Crítica

Don Lisander: nuevo espacio, las mismas pizzas

Se ha mantenido el aire de trattoría italiana aunque con un punto más elegante

Nueva sala del restaurante Don Lisander, en Madrid DON LISANDER
Carlos Maribona

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Desde su apertura hace cinco años, Don Lisander se convirtió en una de las referencias en Madrid a la hora de comer buenas pizzas . Hace unos meses se ha trasladado, sin cambiar de calle, desde el modesto local que ocupó en sus comienzos a uno más amplio y adecuado, con dos comedores en diferentes plantas además de una terraza exterior. Se ha mantenido, eso sí, el aire de trattoría italiana, aunque con un punto más elegante. Y se ha mantenido, sobre todo, la calidad de las pizzas y de la pasta casera. Con el tiempo de rodaje se han superado además los problemas iniciales del servicio de sala, lo que en bastantes ocasiones obligaba a largas esperas. En contra de lo que pudo pensarse tampoco se ha notado la salida de Stéfano Carta , uno de los impulsores de esta casa en sus primeros años, ni la de su padre, Alberto, experto pizzero que llegó del norte de Italia, de Como, para hacerse cargo de la cocina, especialmente de las pizzas. Ambos, padre e hijo, siguen al frente de Manzoni, otra trattoría abierta a la sombra de Don Lisander, y en el caso de Stéfano también de Fina Catalina, en la calle Castelló, restaurante del que ya les dimos cuenta en esta página. Otro de los socios impulsores del proyecto, Gonzalo Vernacci, está ahora al frente de todo.

En su nueva ubicación, Don Lisander sigue siendo una garantía a la hora de probar la cocina italiana . Especialmente las mencionadas pizzas, que están entre las mejores de la capital. Elaboradas a la manera tradicional, con una masa impecable, extremadamente fina y crujiente, con el punto exacto en el horno que tienen instalado en la cocina. Cerca de una treintena se ofrecen en la carta, todas con precios muy asequibles, entre los 8,40 euros de la popular Margarita hasta los 19,40 de la de trufa negra. Pizzas que van desde las más clásicas como la marinera o la napolitana, hasta otras originales y divertidas como la de huevos de codorniz con patatas fritas a la inglesa o la de langostinos, rúcola y ajo . Entre nuestras favoritas, la de speck (jamón ahumado) con gorgonzola.

La otra gran especialidad de la casa es la pasta casera. Tanto fresca como seca o rellena, con precios entre los 10,90 de los ñoquis y los 21,90 de los ravioli con bogavante, cangrejo y salsa marinera . Entre los más destacados, los espaguetis a la carbonara, muy auténticos, acabados en la sala, los rigatoni a la amatriciana blanca (con guanciale, cebolla, ajo y perejil), o los triángulos de pera con salsa de gorgonzola y nueces . La salsa de tomate se elabora según la tradición italiana y conviene probar los platos que la llevan, por ejemplo los espaguetis putanesca, impecables; o los sencillos y sabrosos “al pommodoro y basilisco”, simplemente tomate, albahaca y parmesano.

Pizza Tartufo, en Don Lisander DON LISANDER

Para abrir boca, antipasti tradicionales que van de la berenjena a la parmesana (8,40) al provolone pizzaiola (7,90), con salsa de tomate, alcaparras y aceitunas negras. Y para carnívoros, una buena cotoletta (16,40). Nos gustan algo menos los postres también tradicionales, con una panna cotta y un tiramisú simplemente correctos y un muy flojo pangelato (6,40). Para beber, carta de vinos a buen precio, con bastantes referencias italianas.

Lo mejor: Las pizzas.

Precio medio: 35 €.

Calificación: 7.

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