Ya es Navidad

Las primaveras están en vías de extinción. Los inviernos son menos fríos, los veranos más calurosos, en otoño ya apenas llueve y las campañas electorales no duran quince días, sino más de un año. Estaciones y tiempos distintos para una sociedad que vive con prisa, sobre todo su clase política.

«Y es que ya mismo está ahí la Navidad», comentaba ansioso alguien que será candidato en 2007. Una cercanía relativa, porque quedan cinco meses. Pero la maquinaria electoral ya está engrasada y los duelos en los municipios andaluces de más de 20.000 habitantes están servidos. Problemas de banquillo.

Este es otro mal que azota a todas las formaciones en diferentes lugares.

Renovación, cambio, dar paso a la juventud. Vocablos propios de discursos oficialistas, pero que rara vez se plasman cuando llegan las nominaciones. Acelerar los plazos genera dudas.

Si los partidos y las personas están más pendientes del entramado electoral, qué pasa con el día a día. ¿Ganar para gobernar o gobernar para ganar?

La prioridad de un servidor público siempre debe ser la de solucionar los problemas cotidianos o generales de aquellos que les han votado y de los que no lo han hecho. Políticos que hacen verdaderos encajes de bolillos para que las grandes obras se culminen dentro de los seis últimos meses del mandato.

Se trata de vender una gestión de cuatro años, con grandes fuegos de artificio en las semanas finales.

Algunos alcaldes se han pasado de frenada. En Sevilla, coincide el Metro, el tranvía y otras obras de calado que tienen el centro histórico patas arriba y los nervios de sus vecinos a flor de piel ante tanto socavón y atasco.