Un año del 7-J
Actualizado:El Gobierno y toda la ciudadanía británica recordaron ayer con sencillas y muy sentidas ceremonias los trágicos atentados suicidas de Londres, que el 7 de julio de 2005 causaron la muerte a 52 civiles inocentes. La sociedad inglesa ha recordado a las víctimas con la doble percepción de que la muerte de sus conciudadanos fue injustificable y de que el desafío terrorista si bien no consiguió ninguna de sus reivindicaciones -salida de las tropas británicas de Irak y Afganistán y renuncia a su alianza con Estados Unidos-, está lejos de haber sido derrotado definitivamente; como corroboran las revelaciones, esta misma semana, del jefe de la sección antiterrorista de Scotland Yard sobre la desactivación de cuatro complot terroristas después del 7-J. Es posible que tras el asesinato de medio centenar de conciudadanos, la opinión pública del Reino Unido profundizase en el debate sobre la política del Gobierno laborista en Oriente Medio, pero ni entonces hubo cambios, ni los eventuales que se puedan producir, si es que lo hacen, serán consecuencia del chantaje asesino de los terroristas. Más bien, la verdadera reflexión que se suscitó en Gran Bretaña después de tan brutal ataque fue respecto a su política de inmigración, basada en un abierto multiculturalismo que no impidió que hijos -nacidos británicos-, de inmigrantes pakistaníes y supuestamente integrados en la sociedad que acogió a sus padres se descolgaran por el precipicio del islamismo radical contra sus propios vecinos.
La creación de lo que muchos llamaban ya Londonistán, un baluarte islamista en el corazón del país, se vio confirmada por los sangrientos hechos vividos y obligó al Gobierno a redoblar la vigilancia antiterrorista, dotada automáticamente de un renovado arsenal jurídico y nuevos y poderosos medios policiales y de Inteligencia. En aquellos momentos difíciles, los británicos dieron ejemplo de unidad nacional sin renunciar por ello a un amplio debate social que el Parlamento y la Prensa enmarcaron correctamente. Y ayer recordaron a sus muertos y a los valores por los que fueron asesinados y que ellos seguirán defendiendo juntos.