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TRANQUILIDAD. COAG insiste en que «los controles funcionan» y recuerda que no hay riesgo de contagio en la alimentación. / LA VOZ
Jerez

Andalucía registra casi el triple de los controles necesarios por la gripe aviar

Los animales siguen aislados en las granjas de Jerez, que está en zona de riesgo por su cercanía a los humedales

MARÍA JOSÉ PACHECO/JEREZ
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La aparición del primer caso de gripe aviar en España ha hecho saltar las alarmas, pero los productores de la provincia de Cádiz no han perdido la tranquilidad porque «la rapidez con la que se ha detectado el ave infectada y con la que se ha puesto en marcha el protocolo de actuaciones ha sido ejemplar», apuntaba ayer el responsable de ganadería de COAG Andalucía, Ángel Ruano.

«El sistema funciona, ésa es la principal conclusión que sacamos de lo ocurrido», apuntaba Ruano, que también hacía hincapié en que la aparición de este ave infectada «no ha sido en el periodo de mayor riesgo, que era la primavera, por lo que aún se hace más relevante que los controles son útiles en cualquier momento y que no se ha bajado la guardia».

En este sentido, el responsable regional de ganadería estimó que en los últimos meses, desde que la Junta de Andalucía y los ayuntamientos pusieron en marcha el protocolo, «casi se ha triplicado el número de controles que son necesarios para evitar el riesgo de contagio y tener constancia de que los animales están sanos».

Según los datos de la Administración autonómica han sometido a 16.663 aves -tanto de corral como silvestres- a control sin que se haya detectado la presencia de la cepa H5N1, la causante del virus de la gripe aviar.

De esta forma, más o menos cada quincena, un veterinario de las Oficinas Comarcales Agrarias (OCA) -muchas veces acompañado de personal de la Junta- se acerca a las explotaciones para extraer muestras de sangre de las aves, que luego se mandan a analizar.

Y es una labor exhaustiva, ya que no sólo se realiza en grandes explotaciones comerciales de cría de aves, sino en cualquiera que exista. Es más, hay muchos propietarios de gallinas y pollos para el consumo personal, que a lo sumo tienen una veintena de animales, y que ya han recibido varias visitas de los técnicos encargados de realizar los controles.

Del mismo modo, Ruano dejaba claro que la orden que dictó la Junta de Andalucía y que establecía zonas de riesgo por la cercanía a las costas o los humedales sigue vigente, así como las medidas de restricción que se debían aplicar en las granjas de esas localidades.

Andalucía dispone de 17 humedales como zonas de riesgo, que están controlados por la Junta, que además extiende la vigilancia a los municipios colindantes a los humedales en un radio de acción que oscila entre los 10 y los 20 kilómetros.

En estas localidades, el Gobierno andaluz prohibió, para evitar un posible contagio entre aves silvestres y de corral, la crianza de aves al aire libre en los municipios colindantes en 10 kilómetros alrededor de los humedales.

En la provincia de Cádiz, son pocas las localidades que no están afectadas por esta restricción, ya que por un lado está la cercanía del mar y por otro la del Parque Nacional de Doñana. Así, desde Jerez a Trebujena, pasando por los municipios de la Bahía, las explotaciones que se dediquen a la cría de aves tienen que cumplir normas tan estrictas como tener a los animales aislados y sin contacto con el aire libre y las aves silvestres. Pero el control no sólo afecta a las aves, sino también a los lugares en los que comen y beben, que hay que evitar que estén en contactos con otros animales. Del mismo modo, en las granjas hay que separar a las aves por especies o razas, es decir, patos de pollos, y así con todos.

En esta situación, el responsable de ganadería de COAG Andalucía insistió en la tranquilidad de «los productores que, incluso por su propia salud, son los primeros interesados en que haya controles». Eso sí, reconoció que miran con intranquilidad los efectos de esta noticia sobre el consumo, pese a que «los expertos están hartos de decir que esta enfermedad sólo se transmite con el contacto continuado y cercano al animal enfermo, y nunca en la cadena alimentaria».