Terrorismo en un avispero
Actualizado: GuardarLos atentados de ayer en Bombay, la capital financiera de India, llevan el sello del terrorismo islamista. Pero no parece que respondan sólo al conflicto que enfrenta a esos dos países desde 1949 por el control de Cachemira, una tierra que ambos países reclaman como propia. Es muy probable que la criminal acción que se ha llevado por delante la vida de centenar y medio de personas apunte más alto. India acusa a Pakistán de ayudar a los terroristas que tratan de tomar el control de la porción regida por hindúes y se niega a negociar con los musulmanes paquistaníes. Pero ocurre que India depende de Washington para ejercer presión sobre Pakistán, que se hizo aliado clave de Estados Unidos en la guerra contra el terror tras los atentados del 11-S. Por eso hace cuatro meses, el presidente Bush visitó Pakistán donde se reunió con el jefe del Gobierno, Musharraf, un hombre que llegó al poder en 1999 tras un golpe de Estado, se autoproclamó comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, añadió a esos cargos el de presidente y se fabricó un Parlamento y un plebiscito para perpetuarse en el poder.
El Gobierno de Pakistán ha colaborado tímidamente en la lucha contra el terrorismo deteniendo a algunos cabecillas. Pero se sospecha que mantiene campos de entrenamientos de guerrilleros islamistas que atentan en India periódicamente y esconde bajo protección al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en una zona montañosa de Pakistán, fronteriza con Afganistán. Las presiones estadounidenses no han podido ir más allá de la diplomacia. Porque está en juego la seguridad del oleoducto que atraviesa Afganistán y llega a la provincia pakistaní de Beluchistán, y porque Pakistán posee armas nucleares. Y aunque el riesgo de que puedan caer en manos de terroristas es muy pequeño, no es descartable. Para colmo India, también aliada de Estados Unidos, posee igualmente armamento nuclear. Así que el conflicto de Cachemira no puede ocultar el inmenso avispero político de la zona.