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Jerez

La Junta de Andalucía clausura por seguridad la plaza de toros hasta su rehabilitación integral

Informes técnicos autonómicos confirman el mal estado del inmueble El Gobierno andaluz vaticina que las obras serán largas y complicadas

D. PÉREZ / E. VILA/JEREZ
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Las puertas de la plaza de toros no sólo se cerraron al equipo de rodaje de Manolete, con Adrien Brody al frente. El coso jerezano permanece desde entonces clausurado por orden de la Delegación Provincial del Gobierno andaluz, y así seguirá hasta que la propiedad de las instalaciones acometa las obras de rehabilitación necesarias para garantizar la seguridad en el interior del recinto.

Desde la Delegación Provincial de la Junta de Andalucía se insiste en que las graves deficiencias que presenta el edificio hacen inviable su apertura al público, ya que de otra manera se pondría en riesgo la integridad de las personas. Para avalar su contundente decisión, el Gobierno andaluz esgrime los informes realizados por sus propios técnicos, que certifican el mal estado de las gradas, las escaleras y hasta el herrumbre de las barreras.

En resumen, y a la luz de estos estudios técnicos realizados, lo único que parece estar en buenas condiciones en la plaza de toros es el ruedo. Así las cosas, la Delegación del Gobierno andaluz en Cádiz exige la rehabilitación integral del inmueble para solventar estas deficiencias y que los festejos taurinos y demás espectáculos que acoge el recinto puedan celebrarse con las máximas garantías para los asistentes.

El problema es que una intervención de esta envergadura precisa la elaboración de un proyecto integral, su revisión por el Ayuntamiento y su ejecución, de manera que el Ejecutivo autonómico prevé que la plaza estará cerrada durante bastante tiempo.

De hecho, y mientras los responsables del recinto concretan los plazos, no se espera que la plaza de toros esté lista antes de la Feria del Caballo del próximo año. En consecuencia, todo indica que la Fiesta de la Bulería, que tradicionalmente se celebra en septiembre, tendrá que buscar un escenario alternativo.

En el ámbito taurino local la noticia ha sido acogida con profunda consternación. La plaza de toros de Jerez es, además de una instalación necesaria para la supervivencia de la fiesta en la ciudad, un verdadero símbolo para los aficionados.

Desde esa perspectiva, Antonio Lozano, matador de toros y profesor de la Escuela de Tauromaquia, define la clausura de las instalaciones como «una verdadera catástrofe», y espera que «haya voluntad por todas las partes implicadas para que retome la actividad lo antes posible». Lozano abogaba por «un acuerdo entre la empresa y las administraciones que nos ayude a olvidar esto pronto, a verlo como una pesadilla que fue cuestión de tiempo, y de la que salga reforzada la plaza, con todo lo que ello implica».

El ganadero Álvaro Domecq, un verdadero referente de la tauromaquia en Jerez, recibió la noticia con «pena», pero insistió en que «no vamos a quedarnos sin toros en esta ciudad, eso tiene que quedar bien claro a todo el mundo, y si caen esta plaza ya pelearemos para que hagan otra».

Jesuli de Torrecera prefería «no imaginarme» la opción de una plaza que llegue «cerrada a la Feria». «Es una verdadera lástima que una ciudad como Jerez, con tanta tradición y tanto tronío, no tenga su plaza abierta, y todos los organismos, administraciones y entidades públicas y privadas deberían hacer lo posible para que esta circunstancia dure lo menos posible». El matador recordaba que «esta ciudad tiene buenas ganaderías, buenos rejoneadores y buenos toreros, así que es inasumible que no tenga una plaza en condiciones, apoyada por todos los que amamos este mundo en Jerez y en su entorno».

Antonio Domecq, otra voz altamente autorizada de la tauromaquia local, consideraba «desastrosa» la posibilidad de que «se plantee siquiera que el próximo año el coso no esté listo para la Feria, porque este espacio tiene un encanto especial para muchos toreros, pero quien más sufriría, sin ninguna duda, son los aficionados, que viven constantemente con el miedo de que la plaza desaparezca». Partiendo de esa premisa, Domecq se mostraba partidario de que «se realicen las modificaciones y arreglos que hagan falta, pero que no se ponga en duda la continuidad y la necesariedad de las instalaciones».

Juan José Padilla manifestó sentir «una tristeza enorme como aficionado; un gran dolor como ciudadano, puesto que creo que la plaza tiene un indudable valor histórico y artístico y, como torero, lo único que deseo a toda costa es que la plaza esté útil para la próxima Feria del Caballo».