Manolo García, un utrerano que ha trabajado en la sanidad durante 45 años

El puesto que ha ocupado Manolo García durante las últimas cuatro décadas está en estos momentos en peligro de extinción dentro del organigrama del mundo de la sanidad. Manolo ha sido lo que se entiende como «celador», una figura que prácticamente ha desaparecido de los centros de salud actuales y que se mantiene solo en los grandes hospitales. Pero la vida de este utrerano esconde muchas sorpresas que nos llevan a pensar que estamos ante una personalidad muy peculiar.

Desde los 18 a los 63 años Manolo ha ocupado su puesto en el sistema sanitario, donde ha vivido todo tipo de situaciones, primero en el centro de salud Sur y posteriormente en el Norte. Hay un antes y después de la apertura del CHAR, momento en el que los centros de salud dejan de encargarse de las Urgencias y la actividad se vuelve más tranquila. «La figura del celador ha cambiado con el paso de los años , primero era más represiva, era el encargado de que se guardara el orden y al final de mi carrera prácticamente lo que hacía era encender la luz, abrir la puerta y encender el aire acondicionado», explica el utrerano.

Recientemente sus compañeros le han brindado un merecido homenaje para reconocer sus más de cuatro décadas de trabajo, en el que asegura que el mensaje que quiso mandarles fue que «no se pierda nunca la calidez y el compañerismo entre los trabajadores . Hay que luchar para que en este sector no se pierda la humanidad».

Desde la década de los setenta del siglo pasado, Manolo compagina su trabajo con una de las aficiones que más le ha llenado en su vida, como es el caso del deporte. Todo comenzó cuando junto a su esposa Chelo se decidieron a hacer un poco de ejercicio para perder algunos kilos de más y poco a poco entraron en contacto con las últimas tendencias del mundo del aerobic. Es el momento en el que da el paso de abrir un primer gimnasio en la planta superior de las instalaciones del SEMUD y después pasa a gestionar un nuevo gimnasio en la calle Antón Quebrado.

En este sentido Manolo siempre ha sido una persona muy inquieta que se ha interesado por seguir aprendiendo de manera autodidacta para seguir mejorando y adquiriendo nuevos conocimientos para aplicarlos a la práctica deportiva. Incluso llegó a realizar un curso de Medicina Avanzada del Deporte que impartía el Comité Olímpico Español, donde entabló una amistad muy duradera con Tomás Calero, jefe de los servicios médicos del Real Betis Balompié durante muchos años. «Nuestra gimnasio no era una centro al uso, era como una gran familia, todavía nos para mucha gente a mí y a mi mujer en la calle para recordarnos lo bien que lo pasábamos», recuerda Manolo.

Todavía hoy Manolo sigue haciendo ejercicio todos los días y ahora que ha llegado el momento de su jubilación asegura: « tengo ganas de vivir tranquilo y encontrar mi paz espiritual ». A Manolo se le ilumina la mirada cuando habla de su grupo de amigos asegurando: «he tenido una vida muy rica»; mientras muestra orgulloso cómo su pandilla de toda la vida le ha dedicado un precioso vídeo homenaje en el que aparecen imágenes de épocas en la que todavía portaban pantalón corto.

Otra de las aficiones de Manolo es la música, donde ha hecho sus pinitos en el instrumento de la batería y la percusión. Ahora sus amigos le han regalado un saxofón y asegura que «me hace mucha ilusión aprender a tocarlo porque mi abuelo fue un gran saxofonista, sé que es difícil aprender pero lo voy a intentar por todos los medios».