Gastronomía
Un torno para llegar a la gloria del paladar
Las monjas clarisas de Alcalá de Guadaira abren un despacho de dulces en el convento
Sus dulces siempre han tenido justificada fama, pero en ocasiones no resultaba fácil llegar hasta ellos. Ahora estarán accesibles todos los días en un extenso horario. Las monjas clarisas de Alcalá han abierto un rinconcito en su convento desde el que se puede acceder a un paraíso de sabores . El de unos dulces completamente fieles a la elaboración manual. Pequeños tesoros fruto de recetas que cuyo origen en algunos casos se pierden en el tiempo.
Una pequeña obra en el acceso al convento por la calle Alcalá y Orti ha permitido crear un despacho permanente de dulces, un torno que mantiene la clausura pero que permite la conversación con las monjas y de esta forma hace posible el conocimiento de primera mano de los productos a adquirir. Estará abierto en un horario fijo todos los días de de 9:30 a 13 horas y de 16:30 a 18:30 y tiene hasta un pequeño escaparte a la calle.
De cara a la apertura de este despacho, las clarisas han ampliado su oferta. Hasta 40 especialidades elaboran y con ellas conforman una letanía de nombres que suenan a gloria para el paladar: bizcotelas, yemas, delicias, corazón de almendra, tronquitos de chocolate, bocaditos de yema, panallets de piñones o los auténticos polvorones que siguen haciendo con una antigua receta del convento, entre otros.
Pero además han incluido como novedad la resolución de una paradoja local. El convento de las Clarisas, nunca había hecho el producto por antonomasia de la repostería local: las tortas de Alcalá, emblema de excelencia de los alcalareños por el mundo. Ahora han comenzado a elaborarlas . No ha sido fácil, mediante el método de prueba y error han ido ajustado las proporciones. Un poco más de ajonjolí, algo menos de azúcar… prueba tras prueba hasta conseguir el sabor auténtico de esta delicia gastronómica. Con el horno más pruebas, hasta conseguir el punto exacto para hacer la torta lo más fina posible, que es la clave de este dulce, pero sin que se queme. Una alquimia difícil de alcanzar, un prodigio de equilibrio gastronómico.
Esto es lo que se puede encontrar ya fabricado, pero además se pueden hacer encargos de tartas al gusto . También se adaptan a necesidades nutricionales específicas, para que nadie se quede sin probar el sabor beatífico de sus elaboraciones. Para esta semana tienen que dar forma nada menos a una tarta de 20 kilos y estos días andan ajetreadas buscando la fórmula para lograr que la tarta se tenga en pie. Bendita ocupación y gloriosa arquitectura.
Las manos que se encargan de darle forma a todo y de buscar su propio sustento con la elaboración de los dulces son las de nueve monjas. Hay otras tres en el convento, pero su edad ya no les permite trabajar. Por nacionalidades hay siete hermanas de Kenia, una mejicana y el resto españolas : dos de Valladolid, una de Utrera, una de Alcalá, que es la madre abadesa y que como no podía ser de otra forma se llama sor María del Águila