Editorial

Europa toma conciencia

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El presidente Rodríguez Zapatero anunció ayer durante su visita a Canarias que la próxima semana comenzará a aplicarse el plan de la Agencia europea, Frontex, para controlar la inmigración clandestina. Esta inminente actuación es fruto de lo acordado en la Conferencia Euroafricana sobre Inmigración y Desarrollo clausurada el día anterior. Muchas -hasta 60-, han sido las medidas que se han cerrado en este encuentro de Rabat, y del que lo más importante ha sido, sin lugar a dudas, su propia celebración. Y es que pese a que en esta ocasión se han intentado alcanzar acuerdos efectivos y tangibles, la mayoría han quedado bajo el epígrafe de compromiso, y por tanto, a expensas de su arranque efectivo y real. Con todo, es buen síntoma que de una vez, y por iniciativa española, la Unión Europea haya decidido abrir un diálogo común con África sobre este tremendo problema. La Conferencia que ha congregado a representantes de veintisiete países africanos junto a los de la UE, ha obtenido de los primeros el compromiso de firmar acuerdos de readmisión de sus ciudadanos que lleguen clandestinamente a territorio comunitario. Dichos convenios irán acompañados de una contraprestación en forma de ayudas al desarrollo para los países firmantes, lo que supone un aliciente frente a la actual desidia pero no asegura que proliferen los acuerdos porque para el éxito de la iniciativa es preciso que los países africanos se conformen con las ayudas que reciban, que venzan la resistencia de sus poblaciones a algo tan impopular como repatriar a quienes han salido en busca de fortuna y, sobre todo, que sean capaces de alcanzar acuerdos de repatriación entre ellos mismos, dado que los inmigrantes subsaharianos recorren diversos países hasta llegar a la frontera europea. Prueba de la dificultad de este tipo de compromisos es que Marruecos lleva dos años negociando uno con Bruselas sin visos de una conclusión satisfactoria. La cuestión de la inmigración ilegal es más que compleja, como demuestran sus cifras: 100.000 africanos tratan de llegar a Europa cada año en viajes que incluyen travesías por mar de 1.200 kilómetros desde la costa oeste africana hasta las Islas Canarias, a las que en los últimos meses han llegado 11.000 inmigrantes irregulares; más de 1.000 muertos en esos intentos de desembarco en las costas canarias, y ni se sabe cuántos en las rutas para atravesar el Sahara. Todo esto, para llegar a un continente, Europa, en el que cada vez es más complicado encontrar trabajo sin papeles.