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Qué bueno que venís

Jerez se prepara para albergar su primer Festival Mundial de Tangos, sumándose así al circuito internacional que incluye a las principales ciudades del planeta

TEXTO: DAVID FIDALGO / FOTOS: JORGE GARRIDO / JEREZ
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Unos ocho años andaba Melchor Campuzano buscando a personas con arrojo -a nivel institucional o privado- que apoyara su idea de celebrar en nuestra ciudad un Festival Internacional de Tangos. Y mira por donde, hoy ya es un hecho gracias al apoyo del Instituto de Cultura y firmas como la de González Byass. Ya lo dijo Carlos Gardel: «Que veinte años no son nada...». Y mucho menos ocho.

«El tango es algo más que baile», nos confiesa su promotor mientras degustamos un gazpacho bien frío junto a una parrillada en el sombreado y fresco patio del siglo XVI en el Damajuana.

Para Melchor Campuzano, «el tango es una cultura universal porque viene del pueblo y se ha mantenido a lo largo del tiempo. Si lo comparas con el blues, el jazz o el flamenco, son músicas netamente urbanas».

El tango vive su esplendor, su florecimiento en la Buenos Aires de los años veinte, «una ciudad en la que no se dormía», en la que «se lo gastaban todo», muchos años antes de confiar en el corralito y en la que se «llegaba a actuar en público hasta tres veces en un mismo día». Una urbe que vivía y aprovechaba las 24 horas del día en un momento en el que el devenir del mundo pendía de un hilo.

El tango no es sólo la sensualidad y ritmo que despierta ante el público una pareja bien pegá y bien conocida. Es andrógino (años 20), y también musical, y cantado... No sólo veremos baile en el recinto del Alcázar el próximo fin de semana. Estarán presentes guitarristas, violinistas y pianistas de fama mundial, y cantantes tanto masculinos como femeninos, «con lo que pretendemos contar un poco durante estos días la historia del tango».

«Es el primer festival que hacemos y lo hacemos presentando esta calidad de participantes, y si llega a ser un éxito, que es lo que me gustaría, continuaremos hacia adelante como ocurre con otro tipo de festivales, como el de flamenco por ejemplo», asegura el máximo responsable y padre del proyecto.

Una idea madurada desde hace mucho tiempo y que ahora ve la luz para incluir a Jerez en un circuito mundial al que ya pertenecen las principales ciudades del mundo: París, Montevideo, Buenos Aires, Nueva York, Berlín, Granada, etc.

En este sentido, Campuzano ha contado con la estimable colaboración de Horacio Révora -responsable del encuentro anual en Granada (dieciocho festivales a sus espaldas)- para organizar este evento.

Melchor Campuzano da por hecho de que «este festival supondrá un antes y un después en la vida cultural de Jerez. Creo que será un auténtico éxito. Ésta es una ciudad grande y ávida de nuevos proyectos musicales y con un público exigente en cuanto a la oferta cultural que se le presentan cada año y que perfectamente se puede llevar a cabo para siempre».

Campuzano exclama sentirse «muy contento», porque el proyecto se haya hecho realidad «tras llamar a muchas puertas durante casi una década».

Este bluesman, viejo rockero, actor de La Zaranda y precursor del «sonido butano» en la década de los ochenta al frente de la banda Inopio, ve cumplido un sueño que nació por el amor al tango heredado de su padre y abuelo, emigrados a la Argentina antes de la II República.

Que Jerez y la provincia de Cádiz cuente con un festival de estas características nos resultaría excéntrico si no es porque al remitirnos a su breve historia, se hace referencia al tango andaluz hacia 1880.

Dice Gobello: «... la guajira flamenca aportó su melodía para la formación de la milonga; la habanera su ritmo; el tango negro, la danza. Luego esa milonga, transformada por esta triple influencia, pasa a llamarse tango por la influencia del tango negro y del tango andaluz».