ni sala de usos múltiples, ni pistas deportivas. Todo son clases, salvo la sala de profesores y la secretaría.
En las caracolas han tenido que completar un «tetris» para poder poner todas las mesas y dejar sitio para la del profesor. Hay tan poco espacio que los profesores recomiendan a los alumnos no llevar mochilas grandes , de las que tienen ruedas, para economizar espacio.
Para jugar queda tan poco sitio, que los niños s alen al recreo por turnos con las molestias consiguientes para dar clase mientras otros están fuera haciendo el lógico ruido. Aunque el patio de juegos es en realidad lo que queda libre del aparcamiento. Los niños de Primaria ocupan espacios que no están hechos para ellos puesto que corresponden a la fase de Infantil. No tienen ni siquiera servicios para su edad. Todo ello, advierte algunas madres supone además un riesgo en materia de seguridad, ya que las instalaciones están al doble de su capacidad.
Los niños lo perciben y sienten que hay otros que tiene «más suerte que ellos». Una madre relata que llevó a su hija y a una amiga al pabellón de gimnasia de otro colegio y ambas mostraron su asombro cuando lo vieron «qué cara no, ellos tienen pabellón y nosotros no» dijo una de ellas.
Las promesas se han sucedido en los últimos años, sin que ninguna se haya concretado. También las movilizaciones de los padres ante las administraciones. Hace unos meses habían visto algo de luz. Las obras de la segunda fase salieron a licitación el pasado mes de julio con un presupuesto de más de dos millones de euros. La idea es que pudieran comenzar antes de que acabase este año ya que no interfieren con las clases al desarrollarse en una parcela contigua de más de 2.000 metros cuadrados.
Pero surge un nuevo problema. Las tres empresas que se presentaron para hacer las obras de la segunda fase han renunciado a hacerla. Aún quedan constructoras que se han presentado al concurso y que podrían estar interesadas en hacer las obras, pero cada renuncia va dilatando el proceso. Puesto que el plazo de ejecución es de doce meses, ya es imposible que están para el inicio del próximo curso, lo que aumentará los problemas de espacio. Pero ya ni siquiera queda sitio para poner caracolas.