Exposición
Vestir a la moda del siglo XIX
El Museo del Romanticismo acoge una singular muestra con 22 trajes que recorren los usos sociales de la vestimenta
Fracs, levitas y chalecos de caballero, trajes femeninos de paseo, goyescos, de baile o de novia e incluso algunos modelos infantiles. El Museo del Romanticismo de Madrid acoge hasta el 5 de marzo de 2017 una de las retrospectivas más completas de la moda en el siglo XIX. Una visión global de los usos sociales de la vestimenta con 22 modelos originales procedentes del Museo del Traje . Todo ello, en el contexto del antiguo palacio del Marqués de Matallana y con un completo programa de charlas y actividades paralelas.
Sus salas decimonónicas trazan un recorrido por la evolución que se produce en el traje desde comienzos de siglo y a lo largo del reinado de Isabel II. Una muestra que, década a década, permite observar cómo la silueta femenina sufre espectaculares cambios que la transforman: desde traje imperio, fruto del furor neoclásico con el que se inicia el siglo, hasta las impresionantes y voluminosas faldas de los años 60, ahuecadas con crinolinas, pasando por la austeridad de la década de 1840 o el desarrollo del busto y las prominentes mangas años antes.
«El viaje en el tiempo que propone el Museo del Romanticismo a sus visitantes termina de cobrar vida en el momento en que podemos apreciar los trajes pensados, diseñados y confeccionados en el siglo XIX en los espacios en los que fueron vividos», señala la institución. Sus responsables invitan a imaginar el «crujir de las telas en movimiento» ante el traje de sociedad en el salón de baile de la casa, a «conmoverse» frente al vestido de novia en el oratorio o a «rememorar la genialidad de Mariano José de Larra » junto a su levita en el dormitorio masculino.
Esta es una de las joyas de la exposición en un espacio que conserva objetos pertenecientes a grandes literatos como José de Zorrilla o Juan Ramón Jiménez . Gracias a ella se puede observar cómo el traje masculino permanece casi inmutable durante la centuria. Sin embargo, el infantil –trasunto de la indumentaria adulta–, comienza a adquirir cierta independencia.
Asunción Cardona , directora del Museo del Romanticismo, destaca la importancia de esta cita para comprender los usos sociales del traje a lo largo del período romántico, en el que «el vivir cotidiano estaba indisociablemente unido a la observancia de las rígidas costumbres establecidas».
El estricto protocolo
En esta línea, el comisario de la exposición, Eloy Martínez de la Pera Celada , señala como la moda en el siglo XIX no solo se rigió por sus constantes cambios, sino también por la etiqueta en el vestir según cada ocasión y según establecían las reglas sociales. Normas que disponían la indumentaria adecuada al decoro propio de cada actividad: el diario, el paseo, la visita o el baile y a los distintos acontecimientos sociales, políticos o religiosos. «Asistimos a la apoteosis de la apariencia, a una revolución de este fenómeno llamado moda, y al paso definitivo hacia el vestir contemporáneo», concluye el comisario.