narcotráfico cádiz
2022, el año en el que el narco «agobiado» se vio obligado a cambiar sus planes en Cádiz
La presión ejercida contra el tráfico de drogas en el Estrecho en los últimos tiempos ha diversificado la actividad de estos delincuentes por toda la costa gaditana, y ahora buscan nuevas fórmulas pero siguen en su empeño
La batalla no se frena. Desde enero y hasta septiembre se habían incautado en la provincia más de 105.000 kilogramos de estupefacientes con decenas de detenidos e investigaciones
Dentro de un globo lleno de aire hay decenas de moléculas que en constante movimiento no dejan de chocar contra las paredes. Y cuando más rápido se mueven esas moléculas, más fuerte se dan contra esos límites y, por tanto, mayor es su fuerza. Además si aprietas por uno de sus extremos, el aire y el volumen se va hacia el otro. En otra dirección. Rápidamente. De forma instantánea. Como el delincuente que se obstina en conseguir sí o sí sus propósitos y a pesar de todo lo que se le ponga por delante busca el resquicio, otro lado por donde continuar su empeño. Y si se ve oprimido, empuja más.
Y esta fórmula física se ejemplifica desde hace varios años en Cádiz con el narcotráfico. Una batalla sin descanso en el que las fuerzas policiales no paran de trabajar duramente para poner coto a quien no cumple con la ley y ponerlo delante de un juez. Además de intentar eliminar el grave daño que causan. La droga, la adicción, el blanqueo, las armas, la criminalidad, la inseguridad, la marginalidad, el peligro...
Pero los narcos insisten. Se les corta por un lado se van para otro. Sin embargo, aún así han vuelto a estar rodeados por toda la provincia de Cádiz. Desde el Campo de Gibraltar a la desembocadura del Guadalquivir, la Bahía, la Costa Noroeste, la Sierra, la comarca de Jerez... las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y otras instituciones, judiciales y orgánicas, tampoco han parado de ir detrás. «De verdad... otra vez... qué pesados sois», le decía uno de estos traficantes a un guardia civil cuando el agente tras entrar en su casa en un importante operativo en Sanlúcar lo echaba al suelo y le ponía las esposas.
Y la misma sensación tenía otro de los capos más conocidos de la droga del Estrecho cuando en conversaciones con sus secuaces les advertía: «Estoy agobiado. A nosotros nos gusta trabajar en La Línea pero ya no hay forma de meter de las nuestras por aquí», refiriéndose a las 'gomas' cargadas de miles de kilos de hachís y a la desesperanza que tenía de no poder 'trabajar' «en casa». Una conversación grabada a la que tuvo acceso este periódico y que formó parte del sumario de una instrucción judicial.
«Estoy agobiado. Preferimos trabajar en La Línea pero ya no hay forma de meter de las nuestras por aquí», decía un narco a sus colaboradores
Así que está más que claro que la lucha continúa. Y durante este año que acaba ha habido decenas de investigaciones. De todo tipo. Aquellas que perseguían desarticular conocidas organizaciones con sus cabecillas al frente como las desarrolladas en el Campo de Gibraltar o en Sanlúcar, a otras con ramificaciones más separadas pero vinculadas entre sí. También aquellas que atacan al tráfico más pequeño, pero más dañino en la convivencia como es el menudeo; importantes incautaciones de miles de kilos de droga llegadas al puerto de Algeciras, o enrevesadas operaciones dedicadas exclusivamente a deshacer entramados de blanqueo para golpear donde más les duele, los billetes.
Según los últimos datos aportados desde el Ministerio del Interior a LA VOZ de enero a septiembre de este año (no hay todavía datos anuales) en la provincia se han incautado 87.792 kilogramos de hachís, 1.283 de marihuana, 15.982 de cocaína, 103 de éxtasis y 12 de heroína. En total, 105.172 kilogramos de droga. Y según las últimas cifras facilitadas por la Subdelegación del Gobierno, desde que se puso en marcha el Plan Especial del Campo de Gibraltar, extendido ahora como asegura Marlaska a seis provincias andaluzas, ha habido más de 10.840 detenidos e investigados y más de 1.400 toneladas de droga incautadas.
El Tomate, El Titi, la conexión gallega y su infraestructura
Y dentro de estos operativos, y por poner algunos ejemplos –hacer referencia a todos es imposible– entre los clanes desarticulados en 2022 se encuentran varios de especial relevancia. Como el del sanluqueño 'El Tomate' que caía a mediados de año en un imponente dispositivo puesto en marcha por la Guardia Civil con medio centenar de detenidos. La banda, 'reina' de la desembocadura, era capaz de introducir hasta 20 toneladas de hachís al mes. En esta operación, bautizada como 'Baree', se realizaron nada menos que 38 registros. Sanlúcar, Chipiona, Trebujena y hasta la Aldea del Rocío. El grupo conocía perfectamente todos los rincones del estuario y así buscaban puntos de alijo casi innavegables para evitar ser interceptados.
Además por la zona de la Janda y reflejando de nuevo la conexión que mantienen algunos de sus delincuentes con los del Estrecho, caía en verano El Titi. La Guardia Civil remataba así la investigación en torno a este supuesto capo de la droga, asociado con otro potente líder del tráfico de drogas, 'El Pantoja', y que, según aseguran, movía desde fardos, a cocaína, marihuana y hasta petacas de combustible. Junto al Titi fueron arrestadas en diferentes fases 44 personas más, dando por desarticulada una organización criminal dedicada a la introducción clandestina de grandes cantidades de hachís, mediante el empleo de embarcaciones.
También llamó especialmente la atención debido a su trascendencia y sobre todo a lo que implica la relación de sus enlaces la 'operación Munari', una investigación conjunta que volvía a traer a los titulares al histórico capo gallego Sito Miñanco. Investigaciones policiales destapaban conexiones claras entre redes de ambas orillas que se han reforzado, e interesado, con la fabricación de lanchas en astilleros clandestinos del norte para los narcos del sur. Esta organización, entre cuyos miembros incluyen a un primo de Miñanco, estaba especializada en la construcción de narcolanchas que vendían a otras redes dedicadas al transporte de droga como las del Estrecho y de toda la costa de Cádiz.
También caía recientemente El Tigre. En otra investigación que demuestra los vínculos de otros puntos del país con Cádiz como puerta de entrada de la droga a Europa. Según dicho operativo, El Tigre era el narcotraficante español más activo a nivel internacional en el tráfico de cocaína, sobre el que había una orden internacional de detención. Los arrestados estaban directamente relacionados con la introducción de 2.000 kilogramos de cocaína por el puerto de Algeciras hace dos años, en un contenedor procedente de Paraguay.
Pero además... la operación Myrand, la Estudiantino, la Bocata, la Kraken, la Viñas, la Caldo... y más.
Embestidas y ajustes de cuentas
Y en frente, ellos. Delincuentes o presuntos delincuentes, la mayoría con historiales infinitos de antecedentes por lo mismo. Y en ocasiones, muy violentos y armados para lograr sí o sí su objetivo. Así se demostró también cuando en Sanlúcar y en el trascurso de una investigación de la Policía Nacional un todoterreno estuvo a punto de arrollar a tres agentes cuando huía en un BMW cargado con más de 600 kilos de hachís. A los días hallaron en casa de uno de los implicados en Chipiona un verdadero arsenal de armas entre las que había pistolas, revólveres, escopetas, y hasta un subfusil de asalto AK47, un kalashnikov.
También esta violencia dejó su marca de sangre en Chiclana con un episodio que daba escalofríos por la crueldad demostrada. Ebrahim B., un hombre vinculado a la mafia mocro holandesa, fue ejecutado en enero con un tiro. La víctima estaba supuestamente relacionada con el mundo del tráfico de drogas y crimen en su país y figuraba como testigo protegido. Desde que señaló a un peligroso capo se sentía amenazado y finalmente su cuerpo quedaba tirado a un lado de un carril del Pago del Humo después de que le descerrajaran un disparo en la cara con un calibre 22 que le atravesó el cráneo.
Pues tras una complicada e importante investigación, bautizada como 'operación Stoom', en junio se conocía que este truculento crimen pudo estar firmado por sicarios. La Guardia Civil detenía a cinco personas, dos de ellos como los presuntos autores del asesinato, los otros tres por encubridores.
Pero y aunque suene duro, nada nuevo. La presión ejercida contra estas bandas y también la rivalidad que existe entre ellas por robos de drogas ('vuelcos') o asuntos de cuentas pendientes se ha mantenido durante 2022, como en 2021, 2020, 2019... La novedad si acaso es que esa presión, como ocurre con un globo, ha provocado que organizaciones que antes no 'trabajaban' por la desembocadura del Guadalquivir ahora sí lo hagan, multiplicando la presencia de narcolanchas y alijos por todo su curso. Prueba de ello son las continuas identificaciones que se están haciendo de ciudadanos procedentes de La Línea o también de Marruecos que últimamente 'pululan' por Sanlúcar y sus proximidades y a los que no se les conoce ni trabajo ni residencia en la zona.
Suministradores directos para marroquíes
Además y según las últimas investigaciones, algunos grandes capos de la droga se han convertido en suministradores directos desde Marruecos, llevando a cabo entregas a distintas organizaciones de todas las provincias andaluzas. Formando como 'consorcios' y adquiriendo, entre varios grupos, conjuntamente, las embarcaciones de alta velocidad.
Y en este punto, en la logística, este año que finaliza ha tenido un especial empuje un sistema de suministro con el que intentan evitar perder mucho dinero, es decir, que los agentes les intervengan además de la droga que llevan, las potentísimas y costosas lanchas, cuyo uso el Gobierno prohibió por decreto en un intento de frenar esta actividad.
Se trata de las 'petaqueras' o 'narcolanchas', los barcos que se encargan de llevar combustible, comida, o todo tipo de aprovisionamiento a los que esperan en alta mar para entrar a alijar. Y de ahí que se haya detectado la presencia constante de estos suministradores en zonas donde los alijos también han aumentado de forma considerable como por los esteros de Chiclana y San Fernando.
Y así, entre un modo y otro, entre una embestida y otra, entre intentos sin descanso, continúa la batalla. También la judicial. En 2022 fueron de nuevo condenados muchos de estos narcos tras sentarse en el banquillo de los acusados y explicar a un tribunal qué hicieron, si lo hicieron y por qué. Y de dónde les viene el dinero si no les figura un trabajo, y si forman o no un grupo criminal, y si saben de o se han dedicado a la droga, y si tienen algo que decir. En 2023... continuará.
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