Narcotráfico | cádiz
Agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Cádiz avisan: «Así no se puede cubrir todas las 'zonas calientes' del narco»
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Tras los problemas con las averías de las patrulleras, lo que les impidió poder vigilar la costa de Barbate cuando asesinaron a dos de sus compañeros, ahora un cambio impuesto de turnos de 24 a 12 horas «está mermando» su tarea
Temen que con los continuos viajes a base que sus barcos están teniendo que hacer provoque que vuelvan a estar inoperativos debido al fuerte desgaste que sufren
«Están entrando de cinco a seis 'gomas' diarias cargadas de hachís y no tenemos medios»
Llevaban mucho tiempo denunciando desde sus asociaciones las continuas deficiencias que sufrían para poder hacer bien su trabajo. La limitación en el número de patrulleras disponibles, muchas de ellas antiguas y con averías constantes, desgastadas de tantos servicios en una provincia donde el narcotráfico y el rescate a pateras está a la orden del día y que, sobre todo, en las últimas dos décadas no han parado. Todo lo contrario.
Pero a partir de ese día, de la tarde del 9 de febrero, cuando dos de sus compañeros eran asesinados por unos narcos en el puerto de Barbate y otros resultaban heridos de gravedad por salir al agua en una zódiac de cuatro metros, el foco se puso en ellos. Más que en ellos, en su situación. En la labor del control de costa que tienen encomendada y que cumplen todos los días y a todas horas durante todo el año. Sin embargo ese día no estaban. Los agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Cádiz (los que cubren esa zona, los que tienen base en Cádiz) no pudieron acudir a 'espantar' o a interceptar a los narcos que se encontraban abarloados desde el día anterior en el muelle barbateño porque no tenían patrullera. No tenían un barco disponible. Todos estaban en el taller o apartados del servicio por diferentes problemas mecánicos. Y así llevaban días en los que, de manera inaudita, estos agentes se habían tenido incluso que quedar en casa por esta circunstancia.
Entonces saltó la alarma. La desgracia, la fatalidad, la crueldad de lo que «podía pasar» volvió todas las miradas hacia estas carencias, aunque no fueran nuevas. La idea de que los guardias civiles fallecidos salieran en una pequeña lancha, frente a otras de catorce metros y cuatro motores, no ha dejado de estar presente durante estos últimos tres meses. A pesar de que el temporal no les hubiera permitido a ellos entrar, como tampoco lo hizo a las del Grupo Marítimo del Estrecho, pero «ni siquiera pudieron intentarlo porque no tenían». Al igual que las narcolanchas se refugiaron allí porque ellos no estaban. Y lo sabían.
Y es en este nuevo clima de memoria sobre lo ocurrido en el que estos agentes están volviendo a avisar de lo que «puede pasar». Según comentan fuentes próximas, entre ellos existe una «importante preocupación». Una vez solucionado el tema de las averías ahora un cambio en los turnos que tienen que hacer les está «limitando» en poder patrullar todas las 'zonas calientes' del narco o hacer otros servicios de rescate y de control que tienen encomendados.
Como indican las mismas fuentes, el Servicio Marítimo de Cádiz volvía este pasado lunes a los servicios de doce horas por turno en vez de veinticuatro por orden expresa del general de zona. Según aseguran llevaban los últimos dos meses haciendo los relevos de día completo y así «se había aumentado la aprehensión de droga y el petaqueo en toda la costa y encima con todas las patrulleras operativas».
Sin embargo, y tal y como explican, este cambio en los turnos ha provocado que haya que distribuir a cinco componentes por cada uno de ellos para realizar los servicios partidos en horarios de doce, es decir, en dos relevos, «por lo que el servicio en las aguas marítimas de la provincia de Cádiz y fluviales hasta Sevilla ha dejado de prestarse con garantías», advierten.
La razón es que al tener una demarcación tan grande -la mayor de todos los servicios marítimos provinciales de España-, con este tipo de servicios de doce horas, los agentes se han visto «de nuevo desbordados en la lucha contra el narcotráfico». Hay que entender que una de estas embarcaciones tarda más de dos horas en llegar al río Guadalquivir desde Cádiz o Barbate y tiene que regresar a base, o bien realizar el relevo de los agentes tripulantes por carretera de nuevo para completar el servicio de doce horas. Esto se realiza dos veces al día, lo que provoca que «no puedan desarrollar el servicio en todas las zonas calientes». «Así es absurdo e ineficaz, se aumenta el consumo de combustible y de nuevo aparece el miedo a las averías. En estos últimos dos meses habían disminuido y se había ahorrado».
El 'yugo' del Guadalquivir
Pero además en esta amplia demarcación que los agentes marítimos patrulleros tienen entre sus encomiendas está el río Guadalquivir, más concretamente, toda su desembocadura. Un laberinto de canales que se complica hacia Sevilla o Huelva y donde estos guardias civiles tienen que permanecer casi de forma permanente debido a la alta actividad de los narcotraficantes con continuos alijos y la 'invasión' de sus 'petaqueros'. En este sentido siguen insistiendo que la permanencia y necesidad de servicio en estas aguas les impide cubrir muchas veces el resto de la costa gaditana, sea para asuntos relacionados con el tráfico de drogas o combustible por vía marítima como para realizar rescates u otras labores de control.
Por otro lado el llegar desde la base al lugar de embarque para los cambios se complica. Aseguran que llevan más de cinco años teniendo que hacerlos por carretera hasta que llegan al muelle en coches oficiales que «no están preparados ni son adecuados». Hay que tener en cuenta que en estos traslados sus componentes deben de llevar mucho material de la especialidad y también enseres, ropa y comida para su realización por lo que los vehículos van «excesivamente cargados». Todo ello les provoca, según aseguran las fuentes, un estrés y cansancio añadido después de estos largos servicios.
Los agentes se preguntan el motivo de este «empecinamiento» porque cumplan turnos de doce horas que, como insisten, «lastra y hace más ineficaz y complicado» su trabajo. No entienden el motivo, si es que existiera. «¿Se saca más potencial humano?, ¿le viene mejor a las patrulleras?, ¿se cubre mejor el servicio?, ¿se incauta mas droga? No».
Además añaden otro motivo de seguridad. Según advierte esta fuente próxima, el continuo ir y venir de los patrulleros y los embarques hace que las mafias de la droga los tengan «más controlados», lo que por un lado supone un evidente peligro y riesgo para estos efectivos, pero también para la labor que realizan ya que al ser detectados no puede darse la intervención sorpresiva para poder interceptar a estos delincuentes.
«En otros Servicios Marítimos del resto de España sí se permiten realizar 24 horas y se trabaja con efectividad... aquí en Andalucía desgraciadamente, no, aparte de la carga extra de trabajo... se les ha 'castigado' por una orden sin pies ni cabeza, y lo único que se está consiguiendo así es que las patrulleras vuelvan a estar más dañadas, con un trabajo más precario, y que todo ello pueda desembocar de nuevo al caos de lo sucedido en Barbate». «En menos de tres meses tendrán de nuevo toda la flota averiada». Avisan.