Arte

«Madrid - Barcelona», una rivalidad ficticia

Los ilustradores Sonia Pulido y Roberto Maján parten de esta dualidad en la exposición que acoge La Fiambrera Art Gallery, del 9 de junio al 27 de agosto

«Flamenca gigante» Sonia Pulido

NACHO SERRANO

La exposición «Madrid - Barcelona» , con la que La Fiambrera Art Gallery da la bienvenida al verano, utiliza esta eterna dualidad para disipar una rivalidad ficticia, pues como demuestran los ilustradores Sonia Pulido y Roberto Maján en su interpretación de ambas urbes, ambas sufren, viven, disfrutan, sangran y respiran por los mismos sitios. Los autores realizan esta revisión a través de los edificios y vistas más emblemáticas, los tópicos más manidos, las costumbres, el paisaje, y el paisanaje, para revelarnos así lo más bello de ellas, así como sus sombras y sus horrores. La exposición se compone de más de cuarenta obras realizadas para la ocasión por ambos artistas, en las que se combina la acuarela y el dibujo con la serigrafía y técnicas mixtas.

Sonia Pulido y Roberto Maján, artistas de La Fiambrera Art Gallery, celebran juntos su segunda exposición en la galería. Ambos cuentan con varios premios en su haber y amplias trayectorias en el mundo de la ilustración editorial y en el mundo de la comunicación, colaborando habitualmente con varios medios de comunicación. Los dos son figuras muy relevantes del dibujo y la ilustración en España, con mundos muy personales en los que han desarrollado un lenguaje y una estética propios que resultan inconfundibles. En la muestra, este madrileño de adopción y esta barcelonesa de nacimiento, despliegan todo su talento artístico retratando sus ciudades con los recursos que mejor manejan, el pincel y el humor. En el caso de Sonia, sus visiones se plasman en obras que nos recuerdan estéticamente a los carteles panfletarios americanos de la Guerra Fría o a las películas de Ciencia Ficción de los años 50 y 60; por el lado de Roberto se nos propone un ejercicio humorístico también, pero con un claro guiño estético a las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, encontrando obras que nos recuerdan a los clásicos maestros de las vanguardias como Picasso, Braque o Fernand Lèger.

Interpretación del edificio de Fundación Telefónica Roberto Maján

Sonia Pulido utiliza la exposición para plasmar su desacuerdo con el rumbo que ha tomado Barcelona en los últimos años para «Barcelona, la mejor tienda del mundo», slogan utilizado por el Ayuntamiento de la ciudad contra el que la artista muestra su enfado. Sonia protesta contra la mundialización y la gentrificación que transforman su ciudad hasta el punto de hacerla extraña. Así, a modo de «ultra-cuerpos», Sonia nos enseña sombreros mejicanos invasores, turistas gigantes que pisotean la ciudad, u ojos enormes que observan fríamente y que hacen que los propios barceloneses se sientan ajenos y extraños en una ciudad que ya no reconocen, sin poder de todas formas renunciar a su belleza, a sus raíces, y a todos los símbolos que antes de ser un reclamo turístico, forman parte de su patrimonio personal. Alex Nogués pone palabras a la intención de Sonia Pulido: «Mundialización. Gentrificación. Palabras que suenan a novelas de ciencia ficción y que transforman nuestra ciudad hasta el punto de hacerla extraña. O quizás nosotros, como invadidos por los ultra-cuerpos de los años que pasan, ya no somos tan nosotros y la ciudad se nos antoja ahora como una metrópolis distante y desquiciada. Como auténticos alienígenas, la ocupamos sin ser bienvenidos. Desde esta mirada de gigante que viene de otro mundo, el paisaje es confuso, delirante, rebosante de una belleza que no acabamos de comprender. Nosotros no somos nosotros en la Nueva Ciudad. La Ciudad ya no es Ciudad sin nosotros. Una luminosa y pirotécnica paradoja que cautiva a terrícolas de todos los rincones del planeta y a nosotros, los lunáticos marcianos, nos aleja sin dejar de atraernos, orbitando desde entonces en una elíptica relación con ella».

Roberto Maján, por su parte, hace su homenaje emotivo a Madrid a través de sus gentes, sus paisajes, y sus manifestaciones populares, que no sólo son reclamo turístico sino cotidianidad e idiosincrasia. Dibuja su vida nocturna, sus fiestas paganas, su energía, esa combinación de ciudad moderna europea y antigua Villa y Corte que aún se deja ver en sus rincones y sus edificios, pero también reflexiona, al igual que Sonia Pulido, sobre la gentrificación, la diversidad. la tolerancia, y la medida del individuo respecto de la ciudad que no siempre reconoce. En palabras del propio artista: «Mi serie es una mirada sobre la ciudad de Madrid como objeto y pretexto. Siempre protagonista, a veces la muestro con toda su energía; verbenera y afanosa de apurar la última copa, con un frenesí que deviene en apocalíptico cuando se disfruta, precisamente como si fuese la última. Símbolos no faltan: ángeles con trompetas, soles negros, calaveras... Una mirada a veces nocturna, emotiva, donde fiestas paganas se celebran bajo el manto de vírgenes y el carnaval opera su magia trasformadora. Y Madrid como pretexto para reflexionar sobre el concepto de ciudad mismo, las relaciones humanas en el espacio urbano, el individuo frente a los otros, la diversidad, la gentrificación...».

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