Crítica
Casa Alicia: tradición sin complejos
Buen producto, elaboraciones sencillas, platos que recogen la tradición de las populares casas de comidas madrileñas
El ritmo de aperturas de restaurantes en Madrid es vertiginoso. Superada la crisis, al menos en apariencia, avanzamos hacia lo que podría ser una nueva burbuja gastronómica. Ojalá nos equivoquemos. Pero al tiempo que se abren nuevos establecimientos, también se cierran . Casi siempre, el que llega ocupa el espacio de otro que se despide. Así acaba de ocurrir en la calle Recoletos, donde el veterano El Borbollón, tras más de 35 años de cocina clásica , cerró sus puertas para dar el relevo a una nueva casa. En este caso los platos tradicionales no son reemplazados por otros foráneos o de fusión como suele ser habitual. El testigo lo ha tomado otro restaurante que apuesta sin complejos por la cocina tradicional. Y en estas primeras semanas no lo está haciendo nada mal. En Casa Alicia no hay sitio para la sorpresa. Buen producto, elaboraciones sencillas, platos que recogen la tradición de las populares casas de comidas madrileñas… aderezado todo con un profesional quipo de sala. Al entrar desde la calle, una zona de barra, bastante amplia, con cocina ininterrumpida lo que permite tomar un aperitivo o picar algo de manera informal a lo largo de la tarde. También se han recuperado las antiguas carboneras de la planta sótano. Allí se ha montado un espacio que se destinará a coctelería.
Muchas cosas para compartir en la primera parte de la carta. Ojo a la jugosa tortilla de patata (12 €), que también puede probarse en la barra, y que enlaza con la que ofrecían en el restaurante que les precedió, El Borbollón, que tuvo merecida fama. Están bien los torreznos ibéricos (8) y las croquetas (12). La oferta se completa con algunas salazones, embutidos ibéricos y un pequeño surtido de mariscos frescos. Probamos precisamente la ensaladilla de mariscos (16), que no pasa de correcta. Llama la atención un breve apartado de escabeches caseros . Alegra ver que se recuperan estas técnicas tradicionales, eclipsadas en los últimos tiempos por otras foráneas. Sin embargo, el de jurel (18) que pedimos no estaba aún listo por lo que nos conformamos con el de perdiz (20). Una pieza entera para tres personas que el maitre trincha en la sala. Fallido el escabeche, seco y plano de sabor.
Muy diferente de los platos de cuchara . Especialmente buenos los garbanzos con bacalao (16) y las lentejas con oreja (14), dos estupendos guisos. Otras opciones son los callos con garbanzos (16) o el rabo de toro estofado (18). El punto (y la calidad) de unas cocochas rebozadas es un buen indicador para comprobar el nivel de un restaurante. Las de Casa Alicia (36) están estupendas. Se agradece el detalle de que el cliente pueda elegir, para los pescados, su preparación favorita. De las carnes probamos un rico lagarto de cerdo ibérico a la brasa (20) con patatas fritas muy notables. Postres caseros que enlazan con la línea tradicional de la casa: flan, arroz con leche, tarta de manzana… Aunque si quieren algo más sofisticado no duden en pedir las crepes Suzette (16, dos personas), que el maitre prepara con profesionalidad en la misma sala. Stán buenas. Bodega correcta, con bastantes vinos por copas. Una casa de comidas a tener en cuenta.
Lo mejor: Los guisos.
Precio medio: 60 €.
Calificación: 7.
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