El Álamo regresa a la Edad Media
Los especialistas de «Águila Roja» ponen el broche a la feria medieval con un torneo de justas
Envueltas en llamas, dos caballeros ajustan sus lanzas para batirse en duelo. Un orfebre impregna de arte el metal para convertirlo en una hermosa corona. Y una bruja, ataviada con su escoba, sorprende de entre las calles para hacer las delicias de propios y extraños. Es el Medievo del siglo XXI , un espacio inherente al fugaz paso del tiempo en el que estandartes, pendones, grecas y escudos dan vida a la XXII Gran Feria Medieval de la Villa y El Álamo. Hasta hoy, la localidad acoge la primera celebración de este tipo en la Comunidad de Madrid declarada de Interés Turístico Regional .
Una treintena de compañías de teatro de calle, circo y música dan rienda suelta a la imaginación del forastero con atracciones y numerosas animaciones diarias. Cualquiera de sus rincones puede ser un escenario improvisado donde dragones, hadas o duendecillos emerjan ante los ojos de los más de 60.000 visitantes que prevén recibir durante toda la feria. El pueblo, engalanado para la ocasión, cuenta además con 250 puestos –o paradas, como decían en la Edad Media– de artesanía y gastronomía y más de 30 talleres de oficios antiguos, algunos de los cuales ya extinguidos o en creciente desuso.
Pero la fiesta no acaba ahí. Para poner el broche de oro, la plaza de toros portátil del Corral de Feliciano convierte su coso en un auténtico paraje de época por el que las justas medievales desfilan al calor de unas gradas con capacidad para 1.200 personas. En tres pases diarios, 16 especialistas –entre ellos, los dobles de los actores David Janer y Francis Lorenzo en la serie «Águila Roja»– y cinco purasangres españoles llevan a cabo atrevidos ejercicios. «El riesgo forma parte de nuestro espectáculo», confirma a este periódico su director Gregory Brossard, quien no duda en afirmar que esa cualidad es, precisamente, lo que añade mayor interés.
La gran novedad tiene lugar al caer el sol (21.30 horas), cuando los jinetes llevan a la práctica «Excelsior» , un novedoso show de acción ecuestre bañado con volcanes de luz, efectos especiales y pirotecnia. «Contamos con espadas y escudos en llamas, y en todas las justas está presente el fuego», prosigue Brossard, consciente de que nunca antes ha tenido lugar una aventura así: «Es un experimento que aspiramos a difundirlo por toda España».
De cinco a siete euros
Con la excepción precisamente de las justas medievales y el espectáculo «Excelsior», con entradas que van desde los cinco hasta los siete euros, toda la feria es de acceso libre. «Desde que el turista llega al municipio hasta que se marcha, el pueblo se transforma en una villa medieval», explica la alcaldesa de El Álamo , Natalia Quintana , mientras desgrana algunos de los detalles que dan color al evento: «El cuidado de las las fachadas, el asfalto cubierto de pajas... además, muchas de las dramatizaciones que se estrenan en la localidad giran después por varios países de Europa».
Pese a que la presente edición cuenta con un prestigio, plasmado de manera evidente en sus más de 250 paradas , los inicios no siempre fueron tan fastuosos. «Hace dos décadas arrancamos con solo siete puestos de artesanos, algo de paja esparcida y una discreta decoración aérea», recuerda la alcaldesa, quien por aquel entonces pertenecía al equipo de festejos.
Hoy las cosas han cambiado. Dentro del jugoso abanico de actividades, el público tiene ocasión de dar un paseo en dromedario, asistir a conciertos de música folk y de raíces celtas o contemplar los fuegos artificiales que abren la programación nocturna. Y por si el cuerpo pide un respiro, degustar una extensa selección de mieles, quesos, carnes o licores elaborados con las técnicas de antaño.
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