Crítica

A'Kangas, apuesta por la carne

El nuevo restaurante, al que para aprovechar la marca se ha añadido al nombre la coletilla «by Urrechu», por el momento no defrauda

Entrada y parrilla de A'Kangas by Urrechu A'KANGAS
Carlos Maribona

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La plaza que da entrada a La Moraleja y sus alrededores albergan una amplia y variada (también irregular) oferta de restaurantes , desde marisquerías hasta cocinas foráneas como la libanesa o la japonesa. Algunos de esos establecimientos están sólidamente asentados desde hace años, otros tienen una vida más efímera por lo que se suceden las novedades en la zona. La última, por el momento, es este A'Kangas , en el mismo local que en los dos últimos años ocupó un italiano, Romano, que no llegó a cuajar. Por ello sus propietarios, que son los mismos de restaurantes tan conocidos como Piñera o Urrechu , han optado por un cambio radical de tercio. De las pastas y las pizzas a las carnes a la parrilla. Donde estaba el horno de piedra volcánica que manejaba el maestro pizzero ahora se ha instalado una gran parrilla en la que un experto parrillero asa, con leña de encina, carnes de calidad procedentes de dos proveedores de garantía: Valles del Esla y Norteños. Cortes que se exhiben en una gran vitrina para que los clientes elijan las que prefieren. Sobresalen las chuletas de bueyes de las montañas leonesas y también las de vacas gallegas y asturianas con una edad media de doce años sometidas a una maduración de alrededor de 40 días.

El nuevo A'Kangas , al que para aprovechar la marca se ha añadido al nombre la coletilla «by Urrechu», es por tanto una apuesta decidida por el mundo carnívoro. Y por el momento no defrauda. El parrillero le da un buen punto, tostadas por fuera, rojas y calientes por dentro, a unas piezas bien seleccionadas, con mucho sabor, al menos las que hemos podido probar. Chuletas de buey de Valles del Esla (69 € el kilo, para dos personas), de vacas viejas con larga maduración (53), o de terneras de raza Xata Roxa asturianas (45). Y también otros cortes, que van de la picaña o tapilla (17) o el lomo alto argentino (23) hasta entrecot de vaca (22) o solomillo de buey (29). Para acompañar estas carnes, varias guarniciones: patatas bien fritas (5), pimientos de Guernica (5) o una fresca ensalada de buena lechuga con cebolla (6).

Del resto de la carta se ocupa Hipólito Vázquez , cocinero de la escuela de Santi Santamaría que pasó por el Santceloni madrileño, que apuesta por elaboraciones tradicionales, sin grandes complicaciones. Se puede empezar con un plato de jamón ibérico de bellota bien cortado a mano (24), con una agradable ensaladilla rusa (13), o con un buen atún rojo de almadraba en sashimi (21). Correcta la terrina de foie gras con pistachos (17) y decepcionante una tabla de quesos (21) que necesita una revisión urgente. Además de las carnes, lo mejor de cuanto probamos son unas verdinas con almejas y bogavante (20), guiso muy sabroso. Por el contrario, un huevo de corral estofado con setas y trufa negra (20) falla por un exceso de vinagre que lo desequilibra. Bajan bastante los postres caseros (entre 4,50 y 6,50). Ni la tarta de queso ni el brownie están a la altura de los platos principales. Sí lo están la carta de vinos, bien seleccionada y con precios razonables, y un equipo de sala amable y profesional.

Lo mejor: Las carnes.

Precio medio: 65 €.

Calificación : 7.

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