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Certamen literario

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Ya verán cómo este año son muchos los que, por ser amantes de la literatura y, al mismo tiempo, aficionados al fútbol, presentan sus textos para concursar en el cuarto certamen literario Trofeo Ramón de Carranza. Mi pronóstico optimista se apoya, no tanto en la experiencia de años pasados, sino en la profunda convicción de que entre estas dos maneras de disfrutar de la vida existe cierta afinidad. Tanto la práctica del fútbol como el ejercicio de la literatura, si se cultivan con esmero y con respeto a sus respectivas reglas, y si se abordan con nobleza y con generosidad, pueden llegar a ser manifestaciones de un espíritu disciplinado y de una sensibilidad artística: pueden ser artes y no sólo unas actividades que buscan la eficacia material o la recompensa utilitaria. Las dos actividades, si se viven con limpieza, pueden ayudarnos a crear mundos imaginarios que nos alivie la apatía y nos remedie el aburrimiento. El manejo de la pelota y el dominio del lenguaje constituyen unos estimulantes desafíos para la creatividad y nos ponen en tensión para que encontremos formas originales de resolver dificultades expresivas y de realizar jugadas sorprendentes. Ambas actividades tienen en común su condición de juego, de desafío, de actividad inmotivada, de asunción de un riesgo y de entrega personal. Las habilidades que requiere el fútbol son «gratuitas» y «gratificantes» porque saber golpear una indócil pelota con cualquier parte del cuerpo que no sean las manos sólo sirve para eso, para jugar al fútbol. No es extraño, por lo tanto, que, quizás emulando a la organización de nuestro Trofeo, entre las actividades culturales previas al Mundial de Alemania se incluyó un encuentro amistoso entre el fútbol y la literatura con el fin de descubrir nuevos talentos en el campo de la escritura. El fútbol puede sintonizar con la literatura porque sus argumentos son parecidos. Un relato sobre el Trofeo Carranza puede tener muchos parecidos con una obra de ficción en la que cada personaje cumple una función y «juega como vive».